Aumento de emergencia de salarios y jubilaciones
Que ningún salario sea menor que el valor de la canasta familiar, calculado por los trabajadores de ATE-Indec en 1.514.208 pesos a fin de septiembre pasado, actualizable mensualmente de acuerdo a la inflación. Que la jubilación mínima alcance el valor de la canasta de la tercera edad, que según la Defensoría del mismo nombre es de 912.584 pesos a septiembre, y que a partir de ese valor se aplique el 82% móvil.
Plan de obras públicas para crear trabajo genuino
Frente a la reaparición del flagelo de la desocupación, hay que poner en marcha un gran plan de construcción de viviendas populares, que, al mismo tiempo que ayude a resolver el enorme déficit habitacional (5 millones de familias no tienen acceso a una vivienda digna) genere rápidamente puestos de trabajo en la construcción, con el efecto multiplicador que tiene esa industria.
Plata para salud, educación, vivienda y ciencia y técnica
Hay que aumentar de inmediato los presupuestos dedicados a esas áreas. En el caso de la educación se debe renacionalizar el sistema, llevando el presupuesto al 10% del PBI para financiarlo. En el caso de salud hay que aumentarlo hasta que cubra tanto la construcción y refacción de los hospitales y centros de salud necesarios, como los insumos y los puestos de trabajo que se requieran con salarios dignos.
Dejar de pagar la deuda externa y romper con el FMI
Hay que suspender inmediatamente los pagos en todo concepto, sea con el FMI y otros organismos internacionales (Banco Mundial, Club de París) como con los pulpos acreedores privados. Y llamar a conformar un gran club de deudores a todos los países latinoamericanos para así romper esta auténtica cadena de sometimiento, apuntando a alcanzar nuestra segunda y definitiva independencia.
Impuestos a las grandes riquezas y super-ganancias
Mientras el pueblo trabajador sufre las consecuencias del más brutal ajuste de la historia argentina, las grandes empresas, los bancos, los monopolios exportadores y los especuladores financieros de todo tipo incrementan sus ganancias a niveles récords. Hay que cobrarles impuestos a los ricos y no al pueblo trabajador. Por eso, planteamos un impuesto de emergencia a las grandes fortunas y a las super-ganancias de las empresas (tanto multinacionales como monopolios locales), al mismo tiempo que decimos que hay que eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar y el vergonzoso “impuesto al salario”.
Nacionalizar la banca y el comercio exterior
Los bancos, las financieras, las fin-tech como Mercado Libre y las agencias de bolsa ganan millones con la bicicleta financiera, con la fuga de capitales y el blanqueo y con operaciones especulativas con los propios bonos que les ofrece el gobierno. Hay que terminar con esto, nacionalizando la banca, para que el ahorro popular sea destinado a créditos para el consumo, para el acceso a la vivienda o para financiar proyectos de utilidad social que apunten al desarrollo y bienestar del pueblo trabajador.
Al mismo tiempo, los monopolios agroexportadores (y ahora también las megamineras y los pulpos del gas y el petróleo) concentran el grueso de las exportaciones, realizando todo tipo de maniobras, aprovechando sus puertos privados, fugando nuestras divisas. Por eso es urgente nacionalizar el comercio exterior para que todas los dólares de las exportaciones entren al país y financien las necesidades populares y que se decida planificadamente tanto que se exporta como cuáles son las importaciones que son necesarias e imprescindibles.
Reestatizar las empresas de servicios públicos privatizados
Las privatizaciones de los ´90 mostraron su fracaso, con servicios de pésima calidad, empresas que se llenaron los bolsillos sin invertir un peso, viviendo de los subsidios del estado y de los tarifazos que siempre paga el pueblo trabajador. Por eso hay que reestatizarlas, para ponerlas a funcionar bajo gestión de sus propios trabajadores y trabajadoras y usuarios. Al mismo tiempo, hay que defender las empresas públicas que hoy existen, como Aerolíneas Argentinas o los ferrocarriles, dándoles el financiamiento adecuado, los salarios que corresponden a sus trabajadoras y trabajadores y poniendo la gestión en sus manos.
Recuperar nuestras riquezas, con una YPF 100% estatal y la recreación de Gas del Estado
Hay que terminar con el saqueo de nuestros recursos no renovables, sea el gas, el petróleo o lo que se obtiene de los negocios megamineros. Que, además de superexplotar a sus trabajadores, destruye el ambiente y en muchísimos casos pone en riesgo y hasta expulsa a las comunidades que viven en las zonas afectadas. Hay que rescindir todas las concesiones, y en el caso del petróleo y el gas, proceder a la reconstrucción de grandes empresas estatales monopólicas, como una YPF 100% estatal y Gas del Estado, concentrando así todo el negocio, desde la exploración, la extracción, el transporte, el refinado, hasta la comercialización al usuario.