La coalición fascista incluía también a cien mil marroquíes, reclutados por los colonialistas españoles, con derecho a saquear, violar y torturar durante la campaña. Las democracias burguesas europeas no apoyaban al bando republicano, pese a que el estalinismo español bajo órdenes de la burocracia soviética se esmeró en defender al gobierno burgués republicano, reprimiendo a los marxistas y anarquistas para impedir una revolución obrera, bajo el pretexto de que no había que ahuyentar el apoyo de los burgueses “antifascistas”. Todo ello sirvió las condiciones para el triunfo fascista. Las tácticas del “terror aéreo” ensayadas por los nazis e italianos en la guerra civil española se convertirían en la norma en la segunda guerra mundial y luego serían usadas por los yanquis en Vietnam, o más recientemente por el dictador fascista Assad y su aliado Putin en Siria.
El célebre pintor Pablo Picasso dedicó al pueblo de Guernica un cuadro con el mismo nombre, en el que mostró en un lenguaje cubista la destrucción y la muerte producidas por las bombas del fascismo. Se presentó en la Exposición Internacional de París en 1937 y generó un gran impacto, convirtiéndose en una icónica denuncia de ese horrible crimen contra la humanidad.