La elección de Tucumán resultó un nuevo escándalo, y la brutal represión, otro tanto (ver página 3). El “triunfo” del Frente para la Victoria con el ex ministro Manzur -apoyado por Cristina y Scioli-, estuvo teñido de todos los condimentos: patotas de la interna del PJ gobernante robándose y quemando urnas, tiros, periodistas golpeados por filmar entregas de bolsones, y el más puro clientelismo K pagando para que la gente los vaya a votar. En muchas localidades hubo más de cien boletas en el cuarto oscuro, 25.000 candidatos y decenas de fiscales tipo patotas del PJ. La represión desatada indica hasta dónde puede llegar el kirchnerismo para mantenerse en el poder.

Otra vez, más de 20.000 afectados por una catástrofe que podría haberse evitado. Mientras Cristina y Scioli miran para otro lado, florece la solidaridad popular. Hay que poner todos los recursos del estado para ayudar a los damnificados

Escribe: José Castillo

Finalizadas las PASO, es evidente que ninguno de los tres candidatos de los de arriba, que pretenden la presidencia, salieron bien. En especial Scioli y Macri no lograron los objetivos que se habían fijado para llegar a las elecciones del 25 de octubre. Scioli y el FPV necesita llegar al 40% y estar a 10 de diferencia de Macri para evitar el balotage. Llegó al 38,4%. Macri y Cambiemos (PRO- UCR-Carrió) necesitaba lo inverso, polarizar como el único opositor claro quedando a poca distancia para ganar en octubre o ir a la segunda vuelta. Solo llegó al 30 % y ocurrió la sorpresa que el alicaído Massa (UNA) llegó a un 20,6% y le achicó esa posibilidad disputando el voto opositor.

El kirchnerismo quiere aprovechar la crisis griega para decir que acá “sí resolvimos el problema de la deuda”. Es rotundamente falso. La deuda externa sigue siendo el gran problema de la economía argentina. Y tanto Scioli, como Macri y Massa plantean seguir pagándola.

Escribe Juan Carlos Giordano - Pre candidato a Vicepresidente

Escribe Antonio Farés

La causa Hotesur en la cual se investigan los negocios entre la familia presidencial y el empresario K Lázaro Báez, acaba de dar otro giro. El juez Bonadío, que llevaba adelante la investigación, fue apartado del caso en menos de 72 horas. Es una clara manipulación de la justicia por parte del gobierno para garantizar impunidad a los negocios corruptos del kirchnerismo, como el lavado de dinero y el enriquecimiento ilícito de la familia presidencial, sus testaferros y funcionarios.