Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei vuelve de su viaje, donde se reunió con Trump, Kristalina Georgieva y Netanyahu. Se trajo el apoyo explícito del jefe yanqui para zafar de la catástrofe financiera de corto plazo, a costa de más sometimiento y entrega.
Termina una semana de vértigo. Hace apenas siete días, el gobierno de Milei, y en particular, el programa económico de Luis “Toto” Caputo, parecía groggy. El dólar volaba hacia arriba, a pesar de que el Banco Central se había gastado 1.100 millones de dólares para tratar de sostenerlo, las acciones y bonos caían en picada y el riesgo país superaba los 1.600 puntos, vaticinando un virtual default de los próximos vencimientos de deuda.
Apenas unos días después, el dólar volvió a los 1.350 pesos, el riesgo país también bajó los 900 puntos, y las cotizaciones de acciones y bonos subieron. Nada de esto significa que se haya terminado la crisis, sólo se pateó su desenlace para adelante.
El apoyo de Trump
Trump dió, verbalmente, un apoyo total al gobierno de Milei. Como veremos, esto no quiere decir que aparezca “dinero fresco”. De hecho, en la “reunión” de Milei y Trump, que consistió en un rapidísimo encuentro para la foto donde sólo habló Trump y Milei sólo atinó a balbucear “Thank you, Mr. President”, lo único que se llevó el presidente argentino fue la impresión de un tweet enmarcado del propio presidente yanqui.
Al día siguiente, Milei ratificó que su plan económico es a la medida del FMI, en su encuentro con Kristalina Georgieva. Por si faltara algo a la visita, estuvo la reunión del presidente argentino con Netanyahu, donde reafirmó su alineamiento incondicional con el genocida sionista.
Salvataje de cortísimo plazo
Cuando llegó la hora de la verdad, el secretario del Tesoro yanqui informó que se trataba de una ayuda por 20.000 millones de dólares bajo la forma de un swap. O sea nunca llegarán dólares de libre disponibilidad, sino que los Estados Unidos aparecen como “garantes” de que la Argentina pagará sus vencimientos inminentes de deuda. Las explicaciones más específicas, como que los Estados Unidos, comprará deuda argentina (donde entonces esos bonos en vez de deberse a acreedores privados pasarían a ser exigidos por el gobierno yanqui), o que habría algún monto para fortalecer contablemente las reservas, no quedó claro cuando serán efectivizadas. Sobrevuela la sensación de que todo fue una gran puesta en escena para llevarle tranquilidad a los especuladores, pero que para que algo se haga concreto, el gobierno yanqui esperará el resultado de las elecciones del 26 de octubre.
En síntesis, hoy ni siquiera está claro cómo ni cuándo llegará algún dinero (si llega). El anuncio tuvo el objetivo específico de ayudar al debilitado gobierno de Milei en la campaña electoral. Trump incluso exageró diciendo que apoyaba “la reelección” de Milei.
Si algo de los 20.000 millones de dólares comprometidos llegan alguna vez, será más deuda externa a devolver (con sus intereses), con más exigencias y sometimiento, como la que ya aparece de que las transnacionales yanquis tengan “prioridad” en todas las concesiones de saqueo de nuestras riquezas (litio, gas y petróleo en Vaca Muerta o, lo nuevo, las “tierras raras” requeridas por los nuevos desarrollos tecnológicos) desplazando a las empresas de otros países, principalmente las chinas. O el rumor de que nuestro país permitirá la construcción de una base militar yanqui en Ushuaia.
En el medio de esto, el negociado para los monopolios agroexportadores
En su desesperación por conseguir divisas de cualquier manera, el lunes pasado el gobierno sorprendió con la noticia de que eliminaba las retenciones a las exportaciones a los productos agrícolas hasta fin de octubre, o hasta que se cubriera un cupo de 7.000 millones de dólares. Un regalo de 1.100 millones de dólares a ese sector, por impuestos que no se pagarán.
Ya quedaba claro ante el anuncio de que mientras se insistía en que “no había plata” para las y los jubilados, el Garrahan y las universidades, sí lo había para los monopolios agroexportadores. Pero fue peor aún. En apenas dos días, un grupo reducidísimo de transnacionales del sector (Dreyfuss, Bunge, Cofco, Cargill, ADM) se quedaron con la casi totalidad del beneficio, dejando afuera a los productores agropecuarios pequeños, medianos e incluso a la mayoría de los grandes. El escándalo fue tan grande que hasta la Sociedad Rural tuvo que salir a hacer una queja formal. Y pedir que se reabriera y ampliara el cupp.
Claro que ello no sucederá, por la propia lógica del sometimiento a los intereses yanquis. Es que las empresas agrícolas yanquis salieron a exigir que se volvieran a colocar las retenciones para así “encarecer” la soja y el maíz argentino y que éste no pudiera ganar el mercado chino. Milei y Caputo, genuflexos al extremo los dos, obviaron siguieron también en esto las órdenes del amo norteamericano.
Un “salvataje” que no resuelve ninguna de las necesidades populares
La montaña rusa financiera que se vivió en apenas una semana, le permitió hacer fortunas a los especuladores bursátiles y a los banqueros. Les dió un seguro de que van a cobrar a los acreedores privados. Pero absolutamente nada de todo esto deja mejoras para los sectores populares. Para el pueblo trabajador siguen la motosierra, los salarios y jubilaciones pulverizados y la recesión económica. También la perspectiva, debido a la exigencia del FMI, de que lo que vendrá en el futuro será aún más ajuste y el intento de avanzar con las llamadas “reformas estructurales”: flexibilización laboral, reforma fiscal (quitarle más recursos a las provincias, que pegará directamente sobre salud y educación) y reforma previsional, que liquidará más aún las ya maltrechas jubilaciones presentes y futuras.
Ante esta realidad y este horizonte de futuro, será fundamental seguir la pelea contra el ajuste de Milei, los gobernadores y el FMI. Estar más fuerte para hacerlo requiere votar a la única fuerza que, además de apoyar todas las luchas, tiene un programa alternativo para que la crisis no la pague el pueblo trabajador: el Frente de Izquierda Unidad.
Juan Carlos Giordano, abogado argentino y diputado del partido Izquierda Socialista, le dijo a BBC Mundo que él es el único diputado de su país a bordo de la flotilla.
"El objetivo nuestro es intentar romper el bloqueo y que la ayuda humanitaria le llegue de manera directa a las niñas y niños y al pueblo de Gaza", afirmó.
En cuanto a la idea de la primera ministra de Italia de que la flotilla entregue la ayuda a la Iglesia católica en Chipre, Giordano señaló:
"Fruto de que el día lunes ha habido una huelga general muy importante de la clase obrera italiana y ha habido movilizaciones muy grandes para despedir a la flotilla que partió desde ese país, Meloni estuvo obligada a través de su ministro de Defensa a decir que ponía una fragata.
"Pero al otro día dijo que tenemos que entregar la ayuda a Chipre. Todo eso es funcional al Estado de Israel. Porque la ayuda humanitaria es para romper el cerco y que cualquiera con los camiones que hay en Rafah pueda ir, para que esa ayuda llegue en forma directa al pueblo palestino.
"En Gaza hay gente que se juega la vida, Médicos sin Fronteras, organizaciones internacionales, Amnistía Internacional y aparte están los propios comités de sindicatos de trabajadores independientes de Palestina. Son a ellos a los que nosotros le queremos llevar la ayuda humanitaria y por eso queremos llegar a Gaza", señaló.
Giordano dijo que los integrantes de la flotilla son conscientes del peligro que corren.
"Pero, como decimos en la flotilla, es el riesgo mínimo que podemos asumir ante la matanza directa de manera genocida que sufre el pueblo palestino. Nosotros no somos mártires, no somos héroes, evidentemente tenemos ciertos temores, pero el riesgo lo hemos asumido de un primer momento con la convicción de que estamos en lo correcto, porque nosotros ponemos el cuerpo, pero nos sentimos siendo parte de ese grito global de los millones de movilizados en el mundo.
"Recién acabamos de hacer una reunión de toda la delegación de la embarcación Sirius y dijimos que estamos orgullosos de seguir adelante. Todo vale para apoyar a un pueblo tan desesperado y tan necesitado como lo es el pueblo de Gaza, de manera que eso es lo que nos mueve a pesar del temor y el riesgo personal".
Nota completa en la BBC
Petitorio de apoyo a la Flotilla
Escribe Adolfo Santos, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Bajo la consigna del título, este lunes 22, gran parte de Italia se plegó a una huelga general para repudiar el genocidio en Gaza, apoyar a la Flotilla Global Sumud y exigir al gobierno de Giorgia Meloni que rompa relaciones con Israel y reconozca al Estado Palestino. Este gesto de solidaridad con Gaza consolida una movilización mundial que crece de manera ininterrumpida, hoy habrá decenas de ciudades con manifestaciones alrededor del planeta.
La lucha ha conseguido que en estos días cuatro nuevos países han reconocido al Estado Palestino, Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal. Una de esas expresiones es la flotilla que navega rumbo a Gaza para intentar abrir un corredor humanitario que alivie la hambruna generada por los ataques del Estado terrorista de Israel.
El paro, convocado por la Unión de Sindicatos de Base (USB), fue acatado por miles de personas en gran parte de Italia y recibió un fuerte apoyo de colectivos estudiantiles de diferentes niveles y de docentes que suspendieron las clases para sumarse masivamente a las movilizaciones. La huelga afectó a puertos, transporte terrestre, educación, sanidad, logística y bomberos. Esta acción le dio continuidad a otro paro de cuatro horas, también en defensa de Gaza, organizado el viernes 19 por la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), uno de los sindicatos más importantes del país. Según la USB, “los principales puertos de Italia, el 90% del transporte público y el 50% de los ferrocarriles quedaron bloqueados”.
En la estación central de Milán se produjeron enfrentamientos con la policía cuando grupos de manifestantes intentaron acceder al interior de la terminal para interrumpir la circulación de trenes. En Roma, se concentraron 100 mil personas que bloquearon los accesos a la estación Termini, la principal de ferrocarril de Roma y de Italia, lo que originó un gran caos con una multitud de viajeros y turistas que pretendían acceder a ese transporte. Algo similar sucedió en la estación Porta Nuova de Turín. En Bolonia, se manifestaron 50 mil personas y se interrumpió el tránsito en la autopista A-1. En Nápoles, se calculan 40 mil manifestantes, mientras que en la región de Toscana grupos de personas cortaron la autopista Florencia-Pisa-Livorno.
El bloqueo en los puertos tuvo un gran impacto. La Unión de Sindicatos de Base, que participa en la organización de la flotilla rumbo a Gaza, cumplió su promesa de paralizar estas terminales en defensa de Gaza y de la Flotilla Global Sumud. El puerto de Génova quedó bloqueado, lugar desde donde partieron las embarcaciones italianas que se unieron a las salidas desde Barcelona, con 200 toneladas de víveres donadas por ciudadanos. También se bloqueó el puerto de Marghera, en Venecia. Las protestas se extendieron a Livorno, Trieste, Ancona y Civitavecchia (cerca de Roma y principal puerto de cruceros y ferris del centro del país). En Ravenna, los trabajadores portuarios detuvieron días atrás dos contenedores que se dirigían a Israel.
La solidaridad con Gaza, con el pueblo palestino y con la flotilla humanitaria que intenta romper el bloqueo sionista se extiende con fuerza creciente. Frenar los crímenes del sionismo, apoyado por el imperialismo mundial, y exigir la ruptura de relaciones comerciales, diplomáticas y militares con el Estado de Israel es una tarea urgente para las masas del mundo. Si las potencias pensaron que al transmitir un genocidio televisado lograrían intimidar a los pueblos, están provocando el efecto contrario: la mayor muestra de solidaridad mundial de la historia. Las movilizaciones, las huelgas y la Flotilla Global Sumud (de la que somos parte con el Diputado Nacional Juan Carlos Giordano y Ezequiel Peressini, dirigente de la UIT-CI) con ayuda humanitaria, entre otras acciones, multiplican las voces que exigen: basta de genocidio. Por una Palestina única, libre, democrática y no racista, del río al mar.
Escribe José Castillo, dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei y su ministro Caputo viven su peor momento. Un gobierno en crisis, ve como vuelan el dólar y se le diluyen las reservas. Una vez más, está sobre la mesa quién pagará la crisis: si el pueblo trabajador o los que se están beneficiando con ella.
No alcanzan los adjetivos. Desastre, caos económico, corrida cambiaria. “Esquema cambiario bajo estrés” titulaba el viernes 19 a la tarde, tras el cierre de los mercados, el hasta ayer oficialista La Nación+. La periodista Cristina Pérez, que conducía el programa arrancó diciendo: “este título se queda corto”.
El viernes 19 por la tarde, el dólar cerró a 1.575 pesos, bien por encima de la banda cambiaria establecida en su momento con el FMI. Recapitulemos, en los días previos el gobierno ya venía vendiendo dólares “de callado” y haciendo todo tipo de maniobras. La semana pasada reconoció que estaba entregando dólares del tesoro. Pero desde el miércoles 17, ya abiertamente, el Banco Central empezó a liquidar públicamente los dólares de las reservas, los mismos que había entregado el FMI con el compromiso de que no se usarían para esto, ya que tenían como destino el pago de los próximos vencimientos de deuda externa, en particular el de enero próximo, de 4.600 millones de dólares. La progresión fue geométrica, el jueves 18 vendió 379 millones, pero el viernes 19 tuvo que hacerlo por el doble: 678 millones. En sólo tres días se desprendieron más de 1.100 millones de dólares. Y así y todo no están pudiendo contener la corrida especulativa. Mientras tanto, el riesgo país voló por encima de los 1.500 puntos, el Merval (índice de la Bolsa de Valores de Buenos Aires) se fue a pique, tanto en acciones como en bonos. Por supuesto, hierven las especulaciones financieras, con algunos buitres que ya se acomodan ganando millones.
El ministro Luis “Toto” Caputo volvió a decir en su medio favorito (el canal de streaming Carajo, del Gordo Dan, lo que ya es todo un símbolo de la seriedad del propio funcionario): “Vamos a vender hasta el último dólar”. Los buitres especuladores y las consultoras que asesoran a las grandes empresas lo escuchan y se preguntan: “¿y después qué?”, o “¿cuánto tiempo se pueden seguir vendiendo reservas de esta manera?”.
Scott Bessent: la nueva carta de Milei
Decenas de economistas del establishment hacen cola en los medios para pegarle al gobierno, al ministro Luis “Toto” Caputo en particular. La ola de rumores, que salían del seno de las propias patronales y sus cámaras empresarias, iban y venían, incluyendo supuestas “salidas” del ministro.
El viernes 19 por la tarde en Córdoba, Milei buscó calmar la situación diciendo “estamos muy avanzados”, refiriéndose a un hipotético préstamo de emergencia por parte del gobierno de los Estados Unidos. Algunos hablan de un swap de monedas (parecido al préstamo de China). Préstamo que ni siquiera está confirmado, ya que había sido mencionado como posible por el secretario del Tesoro yanqui, Scott Bessent, en abril pasado. Pero, por ahora, nadie más volvió a hablar del tema en los Estados Unidos. Recordemos que Milei en casi dos años ni siquiera logró una reunión formal con Trump.
¿Quién va a pagar este estropicio?
Milei lleva casi dos años ajustando salvajemente al pueblo trabajador. Pulverizaron salarios y jubilaciones, se perdieron centenares de puestos de trabajo, se está reventando la educación y la salud pública, se cerraron decenas de organismos públicos, se dejó en la intemperie a más de cien mil personas con discapacidad, se está produciendo una virtual liquidación de la investigación en Ciencia y Técnica. Es la famosa “motosierra” de la que se jacta el presidente. Acompañado por la más fenomenal corrupción, enquistada en el propio corazón del gobierno con Karina Milei. Todo con el objetivo de cumplir con las exigencias del FMI y garantizar los pagos a los buitres acreedores.
Ahora, aquel a quien Milei llamaba “el mejor ministro de Economía de la historia argentina”, junto con el propio presidente, que se auto postuló para el premio Nobel de Economía, chocaron la calesita. En medio de sus derrotas políticas, la de las elecciones de provincia de Buenos Aires, y la caída de los vetos, de las multitudinarias movilizaciones y de la bronca popular creciente, están vendiendo los mismísimos dólares que deberían estar reservados para los buitres acreedores. Algo insostenible, que hace que muchos especuladores hoy los abandonen.
Por supuesto, más allá de cómo sea el desenlace de esta crisis aguda, es obvio que las patronales, el establishment financiero y el FMI tratarán de que la pague, una vez más, el pueblo trabajador, con más ajuste, miseria, hambre y marginación.
Por supuesto que, ante este escenario, hoy más que nunca, hay que seguir en la calle, siguiendo el ejemplo de la multitudinaria Marcha Federal del miércoles 17. Y redoblar la lucha, exigiendo a la burocracia de la CGT que rompa su ya escandaloso pacto con el gobierno y llame a un nuevo paro general, de 36 horas y un plan de lucha para derrotar el plan motosierra de Milei y el FMI.
A nadie se le escapa que una parte importante de esta coyuntura se define políticamente el 26 de octubre. Por eso la pelea es en las calles, pero también en las elecciones.
Es fundamental debatir cuál es la salida. El peronismo no es solución. El propio Axel Kicillof dijo en estos días que considera “infantil” romper con el FMI. ¡Cuándo de eso se trata, justamente! Por eso hay que apoyar, fortalecer y votar en octubre al Frente de Izquierda Unidad, para que haya más diputadas y diputados de la única fuerza que plantea un auténtico programa alternativo obrero y popular que empieza por romper con el FMI y dejar de pagar la deuda externa, para que esa plata vaya a las urgentes necesidades populares.
Escribe Mercedes De Mendieta, diputada nacional de Izquierda Socialista (FIT-Unidad)
Muy por arriba de los dos tercios, por cómodas mayorías de 181 y 174 votos respectivamente, la Cámara de Diputados rechazó los vetos de Milei contra el Garrahan y las universidades públicas. Hay que continuar la movilización, para lograr no sólo tirar abajo el veto definitivamente en Senadores, sino para derrotar la motosierra de Milei y el FMI, haciendo realidad el anhelo popular que ya se palpa en las calles: ¡Basta de Milei!
Fue una jornada emocionante, una multitudinaria Marcha Federal donde lo que primó fueron las impresionantes movilizaciones, no sólo en la Plaza del Congreso, sino a lo largo y ancho de todo el país. Desbordó el Congreso, pero también fueron gigantescas las manifestaciones desde Jujuy a Ushuaia, con decenas de miles en Córdoba, Rosario y otras ciudades. Estudiantes, docentes y no docentes universitarios, pero también las comunidades educativas de los niveles inicial, medio y secundario, con centros de estudiantes, sindicatos, sectores del peronismo, del radicalismo y la izquierda se unieron a las y los trabajadores del Garrahan, junto a miles y miles de trabajadoras y trabajadores de otros gremios, jubiladas y jubilados y jóvenes. Fue importante la participación del sindicalismo combativo, con Ademys, la Unión Ferroviaria Seccional Oeste, la multicolor del Suteba, AGD UBA y miles de compañeras y compañeros de cuerpos de delegados y listas opositoras a la burocracia. Muchos iban preparados para “acampar” esperando un largo debate. La crisis del gobierno tras la elección bonaerense del 7 de septiembre, la bronca creciente y el peso de la movilización, que hasta obligó a la CGT a salir de su letargo y anunciar que estaría presente en la marcha, hicieron que todo se resolviera relativamente rápido, en pocas horas de debate y con una votación casi simultánea contra el veto al Garrahan y a las universidades. Las explosiones de algarabía cuando se conocieron cada uno de los dos resultados de las votaciones y la alegría y el festejo que reinaba en la desconcentración posterior, mostraban el nuevo “clima de época”: el pueblo trabajador se siente cada vez más fuerte para derrotar el super ajuste de Milei.
“¡Hay que ser miserable para vetar al Garrahan y a las universidades!”
Así comencé mi intervención en el Congreso. Porque había que marcar a fuego lo que pretende hacer este gobierno ultraderechista. Afuera comenzaba la concentración de la Tercera Marcha Federal y miles y miles ya estaban confluyendo en la Plaza Congreso: eso era lo fundamental, que iba a obligar a las y los diputados votar contra el veto. Por eso reivindiqué a las y los trabajadores docentes y no docentes, al movimiento estudiantil, señalando mi orgullo de ser parte como profesora y como egresada de la universidad pública: “si hoy cae el veto va a ser gracias a la movilización, a la Tercera Marcha Educativa que veníamos reclamando desde los sectores combativos, gracias al apoyo popular que se viene pronunciando en defensa de la salud y la educación públicas. Esos miles hoy lograron algo muy importante: que aparecieran los que estaban transando con el gobierno, el regreso de los muertos vivos, lograron que hoy hasta convoque la CGT. Pero le quiero decir a la CGT que hoy tendría que haber llamado a un paro nacional contra los vetos. Porque necesitamos un plan de lucha y un paro nacional para seguir derrotando la política de este gobierno que viene siendo repudiado en las urnas y en las calles. Porque cada vez son más los que dicen que este es un gobierno ajustador, que es un gobierno represor y además que es un gobierno coimero, que tiene a Karina Milei a la cabeza de una red de corrupción”.
Lo que se decía adentro del Congreso ya tenía su correlato afuera, donde uno de los cánticos era: "Diputados, diputados, no se lo decimos más, si no tiran ese veto, qué quilombo se va a armar".
¿Cómo la seguimos?
El crecimiento de la bronca popular hizo que hoy aparezcan votando contra el veto muchos de los que el año pasado fueron cómplices del gobierno, votando leyes o permitiendo que pasaran los vetos anteriores.
Por eso es muy importante remarcar, mientras festejamos este abrumador voto mayoritario, quienes fuimos, somos y seremos los que siempre estamos del mismo lado, las y los diputados del Frente de Izquierda Unidad. Denunciado adentro y afuera del Congreso, acompañando, organizando y siendo parte de todas las luchas contra el plan motosierra de Milei y el FMI. Exigiendo a la CGT que rompa el pacto y llame a un nuevo paro nacional de 36 horas y un plan de lucha.
Así hoy pudimos gritar dentro del recinto del Congreso lo que cantamos miles de veces en las calles, en cada movilización: “al Garrahan se lo defiende” y “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”.