Escribe Pili Barbas, dirigenta nacional de la Juventud de Izquierda Socialista
Con otra histórica Marcha Federal Universitaria en todo el país demostramos que no vamos a permitir que avance el plan de Javier Milei contra la universidad pública. La movilización fue un golpe contra la política del gobierno y sus aliados en el Congreso, pero sobre todo un punto de apoyo para potenciar todas las luchas en curso.
Se calcula que más de un millón de personas se movilizaron en todo el país, superando en varias ciudades la convocatoria del 23 de abril. En el AMBA, desde cada facultad salieron masivas columnas de estudiantes, docentes y no docentes que junto a otros sectores colmamos la Plaza del Congreso y sus alrededores.
El Gobierno nacional lo veía venir y los días anteriores a la movilización se la pasó intentando desarticular la convocatoria. Primero, llamando a una mesa intergremial para ofrecer un mísero por 6,8% de aumento, mientras docentes y no docentes perdieron más del 55% de su poder adquisitivo de diciembre hasta hoy. Cuando los gremios universitarios rechazaron esa migaja, el gobierno convocó a la cúpula de la CGT a la Casa Rosada para debilitar la movilización. Y luego amenazó con mandar proyectos para dejar las universidades a cargo de las provincias o implementar aranceles. Todo sosteniendo ridiculeces como que se inventan estudiantes para pedir más presupuesto, cosas que contradicen las propias cifras oficiales.
Sin embargo, las noticias mentirosas de este gobierno ultraderechista para intentar desarticular otra masiva marcha no lograron su objetivo. Ahora, tenemos que abrir un nuevo momento en la defensa de la universidad pública y otra perspectiva en la lucha más general contra el plan del gobierno de Milei.
¿Cómo sigue la pelea?
Ante el veto de este gobierno a la Ley de Financiamiento, tenemos que seguir metiendo presión sobre el Congreso, sobre todo de los espacios “amigables” de la UCR y el peronismo para que cuando se trate el veto voten en contra, ratificando la Ley de Presupuesto Universitario.
Esta es la primera pulseada, para intentar recomponer el salario y los gastos básicos para funcionar. Pero con eso no alcanza. Las y los estudiantes estamos en una situación crítica para sostener las cursadas. Las becas Progresar están congeladas en 35.000 pesos y son insuficientes para la cantidad de estudiantes que necesitan una ayuda económica. En muchas universidades nacionales no contamos con boleto educativo, y donde existe, está desactualizado respecto a los tarifazos en el transporte. Mientras las últimas encuestas que se hicieron ratifican que la mitad de las y los estudiantes universitarios ganamos salarios por debajo de la línea de pobreza. ¿Cómo se puede garantizar el acceso a la educación de esta manera?
El gobierno dice que veta porque no hay plata y pregunta: ¿de dónde va a salir el dinero? Decimos que plata hay. Bastaría dejar de pagar la deuda externa y aplicar un fuerte impuesto a las grandes empresas y a los ricos. Por ejemplo, la baja de impuestos a los Bienes Personales que fue otorgada por el gobierno de Milei supera el costo fiscal que generaría la aprobación de la Ley de Presupuesto Universitario.
El presupuesto que presentó Milei en el Congreso para el 2025 sólo afirma más recortes en la educación pública. Destinando la mitad del presupuesto que sería necesario según el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) que reúne a los rectores de todo el país. Todo un plan de ajuste y ahogamiento presupuestario mientras se aumenta la plata que se destina a la SIDE, las mineras y petroleras, y para pagarle al FMI.
Por eso desde Izquierda Socialista/FIT Unidad pensamos que hay que profundizar el plan de lucha. Denunciando el rol de las autoridades y las burocracias estudiantiles que después de la marcha del 23 se borraron. Y exigiendo que después de esta movilización convoquen instancias asamblearias e interfacultades para planificar un plan de lucha nacional. En lo inmediato, para conseguir que el Congreso vote contra el veto, y luego para conseguir todo lo que falta. Exigimos al Frente Gremial de los gremios nacionales de las universidades, la continuidad del plan de lucha, preparando el paro y la movilización para el día que el Congreso discuta el veto.
Pero más allá de la lucha universitaria, entendemos que al igual que el 23 de abril, y el paro general del 9 de mayo, este 2 de octubre demostró que cuando hay convocatorias claras, unitarias y con puntos claros de enfrentamiento al gobierno, la bronca con Milei y su motosierra hace que sean masivas. Es esto lo que vuelve tan grave que el lugar de la CGT sean los sillones de la Casa Rosada y no las calles. Con el impulso de la comunidad universitaria que volvió a hacer historia, rompamos la tregua de la burocracia para derrotar la Motosierra de Milei.