Venezuela: la masacre de Aragua sigue impune

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venezuelaEscribe Mariana Morena

El 27 de noviembre de 2008 un sicario asesinó a balazos a Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, dirigentes obreros del sindicalismo combativo y el socialismo revolucionario opositores de la dirigencia sindical chavista. Diez años después el crimen no fue resuelto y los culpables siguen amparados por el gobierno.

El asesinato de Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena fue un golpe durísimo para el movimiento de trabajadores y el clasismo en Venezuela. Los tres eran dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de Aragua, de la Corriente Clasista Unitaria Revolucionaria y Autónoma (C-cura) y de la Unidad Socialista de Izquierda (USI), corriente política que hoy constituye el Partido Socialismo y Libertad (PSL, sección venezolana de la UIT-CI). Gallardo era el presidente de la UNT-Aragua; Hernández, secretario general del sindicato de Pepsi Cola y reconocido líder comunitario, y Requena era un joven delegado de la empresa Produvisa. Su perfil como sindicalistas combativos, democráticos y revolucionarios les fue ganando el odio de empresarios y mafias sindicales y policiales vinculadas al PSUV y a la elite boliburguesa regional.

En la mira de la patronal
El 27 de noviembre de 2008 los tres dirigentes obreros sumaron su solidaridad a la lucha de los 400 trabajadores de Alpina, una multinacional colombiana productora de lácteos. Los obreros habían ocupado las instalaciones de la fábrica en Villa de Cura, en el estado de Aragua, amenazando con ir por la expropiación y el control obrero de la fábrica. Pasado el mediodía, la policía estatal irrumpió en la planta y arremetió brutalmente contra los trabajadores, hiriendo a cuatro de ellos. Pese al intento de desalojo, los obreros la recuperaron con apoyo de la población convocada por Hernández. Esa misma noche, los tres dirigentes fueron asesinados por un sicario en el restaurante de La Encrucijada, de la localidad de Cagua.
Al día siguiente una inmensa protesta social paralizó Aragua con una huelga regional, asambleas generales en todas las empresas y barrios populares, cierre de comercios, cortes de rutas y numerosas concentraciones con grandes retratos de los compañeros asesinados. Se impuso un reclamo unánime por una investigación transparente y rápida y por el castigo ejemplar de los responsables del crimen. El sábado 29, centenares de trabajadores y pobladores humildes se congregaron en tres entierros casi simultáneos para expresar su indignación y dolor, rendir homenaje y dar el último saludo a los dirigentes obreros asesinados.
En Villa de Cura hubo dos cuadras de gente esperando para ingresar en la sala donde se veló a Hernández. El cortejo fúnebre se transformó en una marcha hacia el cementerio municipal. Requena y Gallardo fueron enterrados en Maracay. Los trabajadores llevaron a hombros el ataúd de Richard y marcharon por las calles con música de Ali Primera, el cantante popular de Venezuela, coreando: “¡Richard vive! ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Unete! ¡Unete!”. Frente a la Casa de Gobierno se hizo un acto homenaje en el que hablaron, entre otros, dirigentes de la UNT-Aragua, Orlando Chirino y José Bodas por los petroleros de Anzoátegui, y Miguel Sorans por la Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) e Izquierda Socialista de Argentina. La solidaridad internacionalista se expresó en el saludo de numerosos dirigentes y organizaciones sindicales y políticas de Latinoamérica, Asia y Europa.

La intervención política y sindical antiobrera del chavismo
Inmediatamente, el gobernador electo de Aragua, Rafael Isea, advirtió que no permitiría más protestas por la presencia de “infiltrados” que intentaban “generar caos”. En esos días el presidente Hugo Chávez, que viajó a Maracay intentando debilitar la huelga regional convocada para el 2 de diciembre por la UNT-Aragua, aseguró en un discurso que el crimen sería investigado hasta las últimas consecuencias y que la policía local sería depurada. Promesas que no cumplió. Después, el mismo día de la exitosa huelga que impuso la conformación de una comisión investigadora con familiares de las víctimas y organizaciones sindicales, el ministro del Interior Tareck El Aissami (gobernador de Aragua en 2012 y vicepresidente de Maduro desde 2017) se encargó de instalar la hipótesis oficial de que el móvil del asesinato de los tres dirigentes era un “ajuste de cuentas”. Acusó a un trabajador de Pepsi Cola que se encontraba en la fábrica en la noche del crimen.
En realidad, las principales sospechas recayeron pronto en el mismo gobierno. El 23 de noviembre, por ejemplo, un grupo armado ligado a Aldo Lovera, el alcalde electo de Villa de Cura, efectuó amenazas y disparos frente a la planta de Pepsi Cola donde trabajaba Hernández. Tomás Pérez, líder de una mafia sindical “bolivariana” de la construcción y principal sospechoso de la autoría intelectual del crimen, nunca fue investigado, pero apareció el 23 de mayo de 2010 en el programa de televisión Aló Presidente, donde el mismo Chávez lo llamó “dirigente obrero bolivariano”. Más adelante, el 1° de agosto de 2010, el presidente aseguró en su columna de opinión “Las líneas de Chávez” que “en la Venezuela bolivariana no tenemos sindicalistas asesinados”.

No hay socialismo con “sicariato bolivariano”
Detrás de los discursos “anticapitalistas y antiimperialistas” de Chávez, Maduro y otros líderes del PSUV, su política de pactar con los grandes empresarios, las multinacionales del petróleo y los bancos los llevó a atacar el nivel de vida de los trabajadores y sectores populares, y a la represión de las protestas y la organización autónoma, democrática y combativa. Hay en total ocho dirigentes asesinados de C-cura y otros dirigentes combativos víctimas del sicariato “bolivariano”.
El chavismo lleva en su haber el asesinato selectivo de más de 200 dirigentes obreros, campesinos, indígenas, comunales y de diferentes movimientos sociales. Por todos ellos seguiremos luchando contra la impunidad con que el gobierno protege a los asesinos, y reclamando justicia en el camino de construir una corriente sindical autónoma y combativa y un partido revolucionario de los trabajadores y el pueblo oprimido. ¡Richard, Luis y Carlos, presentes en todas las luchas obreras, hasta el socialismo siempre!