Después de seis horas de cerradas las mesas de votación, y sin que hubiera antes un solo dato de cómo iba el escrutinio, el presidente del Consejo Nacional Electoral venezolano, Elvis Amoroso, declaró al presidente Nicolás Maduro como vencedor de la contienda con 5.150.092 votos, un 51,20%, por delante del opositor Edmundo González Urrutia quien obtuvo un 44,2% (4.445.978 votos), con 80% de las mesas escrutadas.
Casi nadie, salvo los allegados al gobierno de Maduro, cree en esos resultados ni confía en la limpieza del conteo de los votos de las urnas. Menos los millones de personas que fueron masivamente a votar con la esperanza equivocada de que se respetaría su voluntad, y terminar así con el régimen dictatorial y hambreador de Maduro.
El fraude se venía venir, aunque la oposición patronal encabezada por María Corina Machado insistía en que se podía derrotar al gobierno solo votando, descartando la imprescindible movilización popular. A pesar de que no es la primera vez que ocurre un fraude en Venezuela.
Este año el gobierno de Maduro venía profundizando las restricciones a las libertades democráticas y utilizando abusivamente a su favor los recursos estatales. Inhabilitó dirigentes políticos, impugnó candidatos, reprimió abiertamente deteniendo en plena campaña electoral a más de 70 activistas y dirigentes de los partidos de la oposición patronal, y además limitó la posibilidad de que millones de emigrantes venezolanos en distintos países pudieran ejercer el derecho al voto.
El gobierno de Maduro cerró toda posibilidad de que la izquierda independiente y opositora a su gobierno de falso socialismo, presentara una candidatura que reflejara los intereses del pueblo trabajador.
Desde el Partido Socialismo y Libertad (PSL), integrante de la Unidad de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), hemos defendido las libertades democráticas, y reivindicamos los derechos políticos y electorales del pueblo trabajador. El PSL, junto al PPT/APR, Marea Socialista y la LTS, concretó un acuerdo de denuncia del gobierno y el fraude y la defensa de la independencia política de la clase trabajadora, con la consigna: “la clase trabajadora no tiene candidato”. Sobre la base de esa consigna definimos llamar a votar nulo, ya que ninguno de los candidatos, particularmente Maduro y González Urrutia, reflejaban los intereses de los trabajadores, las trabajadoras, las mujeres y jóvenes de los sectores populares.
En ese marco, desde el PSL y la UIT-CI fuimos denunciando el fraude que se venía orquestando, y defendimos el derecho a que se respetara el voto de millones que iban a votar contra el gobierno, más allá de que no apoyamos ni tenemos ninguna coincidencia con la alianza electoral opositora patronal y de derecha que encabezan Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
La mayoría del pueblo venezolano está harta de este gobierno que aplica un duro ajuste capitalista, con salarios menores a 4 dólares y con los servicios públicos, la salud y educación destruidos. Ante la ausencia de otra opción, el voto castigo lo canalizó la candidatura de la derecha liberal de González Urrutia. Esta alianza patronal reúne a los restos de la vieja política patronal, oligárquica y pro yanky de Venezuela que siempre gobernó contra las y los trabajadores. Los mismos que dieron lugar a la histórica insurrección popular conocida como el Caracazo en el año 1989, contra el paquetazo de ajuste del entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
La crisis social de los años 90 y el descrédito del pueblo con esa vieja dirigencia proimperialista y entreguista del petróleo y demás riquezas del país, facilitó el surgimiento del nuevo fenómeno político de Hugo Chávez, quien llegó al gobierno en 1998 con un discurso popular, antiimperialista y que hasta llegó a proclamar (2005) que se estaba construyendo un “Socialismo del siglo XXI”. Eso abrió enormes expectativas y apoyos en Venezuela y en toda Latinoamérica. Pero esto fue un engaño. Nuestra corriente de izquierda trotskista, encabezada en Venezuela por los dirigentes obreros Orlando Chirino y José Bodas, denunció desde el primer momento que en realidad el gobierno de Chávez y luego Maduro, no estaban construyendo ningún socialismo, que en realidad su proyecto con un supuesto discurso antiimperialista tenía como objetivo pactar con las transnacionales petroleras a través de empresas mixtas con la estatal PDVSA.
Lo anterior también lo hizo con grandes empresarios como Cisneros y otros, mientras fomentaba el surgimiento de empresas que hacían negocios con el Estado o ligados a las Fuerzas Armadas, generando un nuevo sector que se conoció como “boliburguesía”, todo en el marco de una política antiobrera de bajos salarios y de ataques a las organizaciones obreras y de izquierda independiente. Nada más alejado de un auténtico socialismo y de la verdadera izquierda.
Maduro asumió luego de la muerte de Chávez en el 2013 y no hizo otra cosa que darle continuidad y profundizar esta política. En la medida en que fue perdiendo apoyo popular debido a la creciente miseria y al duro ajuste que aplica, fue agudizando la represión.
En ese sentido es importante recalcar que en Venezuela no fracasó el socialismo, como pregona la derecha; fracasó el chavismo. Es otro fracaso de los gobiernos de conciliación de clases y mentirosos, del “doble discurso”, que dicen una cosa a los sectores populares mientras pactan con las patronales y las transnacionales, gobiernos que ya fracasaron como el peronismo en Argentina, Lula-PT en Brasil o Syriza en Grecia. Desde el PSL y la UIT-CI luchamos por lograr gobiernos de las y los trabajadores que inicien el camino del verdadero socialismo con democracia obrera y popular.
El gobierno de Maduro, habla de antiimperialismo, posa de izquierdista y hace discursos contra el facho de Milei, pero no deja de ser una dictadura burguesa que hambrea y reprime al pueblo trabajador. Los pueblos del mundo no deben confundirse: el escandaloso fraude electoral es parte de esa política.
Consideramos que solo con la movilización se podrá derrotar al gobierno de Maduro y al fraude. La oposición patronal de González Urrutia-María Corina Machado en sus primeras declaraciones no han convocado a movilizarse contra el fraude, reiterando su política vacilante y centrada en negociaciones. Ya en Caracas y otras ciudades han comenzado a producirse algunos cacerolazos espontáneos. Llamamos a que el pueblo salga a las calles para derrotar el fraude y al gobierno de Maduro. En el camino de los cambios de fondo que necesita el pueblo trabajador de Venezuela
Unidad de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)
29 de julio 2024
Escribe Partido Socialismo y Libertad, sección venezolana de la UIT-CI
No al fraude. Exigimos respeto a la voluntad del pueblo expresada con su voto
El gobierno a través del Consejo Nacional Electoral (CNE), ejecutó el pasado domingo 28 de julio un fraude en toda la regla. Dicho organismo declaró como ganador de las elecciones a Nicolás Maduro con un 51,21% contra un 44,2% de Edmundo González, candidato de la oposición patronal promovido por María Corina Machado.
El CNE después del mediodía, cuando se había transmitido desde los centros de votación el 40% de las actas escrutadas, interrumpió dicha transmisión. Hacia el momento de cierre de los centros de votación, comenzaron a sacar a los testigos de la oposición, les negaron las actas, en algunos casos esto lo hicieron colectivos armados. Igualmente, efectivos de las fuerzas armadas se llevaron algunas urnas con los comprobantes de votos. 6 horas después del cierre de las mesas de votación, el CNE dio el boletín declarando una tendencia irreversible con sólo el 80% de actas. Repentinamente “apareció” el otro 40% para completar ese 80%, sin haberse transmitido desde los centros de votación. De esta forma el gobierno buscaba revertir la tendencia favorable al candidato de la oposición burguesa, que desde horas de la mañana se venía evidenciando en la mayoría de los lugares de votación en todo el país.
Un fraude anunciado
Desde el Partido Socialismo y Libertad (PSL) ya veníamos advirtiendo sobre el carácter fraudulento de todo el proceso electoral, y llamamos la atención sobre la posibilidad de que el día de los comicios el gobierno llevara a cabo un fraude masivo.
Hacía ya meses que el gobierno de Maduro avanzaba en la profundización de las restricciones a las libertades democráticas, mientras utilizaba a su favor y de forma abusiva todos los recursos del Estado. No consideró solicitudes de legalización de partidos políticos, ilegalizó a otros; inhabilitó candidatos y dirigentes políticos, reprimió y detuvo a militantes y dirigentes de los partidos patronales, y limitó la posibilidad de que los venezolanos y venezolanas en el exterior pudieran votar. Se impidió que la izquierda independiente y opositora al gobierno de falso socialismo, presentara una candidatura que reflejara los intereses del pueblo trabajador.
La mayoría del pueblo venezolano está harta y repudia a un gobierno que nos ha sumido en la tragedia social más grave de nuestra historia contemporánea. Un gobierno represivo que aplica un brutal ajuste capitalista, con salarios menores a 4 dólares y con los servicios públicos, la salud y educación destruidos. El repudio al gobierno de Maduro se canalizó equivocadamente hacia el candidato de la oposición patronal generándose en el pueblo grandes expectativas ante la posibilidad de terminar con este régimen dictatorial, corrupto y hambreador.
Estalla la indignación popular ante el fraude
El fraude masivo que ejecutó el gobierno ha producido una gran indignación que hoy se expresa con protestas y cacerolazos en barrios populares de Caracas como Catia, Cota 905, Petare, El Guarataro, Carapita, El Valle, pero también en zonas de clase media baja y alta como Chacaíto, Chacao, Altamira, así como en otras ciudades del país. Protestas que están siendo reprimidas por la policía, la Guardia Nacional y los colectivos armados que actúan amparados por los cuerpos de seguridad. Como producto de esto, y de acuerdo a diversos organismos de derechos humanos, habría hasta el momento de escribir esta declaración, entre 6 y 9 personas asesinadas, cientos de heridos y más de 100 personas detenidas.
El PSL repudia categóricamente el fraude que el gobierno pretende imponer, violentando la voluntad de los trabajadores y los sectores populares. Defendemos el derecho al voto de millones de personas que se manifestaron en las urnas contra el gobierno de falso socialismo de Maduro, independientemente de que no apoyamos y adversamos a Edmundo González Urrutia, María Corina Machado, y los partidos de la oposición burguesa.
En rueda de prensa realizada ayer martes, María Corina Machado y Edmundo González no llamaron a profundizar la movilización, apenas mencionaron las protestas que se están produciendo en el país. No repudiaron la represión del gobierno y de los colectivos, y se limitaron a convocar a unas “asambleas populares de ciudadanos”, de solo una hora, y exhortaron a las personas a que luego se retiraran a sus casas. Ya en los meses previos a las elecciones le hicieron creer a la gente que sólo votando se podría derrotar al gobierno, nunca advirtieron sobre el fraude, hoy es claro que continúan con su política vacilante y que privilegia las negociaciones.
Hay que darle continuidad a la protesta popular, manteniéndonos en las calles organizando la movilización. Las asambleas populares de ciudadanos hay que convertirlas en organismos permanentes de toda la comunidad donde se discuta cómo seguir a lucha y organizar la defensa contra la represión y los colectivos.
Solo con la movilización amplia y unitaria se podrá derrotar al gobierno de Maduro y el fraude que intenta imponer para perpetuarse en el poder y seguir aplicando su ajuste capitalista en connivencia con importantes sectores empresariales y transnacionales, escondiéndose detrás de un falso discurso socialista. Debemos continuar movilizados masivamente para derrotar el fraude en la perspectiva de seguir luchando porque gobiernen los trabajadores y el pueblo, y por el verdadero socialismo con democracia obrera y popular.
¡No al fraude!
¡Ante el fraude, movilización popular!
30-07-2024
Netanyahu recibido por el Congreso norteamericano
Benjamín Netanyahu estuvo el 17 de julio ante el Congreso de Estados Unidos, y afirmó que: si Estados Unidos envía “armas más rápido”, podrán “terminar el trabajo más rápido” justificando el genocidio como “trabajo”. El primer ministro israelí fue recibido entre vítores y aplausos, sobre todo desde la bancada republicana, pero también por la mayoría de los demócratas. Y fue recibido por los candidatos Trump y Kamala Harris, la candidata demócrata, también por el presidente Biden.
El senador demócrata Bernie Sanders ha calificado de “mentiroso” al primer ministro israelí y califica de “vergonzosa” su invitación, mientras que la senadora Rashida Tlaib, de origen palestino, ha portado un abanico con el mensaje “Netanyahu es un criminal de guerra”.
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Sindicatos y manifestantes en Estados Unidos exigen el cese envío de armas a Israel
Mientras Netanyahu era aplaudido en el Congreso yanqui, en las calles hubo un gran repudio de miles de manifestantes. Entre ellos centenares de judíos antisionistas de la organización “Voces Judías por la Paz”, exigiendo el cese de envío de armas a Israel y muchos de ellos fueron detenidos por entrar al Congreso.
También un grupo de sindicatos nacionales estadounidenses, entre ellos el automotor, de electricidad, postales, pintores y de educación, que representan a millones de trabajadores, le exigió al presidente del país norteamericano que garantice un cese al fuego inmediato en la Franja de Gaza y que deje de enviar ayuda militar a Tel Aviv, informó 'The New York Times'.
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En los juegos olímpicos, en París, se repudió la masacre de argelinos de hace 63 años
Durante la inauguración de los Juegos Olímpicos en París, la delegación de deportistas argelinos tiró flores al río Sena. Fue en repudio a la “Masacre de París”, que ocurrió el 17 de octubre de 1961. Aquel día se llevó a cabo una represión sangrienta durante la Guerra de Independencia de Argelia (que era colonia francesa) por la policía parisina, contra los argelinos en la capital parisina. La policía francesa abrió fuego contra los manifestantes, asesinando a 345 personas. Una masacre que fue amnistiada por el gobierno del general Charles De Gaulle.
Escribe Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
23/07/2024. Las enormes protestas estudiantiles contra restricciones para acceder a empleos gubernamentales en Bangladesh, fueron violentamente reprimidas con más de 150 muertos y miles de heridos y presos en los últimos días.
El gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina impuso el toque de queda en todo el país, desplegó a las fuerzas armadas, pues la policía había sido desbordada y se cortó internet, impidiendo las comunicaciones entre los jóvenes en lucha y la información de prensa.
«La gente no retrocede ni siquiera cuando les disparan», afirmó un corresponsal de DW en Daca, la capital bangladesí.
Esta rebelión de los estudiantes y jóvenes, que incluyó a universitarios y secundarios de casi todas las ciudades del país, fue una reacción de indignación ante una ley del gobierno que reserva la mayor parte de empleos públicos supuestamente a descendientes de quienes en 1971 lucharon en la guerra de independencia contra Paquistán. En realidad, gente que ha conseguido algún favoritismo de empleos del Estado. Esto en un país donde el 40% de los jóvenes de 15 a 24 años no tienen trabajo ni acceso a estudios.
También otros sectores se unieron al reclamo estudiantil como el sindicato de médicos y la Central Sindical de Trabajadores de la Confección de Bangladesh (GWTUC por sus siglas en inglés), un sector de los textiles.
Ante esta rebelión El Tribunal Supremo de Justicia declaró inválida la ley que impide a la gran mayoría de la población aspirar a tener algún empleo del Estado. Aunque no se sabe si el gobierno acatará esta resolución.
Pese al a este anuncio del Supremo, el movimiento estudiantil que lidera las protestas aseguró que continuará con las manifestaciones hasta que el Parlamento apruebe un proyecto de ley que refleje sus demandas, también en referencia a «una investigación judicial de los asesinatos de estudiantes y otras personas, la libertad de los presos por las protestas y el fin de la represión digital», según sostuvo el portavoz de la agrupación para referirse también al corte de las comunicaciones de internet y medios del país.
Rebelión contra miseria, desempleo y explotación laboral
El tema de fondo de la rebelión estudiantil es que, en Bangladesh, como sucede hoy en gran parte del mundo, no hay empleos regulares para los jóvenes, ni siquiera para jóvenes graduados en carreras universitarias profesionales. Y la mayor parte de su población vive en la miseria. Y por eso es la gran rebelión juvenil y a fines del año pasado hubo una gran huelga obrera de varios meses.
Bangladesh, país de 170 millones de habitantes, geográficamente ubicado el este de la India, fue parte de la colonización británica de la India hasta la década el 47. Posteriormente logró su independencia como parte de Paquistán y en el 71 se independizó de Paquistán.
Y hoy, como muchos países asiáticos, es una semicolonia sometida a multinacionales imperialistas que explotan su mano de obra barata.
Mientras gran parte de la población vive de la producción agraria, arroz, trigo, maíz, legumbres, hortalizas y frutas, carne, pescado, productos del mar y lácteos, de lo que se obtiene alimentos, la principal exportación es de textiles, ropa que se consume principalmente en Europa, por 45.000 millones de dólares anuales.
Estas empresas que producen ropa emplean a 4 millones de trabajadoras y trabajadores (la gran mayoría mujeres) que después de 4 meses de huelga el año pasado, lograron aumentar sus salarios a 90 dólares al mes el mínimo, aunque el ingreso mínimo para llevar una vida decente en Bangladesh es de 250 a 280 dólares. Las empresas textiles son nacionales pero asociadas a transnacionales -como Zara, Gap, Levi’s, Adidas, H&M, Benetton, Inditex, Wal-Mart o Marks & Spencer- que se la llevan la ropa a Europa y Estados Unidos. Bangladesh es el segundo exportador mundial de ropa, después de China.
Muchas empresas multinacionales se fueron de China a otros países asiáticos con mano de obra mucho más barata que China, donde sus trabajadores después de grandes luchas lograron salarios algo más altos de 300 dólares mensuales.
En Bangladesh, como sucede en gran parte de los países del oriente asiático, esta explotación del pueblo trabajador está sostenida por gobiernos semidictatoriales, ultrarepresivos. La primera ministra de Bangladesh es Sheikh Hasina, de la Liga Awami, desde el 2009 reelecta cuatro veces en elecciones fraudulentas y su partido está subordinado al imperialismo con esa economía semicolonial.
Esta lucha parte de la rebelión creciente en muchos países del mundo de los jóvenes contra el capitalismo que hoy les niega el futuro, los condena a precariedad y miseria. Como lo dicen jóvenes en las calles, esta lucha no es sólo por algunos empleos estatales para algunos, sino además es por un cambio de fondo, que se vayan los actuales gobernantes y un cambio del sistema político y económico, con empleos para todos, que termine con los salarios de hambre y el dominio explotador de los capitalistas y el imperialismo.
Desde la UIT-CI consideramos que sólo con la unidad de los jóvenes, trabajadores urbanos y campesinos, con la gran fuerza que han demostrado, se podrá terminar con el actual gobierno autoritario capitalista y logar una verdadera salida con un gobierno del pueblo trabajador.
Saludamos esta heroica y gran rebelión juvenil como un gran paso adelante y llamamos a la solidaridad internacional de la juventud y trabajadores del mundo.
Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional
23 de julio de 2024
Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y de la UIT-CI
El impacto de la sorpresiva derrota electoral de Marine Le Pen y la ultraderecha, en la segunda vuelta del 7 de julio, no solo no superó la crisis política sino que la ha profundizado.
En Francia predomina la parálisis y la indefinición política. En Francia existe una crisis de gobierno inédita. Macron disolvió el 10 de junio la Asamblea Nacional ante la gran derrota que sufrió en las elecciones europeas (apenas llegó al 15%), con el voto castigo a favor de Marine Le Pen y la ultraderecha (34%) y convocó a legislativas para buscar superar la crisis. Pero lejos está de lograrlo. Pasan los días y no se forma un nuevo gobierno. Además, el 28 de julio darán inicio las Olimpíadas en París.
Las legislativas no dieron un bloque con una mayoría absoluta de 289 diputados, que es lo que se necesita para tratar de asegurar la designación del primer ministro que cogobierne con el debilitado Macron como presidente. Pero la gran sorpresa electoral, que ninguna encuesta previó, lo dio la ultraderecha. Marine Le Pen que esperaba ganar las elecciones y pretendía lograr la mayoría absoluta para llegar al gobierno, sufrió una inesperada derrota electoral. Pasó de ganar, en la primera vuelta, a quedar tercera.
El Nuevo Frente Popular (NFP) había pactado con el macronismo el llamado “frente republicano” por el que se retiraba el tercer candidato, de cada circunscripción electoral, en la segunda vuelta cuando el primero era de la ultraderecha. El costo político para la izquierda del NFP fue permitir una parcial recuperación electoral de Macron que remontó al segundo puesto.
El primer lugar lo obtuvo la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP), que, según los resultados oficiales definitivos hasta ahora, ha logrado 182 diputados en la nueva Asamblea Nacional, donde tenía 153. En segunda posición quedó la oficialista Ensemble (Juntos) de Emmanuel Macron con 168, muchos menos que los 250 que tenían. Y tercero, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen con 143 diputados. Aunque la ultraderecha no pudo sostener el primer lugar, mantuvo su crecimiento; antes tenía 88 diputados y fue el partido político más votado ya que no integra una alianza.
De esta forma, como decíamos en la nota del 8 de julio, se les atragantó el festejo a la ultraderecha francesa y mundial. La alegría se trasladó a miles y miles de trabajadoras y trabajadores y jóvenes que festejaban en las calles de todo el país con banderas palestinas y carteles de repudio al genocidio del estado sionista de Israel. También fue un motivo de festejo para los millones que en el mundo repudian y combaten a la ultraderecha de les Meloni, Abascal de Vox, Milei, Bolsonaro, o Trump.
El empantanamiento político de la segunda potencia capitalista de la UE
Lógicamente la ultraderecha francesa sólo ha recibido un golpe electoral. Y su derrota definitiva vendrá de la movilización de las y los trabajadores y la juventud combativa de Francia. Tampoco podemos abrir expectativas en el Nuevo Frente Popular (NFP) que está integrado por la izquierda reformista como el Partido Socialista (PS) que ya gobernó ajustando al pueblo trabajador. También están la Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Comunista (PC) y las direcciones de las centrales obreras. Ninguno fue hasta el final en 2023 en la lucha para derrotar a Macron y su reforma previsional. Se negaron, por ejemplo, a convocar a una huelga general cuando millones estaban en las calles.
Ahora el NFP quiere utilizar su primer lugar electoral para negociar tener el primer ministro para cogobernar con Macron, la centro derecha liberal que lleva seis años gobernando contra la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares. Lo que significaría un nuevo gobierno de colaboración de clases al servicio de las multinacionales. ¿Qué va a quedar del programa del NFP que se comprometía retirar muchas de las medidas antiobreras de Macron?
Pero hasta ahora no se resuelve la formación de un nuevo gobierno. Predomina la crisis. Macron lanzó una provocativa carta diciendo “nadie ganó”. Lo que fue repudiado por el NFP que se considera ganador. Según la constitución de 1958, de la llamada Quinta República fundada por De Gaulle, el presidente puede designar a “dedo” al primer ministro. Pero la tradición democrática burguesa fue llevando a que se lo hiciera negociando con la primera mayoría parlamentaria. Se considera que esta crisis política es inédita en Francia. Se sospecha que Macron busca dividir al NFP y pactar con su ala derecha que es el PS, encabezado por Francois Hollande, ex presidente y actual diputado. Tampoco el NFP se pone de acuerdo en una propuesta. Mélenchon, que encabeza Francia Insumisa (LFI), el sector que más diputados logró en el NFP, reclama para ellos y en alianza con el PC, poner el candidato o candidata a primer ministro. Y por eso se retiró de las negociaciones.
Este enredo en las alturas del régimen político francés, muestra la dimensión de la crisis política en que está envuelta la segunda economía capitalista de la Unión Europea (UE), detrás de Alemania, y una de las mayores potencias imperialistas del mundo. En Francia puede pasar cualquier cosa políticamente. Esa es la gravedad de la crisis. Puede ser que finalmente Macron, pese a su debilidad, pueda formar gobierno con sectores de la izquierda reformista como también surgir un bloqueo parlamentario, tanto de parte del NFP como de Le Pen, o veto presidencial que haga que finalmente el mismo Macron tenga que dimitir y convocar a un adelantamiento de elecciones presidenciales, que están previstas para el 2027.
Las causas sociales de la crisis política
La crisis política muestra el descrédito que tiene el gobierno de Macron y toda la dirigencia política patronal de los anteriores gobiernos gaullistas (Sarkosy) o socialdemócratas (Hollande) que llevaron a una brutal caída del nivel de vida de las masas. La crisis política es la expresión de la aguda crisis económica y social. Se calcula, por ejemplo, que en Francia hay más de 4.600.000 personas que viven en situación precaria. Con unos 330.000 sin techo y que hay 15.400.000 de personas en riesgo de pobreza, (Datos Infobae, 1/2/2023).
Este descreimiento en los partidos políticos burgueses tradicionales es lo que también explica el lamentable crecimiento electoral de la ultraderecha. Este fenómeno político-electoral es el que también se ha expresado en otras partes del mundo, fruto de la decadencia y crisis del capitalismo-imperialista.
Pero la expresión más importante de la crisis social en Francia ha sido el crecimiento de las luchas obreras, juveniles y populares. Desde el movimiento de los Chalecos Amarillos (2018) contra el alza del costo de vida, hasta las acampes y marcha estudiantiles y juveniles de apoyo al pueblo palestino (2024), pasando por las importantes huelgas y marchas obreras contra la reforma previsional (2023) y las movilizaciones del sector del agro perjudicados por la crisis económica.
Más allá del resultado coyuntural de la actual crisis de indefinición del gobierno, la crisis social de fondo no tendrá solución, sea con un nuevo gobierno de colaboración de clases o con nuevas elecciones presidenciales, ya que por ley no pueden hacer nuevas legislativas hasta dentro de un año.
El camino para el pueblo trabajador y la juventud es retomar las movilizaciones en defensa de salarios y de las pensiones, contra las leyes de migración, en defensa de los sectores públicos como la salud y la educación y en defensa del pueblo palestino. Y en la perspectiva de lograr un verdadero cambio de fondo con un gobierno de las y los trabajadores.
Desde la UIT-CI consideramos que es imprescindible, para esas tareas, avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas, en especial de las que se reclaman del trotskismo, para construir una nueva alternativa política unitaria, de independencia de clase, anticapitalista y socialista.
16/7/2024