Escribe José Castillo
La semana pasada YPF incrementó un 7,5% promedio el precio de los combustibles. Así, la nafta súper en la Ciudad de Buenos Aires pasó a costar 130,50 pesos, la premium 159,80, el gasoil 128,10 y el gasoil premium 185,50 pesos. El aumento anterior había sido el 9 de mayo y, con este incremento, la nafta acumula un 32% y el gasoil un 51% en el 2022.
Vuelve a repetirse que YPF aumenta “primero”, marcando el camino que autoriza a que también suban sus precios las petroleras privadas como Axion (Pan American Energy), Shell o las menores Puma, Gulf o Dapsa. Parece increíble: la empresa estatal, cuyos precios son fijados por el gobierno, da la “señal de largada” para un nuevo aumento que le llena los bolsillos a las transnacionales.
Una vez más, esto demuestra que necesitamos una YPF 100% estatal, gestionada por sus propios trabajadores, que concentre todo el negocio petrolero, cancelando las concesiones y pasando a hacerse cargo de la totalidad de la prospección, extracción, refinamiento y comercialización de combustibles. Poniendo este vital recurso energético al servicio del desarrollo del país y la solución de las necesidades populares.