Si bien el joven de padres afganos que profesaba la religión islámica reivindicó al ISIS, previo y durante el ataque, el mismo padre del agresor descartó que la tragedia haya sido desencadenada por motivos religiosos y apunta a la homofobia de su hijo, que dos meses atrás demostró repulsión al ver a dos hombres besándose en Miami.
Independientemente si el accionar fue perpetrado por una organización terrorista reaccionaria como el ISIS o no, lo que queda claro es que se trata de un brutal crimen de odio homofóbico contra la comunidad gay y merece el mayor repudio por parte de todas las organizaciones sociales y políticas que se reclamen democráticas.
Especialmente desde el movimiento obrero y la izquierda debemos repudiar este crimen, solidarizarnos con las víctimas, sus familias y allegados, denunciando el rol que juegan los gobiernos capitalistas y en especial su cabeza, el gobierno imperialista de los Estados Unidos, en el sostenimiento de condiciones de exclusión, marginación y discriminación contra los homosexuales.
Aunque Obama negó que sea un atentado de terrorismo “islámico”, el imperialismo tratará de utilizar este hecho repudiable para aumentar los mecanismos de represión interna y externa. Ya salió Hillary Clinton, la candidata del Partido Demócrata y de Obama, a pedir “reforzar la seguridad nacional”. Mientras el ultra derechista Donald Trump, candidato republicano y famoso por sus comentarios y propuestas contra los inmigrantes, musulmanes, hispanos, las mujeres y el matrimonio gay, escribió en Twitter: “Agradezco las felicitaciones por estar en lo cierto sobre el terrorismo islámico”.
Este crimen aberrante de Orlando contra la comunidad gay, es consecuencia de las monstruosidades que genera el sistema capitalistaimperialista mundial. La Iglesia Católica, iglesias protestantes y otras instituciones religiosas realizan campañas permanentes de odio contra las relaciones homosexuales y contra el reconocimiento de sus derechos.
En este marco de permanente restricción de los derechos democráticos de un importante sector de la población y de apología ideológica de las agresiones homofóbicas, ocurren estos atroces crímenes de odio, de los cuales son víctimas miles de personas en el mundo. Desde el no reconocimiento de la igualdad de derechos para las parejas homosexuales, la no protección ante la discriminación laboral y la estigmatización social, hasta normas como la prohibición de donar sangre. Por ejemplo, la prohibición en los Estados Unidos de donar sangre para hombres homosexuales -un anacronismo de la década del 80 cuando estallaba la crisis del SIDA- fue levantada en Florida luego de la masacre, pero aun así sólo de manera temporal. A pesar de que existen pruebas de VIH que con una altísima efectividad impiden que sangre con el virus sea utilizada en transfusiones y que una persona de cualquier extracción social u orientación sexual podría ser portadora del virus, se sigue aplicando esa absurda discriminación contra la población homosexual.
Por todo esto responsabilizamos, en primer lugar, al imperialismo norteamericano; en segundo lugar, a los gobiernos capitalistas, al Vaticano y a las instituciones religiosas por crear las condiciones que propician estos terribles crímenes que son parte de las aberraciones del capitalismo contemporáneo.
Desde la UIT-CI repudiamos una vez más este crimen aberrante de Orlando y llamamos a seguir movilizándose, como ya ocurre en gran parte del mundo, impulsando campañas unitarias desde las organizaciones de los trabajadores, de la juventud, de las mujeres, de las comunidades LGBT y de la izquierda revolucionaria para enfrentar este terrible flagelo. Para que la lucha por la igualdad de derechos para la comunidad homosexual sea parte del programa contra toda explotación y opresión, en el camino de terminar con el sistema capitalistaimperialista y lograr un mundo sin opresiones, un mundo socialista.