Aug 04, 2024 Last Updated 3:38 PM, Aug 2, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Claudio Funes

En la oposición patronal de Juntos por el Cambio estalló una nueva crisis. En esta oportunidad el detonante fue el acuerdo con el Fondo que se debe aprobar en el Congreso de la Nación.
La pelea no es entre sectores que apoyan el entendimiento y otros que rechazan al FMI. No, las diferencias tienen que ver con la manera más conveniente de jugar en la votación, tomando en cuenta el 2023. Pura especulación política electoral.

Si, es cierto que Juntos por el Cambio critica el acuerdo pero por considerar que el ajuste es insuficiente. Exige más, y ahora, que no quede como tarea pendiente para el futuro cuando, según ellos, probablemente estén de nuevo en la Rosada. En su reunión con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, Macri le señaló “el acuerdo no es bueno porque no soluciona los problemas estructurales”.

Los referentes de los distintos espacios que componen el frente patronal discutieron el pasado domingo, por Zoom (para ellos sí los protocolos continúan vigentes), distintas propuestas: votar a favor, en contra o abstención. Macri fue el primero en tomar la palabra. Insistió con su posición de rechazar el acuerdo “por ser una bomba de tiempo, que le va a explotar en la cara al próximo gobierno”.  Su propuesta sólo contó con el apoyo de Patricia Bullrich. Molesto, Mauricio Macri abandonó la sala virtual donde se realizaba la reunión a los 10 minutos de su comienzo.  

Sin haber logrado acuerdo surgió la posibilidad de conciliar las tres variantes en la votación. Abstenerse en general, votar a favor el artículo 1°, que autoriza el endeudamiento y en contra el artículo 2°, que se refiere al programa acordado con el Fondo (el programa económico del gobierno). Por ello insistieron (y lograron con la anuencia del Frente de Todos) en cambiar la redacción del proyecto para que los artículos 1° y 2° queden bien diferenciados.   

El radicalismo y la Coalición Cívica están predispuestos a avalar o al menos no obstaculizar el acuerdo. “Esta vez nadie habló de votar en contra”, aseguró uno de los miembros de PRO. El gobierno del Frente de Todos y la oposición patronal tienen acuerdo en que hay que pagar.

Juntos por el Cambio pretende lograr un acuerdo con el organismo internacional y a la vez no quedar pegados con las medidas antipopulares de ajuste que este impondrá. Quieren evitar la coparticipación en los costos políticos con el gobierno peronista. Ahí radica el dilema que hoy los ocupa. Todas picardías de políticos que representan los intereses de las grandes patronales y que nada tienen que ver con los de los trabajadores y sectores populares.

La única bancada del Congreso que no especula y defiende consecuentemente los intereses de la clase trabajadora y sectores populares es la del Frente de Izquierda Unidad, que rechaza la estafa de Macri, Juntos por el Cambio y el FMI y su reconocimiento por parte del gobierno de Alberto Fernández y el Frente de Todos, que a toda costa quieren pagar.
 








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Escribe José Castillo

Los diputados libertarios, encabezados por José Luis Espert y Javier Milei, votarán en contra del acuerdo con el FMI. Pero que nadie se equivoque: lo hacen exigiendo que se haga un nuevo acuerdo, con mucho más ajuste aún que el que está proponiendo el gobierno.

Y obviamente, no proponen suspender los pagos hasta que se firme ese nuevo pacto que proponen. José Luis Espert, en la reunión de Comisión con el ministro Guzmán, llegó a proponer que se usen todas las reservas que quedan para pagar el vencimiento de marzo. Y que luego se acuerde con el Fondo el super-ajuste que él propone, con millones de despidos y ajustes enormes en todos los rubros. Espert postula también aumentar la edad jubilatoria y el despido de millones de empleados públicos. Es uno de los principales propagandizadores de la reforma laboral, apuntando a quitarle todos los derechos que los trabajadores han conquistado durante décadas, para transformarlos en carne de superexplotación.

Milei no dijo nada en la reunión de comisión, simplemente porque ni siquiera se hizo presente, inaugurando el rol de “ñoqui”, insulto que el lanza sistemáticamente contra los trabajadores del Estado. Ambos Milei y Espert, le piden al Fondo que sea todavía más duro con la Argentina. Así actúa la ultraderecha “libertaria”.

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Escribe Martín Fú

El actual miembro del directorio del Banco Nación y referente económico de la CTA (Autónoma), Claudio Lozano, planteó que frente al acuerdo con el Fondo “hay que movilizarse, pero no para decir que no, sino para plantear que existen otras posibilidades”. En concreto, propone llevar el caso a la Corte Internacional de La Haya.

Su planteo está en línea con la marcha que está anunciando para este miércoles la CTA Autónoma. Más allá de que es absolutamente utópico que un tribunal internacional como el de La Haya asuma (y mucho menos falle a favor de la Argentina), la pregunta del millón es si ahora, en el Congreso, se le dice sí o no al acuerdo con el Fondo. Lozano hace todo este planteo para esconder la única realidad: que sigue siendo funcionario del gobierno del Frente de Todos.
                 

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Escribe Adolfo Santos

Coincidente con la semana en que el gobierno intenta cerrar su pacto con el FMI para pagar la fraudulenta deuda externa, visita el país el reconocido economista belga Éric Toussaint, portavoz de la red internacional del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM). Bienvenidas las voces que se suman contra esta estafa que el gobierno peronista y la oposición patronal querrán hacerle pagar a los trabajadores.

A pesar de las diferencias en relación al trato de la deuda, ya que Toussaint y las organizaciones de las cuales él participa, proponen la auditoría de la deuda como paso previo al desconocimiento de la misma, saludamos su visita y consideramos de importancia la contribución que pueda hacer para avanzar en la lucha contra el flagelo que constituye la deuda para los trabajadores y sectores populares.

En una reciente presentación ante el Ministerio de Economía argentino sobre la deuda, Toussaint y el CADTM manifestaron: “No puede haber una aceptación ‘a libro cerrado’. Es imprescindible una identificación previa, mediante auditoría pública con activa participación ciudadana, de los tenedores de valores, incluyendo información completa sobre titularidad, fecha y precio de las secuencias de compra/venta de cada valor y agentes de intermediación.”

Para el economista belga, Argentina debería ignorar el acuerdo con el FMI. “Macri no tenía potestad para firmarlo y el FMI fue contra sus propios estatutos y presionado por Trump para dar tal crédito, además, conocía sus consecuencias: el pueblo argentino no tiene por qué asumir esta responsabilidad”. Y refutó el argumento de Alberto Fernández de que la deuda es legítima porque fue tomada por un gobierno constitucional: “Lo importante es el uso que se haga de la deuda, y si la deuda se contrajo para uso contrario al interés de la nación, o del pueblo, o del Estado, esa deuda es odiosa al pueblo”.

Durante su estadía en Argentina, Éric Toussaint tiene proyectada varias conferencias, entrevistas radiales y televisivas y encuentros con activistas de diferentes sectores sociales. Entre esas actividades, cabe destacar la audiencia pública en el Congreso de la Nación convocada conjuntamente con el Frente de Izquierda Unidad, única fuerza política con representación en el Congreso que se opone de forma consecuente al acuerdo con el FMI y lucha contra el pago de la deuda externa.

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Escribe Miguel Sorans, dirigente Izquierda Socialista/ FIT Unidad y de la UIT-CI

La invasión y los bombardeos rusos sobre la población civil están ya provocando una terrible devastación y una crisis humanitaria sobre Ucrania. Hay más de dos millones de refugiados. A casi dos semanas de la criminal invasión de Putin y Rusia, el pueblo ucraniano continúa resistiendo. Lo que parecía iba a ser un paseo para Rusia, una guerra relámpago, se ha empantanado por la heroica resistencia.
 
Las imágenes que recorren el mundo muestran la devastación y muerte que está provocando la invasión genocida del reaccionario Putin. Los edificios en ruinas de Járkov, de las ciudades periféricas de Kiev o del puerto de Mariúpol, en el Mar de Azov, recuerdan los bombardeos masivos de Rusia en las ciudades de Alepo (Siria, 2015) y Grozny (Chechenia, 1999). Ya hay amenaza de bombardeos sobre el puerto de Odessa, en el Mar Negro. Los refugiados pueden llegar a cinco millones. Más vidas civiles peligran porque Rusia ni siquiera respeta el cese de fuego para los corredores humanitarios.

Pero por ahora Putin, pese a la superioridad de fuerzas militares de Rusia, no ha logrado imponerse. La resistencia militar-popular ucraniana ha sorprendido a Putin y al mundo.

Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI repudiamos tajantemente la invasión rusa, y estamos incondicionalmente del lado del pueblo ucraniano y su resistencia para derrotar al invasor, sin dar ningún respaldo político al gobierno de Zelensky y diciendo claramente no a la OTAN.

Solo confiamos en los centenares de miles de trabajadores y trabajadoras, de jóvenes y mujeres, que combaten en Kiev, Járkov y en toda Ucrania.

Nuestra solidaridad no tiene nada que ver con la cínica oposición a la invasión de los Estados Unidos, de los Biden, Macron y Boris Johnson. Ellos han avalado históricamente invasiones en Afganistán, en Irak, en los Balcanes, en Siria o en Medio Oriente. Con su postura política actual solo buscan sacar partido para su proyecto de dominación de Ucrania. Por eso rechazamos toda injerencia imperialista en Ucrania, sea rusa, yanki, europea o de la OTAN.

No es una guerra interimperialista
 
Es muy importante definir qué tipo de guerra es esta. Depende de esta definición la posición de la izquierda revolucionaria. Por ahora en Ucrania no hay una guerra interimperialista, no hay dos países imperialistas enfrentados.
Ni los Estados Unidos, ni la UE, ni la OTAN, han enviado tropas, no han disparado ni un tiro en Ucrania. El choque militar es entre Rusia, una potencia imperialista, y Ucrania, un país semicolonial. Un país oprimido, pobre, como lo son Brasil, Argentina, Chile o Perú.

Las diferencias entre Rusia y Ucrania son abismales. Rusia tiene 900 mil militares, y Ucrania tiene solo 196 mil. El presupuesto militar anual de Rusia es de 61.000 millones de dólares, el de Ucrania de 11.800 millones de dólares. Rusia tiene 5.655 ojivas nucleares, Ucrania tiene cero.

Por eso, siguiendo la tradición de los socialistas internacionalistas, no somos neutrales en esta guerra, estamos del lado de la nación oprimida e invadida que es Ucrania. Por eso discrepamos con los sectores que se reivindican antiimperialistas o de izquierda que se niegan a pronunciarse contra la invasión rusa. O, peor, que apoyan a Putin y justifican la invasión, como el caso del profesor argentino Atilio Borón, sectores del peronismo K o de los simpatizantes del falso socialismo como el de Venezuela, Nicaragua, Cuba o China.

Apoyan a Putin como si fuese una víctima, un luchador antiimperialista. Su argumento central para defenderlo es que Putin se vio “obligado” a defenderse por el asedio de la OTAN, porque están cercando a Rusia con la presencia de la OTAN en Europa del Este.

Por supuesto que luego de la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la URSS y la restauración del capitalismo en Polonia, Hungría, Moldavia o Rumania, el imperialismo yanqui y europeo avanzó en la semi colonización de esos países en favor de sus multinacionales y el FMI. Y también se avanzó en la presencia de la OTAN.

Pero lo que no es cierto es que el imperialismo yanqui o europeo “quiera cercar” a Putin porque es un gobierno antiimperialista o progresista, que defiende al pueblo trabajador de Rusia. Esto es falso, Putin encabeza un régimen capitalista-imperialista respaldado por la represión y por una mafia de oligarcas del petróleo y el gas.

Otro argumento de los defensores de Putin es que combate a “un gobierno neonazi” y apoyado en bandas de nacionalistas fascistas. Esto también es falso. Zelensky es de origen judío y ganó las elecciones con el 70% de los votos. Es un liberal burgués, tipo Mauricio Macri. Bandas de fascistas ucranianas hay, por supuesto, pero no es la base del gobierno. Y muchas apoyan a Putin. El verdadero nacionalista neofascista es Putin y su régimen criminal.
 
Las verdaderas razones de la invasión

Estas hay que buscarlas en que Rusia es parte de la actual crisis económica del capitalismo mundial. Por eso Rusia vive un gran retroceso económico.

Con la restauración del capitalismo en Rusia y en la zona de influencia en lo que era la URSS, Putin y los oligarcas vienen aplicando brutales ajustes al pueblo trabajador ruso y persiguiendo salvajemente a la oposición.

Putin ha llegado hasta envenenar a opositores y encarcelar a miles. Por eso Putin y su gobierno autoritario vienen sufriendo un gran desgaste político. En las elecciones de septiembre de 2021 sufrió un gran retroceso, al punto que el viejo Partido Comunista logró casi el 20% de los votos. Y lo más crítico es que tuvo que salir a reprimir, enviando tropas a las rebeliones populares de Bielorrusia contra el dictador Lukachenko y la rebelión popular de Kazajistán, que fue de masas contra un ajuste tarifario, como pasa en cualquier país de Latinoamérica.

En realidad, Putin invade para tratar de unir al pueblo ruso bajo un falso slogan de “defensa de la patria” ante la “nazificación de Ucrania”.

Hay quienes dicen que Putin quiere restablecer la Unión Soviética. No. Quiere volver al imperio zarista, un sueño imposible.

Quiere liquidar a Ucrania como país. Por eso en el discurso donde anunció la invasión criticó insólitamente a Lenin, porque en la revolución rusa de 1917 reconoció la autodeterminación de Ucrania como nación. Putin, a su vez, reivindicó a Stalin y su dictadura que volvió a oprimir al pueblo ucraniano, contra el legado de Lenin.

Putin en ese discurso fue claro, dijo que Ucrania fue siempre de Rusia y que “no tiene sentido que sea un país”. Nosotros preguntamos a Atilio Borón, al peronismo k o a la izquierda que justifica a Putin: ¿qué tiene esto de progresista o antiimperialista? Absolutamente nada.
 
No somos neutrales en esta guerra

Por eso también discrepamos con los sectores de la izquierda revolucionaria que lamentablemente adoptan una postura neutral en esta guerra. Incluso algunas de estas corrientes trotskistas la justifican criticando a Putin, como el Partido Obrero. Tienen consignas como “guerra a la guerra”, “ni Putin ni la OTAN”, pero no levantan el apoyo a la resistencia del pueblo ucraniano para derrotar militarmente al invasor. O sea, no están en el campo militar del país oprimido que es Ucrania.

Desde Izquierda Socialista y la UIT-CI tenemos una posición clara y tajante. Nos sumamos y apoyamos a los que enfrentan a las tropas rusas. No somos neutrales. Apoyamos el armamento popular para tratar de impedir que se tome Kiev, Járkov o toda Ucrania.

En este marco, como corriente de izquierda trotskista, tenemos una política independiente del gobierno de Zelensky. Estamos en el mismo campo militar pero estratégicamente luchamos por la verdadera autodeterminación del pueblo ucraniano, que solo se logrará cuando triunfe un gobierno de las y los trabajadores y haya una Ucrania Socialista.

Ahora la pelea concreta pasa por derrotar la invasión de Putin y Rusia. Es una pelea de difícil pronóstico, indudablemente la superioridad militar del invasor Rusia es incuestionable.

Pero mientras se mantenga la resistencia popular, la lucha va a seguir abierta y nosotros, como luchadores antiimperialistas y socialistas, seguiremos estando en el campo militar de Ucrania.

Dos son los puntos de apoyo que permiten seguir esa pelea y no darla por terminada de ninguna manera. El primero, la heroica resistencia del pueblo de Ucrania, y segundo el crecimiento de las movilizaciones y las protestas masivas en Europa y en todo el mundo.

El punto clave son las movilizaciones en Rusia. En San Petersburgo fue una de las manifestaciones más multitudinarias, también se repitió en Moscú, al punto tal que Putin tuvo que salir a reprimir con miles de detenidos.

Por eso convocamos a acrecentar la movilización unitaria contra la invasión y en apoyo al pueblo ucraniano, reclamando que el gobierno de Alberto y Cristina Fernández rompa relaciones diplomáticas con Rusia y repudiando toda injerencia imperialista en Ucrania, sea del imperialismo ruso, de Estados Unidos, del imperialismo europeo y de la OTAN.

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