Jul 31, 2024 Last Updated 12:12 AM, Jul 31, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Mariano Barba

Dos encuentros para un mismo objetivo: que Cristina Kirchner aparezca tomando distancia de su propio gobierno y vaya testeando si se presenta como candidata. Los dichos se repitieron en la Universidad de Rio Negro donde habló la vicepresidenta y en el encuentro de militantes kirchneristas que se realizó en Avellaneda con motivo del 50° aniversario del triunfo del peronismo en 1973. “Luche y vuelve” es el lema de la campaña que los impulsa hacia adelante.

En Rio Negro la vicepresidenta, además de insistir en lo que considera su proscripción, volvió a referirse a su gobierno como si ella no lo integrara. Hizo hincapié en el pacto firmado con el FMI diciendo que “hay que revisar las condiciones en que se firmó […] Si te dieron 45 mil millones los vas a tener que devolver, nadie pretende que no lo devuelvan”. Además, afirmó que “la economía está creciendo y el empleo también pero son de baja calidad y bajos salarios”.  Con sus dichos quiere diferenciarse y evitar que la arrastre el descrédito del gobierno del Frente de Todos, que pegó un salto con la firma del pacto con el Fondo, que sigue empeorando las condiciones económicas para el pueblo trabajador y donde el futuro se vislumbra cada vez más difícil, porque tanto el gobierno peronista del Frente de Todos como la oposición patronal están jugados a cumplir con el FMI. La propia Cristina reconoce que va a seguir pagando, como lo está haciendo, pero se esfuerza en tomar distancia para ver si zafa de ese descrédito. La mejor prueba de que dice una cosa y hace otra, es la designación de Sergio Massa (del que es principal sostén) como superministro de Economía para aplicar el ajuste exigido por el FMI con tarifazos y una altísima inflación que achica mes a mes el poder adquisitivo de los salarios.

Coincidente con la vicepresidenta, dirigentes y militantes peronistas kirchneristas se reunieron el sábado en un plenario en la U.T.N. de Avellaneda, para “romper la proscripción” de Cristina Kirchner y reforzar el operativo clamor por su candidatura presidencial.  Axel Kicillof, gobernador de Buenos, planteó: “La compañera Cristina Fernández de Kirchner es (la candidata) en la que nuestro pueblo confía y la que nuestro pueblo quiere”. Así lanzó la campaña “Luche y vuelve”. La fecha elegida a cincuenta años de la victoria de Héctor Cámpora tras dieciocho años de proscripción del peronismo, es una analogía que el kirchnerismo busca instalar con la situación procesal de la vicepresidenta.  La historia puede parecerse pero nunca repetirse: Cristina no está proscripta en la actualidad y el FMI, a diferencia de 1973, tiene el control de la economía argentina.

El peronismo no va más

Con el “Luche y vuelve”, el kirchnerismo quiere instalar la ilusión de que si Cristina vuelve van a cambiar su proyecto de gobierno.  Por eso cuando Máximo Kirchner en el encuentro dijo: “Muchos se valieron del triunfo de 2019 para acceder al poder y ahora se hacen los distraídos para hacer lo que tienen que hacer”. Le estaba pidiendo al presidente Fernández que baje su precandidatura para las PASO y facilite el camino a Cristina o a quien ella designe con el “dedazo”.  En esta maniobra tienen un problema: Alberto y Cristina son la fórmula que gobierna ahora y aquí. Es más, la mayoría de los ministros fueron designados de común acuerdo. Las medidas de gobierno para garantizar las súper ganancias de los empresarios y multinacionales son de este gobierno, que es el de ambos. Eso sucede con el dólar soja, el dólar automotriz, el dólar turismo, el acuerdo secreto con Chevron, y el actual canje de deuda para los banqueros. Hasta YPF apareció como sponsor en la Expoagro donde se concentra lo más granado de la oligarquía del campo.

A pesar de todas estas políticas proimperialistas y propatronales de su gobierno, el kirchnerismo intenta, con sus slogans, encarar la campaña electoral como si no tuviera nada que ver. Es una maniobra poco creíble. Parece que en cada elección vuelven a empezar.

El peronismo ha gobernado más de dos tercios de todo el tiempo transcurrido en los 40 años del final de la dictadura hasta acá. Y ha sido, con distintos personajes y discursos, garante de los pagos de deuda y los planes de ajuste. Principal responsable de que hoy la pobreza orille el 40%. El kirchnerismo es parte de este balance de los gobiernos peronistas. Como lo dijo la propia Cristina cuando gobernaba: “en mi gobierno se la llevaron con pala”, refiriéndose a los banqueros. O “somos pagadores seriales” reconociendo los 200.000 millones de dólares en efectivo que se le pagaron a los pulpos acreedores durante los doce años kirchneristas. Lo más importante hoy, es que es insostenible que Cristina y el kirchnerismo no tiene “nada que ver” con las políticas de ajuste y saqueo que está llevando adelante el Frente de Todos. El propio ministro Aníbal Fernández (hasta ayer nomás entusiasta kirchnerista y hoy alineado con Alberto Fernández) lo dejó en claro: “Cristina es parte del gobierno”. Tanto lo es, que fue ella quien bendijo la llegada al ministerio de Economía de quién es hoy el principal implementador del ajuste: Sergio Massa. El mismo Massa del que Máximo Kirchner dijo el sábado pasado que lo quería “dentro de su espacio” y ¿por que no? candidato presidencial. Cristina comenta las medidas y las consecuencias del ajuste como si su sector fuera ajeno, mientras conserva miles de puestos importantes en el gobierno y las medidas más importantes (como avanzar en el acuerdo con el FMI) fueron “bendecidas” por ella personalmente. Todo esto indica que no hay un peronismo kirchnerista “progresista” con un programa distinto al que se está llevando a cabo actualmente.

Todo esto debe llevarnos a sacar una conclusión, que es la que queremos compartir y debatir con nuestras compañeras y compañeros de trabajo, estudio o vecinos.  Las banderas históricas del peronismo de soberanía económica, justicia social e independencia política ya no volverán. El peronismo no va más, no es salida para el pueblo trabajador en ninguna de sus variantes. Es necesario algo nuevo, una nueva alternativa política, como la que estamos impulsando desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda Unidad. Que gobiernen los que nunca lo han hecho, la izquierda las y los trabajadores.

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Escribe Claudio Funes

El Fondo Monetario que estuvo detrás del golpe genocida de 1976 y está ahora de la mano del peronismo. El FMI es un organismo imperialista saqueador dominado mayoritariamente por Estados Unidos, el imperialismo yanqui que de la mano de los genocidas impuso un plan económico de saqueo teniendo al endeudamiento externo como centro.  

Videla, Martínez de Hoz y Cavallo (idolatrado por Milei) fueron los responsables del salto gigantesco de la deuda externa en esos años. Pasó de 7.000 millones de dólares en 1976 a 42.000 millones en 1982, dinero que fue a la bicicleta financiera, a pagar deuda privada de los empresarios y a la compra de armas. Es decir, una dictadura sangrienta nos ató al Fondo y jamás nos independizamos. A cuarenta años de gobiernos constitucionales ninguno se atrevió a romper con él. Esto le decimos como resumen a las nuevas generaciones.

El mal llamado “padre de la democracia”, Raúl Alfonsín, reconoció la deuda y la pagó a pesar que no había registros contables. Luego el peronismo con Carlos Menem la pagó con privatizaciones y desocupación. El radical Fernando de la Rúa nos llevó a la crisis de 2001. Este gobierno cayó por el Argentinazo, una gloriosa rebelión popular que impuso el no pago. Pero con el gobierno de Néstor Kirchner se reanudaron los pagos. Néstor y Cristina le pagaron de contado toda la deuda al FMI con el verso de que nos íbamos a liberar. Una mentira total. Luego el macrismo nos endeudó por otros 45.000 millones de dólares más.

El gobierno de Alberto Fernández siguió el mismo camino. Reconoció el endeudamiento de Macri y viene pagando con más ajuste. Cristina Kirchner decía que si ganaba el peronismo el FMI no iba a volver y que las y los niños se iban a preguntar qué significaba esa vieja sigla FMI. Ahora la vice y La Cámpora dicen que hace falta una “unidad política para revisar el acuerdo con el FMI y poder crecer”, pero nunca repudiar al Fondo y dejar de pagar.

La pobreza creciente mientras se paga una deuda usurera y fraudulenta muestra que no hay ninguna posibilidad de salir de la crisis mientras continuemos sometidos al Fondo Monetario Internacional. Solo el FIT Unidad plantea un camino completamente distinto del que avalan tanto el peronismo como el macrismo y Milei.

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Escribe Adolfo Santos

El ataque a balazos a un supermercado de la familia de Antonela Rocuzzo, esposa de Lionel Messi, seguida de la muerte de un niño de apenas once años y por parte de bandas narco en Rosario, reactivó la discusión política y mediática sobre este flagelo que genera un espiral de criminalidad y violencia.

Se hace un falso debate, donde no se abordan las relaciones económicas y políticas que permea esta actividad ilegal. Lo que es claro, es que tanto el gobierno peronista del Frente de Todos como la oposición patronal, responsables de esta violencia criminal, no ofrecen una solución de fondo. El ministro de seguridad Aníbal Fernández, declaró: “ganaron los narcos”. Y reconoció que es un problema que se arrastra desde los gobiernos peronistas kirchneristas, macrista y se extiende hasta hoy con el Frente de Todos.

Por su parte los políticos de la oposición patronal, con oportunismo electoralista agitan, que la salida es declarar la “guerra a las drogas” con las Fuerzas Armadas en Rosario. El macrismo y sobre todo Bullrich, se olvidan que en su gobierno militarizaron Rosario sin ninguna solución. Hasta hace menos de cuatro años eran gobierno y son parte de este grave problema.

Desamparados, los vecinos de Rosario claman por una protección que los gobiernos no proveen, por eso es entendible que lleguen a aplaudir a los grupos de gendarmes que desembarcan en los barrios desprotegidos o “custodiados” por policías corruptos que actúan junto a los narcos. Lamentablemente no será la solución para tanta zozobra.
 
La complicidad de los gobiernos y sectores económicos

El narcotráfico es un enorme negocio ilegal, que al no tener leyes que lo controlen, ni permitir la competencia (salvo que sea a punta de fusil), adquiere un carácter monopólico que le permite acumular mucho dinero. Ahí comienza a tejer relaciones con sectores económicos, como el financiero, para blanquear ese dinero que luego se destina a negocios como la construcción, el sector inmobiliario, la compra de propiedades, countries, campos, etcétera.

Pero no podría subsistir este negocio sin la complicidad de los gobiernos nacional, provincial y municipal, sectores de la justicia, de la policía y demás fuerzas de seguridad, que a cambio de favores y coimas, dejan correr un negocio ilegal. Otro factor para el crecimiento narco es la existencia de la Hidrovía Paraná/Paraguay y sus puertos en manos privadas. Por eso Rosario es uno de los epicentros de comercialización de drogas, así como se contrabandean cereales, los cargamentos de drogas y armas, corren sueltos por los puertos privados y las rutas.
 
Una política para ganar la guerra contra el narcotráfico

Desde Izquierda Socialista/ FIT Unidad, entendemos que la mejor forma de acabar con este millonario negocio, es legalizando la cadena de las drogas, la materia prima, la elaboración, su distribución, la tenencia y consumo que hoy son ilegales y ponerlas bajo control de las autoridades sanitarias. Encarar la adicción como un problema de salud y tratarla desde la salud pública terminando con la ilegalidad y la fuente de ingresos del narcotráfico que generan las complicidades narco-policiales, empresariales, judiciales y políticas.

La legalización de las drogas no es una propuesta exclusiva de la izquierda. Es, entre otras, la conclusión de los resultados de la denominada “ley seca”, establecida en 1920 en los Estados Unidos para prohibir el alcohol. Resultó un fracaso, favoreciendo a los traficantes de bebidas, en muchos casos adulteradas, como ocurre con las drogas, como vimos recientemente en Puerta 8, en el partido de Tres de Febrero. Por eso empieza a ser considerada una salida por varios sectores.

Milton Friedman, una referencia del liberalismo, está a favor de la legalización. Afirma que la llamada “guerra a las drogas”, hace que el gobierno termine defendiendo el cártel de las drogas. “Es difícil que un pequeño empresario pueda dedicarse a importar drogas ilegales, porque los esfuerzos del gobierno por impedirlo lo hacen muy costoso […] los únicos que pueden hacerlo, son gente como el cártel de Medellín, que tienen dinero para tener flotas de aviones, métodos sofisticados…”

En el mismo sentido se manifiesta el semanario londinense The Economist: “La única vía para controlar la droga pasa por la legalización de su producción, expedición y consumo […] las políticas que se siguen para combatirlo demuestran cada año más su inutilidad” La renuncia de los Estados a la gestión del negocio de la droga, dice, supone el abandono de astronómicas cantidades de dinero, “que va a los bolsillos de los traficantes”.

Las políticas del gobierno del Frente de Todos y de la oposición patronal, han demostrado su fracaso. Sin embargo, la población rosarina desasistida y liberada a su propia suerte, enfrenta a los narcos como puede. Los vecinos del barrio Los Pumitas desmantelando los bunkers narco. Y  la docencia y familias de la escuela baleada, junto a Amsafe Rosario, convocaron a la puerta de la escuela atacada, en un abrazo solidario. Los poderes de los distintos gobiernos, responsables de esta violencia, mientras tanto, insisten con las mismas políticas con las que dicen estar perdiendo esta guerra.

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Escribe José Castillo

¿A quién no le gustaría ganar en dólares? En estas épocas en que la inflación pulveriza los salarios, esto aparece como una mítica salvación.

El liber-facho Javier Milei se aprovecha de esta ilusión y propone “dolarizar” la economía. En concreto, que desaparezca el peso y solo circule el dólar norteamericano como moneda en nuestro país. Pero su propuesta contiene una trampa: no es más que la pantalla para implementar un ferocísimo ajuste, infinitamente más grande que el actual.

Veamos. Lo que no dice Milei es a qué tipo de cambio se cambiarían todos los pesos en circulación. Sumemos, todos los pesos se presentarían en la ventanilla de los bancos, para obtener dólares a cambio. También los depósitos de los bancos. Y a ello habría que sumarle los bonos y leliqs en pesos en poder de bancos, compañías de seguros y otros especuladores. La cuenta es simple: todo eso sumado, divido la cantidad de dólares que existen en las reservas nos da “la tasa de cambio” a qué se cambiarían pesos por dólares. ¿Cuánto da eso? ¡920 pesos por dólar!

Imaginémonos el terrible salto inflacionario que se produciría antes de la dolarización para llevar los productos a ese valor del dólar. Y, a partir de allí, los salarios de millones de argentinos en situación de precariedad pasarían a valer ¡menos de 100 dólares! Lo mismo las jubilaciones. Quien hoy cobra 180.000 pesos, alcanzaría apenas 200 dólares. Esa es la realidad: lo que propone Milei es una estafa al pueblo trabajador.

La dolarización no es ninguna solución. No genera estabilidad ni mucho menos resuelve el problema de la pobreza. Como ejemplo tenemos a los dos países “dolarizados” de América Latina: Ecuador y Panamá. En ambos sigue y se profundiza la pobreza, y las crisis le pegan como a cualquier otro.

En nuestro país, lo más parecido que tuvimos a lo que propone Milei fue la convertibilidad de Menem y Cavallo en los ´90: se podía cambiar libremente un peso por un dólar. ¿Qué pasó? Tuvimos centenares de miles de desocupados, millones cayeron en la pobreza extrema, y, encima, todo terminó en el corralito y el robo a los depósitos de los ahorristas en 2001.

Milei miente. Su programa está al servicio de los grandes capitalistas y el imperialismo. Si queremos de verdad salarios y jubilaciones dignos, trabajo genuino y salud y educación y vivienda para todos, el camino es lo inverso: que gobierne la izquierda y las y los trabajadores, imponiendo un plan económico alternativo que empiece por el no pago de la deuda y la ruptura con el FMI. En el camino a algo distinto a este capitalismo decadente: una Argentina socialista.

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El PTS, el PO y el MST siguen haciendo campaña electoral con sus propias fórmulas desechando la propuesta unitaria de Izquierda Socialista. Nuestro partido viene señalando que es un gran error dividir al FIT Unidad en las PASO, y para evitar semejante despropósito divisionista proponemos una fórmula unitaria Bregman (PTS)-Solano (PO).
 
El PTS volvió a ratificar su fórmula Bregman-Del Caño “para todo el FIT Unidad”. El PO reclama discutir las candidaturas en un Congreso del Frente de Izquierda (es decir, para que vayamos a pelearnos por los cargos en dicho evento) y el MST justifica su divisionismo y el mecanismo tramposo y proscriptivo de las PASO.

Mientras esto ocurre a nivel nacional se llegaron a acuerdos comunes para presentar listas del FIT Unidad en varias provincias que adelantaron las elecciones. Lamentablemente en siete municipios de la provincia de Mendoza que también adelantan sus elecciones habrá dos listas del FITU, una conformada por el PTS-MST y otra por el PO, que van a competir entre sí en las PASO de esos municipios. Esta decisión errónea refuerza nuestro pedido de que se lleguen a acuerdos para evitar competir entre nosotros en cualquier PASO que se den. Y hacia las candidaturas de la fórmula presidencial les decimos a las y los dirigentes del PTS, PO y MST que abandonen sus posturas, levanten sus pre candidaturas y nos pongamos de acuerdo cuanto antes en una fórmula común para salir a batallar de manera unitaria contra los políticos patronales, ya que tenemos un programa común que todos defendemos, acuerdos previos y la rotación de las bancas. ¡Basta de dividir por los cargos!

El PTS, el PO y el MST contestan por las redes o en diálogos individuales con algunos de sus referentes que hay que desdramatizar y que “todavía hay tiempo” para que se venzan las alianzas (el 14 de junio), mientras tanto cada uno sigue por su lado. A su vez decimos que las diferencias políticas ante distintos temas (como éste o la postura del PTS sobre la defensa que hace de Cristina ante la condena por corrupción) no pueden ser un obstáculo para poder avanzar o para impugnar a alguna candidatura, como intenta hacer PO con Bregman diciendo que no podría encabezar el Frente de Izquierda por sus posturas políticas.

Llamamos al PTS, al PO y al MST a cambiar para lograr cuanto antes una fórmula común, señalando de parte nuestra que si lamentablemente sostienen este nocivo divisionismo con varias fórmulas en los próximos meses (lo cual llamamos a evitar) Izquierda Socialista va a presentar sus propias candidaturas y lista propia.

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