Jul 16, 2024 Last Updated 6:38 PM, Jul 16, 2024


Escribe José Castillo

Desde diciembre pasado no cesa el levantamiento popular exigiendo que se vaya el gobierno criminal de Dina Boluarte. Hace casi dos meses que el país está paralizado con huelgas regionales, cortes de ruta, bloqueos a aeropuertos y marchas regionales. Pese a la feroz represión, la movilización continúa y ya ha llegado a Lima.

El mundo está conmovido por la rebelión popular y campesina en el Perú. Las mismas cadenas internacionales lo siguen como uno de los puntos más altos de las luchas en el mundo.

Las movilizaciones, que estallaron en diciembre apenas Dina Boluarte se apropió del gobierno, reclamando su renuncia y también la del parlamento de derecha corrupto, siguen, se masifican y se extienden cada vez más a diferentes regiones. Todo esto a pesar de la brutal represión que ya lleva más de 60 muertos y cientos de heridos. En las últimas semanas, la “Marcha de los cuatro Suyos” (rememorando las masivas manifestaciones que provocaron la caída de la dictadura de Fujimori en 2000) culminó con la llegada de decenas de miles a Lima, con una marcha masiva el jueves 19 y miles que permanecen hasta ahora en la propia Capital del país. A pesar de la durísima represión, que incluyó la entrada de la policía con tanquetas en la histórica Universidad de San Marcos, siguieron llegando delegaciones a Lima, mientras continúan las acciones en Cuzco, Ayacucho, Arequipa y otras ciudades. La represión en Lima ya dio su primer muerto con Victor Santisteban. Es evidente que el espíritu de las movilizaciones es continuar hasta que se vaya Dina Boluarte, se levante el estado de emergencia, se castigue a los responsables de los asesinatos y se convoque a una asamblea constituyente para terminar con la constitución fujimorista.

¿Por qué se produjo esta insurrección?

Muchos se sorprendieron por la magnitud de las manifestaciones, más aún sabiendo que el gobierno de Pedro Castillo no había cumplido con ninguna de sus promesas y se había desprestigiado rápidamente en su escaso año de mandato. Pero el tema es mucho más profundo: la rebelión se produce por la debacle social y política que ya lleva años en el Perú. Un país de 33 millones de habitantes, donde el 70% del trabajo es precario e informal y el 20% de la población está por debajo de la línea de pobreza. Donde fueron destituidos los últimos cinco presidentes por corrupción, después de gobernar para los ricos, las multinacionales, las mineras y el agronegocio.

Es un hecho que esta rebelión también se produce como consecuencia del fracaso del gobierno de Pedro Castillo, que en 2021 había llegado al poder con el apoyo masivo del sector más explotado del país, los campesinos de las regiones del sur del Perú. Castillo se presentó como de izquierda prometiendo, entre otras cosas, nacionalizar el gas y convocar a una asamblea constituyente. Pero no cumplió en absolutamente nada. Al contrario, siguió con los pactos con la oligarquía peruana y las multinacionales. De poco le sirvió. Mientras se le rompía su propio partido e iban creciendo las protestas y luchas en su contra, la derecha fujimorista nunca lo terminó de reconocer. Varias veces intentó destituirlo, utilizando el mecanismo creado por la propia constitución fujimorista de la “vacancia”. Ante esta perspectiva, Pedro Castillo intentó cerrar el Congreso, lo que terminó en su caída.

Pero a pesar del desprestigio de Castillo, las masas explotadas nunca aceptaron a Dina Boluarte como su reemplazo, que desde el primer día intentó gobernar unida a la derecha y el parlamento corrupto, apoyada en la represión de la policía y el ejército. Por eso se desató esta gigantesca rebelión popular-campesina. El pueblo trabajador y campesino salió a las calles porque está harto de la pobreza del capitalismo y exige cambios de fondo.

Las perspectivas y la salida

Desde nuestra sección hermana de la UIT-CI, el Partido de las y los Trabajadores-Uníos (PT-Uníos) planteamos que hay que seguir impulsando la movilización, en Lima y en todo el país, preparando una verdadera huelga general. Tratando de fortificar el punto aún débil de la movilización, que es la falta de una dirección clara y unificada. Por eso proponemos la convocatoria a una coordinación nacional de todas las organizaciones en lucha.

La consigna central sin duda es “¡Fuera Dina Boluarte!”, pero debemos sumarle terminar con el parlamento corrupto y de derecha y exigir la convocatoria a elecciones de una asamblea constituyente libre. Al mismo tiempo afirmamos que quienes tienen que gobernar son los trabajadores y los campesinos. Eso hoy se materializa en postular un gobierno de las organizaciones en lucha como los comités de huelga, los frentes de defensa, las coordinadoras regionales y los sindicatos combativos.

Esta consigna es clave porque ante una crisis que no para, Boluarte ha estado maniobrando, buscando salidas como el adelantamiento de las elecciones, sin su renuncia. Pero no podemos descartar que esto termine sucediendo. Hasta puede terminar cayendo Boluarte. Su caída sería un triunfo, pero apenas un primer paso. La lucha debe seguir. La clase trabajadora, los campesinos, la juventud y los pueblos originarios no tendrán soluciones de fondo sino se termina con el sistema capitalista impuesto por el imperialismo, las multinacionales y la oligarquía peruana. Por eso se necesita un gobierno obrero, campesino y popular que implemente un plan económico alternativo, con medidas de fondo, como la nacionalización del gas y de las mineras, y que se deje de pagar la deuda externa, para que así haya fondos para salario, trabajo, educación y salud.

Desde Izquierda Socialista y el resto de las secciones de la Unidad Internacional de las y los Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI) seguiremos llevando adelante nuestra tareas de acrecentar la solidaridad internacional, exigiendo la ruptura de relaciones con el gobierno de Boluarte, con acciones ante embajadas, consulados y actos con los residentes peruanos en cada país.

* Ver entrevista a Miguel Sorans, dirigente de la UIT-CI, sobre el tema en youtube izquierdasocialista.org.ar y uit-ci.org https://youtu.be/BXe9Mn4pAOo o https://fb.watch/io0ji6Jb7O/

 

 

Desde la redacción de El Socialista dialogamos con Raisha Correa y Rony Martinez Castillo de la agrupación Peruanos Autoconvocados (PA) quienes vienen realizando diferentes actividades en Buenos Aires de repudio al gobierno de Dina Boluarte.

El Socialista - ¿Cómo se organizan y cuáles son las próximas actividades para seguir difundiendo?

Raisha: Somos peruanas y peruanos que residimos en Argentina y que nos autoconvocamos luego de la destitución de Pedro Castillo. Nos fuimos conectando entre conocidos para hacer actividades en Buenos Aires con el objetivo de expresar nuestro rechazo a la detención arbitraria de Castillo y la asunción de quien era su vicepresidenta y actual presidenta, Dina Boluarte, ya que el pueblo peruano lo vio una traición al voto popular.

Organizamos plantones (concentraciones) y distintas actividades cada semana. Hemos ido a la Embajada peruana, al Consulado, a la Plaza de Mayo y participamos de una gran movilización a la CELAC para mostrar nuestro rechazo a Ana Gervasi, ministra de Relaciones Exteriores del Perú. Todas las actividades las difundimos a través de nuestras redes sociales y el próximo sábado 4 vamos a ir al Consulado nuevamente.

El Socialista - A pesar del toque de queda las movilizaciones continúan. ¿Por qué creen que el movimiento sigue fuerte a pesar de la represión?

Rony: Creo que las movilizaciones de ahora son consecuencia de todo el aprendizaje que ha tenido la población peruana a lo largo de su historia contemporánea. Por ejemplo, la Marcha de los cuatro Suyos, allá por el año 2000 contra el fraude del gobierno de Fujimori. Me parece importante mencionarlo porque fueron un conjunto de marchas, similares a las de ahora, de todas las regiones del Perú que se concentraron en Lima y que luego, ese mismo año, Fujimori tuvo que renunciar.
En la historia más reciente, está el caso de Manuel Merino en 2020, que fue un presidente de facto impuesto a través de un golpe parlamentario y donde también tuvo que renunciar a pocos días de asumir porque la población estuvo en las calles. Tanto Fujimori como Merino, utilizaron todo el aparato estatal para reprimir y asesinar. Pero aún así, la gente no abandonó las calles y pudieron conseguir lo que estaban pidiendo en ese momento.

También en la historia latinoamericana podríamos mencionar el caso de Chile, que es el que tuvo más repercusión a nivel internacional, además en Colombia y en otros países en donde la población tuvo que salir a marchar para que realmente haya un cambio estructural en su sistema político.

Yo creo que todos esos conocimientos, todas esas experiencias que se han dado en Perú y en América Latina, son importantes para que hoy la población se mantenga movilizada. Hemos aprendido que lamentablemente es necesario que la lucha social esté presente siempre para que los dirigentes puedan escucharnos. Así que a mí no me cabe ninguna duda de que las movilizaciones sociales seguirán en Perú hasta que realmente se cumpla lo que están pidiendo, que son cosas esenciales como el respeto a los derechos fundamentales, además de, por supuesto, la renuncia de Dina, el cierre del Congreso y la convocatoria a nuevas elecciones.

El Socialista - ¿Cuál es el rol de la juventud estudiantil y de las mujeres?

Raisha: Desde las regiones se han organizado diversas delegaciones estudiantiles que llegaron a Lima para sumarse a las movilizaciones contra la dictadura de Dina Boluarte. Estudiantes de entre 18 y 25 años (algunos menores) se han enfrentado a la brutal represión de las fuerzas del orden como se vio recientemente en la intervención de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Por otro lado, las mujeres se han organizado de distintas formas. Desde mujeres que se encuentran en primera línea durante las manifestaciones, hasta compañeras que preparan ollas comunes para alimentar a quienes se movilizan. Se han activado muchas redes de solidaridad que no se veían desde el momento de la pandemia. Muchas compañeras promueven la recolección de donaciones y todo tipo de apoyo económico para las delegaciones que llegan de regiones.

Son muchas mujeres que salieron a las calles contra la dictadura de Dina Boluarte, quien dijo que no la dejaban gobernar por ser la primera mujer presidenta de Perú. Nada más falso, ya que son las voces de mujeres populares, precarizadas y racializadas, quienes denuncian no sentirse representadas y salen a la calle por sus hijos y sus familias.

El Socialista - ¿Cómo creen que debe continuar la lucha y cuál es la perspectiva para que triunfe?

Raisha: Colectivamente desde PA consideramos que hay que acompañar las demandas del pueblo peruano que se sigue movilizando. Hoy la demanda más urgente es la renuncia de Dina Boluarte porque su continuidad refleja la impunidad frente a los asesinatos que existen. No puede continuar en el poder una persona que suma más de 60 muertos en su gobierno. Entonces, lo urgente es su renuncia y lo segundo sería que se cierre el Congreso que está totalmente deslegitimado. También hay otras demandas importantes como la libertad de Pedro Castillo y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. El orden de prioridades de estas demandas puede variar, pero hoy por hoy, la salida de Boluarte es importante.

Desde una mirada más personal, considero que es central escuchar y acompañar a la población movilizada. Las manifestaciones no son dirigidas por ningún partido político ni organización, aunque la derecha del país diga que sí. El movimiento surge del hartazgo. Son compatriotas que no soportaron más la crisis constante que nos invade y salieron a tomar las calles. Hay que escuchar lo que quiere el pueblo. No tratar de ir delante o direccionarlos, sino más bien acompañarlos en su lucha.

También creo que no debemos ceder a negociaciones impuestas por la derecha como, por ejemplo, a cambio de que renuncia Boluarte dejar que continue el Congreso o alguna medida similar. Confío bastante en la población movilizada que se encuentra en Lima y creo que pueden surgir grandes victorias de allí. De este pueblo que se siente excluido puede surgir un nuevo liderazgo que logre disputar el poder de las élites sociales, independientemente de lo que pase con Castillo.

Finalmente, considero que lo importante es seguir acompañando este proceso en Perú, ayudar económicamente, sumar voces, poner el cuerpo y no agotarnos o rendirnos en el camino, salvo que la misma población que viajó desde las regiones a Lima sea la que dé un paso al costado, para mí son ellos y ellas quienes tendrían la última palabra.

El Socialista - ¿Qué mensaje le darían a quienes aún no se han acercado a las actividades de apoyo a la lucha del pueblo peruano?

Rony: A quienes aún no se han movilizado en Perú y que por supuesto no sean de la derecha que apoya a Dina Boluarte y reclama mayor represión, les diría que es importante que seamos varias personas las que estemos en la calle. En la historia latinoamericana, los cambios políticos, estructurales, se dieron a través de la lucha social. Necesitamos que realmente toda la población que esté de acuerdo con estos reclamos, se pueda manifestar. Porque ningún cambio social, ningún dirigente político, generó un cambio a favor del pueblo a través del pacifismo de la población. Por eso tenemos que estar siempre vigilantes, activos y reclamar cuando es necesario. Nuevamente, les invito a que se pronuncien en las calles o de la manera que crean necesaria, para acompañar la lucha de nuestro pueblo movilizado.

Escribe Guido Poletti

La semana pasada, del 23 al 25 de enero, se realizó en Buenos Aires la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). La Celac es un ámbito regional que, a diferencia de la OEA (Organización de los Estados Americanos) excluye a Estados Unidos y Canadá e incluye a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por eso desde el gobierno del Frente de Todos se ha insistido discursivamente que este foro es la principal herramienta para la “unidad latinoamericana”, y para ganar independencia ante los Estados Unidos. Del mismo modo, se lo mostró como el escenario del “gran retorno” de Brasil a ese espacio, con la llegada de Lula al gobierno.

Muy lejos estuvo la cumbre de la Celac de ser un foro que atienda los reales problemas de los pueblos de Latinoamérica. Empezando por el tema más candente: la declaración final no se pronunció contra la represión salvaje de Boluarte en Perú. Más aún, hubo un representante de la cuestionada presidenta en la mismísima Cumbre. Brasil, con el presidente Lula, la “estrella” del evento, directamente reconoció al gobierno de Boluarte, diciendo que su ascenso al poder había sido legítimo. Alberto Fernández tampoco se pronunció en la Cumbre. Por supuesto, como era de esperar, tampoco hubo ningún tipo de crítica a las dictaduras de Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua o del gobierno cubano, que en estos mismos días está decretando condenas de años de prisión a los participantes de las marchas de protesta del año pasado.

Brasil, Argentina y la moneda común

El gobierno del Frente de Todos trató también de vender la Cumbre como el gran momento para avanzar en un nuevo proceso de integración con Brasil, que nos “salvaría” en el futuro próximo. Más allá de algunos negocios a la medida de las transnacionales de ambos países (como la construcción de un gasoducto para que lo producido en Vaca Muerta pueda llegar al Brasil), de lo que más se habló fue de una supuesta “moneda común” entre los dos países. En realidad se trató de una auténtica cortina de humo, como muchos funcionarios y economistas se encargaron de desechar poco después. No es muy distinto a aquello que se anunciaba más de una década atrás, cuando Néstor Kirchner, Lula y Chávez hablaban de “un oleoducto de Caracas a Buenos Aires” o del lanzamiento de un “Banco del Sur”, todos proyectos que nunca pasaron de la retórica.
Es que de lo que nunca se habló, ni se hablará en estos foros, es de lo que de verdad se necesita: una auténtica unidad antiimperialista latinoamericana, que comience por suspender los pagos de la deuda de la región, conformando un club de deudores, estatizando los recursos hoy en manos de las transnacionales y potenciando todas esas riquezas para resolver el drama de los pueblos de Latinoamérica, la región con la desigualdad más alta del mundo.

El resto de lo que dejó la Cumbre

La Celac tuvo también su propio capítulo “criollo”. Evo Morales se hizo presente para llevar adelante la Cumbre de los Pueblos, pretendiendo representar a una corriente más “progresista” que la media del continente. La vicepresidenta Cristina Fernández buscó competirle a Alberto intentando recibir a los miembros de la reunión en su propio despacho del Senado, pero sufriendo el desplante del propio Lula. Finalmente, se dio el encuentro entre organismos de derechos humanos, el presidente Alberto Fernández y Lula, donde se dejó afuera al ministro kirchnerista Wado de Pedro, con el escándalo consiguiente.

En síntesis, una Cumbre deslucida, que dejó poco incluso para el aprovechamiento político del gobierno. Pero, por sobre todo, nada de nada para los pueblos de la región


Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI

Este martes, 31 de enero, millones de trabajadores franceses realizaron el segundo paro general del mes con más de un millón de trabajadores y trabajadoras en las calles. El anterior fue el 19 de enero, de similar magnitud. Las organizaciones sindicales luchan para que no se apruebe la reforma de la ley de pensiones que aumenta edad jubilatoria de 62 a 64 años y exige 43 años de aportes para jubilarse.

Además de combatir la reforma jubilatoria, estos paros generales y movilizaciones masivas expresan el descontento y resistencia a la crisis económica que el capitalismo descarga sobre el pueblo trabajador, con salarios que pierden poder adquisitivo, que suben menos que la inflación, con aumentos enormes de los costos de la energía, con las carencias en la salud pública que se está privatizando.

Estas enormes huelgas en Francia son simultáneas con huelgas en Gran Bretaña y la ola de huelgas en toda Europa contra los planes de ajuste ante la crisis capitalista en cada país.

Otro factor importante que logró esa masividad fue la unidad sindical. El convocante a estos paros y manifestaciones fue la Intersindical, una organización que reúne a las ocho centrales sindicales francesas CGT, FO, CFDT, CFTC y CFE-CGC, Unsa, Solidaires y FSU, y a cinco organizaciones juveniles. Esta Intersindical es un importante paso adelante. Pero también es un intento de las burocracias sindicales de controlar el movimiento que tiende a desbordarlos. Hasta ahora la Intersindical llamó a los dos paros generales, pero no convoca asambleas de base ni plantea un plan de lucha creciente, en caso de que el gobierno de Macron se niegue a retirar su proyecto de ley de pensiones, como ya lo ha manifestado.

Además de los paros generales, hay otros días con paros sectoriales y planes de lucha específicos de refinerías de petróleo, energía, puertos, ferroviarios y docentes, también con la demanda central contra la reforma de la ley de pensiones.  

Los trabajadores de la electricidad organizaron lo que denominaron “Operación Robin Hood” (que según la leyenda quitaba a los ricos para darle a los pobres), en la que entregan electricidad gratuita a escuelas, universidades, hospitales y hogares de bajos ingresos.

Pelea desde hace décadas

El ataque al sistema de pensiones es una exigencia de los capitalistas franceses desde hace décadas. Ha formado parte de las agendas políticas de Chirac, Hollande, Sarkozy y Macron desde que fue elegido presidente en 2017. El primer intento serio de la burguesía francesa de rebajar a las jubilaciones fue en 1995 con el infame “Plan Juppé”, derrotado por el movimiento de masas más importante sucedido en Francia desde mayo de 1968.

El actual presidente Macron también lo intentó 2019-2020, provocando la oleada de huelgas más grande de las dos últimas décadas, incluyendo el movimiento casi insurreccional de los “chalecos amarillos” y una huelga ferroviaria de seis meses de duración que obligaron a su gobierno a retirar su plan de reforma de las pensiones cuando este ya había sido aprobado por el Parlamento.
Hoy, presionado por los grandes capitalistas que quieren preservar sus ganancias ante la agudización de la crisis mundial, Macron vuelve a intentarlo, aunque está más débil que en el 2019.

La necesidad de un plan de lucha nacional unificado

Los trabajadores de las refinerías y los de electricidad de la CGT están convocando a un paro de 48 horas, después de 72 horas, el 6 de febrero, y proponen después una huelga indefinida “renovable” (que significa que periódicamente asambleas y plenarios resuelven si continuarla). La CGT Puertos y Astilleros convocaron a una huelga el 26 de enero. En Educación, los sindicatos CGT y Sud llamaron a la huelga indefinida renovable a partir del 31 de enero, mientras que ferroviarios llaman a huelgas de 48 horas para los días 7 y 8 de febrero. Estas huelgas salieron en gran medida por presión directa de las bases.

Como lo plantean algunos sectores de izquierda y sindicales de base, para derrotar al gobierno y a su ley de pensiones hace falta un plan de lucha unificado y ampliar aún más la movilización hacia una huelga general indefinida. Y con ese objetivo impulsar asambleas de base y “asambleas interprofesionales” (como denominan en Francia a las asambleas que agrupan diferentes organizaciones sindicales), para acordar planes de lucha unificados y también incorporar el conjunto de las demandas, apuntando a imponer un plan económico del pueblo trabajador para que los grandes capitalistas paguen la crisis.

Venezuela: miles se movilizan exigiendo salarios dignos

Una gran jornada de lucha se llevó a cabo en todo el país este 23 de enero para conmemorar el 65 aniversario de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez. Dándole continuidad a las jornadas del 9 y el 16 de enero, nuevamente se marchó masivamente en varias ciudades y municipios, exigiendo al gobierno de Maduro un salario igual a la canasta básica, la firma del contrato colectivo docente, pago de deudas laborales y la libertad de las trabajadoras y trabajadores presos, entre otros reclamos.

Sionistas de Israel siguen masacrando palestinos

En el campamento (pueblo de refugiados) de Yenin en Cisjordania, una intervención militar del ejército de Israel causó 9 muertos, entre ellos dos niños, y más de 20 heridos. Según dijeron los agresores sionistas, fue “una intervención contra terroristas”. Así denominan a todos los grupos armados de autodefensa palestina. Recordemos que Cisjordania, aunque tiene un supuesto gobierno propio, está permanentemente ocupada por tropas sionistas que asesinan impunemente. Para hacer eso el Estado de Israel tiene el apoyo de Estados Unidos. ¡Fuera sionistas de toda Palestina!

Reino Unido: también se multiplican las huelgas

El Reino Unido lleva meses con huelgas de cientos de miles de trabajadores en innumerables sectores, ante una inflación de 11%. Exigen un aumento salarial que compense la inflación.
El gobierno del primer ministro conservador Rishi Sunak, nombrado en octubre del año pasado ante la crisis de gobiernos anteriores, ha ignorado o negado las demandas.
Entre las y los huelguistas están nuevamente las enfermeras, que denuncian haber perdido un 20% de su salario real desde el 2010. Las enfermeras realizaron en diciembre una huelga nacional sin precedentes en los 106 años de historia del sindicato. Y recientemente aprobaron nuevos paros para el 6 y 7 de febrero.

Los diferentes sindicatos de ferrocarriles prosiguen también sus protestas, que no han cesado desde hace casi un año. Los trabajadores de correos y hasta la policía fronteriza protagonizaron huelgas en las últimas semanas.

Estados Unidos: indignación y movilizaciones ante nuevo crimen racista

Cinco policías cometieron un nuevo asesinato contra un afroamericano, esta vez en la ciudad de Memphis.  La indignación de la comunidad de Memphis y de miles de miembros y simpatizantes del movimiento “Black Lives Matter” obligaron al gobierno de la ciudad a publicar las imágenes de la propia policía local donde se muestra el asesinato de Tyre Nichols. Ya comenzaron las manifestaciones en las principales ciudades yanquis para que el crimen no quede impune. Se provoca así un fortalecimiento del movimiento que en 2020, en plena pandemia, hizo temblar a todo el país, con las gigantescas marchas tras el asesinato en ese entonces de George Floyd.

Los manifestantes, en su mayoría de jóvenes, se congregaron en Washington frente a la Casa Blanca, con carteles donde se leía “fin al terror policial”, “justicia para Tyre Nichols” y “encarcelen a los policías asesinos”.

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