Escribe Mercedes Trimarchi, diputada en CABA por Izquierda Socialista en el Frente de izquierda Unidad
Javier Milei fue entrevistado para LN+ por el periodista Esteban Trebucq luego de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista. Allí el presidente repitió los mismos discursos de odio que había esgrimido en el Foro Económico Mundial de Davos contra mujeres, lesbianas, gays, travestis, trans y no binaries. Se refirió a las conquistas feministas como ideología de género y la agenda asesina del aborto. Además de posicionarse contra el cupo laboral travesti trans.
Entre otras cuestiones, Milei dijo que las personas gays eran pedófilas. Utilizó un caso en los que se condenó por pedofilia a una pareja de varones gays en Estados Unidos para estigmatizar al conjunto. Lo cual es gravísimo porque equipara un delito aberrante como es el abuso sexual en las infancias con la orientacion sexual de las personas, cuando las estadísticas demuestran que la mayoría de los abusadores son hombres heterosexuales y cercanos al entorno íntimo o familiar de las víctimas. De acuerdo al informe de Unicef de octubre de 2024, más de 370 millones de niñas y mujeres en el mundo (una cada ocho) y entre 240 y 310 millones de niños y hombres (uno cada once) fueron víctimas de violaciones o abusos sexuales antes de sus 18 años. A contramano de lo que sostienen especialistas en materia de derechos de niños, niñas y adolescentes, el gobierno de Milei ataca la educación sexual (ESI) diciendo que es adoctrinamiento, cuando es gracias a su aplicación que muchas niñas y niños han podido reconocer situaciones de abuso y violencia intrafamiliar.
Femicidio: una figura del código penal conquistada con la movilización
También el mandatario arremetió contra la figura del femicidio diciendo que atentaba contra el principio constitucional de igualdad ante la ley por dar mayores penas de acuerdo al sexo de la víctima. Nuevamente en esta afirmación Milei mezcla todo y lo peor es que niega las desigualdades de género propias de una sociedad patriarcal, organizada y estructurada en función del dominio masculino.
Aclaremos que cuando a una mujer la matan por el hecho de ser mujer, no estamos hablando de un asesinato casual sino de todo un entramado social (machista y patriarcal) que hace que las mujeres y sus cuerpos sean menospreciados y violentados. Así es como el femicidio se traduce en la expresión más extrema de la violencia de género hacia las mujeres. Es el varón quien cree que esa mujer le pertenece y por lo tanto cree también tener la potestad de decidir sobre su vida.
Según el Observatorio “Adriana Marisel Zambrano”, sólo en enero de este año 28 mujeres fueron asesinadas por violencia de género, lo que equivale a un femicidio cada 26 horas. ¿En enero solo murieron 26 mujeres? No. Murieron muchísimas más, por múltiples causas como accidentes de tránsito, enfermedades, robos, etcétera, pero por la especificidad de la violencia machista 28. El informe revela que el 60% de los agresores eran parejas o ex parejas y que el 70% de las mujeres fueron asesinadas en su hogar.
Esta problemática social es la que el presidente niega y que desde aquel primer Ni Una Menos (2015) hemos logrado visibilizar con la movilización feminista. El femicidio es solo un tipo de crimen de odio (hacia mujeres) pero la saña y la violencia patriarcal va dirigida hacia las diferentes identidades de género.
Recordemos el caso del joven trans desaparecido en la zona sur del conurbano, Tehuel De la Torre, o el triple lesbicidio de Barracas en mayo del año pasado. En este último caso, el agresor Fernando Barrientos las prendió fuego por ser lesbianas, es decir por su orientación sexual.
Contra los discursos de odio que habilitan crímenes de odio fuimos miles en las calles el sábado 1 de febrero. Ahora hay que seguirla porque la ultraderecha en el poder quiere arrebatarnos todas nuestras conquistas obtenidas con la movilización. Te invitamos a organizarte con Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad para continuar la pelea y seguir defendiendo cada uno de nuestros derechos.