Jul 18, 2024 Last Updated 6:04 PM, Jul 17, 2024

Escribe José Castillo

El gobierno de Alberto Fernández quiso mostrar como un dato positivo el índice de precios de enero, que dio 2,3%. Pero no pudo esconder que los alimentos y bebidas subieron 4,7%. Un dato que cualquier trabajador ya podía intuir sólo con ir al supermercado. La carne sigue subiendo; ya hace tiempo que es un artículo de lujo en la mesa popular. Lo mismo pasa con una larga lista de productos. Algunos subieron porque Alberto Fernández repuso el IVA a los alimentos, otros por avivada de los monopolios empresarios, un tercer grupo porque quedó afuera de precios cuidados. Encima, febrero viene con aumentos mayores aún, entre ellos la “liberación del precio de los medicamentos”. Por si fuera poco, Martín Kulfas le acaba de prometer al FMI que de acá a tres meses van a aumentar las tarifas de los servicios públicos.

¿Y los salarios? Esa es la pregunta del millón. Repasemos: durante la campaña electoral el Frente de Todos hablaba de “ponerle plata en el bolsillo a la gente”, de que el día que asumiera los jubilados iban a recibir un aumento de 20%, de que se iba a resolver el drama de los créditos UVA. Nada de eso sucedió: primero se habló de una “suma fija” de 8.000 pesos, a cobrar por todos los trabajadores en diciembre. Luego eso se redujo a 4.000 y luego a que se pagaba en dos cuotas. Finalmente, una enorme porción de la clase trabajadora se quedó afuera incluso de ese aumento miserable: los docentes, los profesores universitarios, los estatales de las provincias. Y por supuesto la enorme masa de trabajadores en negro. Los tercerizados vieron como su salario no sólo no aumentaba, sino que se reducía, con el aumento del 51% al pago del monotributo. Al mismo tiempo también se ajustaba a los jubilados.
Todo esto sucede sobre salarios que ya venían pulverizados por los años de política macrista, donde de promedio se perdió el 30% del valor adquisitivo. Sólo refiriéndonos al año 2019, la inmensa mayoría de los gremios terminaron perdiendo contra la inflación. Hoy el promedio del salario trabajador es de 25.000 pesos (según el Indec el 60% de los trabajadores gana menos de 20.000 pesos), cuando la canasta familiar, calculada por la Junta Interna de ATE Indec ya alcanza los 61.000 pesos.

El gobierno y la burocracia sindical vienen llevando adelante un acuerdo que es letal para los trabajadores (ver nota en esta misma página). En concreto, se quiere eliminar la cláusula gatillo, que le permite a los gremios que la poseen recuperar (aunque sea con retraso y meses después) lo que los salarios pierden por la inflación. También quieren retrasar lo más posible las negociaciones paritarias. Y reemplazar los aumentos porcentuales por “sumas fijas”. Traduzcamos para que se entienda con claridad: el gobierno apunta a que los trabajadores se tengan que “comer” lo que perdieron el año pasado (ni que hablar de los años anteriores), sin recuperarlo. Y para adelante, no garantizar ni siquiera que no habrá nuevas pérdidas salariales para este año.

Los trabajadores, independientemente de las expectativas que muchos sectores sigan teniendo en el gobierno de Alberto Fernández, no podemos esperar. Tenemos que debatir en los lugares de trabajo, hacer asambleas ahí donde sea posible, sacar pronunciamientos de los cuerpos de delegados, planteando lo urgente: un aumento salarial de emergencia para que nadie gane menos que la canasta familiar, la defensa de las cláusulas gatillos en los gremios que las tienen y su generalización para que los salarios se reajusten automáticamente con la inflación, la reapertura inmediata y sin condicionamientos de todas las paritarias con aumentos porcentuales para recuperar lo perdido por la inflación y no con sumas fijas que no alcanzan para nada y encima “achatan” las escalas salariales. Salarios y jubilaciones deben ser la prioridad, no el ajuste para cumplir con el FMI y los usureros.

Escribe José Castillo

El gobierno de Alberto Fernández desde el primer día habló de la necesidad de un pacto social con empresarios, dirigentes sindicales y otras supuestas representaciones como la Iglesia Católica. Más allá que formalmente no se avanzó en lo que en algún momento se anunció como un “Consejo Económico y social”, la burocracia sindical tanto de la CGT como de las CTA no tardaron un minuto en cumplir el rol que se le tenía asignado: “moderar” al extremo cualquier planteo de recomposición salarial. Esto incluía desde aceptar sumas fijas hasta, como en el caso docente de la provincia de Buenos Aires, “no hacer olas” ante el no cobro de la suma adeudada del año pasado.

La semana pasada, Alberto Fernández se reunió con Hugo Moyano y al día siguiente con Héctor Daer. El objetivo era garantizar el apoyo sindical (o aunque sea el silencio) ante la realidad de salarios que siguen por el piso.
Ahora Hugo Yasky avanzó un paso más en el rol que el gobierno le tiene asignada a la burocracia. El burócrata de la CTA se transformó en el principal “abogado” de que están mal las cláusulas gatillos, ya que “indexarían la economía y provocarían inflación”. Otros burócratas sindicales, sin tanta explicación, se sumaron al cuestionamiento a dicha cláusula. Luego Yasky dio un paso más en sus declaraciones escandalosas. Ahora ya se pasó directamente a las argumentaciones clásicas de las patronales: los aumentos salariales generarían inflación. Por eso deben “moderarse”. Inmediatamente salió a hacerle el coro Andrés Rodríguez de UPCN.

Todas estas son demostraciones de que no hay salida con estos dirigentes sindicales. Necesitamos, más que nunca, pelear por otra dirección para la clase trabajadora, democrática y combativa. Esta es la tarea para la que se postula el Plenario Nacional del Sindicalismo Combativo.

Escribe Martín Fú

El 19 y 20 de marzo se realizarán las elecciones en el sindicato del neumático, a nivel nacional y en las seccionales. Este sindicato fue recuperado por sus trabajadores hace cuatro años, de la mano de la lista Negra, encabezada por Alejandro Crespo. La Negra actualmente dirige el sindicato nacional y las seccionales de San Fernando y Merlo. En Lavallol, donde conduce la Violeta y en Córdoba, también se renovaran autoridades.

Desde que se logró echar a la burocracia kirchnerista de Wasiejko de la CTA, los trabajadores han avanzado en su organización gremial, cerraron paritarias mucho mejores que las anteriores, y tuvieron varias mejoras laborales, enfrentando los planes de ajuste de las patronales negreras, como la de Madanes Quintanilla  dueño de FATE.

La Negra se conformó con un acuerdo entre algunas agrupaciones (PO, PTS, sectores peronistas que se referencian con Maxi Bronzuoli) y de luchadores independientes, que permitió ganar el Sutna. Ahora se han mantenido estos sectores, inclusive incluyendo compañeros de la Tendencia del PO, sumando muchos activistas y luchadores independientes, sobre todo de Fate, en San Fernando.

Lamentablemente el Nuevo MAS (Marrón), PTS (Granate) y la Roja, con diferentes argumentos injustificables, tienen nuevamente la política de dividir a las conducciones combativas y hacerle el juego a las burocracias y las patronales (como hicieron con la Bordó del “Pollo” Sobrero en el Sarmiento), poniendo en riesgo el triunfo y la continuidad del proceso de nuevas direcciones, frente a la lista Violeta de Wasiejko o sus desprendimientos, la Verde, la Azul y Blanca.
Desde Izquierda Socialista llamamos a todos los trabajadores del neumático a votar masivamente a la Negra en todos lados para enfrentar al gobierno, las patronales y la burocracia sindical.

La reciente decisión del gobierno de la Provincia de Buenos Aires de Axel Kicillof de no pagar el incremento salarial a los docentes, postergando la aplicación de la cláusula gatillo de diciembre a marzo, al día siguiente de haber anunciado el pago de 250 millones de dólares a los bonistas, pone negro sobre blanco la hipoteca de la deuda externa sobre los salarios, la educación, la salud y las condiciones de vida de las y los trabajadores.

Pero no se trata de una excepción sino de la confirmación de una regla: los gobiernos de Santa Fe, Tucumán, Mendoza y Chubut –con gobernadores de distinto signo político- también han suspendido la cláusula gatillo para todo el sector público.

En el mismo sentido, denunciamos la suspensión de la movilidad jubilatoria por parte del gobierno nacional de Alberto Fernández y, en particular, el intento –frustrado- de afectar el régimen de la docencia que conquistamos a fuerza de lucha y no como un “privilegio” sino como un paso para que se extienda el derecho al 82% móvil para el conjunto de trabajadores.

Desde la dictadura militar, la Argentina está hundida en el pago de una deuda externa usuraria, ilegítima y fraudulenta que repudiamos. El macrismo profundizó a niveles astronómicos la dependencia de nuestro país al FMI y a los fondos buitres. Desde el Plenario del Sindicalismo Combativo también hemos movilizado por el rechazo de las políticas de canje de deuda por educación, por el no pago de la deuda externa, por el repudio de quienes expropian y expropiaron las riquezas del país, que producen las y los trabajadores.
Por eso, en defensa de nuestro salario y de paritarias libres, de los derechos jubilatorios, de la educación pública, convocamos el miércoles 12 de febrero a las 17:30hs en 9 de Julio y Avenida de Mayo para movilizarnos hacia la Plaza de Mayo.

- Fuera el FMI
- No al pago de la deuda externa

Mesa nacional del Plenario del Sindicalismo Combativo

Miércoles 12 de febrero de 2020

Escribe Joel Rojo

Los trabajadores del Molino Minetti, junto a sus familias, siguen resistiendo los atropellos de la patronal, la justicia y el gobierno provincial desde hace más de seis meses. Desde hace quince días rige una orden judicial de desalojo. En dos oportunidades lo intentaron, pero los trabajadores apoyados por los vecinos y las organizaciones sociales y políticas en la puerta, lo resistieron.

Recordemos que en agosto de 2019 la empresa dejó de pagar los salarios, y luego de una prolongada lucha, en noviembre del año pasado despidió a todos los trabajadores, 150 en total, sin abonar lo adeudado ni indemnizarlos.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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