El 25 de enero de 1987 fallecía Nahuel Moreno. Fue uno de los más destacados dirigentes del trotskismo en la segunda mitad del siglo XX. Dejó una extensa elaboración teórica y política de enorme actualidad. Izquierda Socialista y la UIT-CI reivindican su trayectoria y continúan su legado revolucionario y la vigencia del marxismo.
Escribe Federico Novo Foti
Nahuel Moreno perteneció a la generación que se incorporó a la militancia revolucionaria después del asesinato de León Trotsky en 1940. Se convirtió en uno de los dirigentes más destacados del trotskismo, aportando sus esfuerzos en la construcción de la Cuarta Internacional desde 1948.
Moreno fue reconocido por sus enormes capacidades políticas y organizativas. Por haber sacado al trotskismo argentino de su primera etapa de “fiesta” y de los debates de café y llevarlo a la clase obrera, para convertirlo en una corriente revolucionaria pequeña pero políticamente existente en la realidad argentina y latinoamericana. Moreno, además, realizó aportes en el terreno teórico, los cuales enriquecieron las elaboraciones del trotskismo y el marxismo de conjunto. Buena parte de su elaboración teórica surgió al calor del combate político concreto, atendiendo a las continuidades y cambios en la realidad de la posguerra del siglo XX, el desarrollo de la lucha de clases y la tarea de construir partidos revolucionarios internacionalistas, enfrentando a los nacionalismos burgueses, como el peronismo, a la izquierda estalinista y al revisionismo oportunista o sectario que condenó al trotskismo a la marginalidad.
Uno de sus aportes teóricos más destacados fue la defensa -en polémica dentro de la izquierda- de que el marxismo es lo opuesto al dogma instaurado por la burocracia estalinista, que no es una iglesia ni tiene una “biblia”. Sin salirse de la “ortodoxia”, es decir, manteniendo la fidelidad a la clase obrera y a los principios marxistas, afirmaba que el marxismo debía ser actualizado al calor de los nuevos fenómenos de la realidad, como las revoluciones de posguerra. Promovió lecturas críticas y no dudó en señalar errores puntuales de los grandes maestros o incluso errores propios.1
¿Qué es el marxismo?
El partido bolchevique de Vladimir Lenin y León Trotsky encabezó la Revolución de Octubre de 1917 e instauró el primer gobierno revolucionario obrero y campesino de la historia. El gobierno de los soviets (organismos democráticos de obreros y campesinos) proclamó como su objetivo el socialismo en Rusia y el mundo, siguiendo la concepción marxista. Con ese propósito se fundó la Tercera Internacional, integrada por los nuevos partidos comunistas.
Pero desde 1924 se fue consolidando un aparato burocrático en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la Tercera Internacional, liderado por José Stalin, que liquidó la democracia obrera y abandonó la lucha por el socialismo mundial bajo la utópica y reaccionaria concepción del “socialismo en un solo país”. Para dar autoridad a sus privilegios y su política contrarrevolucionaria, el estalinismo instaló la falsedad política de que era “la continuidad del marxismo”. Al decir de Trotsky, bajo el rótulo de “marxismo”, el estalinismo creó “una gigantesca fábrica de falsificaciones históricas, teóricas y de todo tipo”.2 Desde entonces, el estalinismo definió al “marxismo” como un “dogma” o “doctrina” cerrada, que no podía ser actualizada, y donde la acción aparece de manera subordinada.
Trotsky y un puñado de seguidores en la Cuarta Internacional, fundada en 1938, batallaron contra el colosal aparato burocrático y falsificador estalinista que traicionó la lucha revolucionaria y obstaculizó las elaboraciones marxistas. Tras el asesinato de Trotsky, Moreno se sumó al combate en las filas del trotskismo impulsando la construcción de partidos revolucionarios y continuando las elaboraciones de Trotsky y los maestros del marxismo con el objetivo de dar sólidas bases al marxismo revolucionario.
Moreno invirtió la concepción estalinista y afirmó que el marxismo es primeramente “el movimiento del proletariado y las masas explotadas y oprimidas del mundo contra el capitalismo y la implantación del socialismo”.3 Fue fundado por Carlos Marx y Federico Engels a mediados del siglo XIX, quienes lo llamaron “socialismo científico”, y tuvo su primera expresión política organizativa en la Liga de los Comunistas y su programa, El Manifiesto Comunista.
De acuerdo a Moreno, el marxismo, como todo movimiento social y político, efectivamente trae consigo una ideología propia. Fundamenta su acción revolucionaria sobre bases científicas, no en falsas ideologías o concepciones utópicas. Pero, en tanto el movimiento aún lucha por derrocar el capitalismo e instaurar el socialismo, en el marxismo existen infinidad de problemas y debates abiertos. De igual manera, existen debates abiertos y avances en las ciencias. Por lo que Moreno también rechazó el planteo estalinista del marxismo como “dogma” en el terreno ideológico, incorporó la idea de “totalidad abierta” y defendió la libertad de opinar de manera seria y fundamentada.
¿Sigue vigente?
En la posguerra hubo nuevas revoluciones triunfantes que lograron la expropiación de la burguesía en la tercera parte de la humanidad, en países como China, Cuba o Vietnam. Pero allí se impuso el llamado “socialismo real”, las terribles dictaduras burocráticas estalinistas contra la clase obrera y los pueblos, que se negaron a extender la revolución al resto del mundo. Desde finales de la década de 1980, tras la caída del Muro de Berlín, tal como lo había previsto Trotsky se restauró el capitalismo en la URSS y los demás países donde se había expropiado a la burguesía. Desde entonces se anunció el fracaso del socialismo y el triunfo del capitalismo sobre el marxismo. Muy por el contrario, la restauración capitalista fue el fracaso de las dictaduras burocráticas estalinistas, de la dirección mayoritaria de la clase obrera mundial que abandonó el marxismo y la lucha implacable contra el capitalismo imperialista y por el socialismo.
En el siglo XXI, el capitalismo imperialista continúa sumiendo a los pueblos del mundo en la miseria y amenaza con borrar toda forma de vida del planeta, saqueando y destruyendo el ambiente. Pero los pueblos del mundo luchan y protagonizan nuevas rebeliones y revoluciones. En ellas, Izquierda Socialista y la UIT-CI llaman a forjar una nueva dirección revolucionaria, reivindicando la vigencia del marxismo, la necesidad imperiosa de terminar con el capitalismo logrando gobiernos de trabajadoras y trabajadores con democracia para el pueblo trabajador e instaurar el socialismo mundial. Lo hacemos enfrentando a los partidos patronales, que dicen que el socialismo fracasó, tal como dijo Cristina en nuestro país, y a los falsos socialistas que promueven nuevas frustraciones bajo el nombre de “socialismo de mercado”, como la dictadura capitalista China, Maduro u Ortega. Para esa enorme tarea contamos con los aportes teóricos, políticos y organizativos que nos dejó Nahuel Moreno.
1. Ver Nahuel Moreno, Sobre el marxismo, Ediciones CEHuS, Buenos Aires, 2022.
2. Op. Cit. pág.12.
3. Op. Cit. pág. 43