Escribe Daniel Vera, docente, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina
La vicepresidenta Villaruel viaja Catamarca a una fiesta religiosa católica, invitada por el obispo diocesano Luis Urbanc.
El pasado miércoles 3 de abril, en esa misma capital, el cura Renato Rasgido fue encontrado culpable de abusos sexuales y condenado a 15 años de cárcel.
Catamarca es la provincia que más denuncias de abusos eclesiásticos tiene: siete, cinco curas, un catequista y un profesor de religión.
Interpelado por los medios de comunicación, días antes de la condena, el obispo pidió "al pueblo de Dios rezar mucho por los sacerdotes porque nadie está exento que el demonio meta la cola y uno caiga".
Es decir, que para Urbanc, como para la mayor parte de la jerarquía de la iglesia católica, los abusos ocurren porque “el diablo mete la cola”.
Queda así claramente demostrada, por un lado, la complicidad de TODA la iglesia católica para proteger a los miembros pedófilos de ella (obispos, curas, monjas, catequistas, profesores de religión, dirigentes scout) y, por el otro, la indiferencia (y casi desprecio) que la jerarquía católica demuestra a quienes somos sobrevivientes de sus abusos de poder.
Esta visita de la vicepresidenta a Catamarca demuestra, una vez más, porqué es tan NECESARIA como URGENTE la SEPARACIÓN de la IGLESIA del ESTADO.