Sep 03, 2024 Last Updated 11:24 PM, Sep 2, 2024

Escribe Martín Fú

La crisis de las dos pandemias se metió de lleno en la Copa América. Tras varias idas y venidas que amenazaban su realización, de forma oportunista, el gobierno de Bolsonaro ofreció a Brasil como sede. Así lo confirmaron las autoridades de la Conmebol luego de que Colombia y la Argentina, sedes oficiales, desistieron de realizar el torneo.

Sin embargo, la confederación insistió en llevar adelante el torneo a pesar de la pandemia y la crisis sanitaria y social en que está inmersa gran parte del continente. O, como en el caso de Colombia, sumergida en una inmensa rebelión popular que recorre el país contra las políticas del presidente Iván Duque.

Jair Bolsonaro, en línea con la Conmebol, con 460.000 muertos en su país, se ha convertido en uno de los principales artífices para garantizarla en medio de la llegada de la tercera ola de Covid-19, del colapso del sistema sanitario y el repudio popular que genera hacia adentro. El propio equipo brasilero, a través de los jugadores y el cuerpo técnico, ha expresado su desacuerdo.

Es por ello que, desde el lado de los jugadores, los capitanes de los equipos están en contacto permanente y debaten los pasos a seguir para tomar medidas de conjunto en momentos en que los planteles nacionales están siendo mermados por los casos positivos de Covid-19. Ojalá se hagan eco de las protestas que recorren nuestros países.

Mientras tanto, la Conmebol, buscando ante todo “honrar” los compromisos comerciales, desconoce el contexto generado por la pandemia, la crisis social y hasta la misma opinión de sus jugadores, los verdaderos protagonistas del espectáculo. Una vez más los negocios se anteponen en la dirigencia del fútbol, el deporte más popular del mundo.    

Desde Cisjordania, territorio palestino bajo ocupación, adhirieron dos conocidas luchadoras palestinas a la campaña en defensa del diputado Juan Carlos Giordano, de Izquierda Socialista.

Se trata de Hanin Nassar y Soraida Hussein, ambas activistas de derechos humanos y por los derechos de las mujeres. Nassar estuvo detenida por las fuerzas sionistas de ocupación en julio de 2020. Fue liberada después de veinte días de interrogatorio en cárceles israelíes.

Por su parte, Hussein, es hija de palestinos exiliados en Colombia, retornó con su familia a Palestina casi de niña. En los ’80 participó de la primera Intifada, vive en Ramallah y es una activista de larga trayectoria por los derechos humanos, en especial de las mujeres. En una reciente charla virtual de Lucha Internacionalista/UIT-CI, en Barcelona, señaló: “Esto no es un conflicto, lo que hay es el resultado de una ocupación militar, colonización y despojo del pueblo palestino”.

Escribe Martín Fu

Moisés Salinas Fleitman es vicepresidente del Consejo Sionista de México y rector de la Universidad ORT de ese país. El 31 de mayo publicó un extenso artículo en el periódico Nueva Sion(*), titulado “Una amenaza existencial para Israel”. A continuación, extractamos algunos pasajes del escrito en el que transmite su preocupación por el vuelco de la opinión pública estadounidense en contra de las posiciones del Estado de Israel.

[...] “la población árabe israelí, ciudadanos israelíes que en papel gozan de los mismos derechos que sus co-ciudadanos judíos, se han levantado en manifestaciones y protestas a lo largo del país, algunas de ellas violentas, un fenómeno sin precedente en la historia de Israel”.

[...] “La amenaza existencial para Israel, clara y contundente, está sucediendo no en Gaza, no en Lod, y no en Líbano, sino a casi 10.000 kilómetros de distancia, en Washington D.C. Y esta amenaza no es un tema político (no directamente al menos), no es un tema de demócratas o republicanos, o un tema de Trump o Biden. La amenaza es un cambio en la opinión pública sobre Israel.

Veamos la evidencia reciente. Primero, las encuestas de opinión muestran una clara disminución en el apoyo a Israel. Por ejemplo, según una encuesta de la casa Gallup, en el 2018, 64% del público norteamericano apoyaba a Israel y el 19% a los palestinos, una diferencia a favor de Israel de 45 puntos. En la encuesta más reciente de este año, un 58% apoya a Israel, y un 25% a los palestinos. La diferencia es de 33 puntos. Aún una diferencia importante, pero una reducción de casi un tercio en el apoyo a Israel. Eso es preocupante”.

[...] “Por ejemplo, el Washington Post reportó el 15 de mayo pasado protestas en contra de Israel con niveles de participación nunca antes vistos en decenas de ciudades, incluyendo Los Ángeles, New York, Boston, Philadelphia y Atlanta” [...]

[...] “Si algún día los Estados Unidos dejan de apoyar incondicionalmente a Israel en la arena internacional, Israel como estado judío está en grave peligro existencial.” La preocupación de Fleitman es un reflejo de la crisis del sionismo, que crece en el marco del desprestigio y repudio al Estado de Israel frente su política racista y genocida y a su régimen de apartheid.

* Vocero del sionismo fundado en 1948 en Buenos Aires que se reclama “laico, humanista y progresista”.  



Escribe Carolina Zarich

El pasado 26 de mayo, Irlanda se convirtió en el primer país de la Unión Europea en condenar, por unanimidad de su Parlamento, la “anexión de facto” de Cisjordania por parte de Israel. Se dio un paso importante para el apoyo a Palestina al declarar una posición firme y condenatoria de las acciones por parte de los sionistas en esos territorios. En este sentido, el canciller irlandés, Simon Coveney, declaró que la moción refleja la gran preocupación que se tiene en relación con las acciones de Israel y el impacto que puedan causar. “La escala, el ritmo y la naturaleza estratégica de las acciones de Israel sobre la expansión de los asentamientos y la intención detrás de ellas nos han llevado a un punto en el que debemos ser honestos sobre lo que realmente está sucediendo sobre el terreno. Es una anexión de facto”, sostuvo.

La resolución fue aprobada días después de que un alto al fuego pusiera fin a once días de una brutal ofensiva del sionismo contra Palestina en donde, según el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 254 palestinos fueron asesinados, incluidos 66 niños, mientras que unos 2.000 resultaron heridos. Estos ataques produjeron un gran rechazo a nivel internacional, lo que provocó multitudinarias manifestaciones en los Estados Unidos y Europa. En este marco, el pronunciamiento de Irlanda es una expresión más de la fuerza de las movilizaciones en solidaridad con el pueblo palestino contra la política colonizadora del sionismo.

Escribe Adolfo Santos

Acosado por las denuncias de corrupción, soborno y fraudes en la Justicia y el fracaso ante la resistencia palestina, Benjamin Netanyahu se vería obligado a abandonar el cargo de primer ministro de Israel después de doce años en el gobierno. Sin protección ni inmunidad, su próximo destino podría ser la cárcel.

Esta salida, a la que Netanyahu trata de resistir, fue forzada por la heroica resistencia palestina y una poderosa movilización mundial. Su intento de usar los bombardeos sobre Gaza para sostener su gobierno  fracasó. Pero no se trata solo de un fracaso personal, demuestra además una profunda crisis del Estado sionista de Israel, denunciado por racista y genocida, y de su gobierno. Una crisis que le impidió a Netanyahu tener una mayoría parlamentaria después de cuatro elecciones en los últimos dos años. La unidad interna que reinaba hasta hace poco tiempo comenzó a resquebrajarse y la ultraderecha sionista encuentra cada vez más dificultades para ejecutar sus planes de colonización total.

El nuevo gobierno, acordado entre ocho fuerzas partidarias de derecha y de centro, y que contará con el apoyo inédito de cuatro diputados islamistas, será un verdadero Frankenstein. Los miembros de la nueva coalición tienen poco en común, aparte de querer sacarse de encima a Netanyahu, por eso se vieron obligados a pactar una rotación. Los primeros dos años asumiría Naftali Bennet (La Casa Judía/Nueva Derecha)   y los dos siguientes Yair Lapid, líder de Yash Atid (Hay un Futuro), principal partido de oposición, con diecisiete diputados y articulador de este frente.

Bennett, un millonario ultranacionalista religioso de 49 años, obtuvo apenas seis bancas en la última elección y ya desempeñó funciones en el gobierno de Netanyahu. Ex líder colono, es favorable a construir más asentamientos en Cisjordania y a ampliar la anexión de territorios palestinos. Por eso, esta unidad heterogénea del posible nuevo gobierno, que debería ser aprobado por el Parlamento (Knesset), este miércoles 9, no significará, por sí misma, un cambio favorable para la causa palestina, pero su dinámica podrá aumentar la crisis del sionismo.

Pero las diferencias ideológicas de la frágil alianza son apenas una parte del problema. La verdadera crisis la produce la tenaz resistencia del pueblo palestino a la política colonial. Si Netanyahu permaneció por tantos años en el gobierno fue por sus promesas de derrotarlos, algo que no consiguió a pesar de las inhumanas masacres denunciadas por diversos organismos internacionales de derechos humanos. Esa represión, lejos de disminuir la resistencia, la ha potenciado inclusive dentro de Israel.

Los conflictos en las llamadas “ciudades mixtas” entre israelíes y palestinos con ciudadanía israelí son cada vez más frecuentes y ya desestabilizan al sionismo. La numerosa población palestina que vive en Israel, completamente discriminada, ha comenzado a movilizarse en apoyo de los palestinos que luchan en Gaza y Cisjordania, como lo hicieron durante la huelga general del 18 de mayo y lo continuarán haciendo para conquistar derechos que les son negados en su propia tierra.

Cada vez está más claro que no hay solución posible mientras se mantenga la ocupación colonial del territorio palestino. El sionismo no es todopoderoso y sufre una severa crisis que se agrava por el rechazo generalizado a su política racista y de apartheid. Será muy importante darle continuidad a la movilización mundial a favor de la causa palestina, sobre todo en los Estados Unidos, donde la opinión pública se está volcando contra las posiciones sionistas y crece un movimiento contra el apoyo político y financiero dado a Israel. La única salida para esta catástrofe humanitaria es acabar con esta opresión racial y colonial e instaurar un Estado único laico, no racista y democrático en los territorios históricos de Palestina, donde ambos pueblos, judío y palestino, puedan vivir en paz, sin persecuciones étnicas o religiosas de ningún tipo.

 

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