Escribe José Castillo
Las primeras medidas del gobierno ultraderechista de Milei confirman que el ajuste no lo pagará “la casta”, sino las y los trabajadores y sectores populares. Se viene un ajuste brutal con precios por las nubes y salarios y jubilaciones de indigencia, tarifazos, recortes de partidas sociales y amenazas de despidos en masa y privatizaciones. Una devaluación del 118% preanuncia un rápido traslado
a precios.
Transcurridos apenas unos pocos días del gobierno de La Libertad Avanza, se van conociendo los primeros esbozos de lo que Milei denominó en la campaña “el plan motosierra”. En concreto, ajustar un 5% el déficit fiscal (que implica achicar partidas en 25.000 millones de dólares), liberar precios y tarifas provocando adrede una situación cercana a la hiperinflación, para así provocar la pulverización total de salarios, jubilaciones y partidas sociales. A ello se le agregará seguramente, en los próximos dias, privatizar todo lo que se pueda para invitar a los pulpos imperialistas al saqueo de nuestras riquezas.
El ajuste fiscal
¿Cómo llevará adelante semejante ajuste en las cuentas públicas? Tenemos algunos esbozos con lo anunciado por el ministro Luis “Toto” Caputo el martes por la noche, que concitó el inmediato apoyo del FMI. Con el simple hecho de no votar ningún presupuesto para 2024, sino prorrogar el de 2023, con las partidas congeladas en los mismos valores que este año, en la práctica estas quedan de hecho reducidas a la mitad por la inflación. Los salarios de las y los trabajadores del estado quedarán pulverizados por este sencillo expediente, lo mismo que innumerables partidas sociales, entre ellas el “Potenciar Trabajo”. A esto se sumará la paralización de la obra pública, que provocará decenas de miles de despidos, además que se dejarán de construir y reparar escuelas, hospitales, viviendas, caminos y otras obras vitales de infraestructura (de hecho, ante el solo anuncio, ya empezaron a aparecer telegramas de despidos en varios lugares).
Las provincias serán objeto especial del ajuste, lo que provocará una desfinanciación total de las partidas de educación y salud, que dependen mayoritariamente de esas jurisdicciones.
Además se eliminarán todo tipo de subsidios, lo que dará como consecuencia inmediata la suba astronómica de tarifas de servicios públicos (luz, gas, agua y transporte).
La devaluación y la suba de precios
Caputo anunció una devaluación del 118%, llevando el dólar oficial a 800 pesos, que, sumados el impuesto país y los otros agregados, da un valor de 1.400 pesos. Esto es lo que habrá que pagar por cada dólar en una tarjeta de crédito, por ejemplo para pagar Netflix o Spotify. Esto se trasladará rápidamente a los precios. Para comparar: la devaluación de Massa del mes de agosto fue del 22%, generando la estampida inflacionaria de ese mes y los siguientes. Esta devaluación es más de 5 veces mayor. Y se combina con que el nuevo gobierno ha anunciado que se elimina cualquier tipo de control de precios, dando vía libre a una descomunal y obscena suba de todos los productos de la canasta familiar.
Las reformas estructurales
El gobierno de Milei combinará estas medidas de ejecución inmediata con el envío al Congreso de una serie de leyes que tienen por objeto profundizar el ajuste. Así, se habla de privatizaciones de empresas públicas, replicando el desastre y la entrega de la década menemista, de cambios en la legislación laboral fuertemente en contra de las y los trabajadores, y de, una vez más, modificar las fórmulas previsionales para volver ajustar a jubilados y jubiladas. Además de las amenazas permanentes de eliminar las ayudas sociales a todo aquel que intente protestar y se movilice.
¿No había otra alternativa?
Desde el gobierno de Milei insisten en que “no había otra salida”, “nos dejaron una catástrofe” y “no hay plata”. Seamos claros: es cierto que el gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Massa dejaron salarios y jubilaciones pulverizadas, una inflación del 140% anual y un 45% de pobres. A lo que habría que mencionar que el gobierno anterior (el de Macri, del cual participaban muchos de los actuales funcionarios de Milei, como el propio Luis “Toto” Caputo) también había hambreado al pueblo trabajador y sumido al país en la recesión. El problema es que Milei ofrece como solución, o “único camino” la misma receta que los gobiernos anteriores. No hay nada nuevo en “ajustar” al pueblo trabajador para garantizar las superganancias a las grandes empresas, saquear nuestras riquezas y seguir pagando la deuda externa mientras nos sometemos a las exigencias del FMI. El camino de Milei, tenemos que decirlo con todas las letras, es más de lo mismo, sólo que más brutal, más salvaje, ajustando hasta el extremo a costa de llevar al pueblo trabajador al hambre y la indigencia.
Nosotros, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad, decimos que hay otra salida. El problema no es “el excesivo gasto público” como dicen Milei y Caputo. En lo que verdaderamente se va nuestra riqueza es en los pagos de deuda externa a los pulpos acreedores. Por eso, lo auténticamente nuevo sería, de una vez por todas, dejar de pagar la fraudulenta, ilegal e inmoral deuda externa, romper con el FMI, nacionalizar la banca y el comercio exterior para terminar con la especulación y la fuga de capitales, ponerles impuestos de verdad a los ricos y las grandes empresas y volcar todos esos recursos al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares: salarios y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda para todas y todos.