La UIT-CI llama a una campaña internacional de apoyo al pueblo-nación Mapuche
En plena pandemia, se están multiplicando los ataques de grupos fascistas y las acciones represivas estatales contra el pueblo mapuche en Wallmapu, su territorio. Todo esto para beneficiar el saqueo de las empresas forestales y la agroindustria.
Como Unidad Internacional de las y los Trabajadores Cuarta Internacional (UIT-CI), y nuestra sección chilena Movimiento Socialista de las y los Trabajadores (MST), llamamos a todas las organizaciones sindicales, estudiantiles, feministas, de derechos humanos, de pueblos originarios y organizaciones políticas a iniciar una campaña internacional en apoyo al pueblo-nación Mapuche.
Exigimos el cese inmediato de la militarización y la represión contra el pueblo-nación Mapuche en Wallmapu, libertad a las y los presos políticos, fin a los montajes judiciales, la devolución de las tierras y el derecho a la total autodeterminación. ¡Fuera de Wallmapu las empresas capitalistas forestales y de la agroindustria, así como las multinacionales!
Por una campaña internacional en solidaridad con el pueblo-nación Mapuche.
¡Fuera Piñera y su criminal ministro del Interior, Víctor Pérez!
Perú. Las manos de Vizcarra se tiñen de sangre indígena
La represión policial a una protesta de la comunidad indígena Kukama contra la petrolera canadiense PetroTal en el lote 95, ubicado en la Amazonía peruana, Loreto, dejó al menos dos personas fallecidas y diecisiete heridos, entre policías y nativos, informó este domingo el Ministerio del Interior. El pueblo indígena Kukama protestaba pacíficamente contra la compañía PetroTal, exigiendo ayuda para combatir la pandemia del Covid-19, contra el abandono del gobierno central y la pobreza. Desde UNÍOS de Perú exigimos que se escuchen sus demandas, así como la cárcel para los asesinos. ¡Basta de reprimir y matar a los que luchan!
Rusia. Masiva protesta popular contra Putin en Jabarovsk
Varios miles de manifestantes se congregaron este sábado en las calles de la ciudad rusa oriental de Jabarovsk, por quinto fin de semana consecutivo, reclamando que se vaya Vladimir Putin. Protestan contra la detención del gobernador Sergei Furgal, acusado por las autoridades de Moscú de estar relacionado con el asesinato de dos empresarios hace quince años. Los habitantes de esta región estiman que las imputaciones son falsas y que solo buscan destituir a Furgal, recientemente electo gobernador y opositor a Putin. El presidente, que acaba de modificar la Constitución para poder seguir gobernando por tiempo indefinido, pierde aceleradamente popularidad, su gobierno ya solo cuenta con el 23% de aprobación.
Bolivia. Rebelión de sectores campesinos y populares contra el gobierno de Añez
En medio de la aguda crisis política, de salud y económica, el gobierno de Añez tambalea. La postergación de las elecciones, con la excusa de la pandemia, desencadenó protestas populares, inicialmente convocadas por el MAS y la dirección de la COB, que exigen elecciones para el 6 de septiembre. El último fin de semana, a pesar de que el gobierno de Añez, el Parlamento con mayoría del MAS, con la mediación de la ONU y la bendición del propio Evo Morales desde Buenos Aires, acordaron realizar las elecciones el 18 de octubre, continúan los bloqueos en casi todas las carreteras por demandas como la atención de la salud, educación (el gobierno anuló el año escolar) y levantando la consigna ¡Fuera Añez!
En la conferencia participaron más de cincuenta organizaciones representando a casi todos los países de latinoamérica y a Estados Unidos. Se debatió sobre la "Crisis mundial y rebelión en el imperio", "El movimiento obrero latinoamericano ante la crisis capitalista y la pandemia", "La situación latinoamericana" y en el Plenario de cierre de la conferencia se debatió sobre la formas de construir y lograr mayor unidad de la Izquierda en todo el continente.
A continuación las intervenciones de la Unidad Internacional de trabajadoras y trabajadores - Cuarta Internacional.
Apertura
Intervención
Cierre
El movimiento obrero latinoamericano ante la crisis capitalista y la pandemia
Apertura
Intervención
Cierre
La situación latinoamericana
Apertura
Intervención
Cierre
Apertura
Chile
Estados Unidos
Mujeres
Venezuela
Brasil
Bolivia
Perú
Ambiente
Argentina
México
Centroamérica / Panamá
Cierre
Mesa de debate: Crisis mundial y rebelión en el imperio
Escribe Miguel Lamas
Esta conferencia internacional de Latinoamérica y Estados Unidos se produce en un contexto mundial extraordinario por la pandemia del Covid-19, la crisis económica inédita del capitalismo y un proceso de movilización de masas que continúa y que ahora se desató en los Estados Unidos con la rebelión antirracista.
El coronavirus ha puesto en evidencia el significado del capitalismo y sus efectos destructivos sobre la humanidad y la naturaleza. Mostró, por ejemplo, la catástrofe de los sistemas de salud pública estatales, privatizados a escala mundial. También la absoluta imprevisión capitalista ante una crisis humanitaria de esta magnitud, pese al hecho de que estudios científicos, entre ellos los de doscientos cincuenta investigadores encargado por la ONU, habían previsto la gran probabilidad de enfermedades infecciosas masivas.
El extremo más claro es Estados Unidos, que carece de una salud estatal importante. Trump negó el peligro de la pandemia y hoy es el país más afectado.
Por eso hablamos de dos pandemias, la del coronavirus y la social, con centenares de millones de nuevos desempleados, rebajas salariales y el crecimiento del hambre de miles de millones en el mundo.
Por otra parte, el coronavirus es también consecuencia de la destrucción ambiental, comenzando por su origen en China, conducida por la dictadura capitalista del Partido Comunista.
La peor crisis capitalista de la historia
Está en curso una crisis económica aguda capitalista, detonada por la pandemia, la más importante de la historia, superior al crac de 1929 y a la crisis de 2007/2008. Como toda crisis capitalista es una disputa de los grandes capitalistas del mundo por mantener o aumentar sus ganancias, que extraen tanto de lo que producen las trabajadoras y trabajadores (la plusvalía, como se denomina en términos marxistas) y del saqueo cada vez más irrefrenable de la naturaleza, con destrucción de ríos y contaminación masiva de tierras y mares y el calentamiento global.
El FMI calcula un crecimiento negativo mundial cercano a 10 por ciento. Pero no todos pierden ese 10 por ciento. Por el contrario, casi todos los capitalistas más ricos del mundo están aumentando sus ganancias. Mientras tanto, las mayorías trabajadoras, productoras de la riqueza, pierden mucho más. Millones pierden la mitad o el 80% de sus ingresos, sus empleos y/o viviendas y hasta el alimento básico familiar. El propio FMI anuncia la posibilidad de que se sumen cuatrocientos millones de desocupados.
Se retoman las movilizaciones
En estos meses se han reiniciado las acciones del movimiento de masas luego de una coyuntura de impasse respecto de la oleada revolucionaria que se vivió durante todo 2019. Hubo movilizaciones de trabajadores de la salud en gran parte de los países del mundo, huelgas en la industria automotriz y acerías, movilizaciones de masas en Líbano, Palestina y ahora recomienzan en Chile.
El punto más alto de esta nueva ola de movilizaciones ha sido la rebelión antirracista en los Estados Unidos contra Trump, a partir del crimen del afroamericano George Floyd, igual o superior a lo que fueron las manifestaciones contra la guerra de Vietnam en las décadas de los ’60/’70. Además, tuvo una repercusión internacional con movilizaciones masivas. Fue un impacto muy grande que también debilitó al gobierno derechista de Donald Trump.
La urgencia de unir a los revolucionarios
A medida que se retoman las movilizaciones populares, junto con la crisis económica y las peleas entre distintas fracciones patronales, se sigue profundizando la crisis política de los gobiernos y regímenes políticos capitalistas a los que las masas ven como responsables del desastre.
Aunque con la pandemia aumentaron las medidas represivas, la reacción del movimiento de masas las comienza a enfrentar. Lo ocurrido en los Estados Unidos se convierte en un ejemplo mundial.
Prácticamente, todas las nuevas y viejas corrientes reformistas están en crisis. En primer lugar, las gobernantes. Desde Podemos, en el Estado español, hasta López Obrador, que se abrazó con Trump y que tiene además una política similar tratando de negar la gravedad de la pandemia. Y en todos los casos, incluyendo al peronismo argentino, colocándose al servicio de salvar las ganancias del gran capital a costa del pueblo.
Al mismo tiempo, está surgiendo una vanguardia de millones que enfrentan a los gobiernos y regímenes capitalistas. En primer lugar, en los Estados Unidos. Pero también a nivel internacional, una vanguardia en la clase trabajadora, en salud y servicios, o en las industrias, a raíz de la crisis por cierres y despidos, o en el movimiento de mujeres y los movimientos juveniles ambientalistas.
En esta situación, desde Izquierda Socialista y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) consideramos que es urgente dar pasos concretos para construir las organizaciones socialistas revolucionarias y unir a los revolucionarios, en la perspectiva de terminar con los gobiernos capitalistas e imponer gobiernos del pueblo trabajador. Y, en lo inmediato, impulsando unitariamente las luchas obreras y populares para que la actual crisis no la paguen los trabajadores, sino los capitalistas.
Escribe Adolfo Santos
Hace poco más de una semana una noticia llamó la atención. Un grupo de ochenta y tres multimillonarios de los Estados Unidos, Alemania, Holanda, Dinamarca, Reino Unido y Canadá habrían solicitado, a través de una carta pública, que sus gobiernos les cobren más impuestos.
Divulgada en grandes medios como El País, The Guardian, o Clarín y Página 12 en la Argentina, la publicación de los ochenta y tres ricachones pide “una subida inmediata, sustancial y permanente de impuestos” a sus grandes fortunas para luchar contra la pandemia de coronavirus y paliar la crisis económica que sobrevendrá.
No se puede descartar que los dueños de grandes fortunas, frente a la gravísima crisis económica, estén dispuestos a ceder algo de sus grandes patrimonios. Saben que continuar expulsando a millones de familias a una situación de pobreza extrema mediante una creciente desocupación y bajísimos salarios solo va a aumentar las convulsiones sociales que ya existen, lo que coloca en peligro a sus propios patrimonios. Más aún cuando la pandemia ha acelerado todos los índices de la crisis y no se vislumbran soluciones a los graves problemas sociales.
Los autores de la carta dicen: “No estamos conduciendo las ambulancias que llevan a los enfermos a los hospitales. Ni reabasteciendo los estantes de los supermercados, ni haciendo delivery puerta a puerta”, en referencia a las actividades esenciales. “Pero sí tenemos dinero, mucho dinero”. Está claro, esas inmensas fortunas no son fruto del trabajo y del esfuerzo, sino de la explotación de millones de trabajadores que ganan salarios miserables. Además se consolidaron sobre la base de la evasión fiscal. Karen Seal Stewart, inversora inmobiliaria e integrante del selecto Club de los 200 Millonarios Patrióticos, del cual son parte los firmantes de la carta, reconoce: “Casi todos los que tienen una cantidad significativa de riqueza en Estados Unidos se han beneficiado del trato preferencial que nuestro código tributario le da a los ricos” (News Mundo 14/7). Una política incentivada aún más por la reforma impositiva del reaccionario Donald Trump.
Esto es insuficiente
Aunque llegara a concretarse legalmente, este impuesto es insuficiente para resolver la grave crisis capitalista. En los Estados Unidos hay alrededor de doce millones de millonarios y apenas doscientos estarían dispuestos a aportar una pequeña parte. Como dice Stephen Prince, también del Club de los 200, después de pagar ese impuesto extra “… todavía tendré dos aviones”. Otro de los firmantes de la carta es el usurero internacional Morris Pearl, ex director gerente de BlackRock, uno de los fondos buitres detentores de los bonos de la deuda externa argentina, cuyo pago va a impedir cualquier posibilidad de crecimiento de nuestro país.
Son lobos con piel de cordero. Posan de solidarios mientras aplican duras medidas contra sus propios trabajadores. Es el caso de la heredera de Disney, Abigail Disney, una de las supuestas firmantes de la carta, que acaba de despedir a 100.000 trabajadores de sus parques de diversiones, 70.000 pertenecen a Walt Disney World Resort de Orlando, que pasarán a recibir del programa de desempleo del estado de Florida, uno de los más bajos del país, solo 275 dólares semanales durante doce semanas. Los otros 30.000 son del parque que la compañía posee en California. Con esas medidas, según informó The Financial Times, WD “ahorrará” 500 millones de dólares mensuales en salarios.
Por eso decimos que son apenas paliativos que intentan frenar el avance de las protestas contra el capitalismo, un sistema incapaz de resolver los mínimos problemas sociales. Son sectores empresariales que buscan lavarse la cara ante el odio creciente de los trabajadores, mientras aplican ajustes brutales como Disney o saquean países, como los usureros de BlackRock. Gran parte de esas medidas que están proponiendo no les cuestan nada porque son a cuenta de la eximición de impuestos o parte de las ganancias obtenidas por el aumento de la productividad, la flexibilización laboral y los diversos ajustes que realizan contra los trabajadores.
No hay capitalismo bueno o humano
Los capitalistas no pretenden disminuir la brecha social entre ricos y pobres reviendo sus planes de ajuste, en todo caso quieren controlarla por miedo a los estallidos sociales. Es una reacción por el temor a las rebeliones que se producen en todo el mundo cuestionando los planes capitalistas. No estamos en contra de aumentar o aplicar nuevos impuestos a las grandes fortunas. Lo hemos propuesto como medida de emergencia para resolver los problemas creados por la pandemia, pero es apenas un paliativo. El FIT-Unidad presentó un proyecto en ese sentido donde propone gravar en 10% a las grandes fortunas. Una medida mínima, que los diputados se negaron a discutir, y el gobierno de Alberto Fernández no ha tenido el coraje de implementar.
No hay salida a la crisis con este sistema en descomposición. El capitalismo no va más. Es lo que demuestran las rebeliones alrededor del mundo contra sus planes, que producen cada vez mayor desigualdad, donde una minoría se enrique a costa de la explotación y la pobreza de miles de millones de trabajadores. Esa crisis brutal no se soluciona con las “dádivas” de un puñado de millonarios. Para resolver la desigualdad social, el hambre, la pobreza y la destrucción del medio ambiente es necesario continuar luchando hasta derrotar el capitalismo. Solo un gobierno socialista que represente los verdaderos intereses de trabajadoras y trabajadores será capaz de superar esta profunda crisis.