Jun 26, 2024 Last Updated 8:28 PM, Jun 25, 2024

A 50 años de la Masacre de Pacheco

Escribe Federico Novo Foti

El 29 de mayo se cumple el cincuenta aniversario de uno de los crímenes políticos más importantes perpetrados bajo el último gobierno de Perón. Un ataque fascista contra el local del PST y el asesinato de tres de sus militantes, organizado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), integrada por miembros de las fuerzas de seguridad y la burocracia sindical peronista, quienes buscaban realizar un nuevo ataque artero contra el ascenso del movimiento obrero.

En la noche del miércoles 29 de mayo de 1974, cerca de quince matones armados tirotearon el frente del local del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) -partido antecesor de Izquierda Socialista- ubicado en la localidad de General Pacheco, en el norte del Gran Buenos Aires. Entre golpes, gritos e insultos, tres compañeras y tres compañeros que se encontraban reunidos en el local fueron lanzados al suelo y pateados. Luego de robar, romper e incendiar lo que encontraron, los obligaron a salir y subir a los autos que tenían afuera. Las tres compañeras, después de seguir recibiendo golpes y amenazas, fueron dejadas en la vereda a varias cuadras. Los compañeros fueron metidos en los baúles de los coches y en la mañana del 30 de mayo sus cuerpos acribillados aparecieron en Pilar.

Los compañeros asesinados eran Oscar Dalmacio “Hijitus” Meza, quien venía encabezando la lucha en la metalúrgica Astarsa y en otras fábricas de la zona Norte, y había impulsado la lista de oposición a la burocracia de la UOM de Vicente López; Mario “el Tano” Zidda, quien había sido en 1972 uno de los dirigentes de la lucha de los colegios industriales, cuando estudiaba en la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 1 de Tigre; y Antonio “Tony” Moses, quien había ingresando a la metalúrgica Wobron. (ver recuadro) La “Masacre de Pacheco”, el asesinato de los tres militantes del PST, representó un salto en los ataques hasta entonces perpetrados por bandas fascistas bajo el gobierno de Juan Domingo Perón y tuvo una enorme repercusión nacional. Fue el primer ataque a un partido político reconocido legalmente. La Triple A fue una respuesta desesperada ante el ascenso obrero y popular que acorralaba al “pacto social” de Perón, las patronales y la burocracia sindical, con el apoyo del imperialismo. El PST llamó a la unidad de acción anti fascista para enfrentar los ataques.
 
La responsabilidad del gobierno peronista

El 12 de octubre de 1973 Perón había asumido por tercera vez la presidencia. El “golpe” contra su predecesor, Héctor J. Cámpora, y su asunción buscaron terminar con el ascenso obrero y popular revolucionario iniciado en 1969 con el “Cordobazo”. Con el acuerdo de los militares, representados por el general Alejandro Lanusse, el radicalismo, encabezado por Ricardo Balbín, y el imperialismo, Perón se propuso desmontar el ascenso y seguir aplicando el “pacto social” de ajuste contra los trabajadores. Pero las luchas no cesaron.

En los primeros meses de 1974, las bandas fascistas comenzaron a actuar con creciente violencia contra activistas sindicales, estudiantiles y populares. Fueron blanco de sus ataques los locales y militantes de la Juventud Peronista (JP), ligada a los Montoneros, y la izquierda. Las bandas fascistas se nutrían de las patotas de la burocracia sindical y del aparato represivo, sectores de la policía y las fuerzas armadas, en actividad o dados de baja por delincuentes o corruptos.

En la madrugada del 7 de mayo fue acribillado Inocencio “Indio” Fernández, delegado de la fundición Cormasa y primer militante del PST asesinado por las bandas fascistas. El 11 de mayo fue asesinado el padre Carlos Mugica. A pocos días, el 13 de mayo, en una reunión con importantes miembros de la burocracia sindical, Perón declaró: “Dentro de las organizaciones, como caballos de Troya de dichas organizaciones han surgido ahora las que se llaman ‘de base’, como si la organización sindical no fuera la organización de base más grande que existe. […] Son intentos de disociación y anarquía. Ceder es muy peligroso… cada dirigente debe esforzarse en mantener la homogeneidad de su organización, despachando por las colaterales o por las fuerzas centrípetas a todos esos que intentan, al servicio de cualquier causa […] destruir la organización”.1 Así Perón dio “vía libre” a la actuación de patotas armadas contra el activismo gremial. Por entonces, en panfletos y pintadas donde se adjudicaban los atentados perpetrados contra locales sindicales y partidarios comenzó a aparecer la leyenda Triple A, banda fascista organizada desde el Ministerio de Bienestar Social por el siniestro ministro José López Rega.
 
La repercusión nacional

La Masacre de Pacheco provocó un inmediato rechazo en amplios sectores del movimiento obrero y gran parte del arco político. La repercusión fue tal que la prensa nacional también se hizo eco del asesinato de los tres militantes del PST, apareciendo en las tapas de Clarín, Crónica y Noticias. El PST calificó el triple asesinato como el crimen político más importante hasta entonces perpetrado bajo el gobierno peronista, junto con la masacre de Ezeiza. Denunció que las bandas fascistas operaban selectivamente en sus objetivos y que eran toleradas y alimentadas por el propio gobierno.2

En los lugares de trabajo y actividad gremial y política de los tres compañeros asesinados, la reacción no se hizo esperar. En Astarsa se paralizó la fábrica el día del entierro de Hijitus. La patronal tuvo que hacer llegar su adhesión y hasta Gregorio Minguito, el burócrata de la UOM de Vicente López, rodeado de guardaespaldas, debió pasar por allí. En Wobron se paralizó la fábrica, a medida que las secciones fueron recibiendo la noticia del asesinato de Tony, contra la indicación de los delegados de la burocracia. En colegios y facultades hubo todo tipo de actividades de repudio y solidaridad. El ENET Nº 1 de Tigre paró el jueves y el viernes por el “Tano”. La noche del jueves 30, cuando se realizaba un acto en la Facultad de Derecho, se sumaron los obreros gráficos que realizaban otro acto por la libertad de prensa con el dirigente de Luz y Fuerza de Córdoba, Agustín Tosco. Con estudiantes de otras Facultades se reunieron más de 3.000 personas. Entre otros, hablaron Miguel Sorans por la Juventud Socialista de Avanzada (JSA) del PST, la dirigente peronista Alicia Eguren de Cooke, pareja del fallecido John William Cooke, y cerró el acto Tosco.

El velatorio, realizado en el local central del PST, ubicado en la calle 24 de Noviembre, en el barrio de Once, se convirtió en un gran acto político en defensa de los derechos de los trabajadores y las libertades democráticas, contra las bandas fascistas. Bajo un pasacalles colocado frente al local que decía “Aquí velamos a los compañeros socialistas”, desfilaron dirigentes gremiales políticos y sociales, con sus delegaciones. Sindicatos, como Smata-Córdoba, la Fotia, la lista Marrón de los metalúrgicos de Villa Constitución, Raimundo Ongaro de la Federación Gráfica, Di Pascuale del Sindicato de Farmacia, comisiones internas y cuerpos de delegados de todos los rincones del país hicieron llegar su repudio. En medio de un desfile permanente de gente en el velorio, se presentó Juan Carlos Dante Gullo, junto a otros dirigentes de la JP regionales (quienes aclararon que no concurrirán al acto del día siguiente por las diferencias políticas que manteníamos). Se pronunciaron la Unión Cívica Radical, el Partido Intransigente, el Partido Comunista, PCR, Política Obrera, entre otros.
 
Al fascismo no se lo discute, se lo destruye

El sábado se realizó un acto unitario y el entierro de los compañeros con cerca de cinco mil personas. Hubo más de veinte oradores. Entre los centrales estuvieron Juan Carlos Coral y Nahuel Moreno, por la dirección del PST, y el diputado nacional Rodolfo Ortega Peña, por el Bloque del Peronismo de Base. También hablaron Marcelo Stubrin, por la Juventud Radical, Julio Magri, por Política Obrera, así como Miguel Sorans, de la Juventud Socialista de Avanzada (JSA), Arturo Apaza, dirigente de Del Carlo y de la combativa lista Gris de la UOM de zona Norte (desaparecido en 1976) y Jorge Ávila, de la Comisión interna de Propulsora, los tres del PST.

En el acto, Nahuel Moreno, en nombre de la dirección del PST, llamó a la unidad de acción antifascista. (ver recuadro) “Hoy estamos acá gritando por la unidad de acción. [...] No queremos la unidad de acción para acompañar a nuestro cortejo. ¡La queremos para aplastar al fascismo y hacer el desfile de la victoria! [...] Al fascismo tampoco se lo discute. No es una tendencia política o intelectual. ¡Al fascismo, compañeros, se lo destruye en la calle, con los mismos métodos que ellos utilizan!”.3

Lamentablemente, aquel llamado a coordinar la acción antifacsista no fue atendido por las organizaciones presentes, salvo honrosas excepciones, como la de Ortega Peña y el Peronismo de Base. Pese a la continuidad de los ataques fascistas, aquel acto terminó siendo el último de su tipo hasta el golpe de 1976.

Hoy, a 50 años de la Masacre de Pacheco, recordamos a nuestros compañeros asesinados con las palabras que pronunció Moreno en aquel acto: “¡Eran grandes porque era grande la lucha de ellos, eran grandes porque es grande nuestro partido; eran grandes porque era grande su ideología! Murieron por lo que eran: socialistas, revolucionarios, internacionalistas legítimos y por todo ello queremos reivindicarlos.”4 Izquierda Socialista y la UIT-CI nos declaramos orgullosos continuadores de su lucha socialista y revolucionaria. Por eso decimos: ¡Tony, Tano e Hijitus! ¡Hasta el Socialismo, siempre!

1.  Ver en Ricardo de Titto. “Historia del PST”. Tomo 2. Ediciones CEHuS, Buenos Aires, 2018
2.  Ver “Avanzada Socialista” Nº 106, 4/6/1974. Disponible en www.nahuelmoreno.org  
3. Nahuel Moreno. “Discurso por la Masacre de Pacheco” (1974) Ediciones CEHuS, Buenos Aires, 2018. Disponible en www.nahuelmoreno.org  
4. Idem

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