Escribe Guido Poletti
Encima que el bono a las y los trabajadores de menores ingresos es apenas de 30.000 pesos por dos meses, sin calcularse para el aguinaldo, ahora resulta que varias provincias se niegan a abonarlo, aduciendo que “no tienen plata”, algunas, o usando la excusa que le sirvió en bandeja el propio gobierno nacional al dar los anuncios: que el bono ya está absorbido por el aumento paritario.
Córdoba, Neuquén, Jujuy, Tucumán, Santa Fé, Entre Ríos, La Pampa, Catamarca, Misiones y la ciudad de Buenos Aires ya avisaron que no harán efectivo el pago. Salta plantea dudas. Río Negro dijo que “no hay posición tomada”, dejando abierto si lo pagarán o no. Los gobiernos de Formosa, San Juan y Corrientes anunciaron por su parte que “lo evaluarán”.
En la provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof, éste ya anunció que no hará ninguna transferencia a los municipios para que se pague a los trabajadores de los mismos. Por lo que se viene una catarata de municipios que comenzarán a decir que no pueden hacerlo efectivo por falta de fondos.
Muchos de los gobernadores que anuncian no pagarlo pertenecen al propio peronismo. Todo esto es, sin duda, parte de la propia crisis política de Unión por la Patria y de dirigentes que ya se despegan por anticipado de los coletazos de una eventual derrota electoral en las elecciones de octubre. Pero en lo que realmente importa, el bolsillo del trabajador, los estatales provinciales y municipales van a camino a ser el pato de la boda: ni siquiera percibirán la miserable suma anunciada por el ministro y candidato Sergio Massa. Esto se suma a que muchas entidades patronales, entre ellas la propia Unión Industrial Argentina, CAME y la Cámara Argentina de Comercio, también rechazan el bono, abriendo el paraguas ante la realidad de que muchas empresas no lo pagarán.
Como vemos, las famosas medidas “paliativas” anunciadas por Massa hacen agua por todos lados.