Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

Se viene otro 24 de marzo. Y denunciamos que la deuda argentina tuvo su origen en la nefasta y genocida última dictadura militar, como parte de un plan económico de saqueo y endeudamiento que persiste hasta nuestros días. Esta deuda no tenía registros contables cuando cayó la dictadura, y aun así fue reconocida por Alfonsín y pagada por todos los gobiernos.

La carta de La Cámpora arranca diciendo “desde el Golpe de Estado de 1976 que dio inicio a la última dictadura cívico-militar se desató un ciclo de endeudamiento en moneda extranjera sin precedentes en la historia que alcanzó un punto de inflexión escandaloso con la estatización de la deuda de los principales grupos empresarios concentrados argentinos en 1982”. Pero precisamente, al decir que el peronismo en sus distintos gobiernos se hizo cargo de todas las deudas anteriores y las pagó (ver Carta de La Cámpora ¿Qué hay detrás del voto en contra de Máximo Kirchner?), está reconociendo que pagó también la deuda contraída por Videla y Martínez de Hoz. Lo hizo en los años ´90 con el peronismo menemista, donde se remataron todas las empresas del Estado y la deuda creció al doble. Y también con el gobierno de Néstor y Cristina, aunque se lo quiera distorsionar.

En esos años la rebelión del Argentinazo impuso el no pago y ya en el año 2000 hubo un fallo del juez Ballesteros señalando que la deuda era ilegal y fraudulenta. Pero aun así, cuando asumió Néstor Kirchner en vez de seguir por esos pasos reanudó los pagos de contado al FMI, retomando el sometimiento con los usureros internacionales. La frase de Néstor Kirchner “los muertos no pagan las deudas”, que reivindica la carta, fue para reclamar que dejaran crecer al país para pagar (lo mismo que ahora dicen Alberto Fernández y Guzmán), terminando el gobierno kirchnerista en 2015 con una deuda de 200.000 millones de dólares.

En el gobierno kirchnerista de 2003 a 2015 no hubo ninguna “estrategia distinta” ni una “gran firmeza” con los usureros internacionales, como reivindica Máximo Kirchner. La “quita histórica” de parte de la deuda ante bonos que no valían nada, que tanto se reivindica, iba en línea con la estrategia de reanudar los pagos. Desde Izquierda Socialista reivindicamos el Argentinazo que impuso el no pago y dijimos que había que seguir por ese camino, desconocer los pagos, romper definitivamente con el FMI y emprender un camino liberador. El kirchnerismo hizo lo opuesto. Todo esto, el próximo 24 de marzo, las nuevas generaciones que se movilicen lo tienen que saber.

 

Escribe Claudio Funes

Finalmente Juntos por el Cambio pactó con el gobierno de Alberto Fernández, dando sus votos para aprobar el acuerdo con el FMI.  A cambio, el presidente le quitó toda “responsabilidad” por el ilegal y sideral endeudamiento. El Frente de Todos y Juntos por el Cambio son responsables del brutal ajuste que se viene.

Tras una sesión que se extendió por más de trece horas, la Cámara de Diputados dio media sanción al acuerdo entre el gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional.

No existió grieta, todo transcurrió en calma. Juntos por el Cambio había logrado su propósito: modificar el texto del proyecto de ley dejándolo reducido a un único artículo. De esta manera, el 96% de sus diputados dieron su aprobación.

Las negociaciones previas entre la oposición patronal y el peronismo fueron monitoreadas en tiempo real por Mauricio Macri, quien intenta retomar la jefatura de Juntos por el Cambio. La oposición al acuerdo de Juntos por el Cambio se basaba en reclamar un mayor ajuste y en no quedar pegados al mismo, pensando en las elecciones de 2023 donde se ven compitiendo. Esta era toda la discusión de fondo con el gobierno de Alberto Fernández.

El texto aprobado excluye los anexos, que eran el programa económico que debía implementar el gobierno. Es decir, los memorándums de entendimiento con el FMI.

Alberto Fernández y la oposición patronal negociaron que el proyecto final no incluyera las palabras “refinanciamiento”, “deuda o endeudamiento”. Acordaron términos menos contundentes y acordes al doble discurso: “operaciones de crédito público contenidas en el Programa de Facilidades Extendidas”.

Con el aval del gobierno “nacional y popular”, Juntos por el Cambio logró quitarse la responsabilidad de encima por la estafa que ellos mismos llevaron adelante con la complicidad del FMI.

El ex presidente celebró el acuerdo logrado en el Congreso. No era para menos, Alberto Fernández premió a Macri y a Juntos por el Cambio. Legalizó el préstamo ilegal que contrajeron en 2018 y les quitó toda responsabilidad por el sideral endeudamiento del país. No pasó nada de lo que realmente pasó “en el país del no me acuerdo”.

La convalidación de esta nueva estafa será una pesada hipoteca que, nuevamente, deberán pagar el pueblo trabajador y los sectores populares.

El diputado macrista Luciano Laspina resumió con claridad los objetivos de la oposición patronal: “Estamos votando una autorización para una operación de crédito, no estamos votando un plan económico, no estamos votando el acuerdo de Guzmán porque no es nuestra competencia votar planes económicos”.

“Tampoco estamos votando un aumento de impuestos”, subrayó, y destacó la decisión de apoyar el acuerdo con el Fondo porque “no queremos integrar el club de países en default”.  Agregó que hay dos caminos: “Hacer un ajuste ordenado (que le toca, lamentablemente, hacer al gobierno y a los argentinos) con el FMI; o hacer un ajuste desordenado sin el FMI”.

Por su parte el presidente del bloque de la UCR, Mario Negri, en consonancia con Laspina, sostuvo: “si no estuviéramos acá nosotros el default era inevitable”. Criticando al Ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que “quiso imponernos un proyecto para hacernos socios del ajuste”.
La novela de enredos y desencuentros fue larga, pero su final no es sorpresivo. Como veníamos advirtiendo, finalmente el gobierno y la oposición patronal sellaron el pacto para aplicar el plan de ajuste del FMI; ninguno pretende sacar los pies del plato. Por ello repiten a coro: “es el único camino posible”. Mienten de forma descarada. Juntos por el Cambio, por más que lo quiera negar es copartícipe necesario del ajuste que se viene.

Desde Izquierda Socialista y el FIT Unidad venimos repudiando este acuerdo con varias movilizaciones. Por eso, los únicos diputados que condenaron esta deuda odiosa en el Congreso y llamaron a enfrentar al Fondo en las calles fueron los del FIT Unidad.

Escribe Claudio Funes

Los tres son conocidos defensores del “libre mercado”, que no es lo mismo que una sociedad libre. Más bien sería su contracara, su opuesto.

Javier Milei, diputado por La Libertad Avanza, votó en contra del acuerdo y manifestó: “Nosotros queremos vivir en libertad y este ajuste lo tiene que pagar la casta política. Y si no que se los lleve puesto a todos”. Con esta fraseología outsider plantea la misma política que Espert.
En oportunidad de referirse a Mauricio Macri, dijo: “Yo lo voté a Macri, y me equivoqué. Lo que le jodió la vida fue juntarse con la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y las palomas de PRO. Son todos de izquierda”.

José Luis Espert, diputado por Avanza Libertad, también se opuso al acuerdo. En su cuenta de Twitter, el 28 de enero publicó: “El acuerdo con el FMI es una burla. No pone en orden a las cuentas fiscales ni a los problemas argentinos. Un programa sin cambios en la legislación laboral, sin reducción de impuestos, sin baja drástica del gasto público populista, terminará en otra estafa de Argentina al FMI”. Insólito, ¡la Argentina estafa al FMI! Explícito, José Luis Espert propone, entre otras medidas, despedir 1.500.000 empleados públicos, una profunda reforma laboral y cárcel para los que enfrenten estas políticas.

Ricardo López Murphy, diputado por Republicanos Unidos que integra Juntos por el Cambio, fue otro de los liberales que votó en contra: “Es malo, es pésimo, no propone un solo cambio estructural para que la Argentina salga adelante y vuelva a crecer”.

También afirmó que “la Argentina necesita reformas estructurales profundas en lo laboral, en lo previsional, en lo fiscal, en lo externo”.
Durante el gobierno de Fernando de la Rúa, López Murphy fue ministro de Defensa, ministro de Infraestructura y Vivienda y finalmente ministro de Economía, cargo que desempeñó sólo por quince días al intentar imponer un feroz ajuste en el presupuesto educativo.
Sus expresiones y pasado muestran con claridad que son enemigos acerrimos de los trabajadores y la juventud. Son políticos que sirven al gran capital y proponen el ajuste permanente al pueblo trabajador y sectores populares ¿Quién es más de derecha?                        

Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad

El Grupo de Puebla felicitó al presidente Alberto Fernández por el acuerdo alcanzado con el FMI. Lo integran 54 líderes políticos de 16 países, entre ellos Lula da Silva y el expresidente de Ecuador, Rafael Correa. Dicen que “la negociación se llevó adelante velando por los intereses del país” y manifiestan su deseo de que el FMI “no reproduzca los graves errores de las políticas recesivas y asegure el espacio necesario para que Argentina inicie una recuperación económica y social sostenida”. ¡Lula se suma al discurso de que habría un FMI bueno que  no ajusta y permitiría crecer! Si alguien creía que Lula, Correa o Evo Morales son de izquierda o pueden representar algo distinto, estas declaraciones lo desmienten una vez más.

Escribe Adolfo Santos

Como si el acuerdo entre el gobierno y la oposición patronal para pagar la deuda/estafa de Macri al FMI fuera insuficiente, el ministro de Economía Martín Guzmán voló a Houston, Estados Unidos, para ofrecer más beneficios a las multinacionales del petróleo. En un encuentro energético, realizado durante los días 9 y 10 de marzo, se comprometió a hacer cambios en la legislación para que las petroleras puedan disponer automáticamente de los dólares de sus exportaciones.

Las petroleras chantajean diciendo que, para invertir en Vaca Muerta, necesitan mayor flexibilidad en las regulaciones económicas, ya que hoy están obligadas a liquidar las divisas de sus exportaciones en el mercado local al tipo de cambio oficial. “Se pueden hacer cosas y esperamos hacerlas en las próximas semanas, en términos de adaptar algunas regulaciones de la cuenta de capital de un modo que se adapte a las características del sector energético”, les prometió el ministro de Alberto Fernández.

No es que las petroleras no tengan beneficios. En 2021, el gobierno presentó un proyecto hidrocarburífero que liberaba el control de dólares en relación a un porcentaje de la producción, si la misma se incrementaba en relación al año anterior. Pero las petroleras son insaciables. Aunque saben que Vaca Muerta es un filón que les dará jugosas ganancias, quieren más. Las compañías internacionales reunidas en Houston (la capital energética de Estados Unidos) le hicieron saber a Guzmán que quieren disponer libremente de al menos el 50% de los dólares que facturan sin obligación de una “producción mayor”.

Queda claro. A Guzmán y al gobierno peronista no les tiembla la mano a la hora de retirar derechos a los jubilados y reducir sus ingresos a niveles de indigencia, pero se muestran dóciles con las multinacionales imperialistas. La preocupación del gobierno es con el Fondo y los poderosos, por eso en medio de un proceso de inflación desenfrenada que se come los salarios, Guzmán se toma un avión a Houston para ofrecerle un paquete de beneficios a las petroleras. Eso demuestra el carácter de este gobierno y la oposición patronal. Están lejos de las necesidades de los trabajadores y sectores populares, pero son serviles a las grandes multinacionales.