Sep 03, 2024 Last Updated 11:24 PM, Sep 2, 2024

Escribe Luis Covas

El incendio de la milenaria catedral de Notre Dame, en París, conmocionó a millones en el mundo. Los socialistas revolucionarios somos parte de quienes quedaron consternados ante el impacto de que se pudiera perder un prodigio de la arquitectura medieval, llena de obras de arte. No se trata de una cuestión religiosa. Notre Dame es una de las grandes expresiones de la arquitectura gótica con más de nueve siglos de historia.

Pero nuestra consternación no tiene ningún punto de contacto con la “consternación” de los de arriba. De un Macron que quiere usar este hecho para tapar su crisis política frente al embate de los chalecos amarillos. Ni de la iglesia reaccionaria, antiobrera, antiabortista y pederasta. Ni del cinismo del puñado de oligarcas franceses que en pocas horas pusieron 1.200 millones de euros para la reconstrucción, cuando son los mismos que explotan a los trabajadores y empobrecen a la juventud y a los sectores populares de Francia. Está la otra cara de París. La de los miles de chalecos amarillos que después del incendio de Notre Dame cuestionaban esas “donaciones” de los ricos. “Abran las chequeras como en Notre Dame”; “Yo soy Notre Dame”, “Macron dimisión”, gritaban en la manifestación.

Tampoco tenemos nada que ver con los Trump y los explotadores que ahora se “preocupan” por el peligro de que desaparezca Notre Dame cuando ellos son los que avalan con sus guerras la destrucción de ciudades milenarias que son patrimonio de la humanidad. Nunca levantaron su voz para cuestionar que la invasión yanqui a Irak destruyera Bagdad (fundada en el siglo VIII) o que las bombas de Bashar al Assad y Putin destruyeran, en Siria, a la milenaria Alepo (fue capital del reino amorita en el 1600 a. C.) provocando un genocidio. O que ISIS, avalado por Arabia Saudita, destruyera las ruinas históricas de Palmira, en Siria. Es el sistema capitalista imperialista el que degrada la vida, destruye el planeta y también el arte y gran parte la cultura de la civilización humana.

Solo con el triunfo de la revolución socialista cambiará la debacle social y humana que vivimos. Solo el poder de los trabajadores va a permitir que se preserve lo que quede del arte y de la civilización humana para ponerlo al servicio de los pueblos del mundo y de su progreso cultural y humano.
Es bueno recordar una reflexión de León Trotsky sobre Notre Dame, en medio de los horrores de la Primera Guerra Mundial. Trotsky en un artículo* destaca los grandes contrastes de París, la pobreza que convivía con los grandes monumentos: “Cada detalle vivo pregona elocuentemente la pobreza, la opresión, los nervios gastados por el miedo al hambre” [… ] No por eso dejan de seguir estando firmes, en su sitio, los incomparables monumentos de París; son incontables y dan a esa vieja ciudad espléndida y sucia una nobleza para la que no hay palabras”. Entre esas obras destacaba a la catedral: “Notre Dame, inviolable, llena de admiración al espectador” […] Es bueno que Notre-Dame exista”.

*Ver marxist.org: “Extracto de un viejo cuaderno: París, verano de 1916”. León Trotsky. Publicado en el número 1 de Krasnaia Niva, 1922.

Finalmente se logró la liberación del joven Parajón. El día martes 16 de abril de 2019 la policía nicaragüense lo secuestró de su domicilio particular. Durante el fin de semana la policía reconoció su detención y el lunes 22 se supo de su liberación.

Yader es un importante activista estudiantil contra la dictadura de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. Participó en la Caravana por Sudamérica de la Articulación de Movimientos Sociales.

El hecho toma mayor gravedad porque el hermano de Yader, Jimmy Parajón, es uno de los más de 500 asesinados por el régimen de Daniel Ortega.

Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) nos fuimos sumando a las voces que reclamaban por Yader Parajón. Nos alegramos por su liberación y seguimos llamando a la solidaridad internacional para derrotar al régimen dictatorial de Daniel Ortega.

¡Basta de represión criminal de Daniel Ortega! ¡Libertad a todos los presos políticos! ¡Fuera la dictadura de Ortega-Murillo!

 

El pasado sábado fue el número 23 en que miles de chalecos amarillos protestaron en Francia contra la política económica del presidente Macron. Aunque no tienen voceros oficiales, todos los diarios destacan sus carteles: “Macrón lárgate”, “harto de pagar impuestos”. Como en sábados anteriores, la policía reprimió brutalmente con granadas mutilantes (cortan pies o manos) y detuvo a cientos de manifestantes.

Miles de trabajadores y la clase media, por la carestía de la vida, se vieron obligados a vivir en el interior, sin servicios esenciales y sufriendo el aumento de los combustibles, por eso repudian los aumentazos en la gasolina.

Macron se vio obligado a anular la suba, sin embargo no logró frenar las protestas. El 5 de febrero hubo un paro general convocado por las centrales sindicales. Macron promete nuevas medidas. Pero la movilización continúa.

Escribe Miguel Lamas

La semana pasada Abdelaziz Bouteflika, el presidente dictador de Argelia, renunció bajo la presión directa del jefe del ejército Ahmed Gaidalah, quien durante quince años fue su fiel perro guardián. El motivo de este brusco cambio es la enorme movilización que desde el 22 de febrero sacó a millones de argelinos a las calles, viernes tras viernes, contra la quinta reelección de Bouteflika y reclamando que se vaya su régimen.

Bouteflika gobernaba desde 1999. Y desde hace cinco años, cuando sufrió una parálisis cerebral, no aparecía ni hablaba en público. El martes 2 de abril estuvo en TV en su silla de ruedas, para entregar, tembloroso y sin una palabra, su renuncia escrita.

En Argelia nace una revolución. Las movilizaciones de seis semanas fueron creciendo en número y combatividad. Primero juveniles y casi sin organización, y las últimas ya incluyeron a sindicatos que pasaron por arriba de la dirección sindical de la UGTA, que apoyaba al gobierno.

Primavera árabe en Argelia

Se repite lo que vimos en 2011 en otros países árabes, Túnez, Egipto, Libia, Siria, Yemen, con los viejos regímenes de los movimientos que dirigieron la lucha por la independencia. Manteniendo el sistema capitalista, se transformaron en servidores de las transnacionales mediante una enorme corrupción de su capa dirigente y represión al pueblo.

El Frente de Liberación Nacional (FLN) es el partido dominante que dirigió la guerra de la independencia argelina. Hoy es la cabeza de una burguesía parasitaria rentista, aliada a las multinacionales que depredan la riqueza gasífera y petrolera. El pueblo los llama “la oligarquía financiera”. Esta oligarquía incluye a los altos mandos militares y es la que sostuvo a Bouteflika. El presidente francés Macron hoy apoya al régimen.

La otra cara de esta depredación es una juventud sin futuro, con una desocupación que supera al 30% y que trata de salir del país en las “pateras”, los peligrosos barquitos que cruzan el Mediterráneo hacia España.

Asumirá como presidente interino el presidente de la Cámara alta del Parlamento Abdelkader Bensalah. Estaría al mando durante un período de 90 días mientras se convoca a elecciones.

Pero la renuncia de Bouteflika no calmó las manifestaciones. Cientos de miles de argelinos han vuelto a salir a las calles por séptimo viernes consecutivo.

Los manifestantes expresan su rechazo al régimen, a su corrupción y sometimiento al imperialismo, exigen justicia social, democracia, libertad e igualdad.

¡Viva la rebelión del pueblo argelino!

Desde la Unidad Internacional de las Trabajadoras y Trabajadores (Cuarta Internacional) (UIT-CI) saludamos la lucha y el primer triunfo del pueblo argelino al lograr la renuncia de Bouteflika. Pero la lucha no ha terminado, porque siguen gobernando los generales corruptos. Damos todo nuestro apoyo a su lucha y reivindicaciones democráticas y sociales. Llamamos a la solidaridad internacional para que triunfe la movilización popular. Es necesario organizar la huelga general por plenas libertades, por elecciones libres y democráticas con plena libertad para formar partidos y nuevos sindicatos de trabajadores para seguir la lucha para terminar con el régimen de la oligarquía corrupta y el dominio de las multinacionales, para que las enormes riquezas naturales del país estén al servicio de la clase trabajadora y el pueblo.

 

Por primera vez en los dieciséis años que lleva en el poder, el partido del presidente Recep Erdogan fue derrotado en elecciones municipales en Estambul, Izmir y Ankara, la capital y grandes ciudades del país, por el Partido Republicano Democrático (CHP, sigla en turco del partido patronal seguidor del fallecido fundador de la República Turca Kemal Ataturk). Erdogan fue derrotado en medio de una crisis económica con altos niveles de desempleo, inflación y devaluación de la lira. Aunque su fuerza política fue la más votada a nivel nacional, por el dominio que sigue manteniendo en zonas rurales y ciudades chicas.

Este resultado electoral revela que crece un profundo descontento popular. Erdogan aplicó una política de ajuste basada en privatizaciones, precarización laboral y tercerización en la industria. Los aproximadamente 60.000 millones de dólares obtenidos de este saqueo, sumado a un enorme endeudamiento, fueron en su mayor parte a beneficiar a una oligarquía de inversores de construcción de megaobras alrededor de Erdogan y su familia. Esto vació las arcas públicas y arrastró al país a una deuda insuperable.

Turquía “globalizada” se transformó en un paraíso de inversión y especulación para el capital imperialista. Como ocurre en otros países, eso preparó la actual crisis económica que pretenden que paguen los trabajadores.

Esta política se acompañó de un ataque a las libertades democráticas y sobre la clase obrera. Miles de presos políticos y decenas de miles de despedidos en el poder judicial, universidades, magisterio… El gobierno hizo casi imposible la sindicalización de los trabajadores y las pocas huelgas convocadas fueron prohibidas por “seguridad nacional”. Mientras el salario mínimo ronda los 266 dólares, la inflación del último año se comió casi 18% de los salarios. El 10% de la población tiene más ingresos que todo el resto.

Como plantea el Partido de la Democracia Obrera (IDP, sección en Turquía de la UIT-CI), para enfrentar los planes de ajuste antiobrero y antipopular del gobierno, hace falta más que nunca luchar por las libertades democráticas y sindicales y unir a la izquierda y los sindicatos en un frente de movilización y lucha contra el pago de la deuda externa, nacionalizar la industria pesada y las empresas en quiebra bajo control obrero y establecer un plan central económico a favor de las clases populares.

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

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