Jul 16, 2024 Last Updated 9:12 PM, Jul 15, 2024

Por Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional 

En este momento Israel esta ejecutando impunemente y con el respaldo incondicional del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea, un genocidio brutal contra el pueblo palestino concentrado en Gaza, la cárcel a cielo abierto más grande del mundo. Al momento de escribir esta declaración ya habían sido asesinadas 8.525 personas de las cuales 3.542 son niños y niñas y 2.187 mujeres, es decir que un 68% de los asesinados son menores y mujeres, 21.500 heridos. “Gaza se ha convertido en un cementerio para miles de niños y en un infierno para todos los demás”, dijo el representante de Unicef, James Elder. Estarían muriendo 420 niños diariamente y habrían 940 desaparecidos.

Estos números aumentan constantemente con la intensificación de los bombardeos y el ingreso por tierra del ejército sionista a la franja. Mientras que en Cisjordania ocupada, el ejército israelí ha asesinado a 180 palestinos desde el pasado 7 de octubre. El Gobierno sionista ha ordenado intensificar la represión en Cisjordania tras la huelga general masiva de este miércoles 1 de noviembre, para exigir el cese inmediato de la masacre en Gaza.

Son escalofriantes y conmovedoras las imágenes de padres devastados por la pérdida de toda su familia; niños rescatados de los escombros, otros que perdieron a toda su familia; cadáveres calcinados y desmembrados producto de la intensidad de los bombardeos. 

Más de 2 millones de habitantes de la franja están siendo bombardeados por cielo, mar y aire. Violando todas las leyes internacionales, Israel cortó el suministro de agua, electricidad, combustible y alimentos, sometiendo al pueblo gazatí a un suplicio inimaginable. Incluso bombardeó el paso fronterizo de Rafah con Egipto, por donde a duras penas han ingresado 94 camiones con comida e insumos médicos desde el 7 de octubre, cuando antes entraban a la franja de Gaza unos 100 camiones diarios con ayuda humanitaria. 

Por otra parte, desde la noche del pasado viernes y durante la madrugada del sábado, Israel llevó a cabo los bombardeos más intensos desde que dio inicio a la operación “Espadas de Hierro”, los cuales fueron el preludio de una invasión terrestre a gran escala por el norte de Gaza. Previamente Israel había cortado las comunicaciones telefónicas y de internet, aislando a la franja del mundo exterior. 

Después de cuatro intentos fallidos, el pasado viernes la ONU con el voto de 120 países, salió de la inacción que la caracteriza, y aprobó el alto el fuego para permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, así como para exigirle a Israel que anule su orden de evacuar el norte de la franja, y el traslado de la población al sur. No obstante, Estados Unidos vetó la decisión adoptada. Esta resolución tardía de la ONU fue catalogada como “día de infamia” por parte del embajador sionista en las Naciones Unidas, Gilad Erdan.

Días antes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en una reunión del consejo de seguridad tuvo que reconocer que “el ataque de Hamás no surgió de la nada”, y que era el resultado de décadas de ocupación, del robo de las tierras de los palestinos, del desplazamiento forzoso y la violencia ejercida por Israel. Ante lo cual el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Eli Cohen, así como el embajador ante la ONU, Gilad Erdan, reaccionaron airadamente y exigieron la renuncia del secretario general.

El director de la Oficina de Nueva York del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Craig Mokhiber renunció a su cargo en protesta por la incapacidad de la organización de frenar el genocidio en Gaza. 

Las contradicciones en el seno de la ONU reflejan la gran crisis que se produce al interior de las instituciones del capitalismo-imperialista mundial, las cuales se agudizan en la medida que se muestran en los medios de comunicación y en las redes sociales la salvaje matanza que ejecuta el ejército sionista en Gaza, lo que a su vez está incentivando las protestas en todo el mundo. Masivas movilizaciones en Turquía y en todos los países árabes, como Jordania, Egipto, Yémen. En las principales ciudades europeas. Miles se han manifestado en Londres, Madrid, Barcelona, Roma, incluso en Alemania y Francia, países en los que miles de personas desafían la prohibición de manifestarse a favor de los palestinos. 

Grandes movilizaciones en Canadá y Estados Unidos. En New York, más de 200 judíos antisionistas tomaron la emblemática estación central exigiendo el alto al fuego y con la consigna “no en nuestro nombre”. Previamente en Washington se realizó una protesta similar en la cual más de 3OO judíos tomaron oficinas del capitolio. Ambas protestas fueron convocadas por Jewish Voice for Peace, la más grande organización de judíos no sionistas de Estados Unidos. En Tel Aviv las protestas son diarias. Familiares de los rehenes en poder de Hamás, cuestionan duramente al gobierno de Netanyahu, lo responsabilizan de la situación y exigen el retorno de los rehenes. Incluso en Jerusalén se han movilizado judíos ortodoxos que se oponen al sionismo.

Expresiones de la crisis que se desarrolla en las instituciones del capitalismo mundial son las declaraciones de Philippe Lazzarini, director de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, (UNRWA), quien acusó a Israel de aplicar un “castigo colectivo” contra los palestinos. Otras organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, el Consejo Noruego de Refugiados, Human Rights Watch y Médicos Sin Fronteras han denunciado que Israel comete crímenes de guerra.

Cada vez queda más en evidencia que Israel está llevando  adelante un genocidio con intenciones de profundizar la limpieza étnica que ejecuta desde hace 75 años. Está avanzando en una nueva Nakba (catástrofe), como conocen los palestinos la matanza y desplazamiento de casi un millón de personas de sus tierras en 1947-48, previo al establecimiento del Estado de Israel.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) decimos: ¡Alto a los bombardeos criminales a Gaza! ¡Basta de cerco genocida! Damos nuestro respaldo a la resistencia palestina pero sin darle apoyo político a Hamás, quien hoy encabeza la lucha contra el ocupante sionista, pero con quien tenemos grandes diferencias políticas en la medida que es una organización burguesa-islámica, procapitalista, que quiere reemplazar el estado de apartheid sionista por un estado teocrático islámico. La UIT-CI lucha por un estado único palestino, laico, no racista y democrático, en el territorio histórico de Palestina, a donde puedan regresar los refugiados a sus tierras, y convivan árabes, judíos, cristianos y otras religiones, o no religiosos. Asimismo denunciamos la traición de la Autoridad Nacional Palestina, dirigida por Al Fatah-OLP y Mahmoud Abbas, que ejerce labores de policía y control sobre los palestinos en Cisjordania ocupada, en acuerdo con Israel. 

Para derrotar la agresión sionista apoyada por el imperialismo, hay que seguir profundizando la movilización de los pueblos del mundo. Y en esa tarea pone toda su energía la UIT-CI, en los países donde tenemos presencia. Exigiendo a todos los gobiernos ruptura de relaciones diplomáticas, económicas, comerciales y culturales con Israel. Ya el gobierno boliviano rompió relaciones con la entidad sionista; el gobierno chileno y el de Colombia llamaron a consultas a sus embajadores, ¡los pueblos de ambos países deben exigir que rompan relaciones! Que cese el envío de armas y ayuda financiera de Estados Unidos a la entidad sionista. Hay que seguir el ejemplo de los sindicatos de Bélgica que bloquearán el envío de armamento a Israel; que se retire la flota norteamericana del medio oriente.

¡Alto ya a los bombardeos criminales a Gaza! ¡Basta de cerco genocida!

¡Ruptura de relaciones con Israel!

¡Liberación de las y los presos palestinos!

¡Fuera el ejército sionista de la franja de Gaza

¡Todo el apoyo a la resistencia palestina!

1 de noviembre de 2023


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

Israel ha desatado desde el 8 de octubre un nuevo ataque genocida con miles de bombardeos contra la Franja de Gaza. A la fecha se calculan más de 4.000 palestinas y palestinos muertos, entre ellos 2.000 menores y 1.500 mujeres, más de 17.000 heridos y más de un millón (la mitad de la población) desplazados de sus hogares. Hora a hora estas cifras aumentan.
 
Netanyahu prometió dejar “en ruinas” la Franja de Gaza, un territorio de sólo 43 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho, avisándole a su población cautiva que “se vaya” a pesar de que sabe que no puede hacerlo.

Israel corta agua, electricidad y combustible a Gaza, en un bloqueo genocida. Acrecenta de esta forma el bloqueo por aire, tierra y mar contra Gaza que viene desde 2007, transformándola en “la mayor cárcel a cielo abierto del mundo”.  Allí viven hacinados 2.300.000 palestinos, rodeados desde hace décadas por el ejército del estado sionista de Israel.

Han declarado la “guerra total” contra Palestina, amenazando con una invasión militar, convocando a 350.000 reservistas. El sionismo cuenta con el apoyo del imperialismo norteamericano y de la Unión Europea, entre otros gobiernos capitalistas. El gobierno de Estados Unidos anunció el envío de buques y aviones de guerra hacia el este del Mediterráneo, para apoyar a Israel en su ofensiva contra el pueblo palestino.

Joe Biden así como dirigentes europeos intentan mostrar como víctima a Israel y dicen que “tiene el derecho de defenderse”, y así justificar sus actuales ataques genocidas. Ocultan que el estado sionista se constituyó en 1948 usurpando la tierra histórica palestina y expulsando a sus habitantes violentamente, y desde entonces está expulsando palestinos, asesinando y quitándoles sus casas y tierras. Desde 1967 se calcula que 750.000 palestinos y palestinas pasaron por las cárceles sionistas por defender sus tierras y casas.

Los colonos armados y apoyados por policías y militares de Israel matan, y atacan las propiedades de los palestinos para expulsarlos de Cisjordania.

En ese marco se dio la ofensiva palestina desde Gaza, encabezada por Hamas, el pasado sábado 7 de octubre. No fue más que una desesperada reacción ante el hartazgo de un pueblo sojuzgado. Fue una expresión más del legítimo derecho del pueblo palestino a defenderse frente al crimen y el genocidio.

Desde ya lamentamos la muerte de civiles israelíes, de mujeres y niños. Pero, no son Hamas ni los palestinos los responsables de esta guerra, sino el Estado sionista de Apartheid de Israel que, apoyado por los Estados Unidos, oprime al pueblo palestino desde hace 75 años.

Los y las socialistas de la UIT-CI apoyamos incondicionalmente la resistencia palestina pero no le damos apoyo político a Hamás y a su gobierno en Gaza. Por otro lado, denunciamos la traición permanente de la Autoridad Palestina, dirigida por Al Fatah-OLP, que encabeza Mahmoud Abbas, desde Cisjordania. Pero Hamás ahora está en el campo de los que se enfrentan al sionismo. Tenemos grandes diferencias en la medida que ellos son una corriente burguesa-islámica y quieren reemplazar a Israel por un estado palestino religioso, teocrático. Nosotros bregamos por el reemplazo del Apartheid de Israel por un Estado Único Palestino, laico, no racista y democrático, en el territorio histórico de Palestina, donde puedan convivir plenamente árabes, judíos, cristianos y otras religiones, donde los palestinos expulsados y sus hijos y nietos puedan volver a sus tierras.

Más allá de esas diferencias con Hamás, todos somos parte del gran movimiento de la resistencia palestina. Por eso la apoyamos incondicionalmente y llamamos a la solidaridad internacional para con ella.
Hoy más que nunca, para derrotar la ofensiva criminal de Israel sobre Gaza y el pueblo palestino hay que salir a las calles de todo el mundo para parar los bombardeos y el cerco genocida a la Franja de Gaza. El ultimátum del ejército de Israel a que se retiren casi un millón de palestinas y palestinos del Norte de Gaza, sabiendo que no existe ninguna condición para ellos, es una muestra más de su política colonial y de limpieza étnica.

Si hasta ahora no lanzaron la invasión terrestre a Gaza es por las inmensas movilizaciones que hacen que el propio imperialismo yanqui y europeo teman que la invasión aumente el descontrol mundial.
Hay que redoblar esas movilizaciones en todo el mundo. Y que los pueblos exijan a sus gobiernos ruptura de todos los acuerdos económicos, políticos y militares con Israel. No al envío de armas a Israel y basta de ayuda financiera y militar de Estados Unidos a Israel. Que se retire la flota yanky de las cercanías de Israel y Medio Oriente. Que los pueblos de los países árabes, con su movilización, exijan a sus gobiernos que apoyen a la resistencia palestina con todo lo que ella reclame y, en especial a los que han reconocido a Israel (como Egipto, Marruecos o Emiratos Árabes), ¡Que rompan relaciones ya! ¡Toda la solidaridad con el pueblo palestino!

Desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) llamamos a realizar movilizaciones unitarias para terminar con la escalada genocida de Israel.

¡Alto ya a los bombardeos criminales a Gaza! ¡Basta de cerco genocida!
¡Ruptura de relaciones con Israel!
¡Liberación de las y los presos palestinos!
¡Todo el apoyo a la resistencia palestina!


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

En solidaridad con el pueblo palestino se han dado grandes movilizaciones en países del Medio Oriente, en especial en Egipto, el Líbano, en Túnez. Miles se movilizaron en Estados Unidos, Inglaterra, Estado Español, Alemania, Turquía, en Latinoamérica y en tantas otras partes del mundo. En París, a pesar de la prohibición de manifestarse del reaccionario y racista Macron, varios miles de manifestantes desafiaron la represión para expresar su solidaridad con Palestina. Fueron masivas las marchas en Nueva York. Sorprendió la presencia de jóvenes judíos con carteles que decían: “Judíos contra el Apartheid”, “Descendientes judíos de sobrevivientes del Holocausto contra el Apartheid israelí” o “No en nuestro nombre”, “Basta de armas para Israel”.

El barrio judío Mea Shearim, en Jerusalén, fue escenario de una marcha de judíos ortodoxos a favor de Palestina, en la que ondearon banderas negras y banderas palestinas así como pancartas en las que declaraban: “Judaísmo y sionismo son absolutamente antónimos”.

Escribe Ariel Nápoli

Israel justifica las atrocidades cometidas contra el pueblo palestino diciendo que combaten el accionar “terrorista” de Hamás y como prueba de esto difunden imágenes de los ataques de la organización palestina. Desde ya lamentamos profundamente las víctimas civiles, propias de cualquier guerra, sean estas israelíes o palestinas, pero cabe preguntarse: ¿Quiénes son los responsables de esta guerra? No es Hamás ni los palestinos. Es el estado de Israel que, apoyado por los Estados Unidos, oprime al pueblo palestino desde hace 75 años masacrando civiles palestinos. Esto se agudizó en los últimos años con el avance de los colonos israelíes que entraron con topadoras para derribar casas y barrios enteros palestinos, echando a sus familias para ocupar y levantar sus propias casas y avanzar sobre nuevos territorios. En los primeros seis meses del año Israel había matado 300 civiles palestinos en redadas, con francotiradores. En las últimas dos semanas y media ya son más de 4.000 las víctimas palestinas, entre ellas 700 niños. Como si esto fuera poco el régimen sionista tiene más de 4.500 presos. Algunos con condenas de veinticinco a treinta años.

El supuesto combate al “terrorismo” es la justificación en la que incurre el imperialismo yanqui para llevar adelante sus ataques militares invasores sobre toda aquella nación que exprese una política contraria a sus intereses. La misma lógica es la que aplica el estado sionista de Israel. En los ´70 cuando la OLP/Al Fatah, dirigida por Yasser Arafat, levantaba la consigna de una Palestina laica, libre y no racista y desconocían al estado de Israel también se los tildaba de terroristas, pese a que tenían un apoyo de masas. Cuando en 1993, en los acuerdos de Oslo, la OLP claudicó la lucha y pasó a reconocer al estado de Israel, mágicamente ese mote desapareció. Actualmente a Hamás se lo tilda de “terrorista” por el mismo motivo que en su momento se calificaba a la OLP. Por no reconocer al estado de Israel y resistir frente a la colonización sionista.

Hamás surgió al calor de la primera Intifada en 1987 y fue ganando popularidad oponiéndose a los acuerdos de Oslo y reivindicando el fin del estado de Israel. Es por eso que en 2006 ganó las elecciones dejando por primera vez en minoría a Al Fatah. No es una organización terrorista sino una organización política palestina de masas.

Hamás tiene una dirección nacionalista pequeñoburguesa, no socialista, islamista ultrareligiosa y por tal motivo no le damos nuestro apoyo político. Equivocadamente levantan la consigna de un estado teocrático y no laico, no racista y democrático. Pero es la legítima dirección del pueblo palestino y sigue gozando de una simpatía de masas. Los palestinos sufren el constante hostigamiento, la persecución racial, las provocaciones y los ataques militares del sionismo. El pueblo palestino y Hamás no hacen más que defenderse política y militarmente de la violencia genocida. El verdadero terrorista es Israel. Una vez más decimos: ¡Estado sionista, vos sos el terrorista!

Escribe Mercedes Petit, dirigenta de Izquierda Socialista/FIT Unidad

La fundación de Israel no nos remite al surgimiento de un nuevo país o nación. Culminaba en esa fecha la invasión de Palestina por parte del movimiento sionista, apoyada por los distintos imperialismos. Desde entonces el pueblo palestino resiste la ocupación de su territorio y reclama su devolución.

A fines del siglo XIX surgió en Europa un movimiento, el sionismo, impulsado por la burguesía imperialista y destacados multimillonarios judíos, como Rothschild. En aquel entonces, los judíos pobres eran víctimas de ataques (pogroms) en los imperios austro-húngaro y zarista, como parte de la represión contra los trabajadores, campesinos y distintas minorías oprimidas. El sionismo se propuso impulsar la formación de un “estado” teocrático, basado en la religión, apartando así a las masas judías (mayoritariamente pobres campesinos, artesanos, pequeños comerciantes y trabajadores) de la lucha de clases de sus respectivos países y, en particular, de la influencia de los partidos marxistas revolucionarios que se nutrían de muchísimos luchadores judíos.

“Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”

En Palestina durante muchos siglos convivieron pacíficamente una mayoría de población árabe con una pequeña minoría judía. El sionismo hizo trizas esa situación desde que comenzó a poner en práctica su plan de “colonización” y ocupación militar de ese territorio. Con la ayuda directa del imperialismo británico, que era amo y señor de la región, difundió la falsa “historia” de tierras vacías que retornaban a manos de sus legítimos pobladores desde los tiempos bíblicos.

En realidad, allí vivían millones de palestinos junto a la pequeña minoría judía. Palestina había quedado bajo el dominio inglés desde el fin de la Primera Guerra Mundial. Se dieron largas luchas de resistencia antiimperialista en todo Medio Oriente. Entre las dos guerras se produjeron numerosas insurrecciones contra los colonialistas británicos y franceses. En Palestina entre 1936 y 1939 se llegó al pico de la resistencia. Inglaterra tuvo que movilizar allí a la mitad de las tropas de su ejército, uno de los más poderosos del mundo.

Por su parte, el sionismo fue organizando su propio ejército local, la siniestra Haganá. A fines de la década del treinta prácticamente habían logrado ahogar en sangre la resistencia, y siguieron su labor genocida con masacres aldea por aldea.

En 1947, y utilizando los justos sentimientos de solidaridad por la persecución a los judíos por parte del nazismo, lograron “legalizar” en las Naciones Unidas (contando también con la luz verde del propio Stalin) la ocupación de una parte del territorio. Hubo grandes manifestaciones y huelgas de protesta entre los palestinos, masivamente obligados a emigrar a los países árabes vecinos a través de un genocidio. Recordemos sólo un caso, la aldea de Deir Yassin, aniquilada el 9 de abril de 1948. El 14 de mayo proclamaron el “Estado de Israel”. A través de una guerra con los países árabes vecinos ocuparon también lo que la ONU dejaba para los palestinos.


Evolución del Estado de Israel hasta hoy


Un enclave racista e invasor

Israel se desarrolló y siguió expandiendo con el apoyo económico y militar directo del imperialismo yanqui, sirviéndole como una especie de “portaaviones” terrestre enclavado en el mundo árabe, un gendarme de la contrarrevolución imperialista en Medio Oriente. A pesar de ello, supo ganar prestigio entre sectores de la izquierda como un proyecto “socialista”, mientras se silenciaba la masacre a los palestinos y se acusaba de terrorismo a su creciente resistencia.

Pero nunca pudieron derrotar a ese heroico pueblo, que fue ganando reconocimiento internacional para su lucha y desenmascarando a los invasores. La crisis de Israel obligó a sus distintos gobiernos a comenzar a devolver partes de las zonas ocupadas. Y los palestinos fueron recuperando tierra palmo a palmo.

La conciliación con el imperialismo y el sionismo por parte de la dirección palestina (Al Fatah) fue dando lugar al tema de los “dos estados”. Ya hace más de veinte años que suben y caen distintos proyectos políticos en ese sentido, que pretenden legitimar al enclave. Pero sus sucesivos fracasos provienen de las raíces irreconciliables del conflicto. Hay un pueblo, el palestino, invadido, expulsado y empobrecido, pero que no deja de luchar y fortalecerse, y existe un “estado” artificial, Israel, asentado en el genocidio, la ocupación racista y militar de un territorio ajeno. En la década de los sesenta se fundó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Y creció impulsando una consigna que sigue indicando el camino para la lucha en la región: por una Palestina laica, democrática y no racista. Con su heroísmo, el pueblo palestino irá avanzando sin descanso hasta lograrlo.

* Nota publicada en El Socialista Nº 30, 10 de mayo de 2006

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