Apr 28, 2024 Last Updated 4:33 PM, Apr 27, 2024


Escribe José Castillo

Finalmente se conoció el famoso mecanismo de segmentación de tarifas con el que, según el gobierno, se hará “justicia social” con la suba de los valores de los servicios públicos privatizados.

Es un auténtico escándalo. Muy lejos quedaron las promesas de un verdadero trabajo de segmentación, donde se garantice que los que no pueden, efectivamente no tengan que pagar el aumento. Durante meses se habló, y hasta se dio a conocer un mapa geográfico donde estarían las zonas ricas, a las que se les quitaría el subsidio. Luego, se agregó que ello se cruzaría con otro mapa, ahora de ingresos. Así, supuestamente, quien no pudiera afrontar el tarifazo, se vería exento, bien por la zona donde habitaba, o bien por percibir ingresos bajos.

Finalmente, el gobierno optó por dividir a la población por ingresos, exclusivamente. Pero estableció una trampa terrible: será obligación anotarse en un formulario para declarar que el grupo familiar percibe menos de 350.000 pesos mensuales y no tiene tres propiedades, para no ser afectado plenamente por el tarifazo. Ya podemos anticipar lo que va a pasar: montones de personas que, por infinitas causas, no completen el formulario van a ser víctimas del inminente tarifazo. ¿Por qué no se hizo al revés, exceptuando de hecho a la inmensa mayoría que hoy está bajo la línea de pobreza y no puede pagar, para luego identificar y aumentar las tarifas al resto? La respuesta es simple: lo que les importa es que la mayor parte de la población posible, por una vía o por otra, termine pagando esos aumentos de tarifas.

Digámoslo claramente. Al gobierno del Frente de Todos lo único que le interesa es cumplir con la exigencia del FMI: reducir los subsidios a las privatizadas, pero a la vez garantizarles la continuidad de sus superganancias. Para eso, el pato de la boda son, sin dudas, los usuarios. Ellos deberán pagar la diferencia. Así de simple.

Nos oponemos a cualquier tarifazo. Pero, a la vez, tampoco aceptamos que se siga subsidiando a quienes nos roban por no invertir un peso y nos brindan un servicio de pésima calidad. Por eso, lo necesario es proceder a reestatizar todas las empresas de servicios públicos privatizados, poniéndolas a funcionar bajo gestión de sus propios trabajadores y usuarios. Y  asi otorgar una tarifa social a quien la necesite.


Escribe José Castillo

Producto de la invasión de Putin a Ucrania, los precios de la soja y otros productos de exportación de nuestro país están en precios récord, por las nubes. Los valores contables de las exportaciones son altísimos, reflejando, a la vez, las superganancias que se están embolsando los grandes monopolios transnacionales del sector (Bunge, Cofco, Dreyfuss, ADM, Glenncore, etcétera). Sin embargo, las reservas del Banco Central no crecen, o lo hacen a cuentagotas.
Aclaremos: cuando decimos que “Argentina” exporta, en realidad no estamos siendo exactos: los que exportan son estos monopolios que citamos más arriba. Pero después no ingresan al país la mayoría de los dólares que reciben. Un porcentaje importante “desaparece” por maniobras como subfacturación o directamente vendiendo en negro, contrabandeando. Otra parte se fuga por el simple expediente de no cobrar y guardar ese dinero afuera, rumbo a su casa matriz.
Lo que efectivamente ingresa, se va automáticamente por otras alcantarillas. Hay grandes empresas que piden dólares para importaciones, pero en realidad sobrefacturan (o sean ponen precios más altos que los que tienen que pagar) y así se embolsan esas divisas a la cotización oficial. A lo que le tenemos que sumar el dinero que se va por especulación financiera (de nuevo, grandes jugadores que compran dólar Contado con Liquidación, que es la forma “legal” de conseguir dólares y enviarlos al exterior).

Todo esto genera que el gobierno no logre quedarse con casi nada de todos esos dólares que ve pasar bajo sus narices. Así va camino a no poder cumplir una de las metas exigidas por el FMI, haber aumentado para fin de año las reservas en 5.000 millones de dólares. Por supuesto que el Fondo exige esa meta para así asegurarse de que  va a cobrar su deuda de más de 45.000 millones de dólares.

Los grandes especuladores “huelen” que el gobierno de Fernández va camino a quedarse sin dólares dentro de un par de meses. Y empiezan a salirse de las colocaciones a altísimas tasas de interés (la famosa bicicleta financiera), procediendo a comprar más y más dólares. Buscan anticiparse a una futura devaluación.

En todo este juego, donde entran el FMI, los grandes monopolios exportadores, las empresas que lucran con la importación y los especuladores financieros, el único espectador es el pueblo trabajador., que, como todos sabemos, terminará pagando los platos rotos. Porque cada aumento del dólar termina repercutiendo a corto plazo en más inflación.

El FMI exige que el gobierno junte dólares para pagar la deuda. Los especuladores tratan de robárselos ellos ¿Cuál es la salida? Hay que terminar con todo este circuito especulativo. Hace falta nacionalizar el comercio exterior, para que sea el estado quien venda y reciba directamente las divisas, quien compre los insumos fundamentales a precios reales y en las cantidades necesarias y no a los valores ficticios como sucede hoy en día. Y también nacionalizar la banca, para terminar con la otra “pata” de todo esto: la especulación financiera y fuga de divisas.

Solo así podremos fortalecer las reservas para tener las divisas que necesitamos para adquirir los productos esenciales que hoy, por diversas causas, no producimos. Porque para eso las necesitamos: no para pagar la inmoral e ilegal deuda externa, tal como exige el FMI.

Escribe Claudio Funes

Mauricio Macri y Javier Milei hablaron durante más de una hora por Zoom. Lo más jugoso del encuentro fue la propuesta del “libertario”. Ante las elecciones presidenciales del próximo año le planteó al ex presidente la concreción de una alianza. Le habló de la posibilidad de explorar algún mecanismo para competir en las PASO sin el radicalismo y la Coalición Cívica. Milei, en el intento de convencerlo, hasta le ofreció acompañarlo si él perdía.

Macri se encuentra en medio de un dilema. Milei viene de obtener el 17% de los votos en las elecciones legislativas de 2021 y hoy, según la mayoría de los encuestadores, tendría un número similar en todo el país. Comparte con él ideas que propone aplicar en su “segundo tiempo”; el ajuste que no pudo o no se animó a llevar a cabo durante sus cuatro años en la Casa Rosada. También comprende que un sector de sus votantes más de derecha lo mira con gran simpatía.
Pero si opta por romper la alianza patronal perdería la estructura política nacional que le otorga Juntos por el Cambio, fundamentalmente, la UCR.

Los coqueteos entre Macri y Milei ejercen una acción recíproca en las internas de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza. Sus aguas se agitan.

La UCR, con Gerardo Morales a la cabeza, salió al cruce de Macri “Si querés romper Juntos por el Cambio, lo mejor es decirlo concretamente”.  Pero los asesores del empresario aseguran lo contrario, que es el radicalismo el que tantea ir por afuera al verse perdedor en las internas.

Esta disputa creciente entre los distintos candidatos patronales de Juntos por el Cambio se da en momentos de gran debilidad del gobierno del Frente de Todos; con la bronca popular creciente y la pelea pública entre el presidente y su vice. Atascados en su propio barro no pueden vender una imagen que los diferencie del gobierno peronista. En definitiva, Macri, Milei y demás presidenciables del espacio patronal opositor, no son más que políticos calculadores al servicio del gran capital y las multinacionales, que se pelean por servir al imperialismo con más ajuste al pueblo trabajador y los sectores populares.

Escribe Mariano Barba

En el gobierno nacional discuten todo tipo de medidas para cumplir el pacto con el FMI; no solo no dan respuesta de fondo a los desocupados, sino que pretenden congelar los planes y los montos asignados para poder sobrevivir. Una verdadera catástrofe se abate sobre millones de argentinos que no tienen trabajo. La pobreza crece con cada punto de inflación. Por eso siguen movilizándose las organizaciones de la Unidad Piquetera.

Desde las primeras horas de la mañana del jueves 16, masivas columnas de las organizaciones sociales ocuparon la avenida 9 de Julio a lo largo de unas quince cuadras centrando el reclamo  frente al edificio del Ministerio de Desarrollo Social. Además del Polo Obrero participaron Barrios de Pie, el MST-Teresa Vive, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), el Bloque Piquetero Nacional y el Frente Popular Darío Santillán entre otras organizaciones. Las demandas piqueteras exigen que “haya más empleo genuino y alimentos para los comedores”. Apuntan también a que desde el Ministerio amplíen el cupo del programa “Potenciar Trabajo”, hoy congelado por el ministro Zabaleta. El monto de los planes alcanza apenas 16.500 pesos.

Es automática la relación del crecimiento entre la inflación y la pobreza. El índice inflacionario que se publica mensualmente genera un nuevo y creciente número de pobres. Índices que no paran de crecer el uno y el otro. Por la inflación crecen  los precios de los bienes y servicios por encima de los ingresos de los pobres. El Indec acaba de publicar el aumento de precios de productos básicos que en el último año superaron al índice de inflación; por ejemplo la harina un 93%, el pollo un 83%, el azúcar un 77%, y así muchos más. La pobreza se mide con la Canasta Básica Total (CBT) del Indec. Hoy el porcentaje de pobres, que alcanzaba en un 37,5 % en enero, va camino a superar rápidamente el 40 %, y el de la indigencia al 10 %. Una situación extrema si además sabemos que a fines del 2021 el 64,9% de los niños y niñas y adolescentes viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza y el 14,7% por debajo de la frontera de la indigencia. Los trabajadores en negro, precarizados y desocupados que suman cerca de diez millones, están en una encerrona en la que el sistema capitalista y el gobierno del Frente de Todos han metido. El pacto con el FMI profundiza el ajuste del gobierno peronista de Alberto, acompañado por los gobernadores de todos los partidos patronales. Por eso la perspectiva es que las acciones de las organizaciones de desocupados combativas se transformen en una movilización casi permanente.

¿Se viene otro acampe?

Hasta ahora los refuerzos otorgados  por el gobierno como el bono de dos cuotas de 9.000 pesos son totalmente insuficientes y alcanza para apenas una bolsa de alimentos. Por eso, esta semana la Unidad Piquetera prepara una nueva concentración  en la Avenida 9 de Julio. En medio  de la anterior fueron convocados por el ministro Juan Zabaleta para este miércoles 22. Ante esto Eduardo Belliboni  (dirigente del Polo Obrero) señaló que se encuentran en “estado de alerta máxima”, agregando que “esto no se aguanta más, si no hay respuestas a lo que pedimos, acamparemos, y no solo acá (por la 9 de Julio) sino en todas las ciudades del país”. Estas organizaciones piqueteras combativas nuevamente movilizarán a miles de desocupados, y definirán según lo que anunciaron, un acampe si no hay respuestas a sus reclamos.

Desde Izquierda Socialista hacemos nuestras las demandas de los piqueteros y apoyamos su lucha por conquistar sus reclamos, como el aumento inmediato del monto y la cantidad de los planes sociales, la asistencia a comedores populares, el acceso a una vivienda digna, y salud y educación públicas de calidad, al mismo tiempo que seguimos exigiendo trabajo genuino para todas y todos.
 


Escribe Mariano Barba

Cuando los movimientos de desocupados combativos reclaman trabajo genuino sin precarización laboral están dando en la tecla de uno de los principales reclamos de la clase trabajadora argentina. La existencia de millones de desocupados es un flagelo capitalista mundial.  En nuestro país, la respuesta del gobierno son los subsidios y distintos planes sociales que apenas morigeran un poco el drama de no tener un trabajo digno.  Ante la falta de trabajo privado, los que no entran en el sector público caen directo en la informalidad. Ya suman 7,6 millones los trabajadores informales, de los cuales 5 millones son asalariados no registrados y otros 2,6 millones cuentapropistas no registrados. A todo esto hay que sumarle más de 2 millones de personas aptas para trabajar que no tienen ningún ingreso.

Solo una salida de fondo puede generar los millones de puestos de trabajo genuinos que se necesitan. Desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad proponemos (como lo hicimos con proyectos de ley de nuestro compañero diputado Giordano y nuestra compañera la diputada Schlottauher) la construcción de 500 mil viviendas que daría ocupación a dos millones de personas en forma directa y empezaría a resolver el déficit habitacional del país que alcanza a cuatro millones de casas. La construcción de obras públicas como escuelas y hospitales, también incrementarían la ocupación genuina. ¿De dónde sacar los fondos? Del no pago de la deuda al FMI y a los acreedores privados. Esta es la única propuesta realista. Claro que este gobierno no está dispuesto a aplicarla porque todo el esfuerzo del pueblo trabajador va para pagarle al Fondo y a los buitres de la deuda.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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