Para los trabajadores, los supuestos “privilegios” no existen. Trabajamos largas jornadas sin pago de horas extras en condiciones precarias, con oficinas desbordadas, sin nombramientos, con infraestructura destruida, medios obsoletos y sueldos que en muchos casos no superan los 15.000 pesos mensuales. No es cierto que durante la “feria judicial” se cierre la justicia: los juzgados y fiscalías funcionan todos los días del año. Si algún compañero se enferma es porque trabajamos “en la trinchera” expuestos a las situaciones más extremas de la sociedad. No tenemos nada que ver con las jubilaciones de privilegio de 350.000 pesos que cobran los jueces de la Corte, que a Macri no le molestan. Las mentiras de Macri no hacen más que generar un mayor bronca para salir a enfrentar el ajuste en el Poder judicial, como ya lo venimos haciendo en la lucha salarial.