Escribe Adolfo Santos
Al finalizar la votación, como ya es habitual, se produjo la represión de Patricia Bullrich, que una vez más se regodeó pegándole y persiguiendo a las y los jubilados, periodistas y todo el que se le pusiera adelante. Hubo tres detenidos y una docena de heridos, entre ellos una niña de diez años a la que rociaron cruelmente gas pimienta en su rostro a menos de un metro de distancia. Esto fue seguido de una escandalosa afirmación de la ministra Patricia Bullrich: que la niña rociada con gas pimienta lo había sido por los propios manifestantes, fake news que a la noche repitió la viceministra de seguridad en diversos medios presentando imágenes que nada tenían que ver con los hechos. Sin embargo, a la mañana siguiente, aparecieron las verdaderas imágenes demostrando claramente a través de videos, que quien había llevado adelante ese hecho aberrante habían sido las fuerzas represivas. Un verdadero escándalo que llevó a un cruce entre Bullrich y el periodista de LN+, Eduardo Feinmann, un clásico periodista de derecha que había agitado la mentira la noche anterior, a cruzar a la propia ministra, pedir su renuncia y decir que sus afirmaciones eran mentira. Como era de esperar, al día siguiente Feinmann retrocedió y pidió disculpas a Bullrich retomando su papel de periodista oficialista. Un verdadero escándalo, tanto la agresión a una niña, como las mentiras para zafar de la responsabilidad de una ministra que avala los brutales métodos de las fuerzas represivas y que ha transformado cada protesta en un escenario de guerra para meter miedo, reprimir y perseguir a las y los que luchan. Desde Izquierda Socialista, adherimos al proyecto de resolución presentado por nuestra diputada Mónica Schlotthauer, junto a la bancada del FIT-Unidad, exigiendo la inmediata destitución de la ministra Bullrich y demás responsables del “descomunal operativo represivo desplegado el día 11 de septiembre […]”