May 20, 2024 Last Updated 1:17 PM, May 20, 2024

Izquierda Socialista

Publicamos a continuación un documento de rechazo al proyecto de “Soberanía energética” que presentó el gobernador de Chubut, Mariano Arcioni (FdT), elaborado por los compañeros de Izquierda Socialista de Chubut en el Frente de Izquierda.

El gobernador chubutense Mariano Arcioni (Frente de Todos), presentó un proyecto de ley que denomina de “Soberanía energética”. Si buscamos en el diccionario el significado de todas las palabras vacías de contenido (empezando por “soberanía”) que tiene el proyecto, no llegaríamos a ningún lado. Limitándonos al ideario popular, entendemos que por “soberanía” se intenta representar la independencia del país frente a otras naciones intervinientes a través de grandes grupos económicos, tan presentes en Chubut y Patagonia. El propio texto dice “establecer como nuevo paradigma la soberanía energética entendiendo como tal, la capacidad del pueblo de la Provincia del Chubut de usufructuar el producto de la explotación de sus recursos naturales con potencial energético”. Pero esto no tiene nada que ver con lo escrito en el proyecto. 

La situación actual de la provincia con respecto a la energía es simple: Chubut es un gran productor de energía, principalmente de petróleo; posee 2 centrales hidroeléctricas: Futaleufú, la séptima a nivel país con una potencia de 560MW (construida especialmente para abastecer a la planta de aluminio Aluar), y el Dique Florentino Ameghino con 60MW y crecen los parques eólicos que no dejan ni un sólo peso por el uso del recurso viento. Toda esta energía es consumida por Aluar, las petroleras y las ciudades que están conectadas a la red o exportada fuera de la provincia ya que según surge del mismo proyecto, en Chubut, se produce 10 veces más energía de la que se consume. No obstante esta situación de exceso de generación de energía, la mayoría de los pueblos no están conectados a la red eléctrica y dependen de generadores térmicos. Sobre esto último, hay sólo unas pocas menciones para justificar el proyecto, sin plantear ninguna solución. Del petróleo, el proyecto no dice absolutamente nada. 

Para el Frente de Todos, las políticas electro energéticas las debe llevar a cabo una sociedad que cotiza en bolsa y no el Estado provincial ni nacional.

 

¿En qué consiste el proyecto?

El proyecto crea dos entidades: por un lado la empresa mixta que pasará a ser propietaria de todos los bienes estatales relacionados con la producción, transporte y distribución de energía eléctrica: la Empresa Provincial de Energía Chubut Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria, “EPECH S.A.P.E.M.”. Por otro lado crea el Mercado Eléctrico Mayorista Regional de Chubut, “MEMRECH”.

Estas entidades no son más que la continuidad de las políticas liberales de los 90, de destrucción de los bienes del estado y su entrega a privados nacionales o multinacionales. La empresa EPECH será la “organización institucional y empresarial de la Provincial del Chubut que tendrá a su cargo la ejecución de la política electro energética del Estado Provincia” (art. 24). Será una sociedad anónima con acciones que cotizarán en bolsa y de la que el estado provincial sólo mantendrá el 51% de las acciones en una etapa inicial, como lo plantea el artículo 36: “cualquier enajenación de acciones que importe la pérdida de la situación mayoritaria debe ser autorizada por ley provincial con dos tercios (⅔) favorables de la totalidad de los representantes de la Honorable Cámara de Diputados”.

Es decir que el gobierno, con la EPECH, va a privatizar todas sus intervenciones actuales y futuras en cuanto a la política energética. Y el hecho de que sea el Ministerio de Infraestructura quien elija al presidente de la EPECH (art. 44), no quita este “corrimiento” del estado. 

Tampoco quiere decir que el 51% de todas las empresas que intervienen en la explotación de bienes comunes, transporte y distribución de energía va a ser estatal. Este porcentaje sólo corresponde, en una primera instancia, como dijimos, a la empresa EPECH que será la adjudicataria del 100% de lo que actualmente posee el estado provincial.

Pero ¿Será la EPECH una forma de financiar al estado? El artículo 63 dice que toda ganancia de la empresa provincial será destinada a pagar la deuda externa: “tendrá derecho a recuperar solamente sus costos operativos y de mantenimiento totales que les permitan mantener la calidad, continuidad y seguridad del servicio (…). Los excedentes resultantes (…) integrarán un fondo unificado (…) administrado por la Autoridad de Aplicación, la que deberá atender con el mismo los compromisos emergente de deudas contraídas hasta el presente (…)”.

Con este marco, será función de la EPECH explotar todos los recursos naturales para seguir produciendo energía, para Aluar, las petroleras, las mineras, para exportar y pagar la deuda externa.

En cambio, la otra entidad creada por este proyecto, el Mercado Eléctrico Mayorista Regional de Chubut (MEMRECH) deberá “promover un modelo de desarrollo territorial basado en la idea de soberanía energética” (art. 58 pto. a), es decir, un modelo de desarrollo basado en la idea de “usufructuar el producto de la explotación de sus recursos naturales”, en explotar todo lo explotable, sin importar el ambiente, tanto recursos renovables como no renovables (pto. c) para ampliar la potencia disponible provincial (pto. d). Acá entran los actuales recursos y los futuros: represas actuales y nuevas como la presa en el Lago Fontana, el proyecto La Elena en el río Corcovado y Los Monos en el Senguer; el viento en la costa y en El Escorial; la geotérmica; el uranio en la meseta; el hidrógeno “verde”. El petróleo convencional, fracking y offshore no son mencionados explícitamente, pero son los proyectos que se impulsan desde el Gobierno Nacional como salida a la crisis, cuando bien sabemos que son causantes de la misma. Si son parte del problema, no pueden ser planteadas como soluciones. 

Otra de las funciones del MEMRECH será la del “fortalecimiento de la seguridad jurídica para inversionistas, reduciendo de esta manera el riesgo y facilitando el acceso a fuente de financiamiento”. Seguridad jurídica para las grandes empresas para explotar los bienes comunes, como con la ley de inversiones mineras. Asimismo se menciona la posibilidad de que la empresa tenga filiales en el extranjero… hablando de soberanía.

Una gran ausencia del proyecto de “Soberanía”

Una gran ausencia desenmascara aún más las intenciones privatizadoras y entreguistas del proyecto de Arcioni y el Frente de Todos. En el ámbito de incumbencia de la EPECH y el MEMRECH falta la principal energía que actualmente está siendo extraída en la provincia: el petróleo. El petróleo ya se encuentra privatizado, dejando al Estado sólo algunas regalías y llevándose no sólo el recurso energético, sino también, por ejemplo, el agua. La crisis del agua en Comodoro, Rada Tilly y Caleta Olivia, en la cuenca del río Senguer, el vaciamiento del lago Colhué Huapi, son producto del uso indiscriminado del agua para la extracción de petróleo. Situación que se agravará si permitimos que  comiencen con el fracking. Tampoco se dice nada del petróleo offshore, una embestida nacional que recorre el país por toda la costa atlántica.

El FdT con grieta y una posición común

Este proyecto también viene a responder al veto que hizo Arcioni de la ley de Renta Hídrica, presentada por diputados provinciales del Frente de Todos y aprobada por la legislatura en diciembre de 2022. Desde el Frente de Izquierda rechazamos ese proyecto (ver https://www.ael.ar/generales/chubut-el-fitu-rechaza-el-proyecto-del-fdt-de-renta-hidrica/). Aquel proyecto de Renta Hídrica, pretendía que aumenten las migajas que deja el banquete privado, centralmente para los municipios cercanos a la Hidroeléctrica Futaleufú, en momentos en que las concesiones están por vencer en 2025. En este nuevo proyecto, se barre con la posibilidad de distribuir la renta en forma diferencial, priorizando algunos municipios, y se proclama que con esta ley se pretende “posicionarlo (al Estado) estratégicamente para replantear las reglas de juego en la renegociación de contratos de concesión de las represas”. Y para ser más claros dice “desandar el inconstitucional y peligroso camino de la municipalización de los recursos naturales que sólo genera diferendos internos”. En momentos en que se plantea la necesidad y la posibilidad de reestatizar las represas hidroeléctricas, el Frente de Todos, en sus distintas versiones, plantea la continuidad de la entrega de estos recursos estratégicos, enmascarada en aumentos de rentas y la creación de empresas “pseudo estatales”. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad decimos que hay que nacionalizar las represas ya existentes y ponerlas a funcionar bajo control de trabajadores, pobladores y usuarios de la energía sin avanzar en la creación de nuevas.

Así como la Renta Hídrica planteaba de forma explícita declarar de interés provincial a todo proyecto de construcción de represas hidroeléctricas en todo curso de agua provincial, el nuevo proyecto de “Soberanía energética” va en el mismo sentido, pero aumentando la apuesta a los parques eólicos, la energía mareomotriz y otros. 

Esta municipalización de los recursos naturales es también la visión de un gobierno que no quiere que se repitan las luchas como la de Esquel en 2003. Temen que las comunidades puedan ir en contra de su política de saqueo y evitar convertirse en zonas de sacrificio. 

¿Y los actuales trabajadores?

Actualmente hay muchos trabajadores estatales que pasarían a formar parte de la planta de la empresa EPECH. Y como es obvio, sus derechos laborales caen aprovechando la “volada”. El proyecto es explícito: en el artículo 40 se dice “El Directorio tendrá amplias facultades (…) entre ellas (…) f) aprobar la dotación de personal, fijar sus retribuciones, fijar las modalidades de contratación, efectuar nombramientos de conformidad con la normativa correspondiente, aplicar sanciones y decidir bajas de personal.” De trabajadores estatales con estabilidad laboral pasan a ser empleados privados flexibilizados.

¡Ningún trabajador debe ver amenazadas sus conquistas laborales!

Podríamos incluir al análisis infinidad de argumentos en contra, que surgen de sólo leer sus páginas, escritas para garantizar la mercantilización y la entrega de nuestros bienes comunes. No es un proyecto que busque elevar la calidad de vida de las comunidades ni garantizarnos el derecho a un ambiente sano, y por lo tanto garantizar la salud de todos los chubutenses. Es un proyecto más de entrega, de saqueo, de contaminación y de mercantilización de nuestros bienes comunes. 

El gobierno quiere crear una empresa con sucursales en el extranjero para regalar nuestros bienes comunes y dejar en la provincia contaminación y pobreza.

 

Llamamos a rechazar esta política de avance sobre los bienes comunes y vaciamiento  del Estado. Tenemos que discutir qué energía, para qué  y para quién la necesitamos. Debemos ser protagonistas de una transición energética que nos de sustentabilidad, desandando el camino del extractivismo, y dejar de ser los proveedores de energías baratas para los países centrales.

Debemos rechazar los proyectos hidroeléctricos en el río Corcovado, en la naciente del Senguer y demás proyectos que buscan generar energía para petroleras y mineras. No a la explotación de uranio en la meseta.

Debemos organizarnos para frenar este nuevo avance de Arcioni y el Frente de Todos.

 


Azud del río Senguer

Finalizada la pandemia, el gobierno de Arcioni avanzó con el proyecto de endicar el lago Fontana. Cuando quieren promocionar obras lo llaman Presa Nacimiento del Senguer, pero cuando quieren disminuir el impacto lo llaman “azud”. Rechazamos este proyecto, que con la excusa de la falta de agua en Comodoro y el sur de la provincia y sin tocar a las petroleras, ni a los grups económicos de empresarios que realizan desvios para regar sus campos, pretende avanzar sobre el río y el lago (ver https://www.ael.ar/territorios/chubut-rechazamos-la-construccion-del-azud-del-lago-fontana/). Aprovechando la pandemia, se implementó un mecanismo de audiencia pública que simplemente es una payasada: enviar un correo electrónico a la empresa que escribió el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) con las observaciones, para que la consultora responda. La Autoridad de aplicación, pintada. Desde el Ministerio de Ambiente de la provincia, no hubo ningún comunicado ni información sobre cuántas personas participaron, cuántas se opusieron ni con qué argumentos.

En el EIA presentado eran claros: en esta etapa no habría generación de energía eléctrica. Sin embargo, ahora se suman al proyecto dos turbinas y sus correspondientes líneas de transmisión hasta las poblaciones de Río Senguer, Aldea Apeleg, Ricardo Rojas y Facundo (https://www.elchubut.com.ar/chubut/2023-4-29-10-40-0-destacan-que-el-dique-ameghino-tiene-20-metros-mas-de-embalse-que-el-ano-pasado). Por supuesto, sin estudio de impacto ambiental ni audiencia pública.

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Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad de Río Negro, invitados por la comunidad Lafken Winkul Mapu en el Lago Mascardi, participamos como observadores en la Comisión de apoyo y resguardo de la mesa de dialogo convocada para resolver el conflicto de la Comunidad con el Estado y a la vez encontrar acuerdos. Vemos con preocupación, que los acuerdos manifestados por ambas partes el 10 de febrero, no se concretan y sufren una nueva dilación y postergación por parte del gobierno, pasando la próxima reunión de mesa, ahora, al 1 de junio.

Creemos que es sumamente importante garantizar la libertad de las lagmien Betiana Colhuán, Luciana Jaramillo, Celeste Huenumil y Romina Rosas, las cuales han sido despojadas de su territorio y sin acceso al Rewe de vital importancia para su comunidad. Pedimos la libertad inmediata de las lagmien con prisión domiciliaria, junto a sus hijos menores de edad, que ya llevan 7 meses privadas de su libertad y acusadas de delitos que son totalmente excarcelables.

Para encontrar una salida y un camino a la resolución del conflicto, es imprescindible que el Estado cumpla los 4 puntos de acuerdo a los cuales se comprometió en la última reunión del 10/2/2023 en Bariloche, los cuales en forma sintética son:

  1. a) Reconocer el REWE (aproximadamente unas 6 hectáreas en Villa Mascardi como lugar para la sanación física y espiritual del Pueblo Mapuche), retorno al REWE de la Machi Betiana Colhuan y que la Administración de Parques Nacionales (APN) autorice en el lugar la construcción de tres viviendas.
  2. b) La Comunidad Lafken Winkul Mapu aceptó ser reubicada en inmediaciones del Lago Guillelmo, previa constatación del lugar ofrecido. APN prometió que en un plazo de 10 días haría llegar a Comunidad la propuesta de la extensión y ubicación de la tierra, así como también el marco jurídico en el que se otorgarían dicho territorio. -Hacemos notar que a 3 meses de la anterior reunión de Mesa, por parte de APN no hubo aún una propuesta concreta.-
  3. c) El Estado ayudaría a la Comunidad Lafken Winkul Mapu para dar inicio del trámite de su inscripción en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas – RE.NA.CI.
  4. d) El Poder Ejecutivo Nacional habilitará oficinas de distintas agencias gubernamentales. La Comunidad solicitó que no sean estas oficinas en terrenos lindantes directamente al REWE o que sean y cuenten efectivos de fuerzas de seguridad.

Desde Izquierda Socialista/FIT Unidad de Río Negro además de la pelea por estas reivindicaciones, seguiremos bregando por la libertad de las lagmien detenidas y para que se reconozcan territorios a las comunidades para que puedan desarrollar su modo de vida sin la persecución. Y no como ocurre hoy día a lo largo del país que es una constante pelea para que se aplique el relevamiento de tierras legislado, mientras que a magnates como Joe Lewis se le conceden cientos de miles de hectáreas boscosas y el control del Lago Escondido, o se deja avanzar a los representantes de la monarquía qatarí con la apropiación de las nacientes del Río Chubut contra la resistencia de la comunidad mapuche local.

Contactos:
Laura Marrone  011 6882 9255
Rodolfo Sánchez 0294 4337112

La candidata a gobernadora de La Rioja por el Frente de Izquierda Unidad, Carolina Goycochea (Izquierda Socialista), votó en la escuela Escuela de Gestión Comunitaria "Eva Peron" al rededor de las 11 de la mañana.

A la salida, Goycochea declaró: "Como Frente de Izquierda Unidad realizamos una gran campaña, a pulmón, centrada en los cambios de fondo que son necesarios para resolver la crisis que estamos sufriendo las y los trabajadores, la juventud y otros sectores populares. Mientras Quintela aplica el ajuste del gobierno nacional peronista en nuestra provincia y despilfarra plata que recibe de la coparticipación para intentar su reelección, modificando la constitución provincial."

Goycochea finalizó: "Los tres candidatos de los partidos patronales tradicionales son de origen peronista. Pero llegan las elecciones y se comienzan a cruzar de vereda según su conveniencia. Y está el candidato de Milei, Martin Menen, contra la obligatoriedad de la educación, los derechos de las mujeres y comunidades LGBTIQ+. Cualquiera de los tres va a gobernar para garantizar el pago de la deuda externa provincial y nacional, seguir ajustando sectores claves como salud y educación y ampliar los negociados con las multinacionales megamineras. No hay salida para esta situación de miseria de la mano de estos candidatos que vienen gobernando la provincia en los últimos cuarenta años. La salida real es que gobierne la izquierda y las y los trabajadores, con un plan económico alternativo, que parta de la ruptura con el FMI y el no pago de la usurera y fraudulenta deuda externa".

Contactos:
Carolina Goycochea +54 9 380 494-8864
Prensa Izquierda Socialista +54 9 11 6054-0129

 

Escribe Nicolás Núñez, dirigente de Izquierda Socialista/FIT UNIDAD

Compartimos esta nota, como un primer artículo de porqué pensamos que es necesario terminar con el sistema capitalista. Y en una segunda nota desarrollaremos cómo pensamos que debe ser construida su superación con un gobierno de la izquierda y las y los trabajadores que avance hacia el socialismo.

“Vuelvo a repetir lo que ya he dicho en muchas oportunidades, hoy el capitalismo ya no es una ideología, es simplemente el modo de producción de bienes y servicios más eficiente”. En su última “clase magistral” la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner volvió a insistir en su reivindicación del sistema que ordena la economía y la política a nivel mundial. Es real que no se trata de un tema ideológico, sino de la evidencia histórica concreta y palpable, que refuta brutalmente la afirmación de Cristina.

Partamos de la realidad: el capitalismo no es la “codicia”, o simplemente un sistema en el que los empresarios tengan un peso particular, o en el que el dinero tiene un poder especial, y quien tiene más dinero tiene más poder. Antes que todo eso, se trata de un sistema en el que, sobre la base de la propiedad privada de los medios de producción, un sector minoritario de personas (que forman una clase social), los capitalistas o empresarios, se apropian de las riquezas que genera la clase trabajadora y guían la producción no en torno a satisfacer necesidades sino a la acumulación de ganancias. El mito capitalista, profundamente liberal (y falso), al que suscriben con sus diferencias desde Cristina hasta Javier Milei, es que la competencia entre los capitalistas en su búsqueda de ganancias personales, expresada en los vaivenes del mercado (la oferta y la demanda), es la mejor forma de ordenar la producción. La diferencia, desde ya no menor entre el pensamiento económico de ambos estará en que para Cristina la intervención del Estado es necesaria para garantizar que mejor pueda desarrollarse el capitalismo, y hacer una distribución apropiada de la riqueza y que Milei, en cambio, dirá -a los gritos y con sus métodos neo fascistas- que el Estado solo entorpece a la “mano invisible” del mercado, y que por lo tanto debe impedirse para que los empresarios hagan libremente sus negocios.

Llevamos poco más de un par de cientos de años de despliegue del capitalismo desde Europa a todo el planeta, y por lo tanto sería imposible enumerar el conjunto de los desastres que ha generado en su camino. Pero sí, podemos partir de la realidad del presente. En los últimos dos años, según Oxfam, el 1% más rico de la población mundial acapara dos tercios de la riqueza generada, unos 42 billones dólares, es decir el doble que el 99% restante de la humanidad. El patrimonio de los megamillonarios que poseen más de mil millones de dólares aumentó al ritmo de 2.700 millones de dólares al día, mientras que casi dos mil millones de trabajadores viven en países donde la inflación supera mensualmente los salarios. En 2022 mientras en el mundo se hablaba de crisis energética y se implementaron tarifazos brutales con las que en muchos países se planteó la dicotomía entre comer y pagar la luz, y en un año en el que se registró que al menos 800 millones de personas padecieron hambre estructural, las empresas de energía y alimentos duplicaron sus beneficios, distribuyendo 257.000 millones de dólares a sus accionistas. Pensar en los últimos años, además, es pensar en la pandemia del Covid-19 y cómo dejó en claro el cálculo que hicieron los gobiernos capitalistas que desestimaron las políticas para evitar el contagio masivo en pos en sostener las ganancias empresariales, y sin tocar la propiedad privada de las patentes de las vacunas que de haber sido producida de forma libre y masiva hubieran salvado miles y miles de vidas. Pero incluso en los años previos a la pandemia, ya contábamos con que veinticinco mil personas al día, nueve millones al año, morían de hambre y desnutrición. En perspectiva, las propias Naciones Unidas proyectan dos mil millones de personas sin alimentos suficientes para 2050.

Todo esto es resultado de políticas llevadas adelante por los gobiernos capitalistas, que sostienen por ejemplo, una estructura tributaria en la que por cada dólar que se recauda a nivel mundial, sólo cuatro centavos proceden de gravar las grandes fortunas, el resto se sostiene por impuestos como el IVA que pagamos en nuestro país por igual los megaricos al comprar un yate que los pobres al comprar un sachet de leche. Además, y por sobre todo, en nombre de sostener la rentabilidad del capitalismo llevamos décadas de una política de contrarrevolución económica permanente en la que país por país intentan ser removidos los derechos sociales y laborales conquistados por los sectores populares (educación y salud pública, jubilaciones, precarización laboral, etcétera) como estamos viendo hoy en día con la rebelión obrera en Francia contra el ajuste en las jubilaciones de Macron, y también con las demandas del Fondo Monetario Internacional a la Argentina. Cada una de esas políticas es en sí misma una transferencia de riquezas de los sectores empobrecidos a las multinacionales y grandes capitalistas.

La vanguardia de esa política reaccionaria son, justamente, los organismos de crédito como el Fondo Monetario Internacional, que buscan imponer estas reformas en cada país endeudado. Y que de fondo, precisamente, expresan la realidad de que lejos de aquel mundo profundamente ideológico de un mundo de “libre competencia” entre iguales, el capitalismo es un sistema explotador e imperialista en el que un puñado de multinacionales, y un puñado de países ricos imponen sus “condiciones” al resto. Por eso es que vemos una decena de empresas de alimentos (como Nestlé, Pepsico, Coca Cola, Unilever, Mondelez, Danone) y semillas (Bayer-Monsanto, Syngenta) dominan lo que comen miles de millones a escala global; como grupos financieros (Blackrock, Templeton, JP Morgan) están ligados a conglomerados de producción armamentística haciendo regir sus intereses aquí y allá; poco más de una decena de empresas energéticas (como Exxon Móbil, Chevron, Shell, BP, Saudí Aramco, Gazprom, Petrochina, Total, Equinor) definen el costo de la energía global; y más acá en el tiempo, mega firmas digitales (Facebook, Apple, Amazon, Google) y empresarios delirantes como Elon Musk (Tesla-Twitter) congregan una industria del conocimiento con datos íntimos de casi todos los seres humanos con los que hacen negocios de todo tipo.

Por si todos estos “hitos” del capitalismo no fueran suficientes, tenemos que sumarle que su relación con la naturaleza es profundamente violenta, al punto de que ha desestabilizado ciclos que llevaban decenas y cientos de miles de años relativamente “tranquilos”, y por la vía de la emisión de los gases de efecto invernadero de su industria, ha generado un proceso de calentamiento global que amenaza la propia existencia de la humanidad. Para colmo, sus propias lógicas regidas por la obtención de ganancias personales hacen inviable dar una respuesta coherente a la problemática. Pensemos, por ejemplo, en que invertir en energías no contaminantes no es tan rentable como seguir quemando petróleo y carbón; producir electrodomésticos o dispositivos electrónicos en general que no caduquen a los dos años no es tan rentable como estar vendiendo un nuevo modelo a cada rato; producir alimentos en base a un aprovechamiento racional del suelo es incompatible con los niveles de concentración de tierras que existen; planificar la economía a escala mundial para producir de acuerdo a las necesidades y posibilidades de cada región, en definitiva, es incompatible con la “asignación de recursos eficaz” que glorifica la vicepresidenta.

Entonces, tenemos que concluir, en particular ante les compañeres que puedan aún confiar en las afirmaciones de Cristina, que el capitalismo no es un sistema que ordene eficazmente la producción de bienes y servicios, sino un sistema que profundiza la desigualdad, genera miseria creciente, y amenaza con generar cataclismos climáticos y ambientales que hagan peligrar la subsistencia de la civilización humana tal como la conocemos.

¿Acaso no es eso lo que corroboramos justamente en nuestro país en estos cuarenta años de “democracia” formal gobernada por el peronismo, el radicalismo y el macrismo? ¿No pasamos de tener en 1974 niveles de pobreza en torno al cuatro o cinco por ciento, y hoy esos números orillan incluir casi a la mitad de la población? Tras los años de ajuste macrista, el gobierno peronista del Frente de Todos profundizó la miseria al punto de que incluso el 40% de los trabajadores están hoy con su salario en mano por debajo del índice de pobreza. Se trata de la demostración total de que hay que terminar cuanto antes con el capitalismo, como sistema de ordenamiento de la economía y la política, si queremos tener algún futuro.

¿Cuál debería ser la superación? Para nosotres claramente, un gobierno de la clase trabajadora y la izquierda que avance hacia el socialismo. Pero eso lo explicaremos en una próxima nota.

 

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Escribe Mercedes Trimarchi, legisladora electa CABA por Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda - Unidad.

El liberfacho de Milei y candidato presidencial por la Libertad Avanza propuso como salida a la actual crisis educativa, terminar de hundirla. Fiel a su estilo de creerse el gran salvador, prometió eliminar la obligatoriedad escolar y crear un sistema de vouchers en el que - sin tocar el actual 6% del PBI que se destina a educación- se financie a las familias (demanda) en vez de a las instituciones (oferta). Según él, y sin ninguna evidencia, este cambio generaría una especie de competencia “libre” entre las escuelas para atraer una mayor matrícula.

Esta concepción mercantilista de la educación no es novedosa sino todo lo contrario. Fue postulada por Milton Friedman en su libro “El papel del gobierno en la educación” en 1955 con el fin de trasladar directamente la idea del “libre mercado" a la política educativa borrando por completo la concepción de la educación como un derecho. De ahí la peligrosidad de estas propuestas que solo buscan profundizar la desigualdad social producto de años de desfinanciamiento educativo cuya responsabilidad es compartida entre el peronismo del Frente de Todos (FdT) y el radicalismo/macrismo de Juntos por el Cambio (JxC).

En la actualidad, hay muy pocas experiencias nacionales de vouchers: Chile, Nueva Zelanda, Suecia y alguna más. Sin embargo, fue una corriente política con mucho marketing a nivel mundial en los ́ 80 y principios de los ‘90 pero que, varias décadas después, demostró su fracaso frente a la crisis educativa. En Chile por ejemplo, la implementación de este sistema fomenta la segregación de las instituciones (escuelas para ricos y para pobres) y a la vez, genera un alto endeudamiento de las familias para costear el acceso a la educación.

Necesitamos fortalecer la educación, no liquidarla

Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda - Unidad rechazamos por completo la propuesta de Milei y la enfrentamos como lo hacemos frente a cada intento de privatización de los distintos gobiernos. Pero no solo nos quedamos allí sino que apostamos a fortalecerla en vez de destruirla.

Para mejorar las instituciones educativas se debe empezar por aumentar el presupuesto en base al no pago de la deuda externa y terminar con la miseria del 6% del PBI que a la vista está que no alcanza. Junto a ello, proponemos la renacionalización del sistema educativo, anulando las leyes menemistas que descentralizaron el sistema y las que vinieron después de la mano del kirchnerismo que favorecieron un modelo en el que conviven dos tipos de “gestiones” públicas (con desinversión) y privadas (con subsidios). Entonces, nuestra propuesta es la de organizar un sistema de educación único, estatal y de calidad con una fuerte inversión en infraestructura, materiales de estudio y salarios para la docencia que sea acorde a la canasta familiar. Para lograrlo te invitamos a seguir luchando y a organizarte con Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda-Unidad.

 

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