Devaluación del peso: ¿Quién se beneficia y quién se perjudica?

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

El gobierno de Cristina ha producido una feroz devaluaciónEl gobierno de Cristina ha producido una feroz devaluación, llevando el dólar oficial a 8 pesos y el blue a casi 13. Esto desató una brutal alza de precios, carcomiendo ferozmente salarios y jubilaciones. La patronal en general, y exportadores y especuladores en particular, son los únicos beneficiados

Escribe: José Castillo

El jueves 23 de enero, Kicillof, junto al jefe de Gabinete Jorge Capitanich, anunció la mayor devaluación del peso desde enero de 2002. La moneda perdió frente al dólar el 16 por ciento en un día, 23 por ciento desde la asunción de los nuevos funcionarios en noviembre y un 60 por ciento con respecto a un año atrás. El ministro aseguró cínicamente que esa “corrección cambiaria” (así la llamó), no debería afectar a los salarios ni provocar subas de precios.

¡Mentira! La inflación, que ya venía subiendo violentamente desde octubre, pegó un salto descomunal. Los productos de consumo masivo subieron entre un 30 y un 50 por ciento El incremento del nivel de precios de enero cerrará entre un 4 y un 5 por ciento mensual, lo que significará una inflación anual por arriba del 50 por ciento

¿A quién perjudica esto?

Los trabajadores de todas las categorías, en blanco o en negro, efectivos o tercerizados, estatales o del sector privado, el conjunto de los jubilados y los receptores de planes sociales, han sufrido un violentísimo saqueo a su bolsillo. Hoy pueden comprar muchísimo menos que antes de la devaluación.

Con la devaluación automáticamente aumentan todos los precios. ¿Por qué? En parte porque una parte muy importante de los productos que se consumen en nuestro país son importados, y entonces “automáticamente” suben igual que el valor del dólar. Es el caso de muchísimos medicamentos o de casi todos los insumos de computación. Otros bienes, si bien se producen localmente, tienen muchísimos componentes importados (en algunos casos, como los automóviles, casi el 80%). Son mayores costos que los empresarios automáticamente pasan a los precios. Después tenemos los productos que se exportan, como los alimentos. Allí también, los empresarios calculan “a cuanto se podría vender en el exterior” (en dólares) y luego lo “traducen a precios locales”. Y, por supuesto, en el río revuelto de todo esto, no faltan los que, por el poder monopólico que tienen, aprovechan para remarcar precios y ampliar sus ganancias.

Cualquiera puede comprobar esta corrida de los precios con sólo ir al supermercado, a la farmacia o a cualquier comercio. A nadie engañan las innumerables “puestas en escena” de Kicillof y Augusto Costa (el secretario de Comercio, sucesor de Guillermo Moreno) con los empresarios de los principales sectores, ni los carteles de “precios cuidados”: todo sube (o no está) en las góndolas. Y lo peor no ha llegado aún: todavía falta el “rebote” sobre el precio de los combustibles: la nafta Premium, que ya había llegado a 10 pesos el litro a principios de enero, ya está subiendo en el interior del país (el gobierno autoriza aumentos donde “no se note”, como le dijeron cínicamente a las petroleras). Al mismo tiempo, desaparecen a velocidad astronómica las cuotas en las tarjetas de crédito (ver “aumentan las tasas de interés”, en esta misma página).

¿Quiénes se benefician?

Toda la patronal que opera en Argentina (nacional y extranjera) salió a aplaudir la “devaluación. Es que a todas las beneficia la caída del salario real. Los más beneficiados son, obviamente, los exportadores: a ellos se les redujo sustancialmente el “costo salarial” medido en dólares. Pero a la vez recibirán más pesos por cada dólar que obtengan de sus ventas.

Los que van a ganancia pura son los grandes pulpos multinacionales exportadores de granos (Cargill, Dreyfuss, Nidera). Los aproximadamente 4.000 millones de dólares que tienen “guardados” en sus silobolsas, hoy ya valen un 50% más que cuando lo cosecharon. E incluso pueden darse el lujo de “seguir esperando”, ya que no hay ninguna seguridad de que el gobierno no le pegue aún otra subida al dólar, ampliándoles la super ganancia.

Los que venden artículos importados o producen bienes con componentes importados (la gran mayoría de la industria), lejos están de haber “perdido” con la devaluación: la remarcación de precios, incluso por valores muy superiores al aumento real de sus costos, ha sido impresionante. Kicillof y Capitanich “los retan en público”, “exigen” que los productos vuelvan a los valores de antes de la devaluación, pero a la vez sostienen que los acuerdos de estos días son “voluntarios” (salvo los “precios cuidados”, no hay nadie que esté obligado legalmente a no remarcar) y anuncia que “castigará a los especuladores” con la ley de lealtad comercial, que sólo permite multas menores, y no con la Ley de Abastecimiento, que autorizaría a multas mayores, clausuras o hasta expropiaciones y prisión para los que la violen.

Una mención particular entre los “ganadores” merecen los pulpos especuladores. Bancos, casas de cambio, corredores de bolsas y cuevas de todo tipo, obtuvieron (y siguen obteniendo) ganancias astronómicas simplemente por haber “apostado al dólar” contra cualquier otra inversión. La deuda externa nacional (y las de las provincias que emitieron bonos en dólares) también se incrementa en forma sustantiva, presionando contra los ingresos fiscales y augurando la futura “temporada de ajustes”.

A la clase trabajadora y al conjunto de los sectores populares sólo les queda salir ya a pelear contra este brutal ajuste contra sus condiciones de vida. Ese es el capítulo que se viene, y el que definirá quién terminará pagando los platos rotos de esta crisis: si los trabajadores o los capitalistas.


El robo de los precios cuidadosEl robo de los precios cuidados

Este cuadro muestra la suba sideral de los denominados precios “cuidados” (columna B). La tercera columna (C), otra suba de precios “cuidados” autorizada por el gobierno después de la devaluación. La cuarta columna (D) grafica la suba de los precios “no cuidados” (liberados), que subieron en promedio un 50% de diciembre a hoy. 


Con $ 100 ya no se hace nadaCon $100 ya no se hace nada

Lo que se puede comprar con 100 pesos hoy, comparados con los 500 precios “congelados” por Moreno el año pasado.

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