LAURA MARRONE, Legisladora Porteña (M.C.) por Izquierda Socialista - FITU
¿Cuáles fueron las reformas que acompañaron a la LES en los 90’?
Durante la década de los 90 se desarrolla la primera generación de la Reforma educativa en nuestro país, bajo los gobiernos de Menem y De La Rúa. Responde a los lineamientos del Consenso de Washington (1988) que los organismos internacionales, como el Banco Mundial y el FMI promueven para responder a las nuevas demandas del capital financiero e industrial. Estos consisten en reformar los estados reduciendo gastos, privatizando servicios públicos y expandiendo el mercado. Las conclusiones del Foro Mundial de Educación celebrado en Jontien (Tailandia) en 1990 ordenan propuestas para educación que acompañan estas reformas.
Señalaremos cuatro aspectos que adoptó esta reforma en nuestro país. En primer lugar, financiero. Los presupuestos educativos ocupan entre el 4 y 6% de los PBI de los países. Se busca mayor eficiencia en los gastos, diversificar las fuentes de ingreso, reducir costos, de modo de liberar progresivamente a los estados nacionales del compromiso de financiar los sistemas educativos.
En el año ’91 Argentina firma el Plan Brady con el FMI por el cual se compromete a terminar de transferir las escuelas a las provincias, proceso que había empezado la dictadura en el ‘78 a nivel primario, ahora a nivel medio y terciario. El propósito es que el estado nacional disponga de fondos para los pagos de la deuda externa. En 1992 se sanciona la Ley de Transferencias N°24.049 que destruirá el gasto igualitario por estudiante y la desigualdad pasará a ser de 1 a 4 pesos entre las provincias que menos recursos tienen y las que más.
Un segundo aspecto consiste en favorecer el proceso de privatización de la educación para que las propias familias asuman sus costos. El desfinanciamiento de la educación pública provocaría la migración de familias a la escuela privada. La Ley Federal N° 24.195, sancionada en 1993, instala una redefinición de la escuela pública, que rompe con la tradición de más de 100 años en nuestro país.
Equipara la escuela estatal a la privada considerando a ambas parte de un sistema público único, cuya diferencia es de gestión.
El tercer aspecto refiere al conocimiento, y su relación entre el sistema educativo y la demanda de la producción. Hay que reformular a nivel geopolítico la producción y la distribución del conocimiento. El rol asignado a nuestro país no contempla la producción de conocimiento científico, sino la de meros consumidores de los producido por otros. Es una etapa en la que prácticamente no hay inversión en ciencia.
La Ley Federal de Educación N°24.195 reestructura el sistema educativo de conjunto. El estado nacional no financia ni administra la educación, pero centraliza las políticas y evalúa los resultados. Los planes del Banco Mundial y del FMI para Argentina son los mismos que para países donde prácticamente la educación primaria no había logrado universalidad y existían altos niveles de analfabetismo. Sin embargo, desde la década del 40, nuestro país estaba en las primeras escalas mundiales de alfabetización de la población. La Reforma propone desarrollar el nivel primario que ya teníamos. En cambio, no favorecen el desarrollo de la educación media y por eso no hubo préstamos para este nivel. Se da la paradoja que se otorgan créditos para salas de informática en escuelas primarias y las escuelas medias no tenían. Se destruyen las escuelas técnicas del Consejo Nacional de Educación Técnica que tenían un alto nivel de formación de sus egresados. La transferencia supone también la desarticulación del sistema nacional y pasamos a tener 24 subsistemas, con diversidad de estructuras por nivel, currículos y hasta problemas en la validación de títulos entre provincias.
El cuarto aspecto es la desarticulación de la lucha social. Los sistemas educativos nacionales, herencia del formato republicano del siglo XIX, altamente centralizados, se han vuelto un problema para la estabilidad política de los gobiernos. Ocho millones de estudiantes, más seiscientos mil docentes provocan que cualquier reclamo sacuda directamente a un gobierno nacional, tal como ocurrió en la Huelga del 88 durante el gobierno de Alfonsín. Después de las leyes de Transferencia y Federal de Educación no hay más huelgas nacionales docentes, aunque sí paros provinciales largos, aislados, por la falta de recursos para pagar salarios.
¿Qué respuesta dan los estudiantes y los docentes a esta reforma?
La lucha contra la Transferencia y la Ley Federal es llevada adelante centralmente por estudiantes y docentes autoconvocados en Capital Federal con tomas de escuelas y marchas en los años 92 y 93. En los años posteriores, la lucha es sostenida principalmente por los sindicatos provinciales, opositores a la conducción de CTERA: ATEN de Neuquén, AMP de La Rioja, seccionales opositoras de SUTEBA y en forma intermitente los sindicatos de Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
A partir de la derrota de la Huelga del 88, la conducción nacional de CTERA pierde la independencia política de los gobiernos de turno. Acuerda con los sucesivos gobiernos de Menem y De la Rúa todas las leyes de la reforma. Deja aislados a los conflictos provinciales por falta de pago, se niega a la coordinación nacional. Sus convocatorias a paros son para descomprimir los reclamos que surgen por abajo. En 1997, cuando el clamor de estos, es ya desgarrante, monta una operación mediática: una carpa en la Plaza de los dos Congresos. Durante casi dos años sostiene la medida con el reclamo de sanción de una ley de incentivo docente a financiar con impuestos a los consumidores como el cigarrillo o la propiedad de autos. La carpa es saludada por sectores de derecha y patronales como contrapuesta a los paros docentes. La Ley 25.053 de Incentivo docente se sanciona en 1998 y se transforma en una cifra en negro para toda la docencia.
¿Qué sobrevive de esta Reforma en la actualidad?
Hablamos de segunda generación de la reforma, justamente para dar cuenta que existe continuidad con la anterior. Empieza a gestarse con el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner a nivel nacional y Macri en la Ciudad de Buenos Aires a mediados de la primera década de este siglo. Lo nodal es la continuidad del modelo de financiamiento. Éste sigue centralmente a cargo de las provincias y por tanto continúa la desigualdad en el gasto por alumno. La Ley de Educación Nacional N° 26206/2006 de Néstor Kirchner no modificó este modelo. El estado nacional centraliza y evalúa las políticas a la vez que se desentiende del sostén de la educación. Profundiza algunos aspectos que en la anterior estaban enunciados, como la extensión de modelos privatistas de educación, ya no solo a los tradicionales de escuelas privadas sino a las llamadas escuelas de gestión social que contribuyeron a fragmentar el sistema. Persiste la intención de modificar el régimen laboral docente contenido en el Estatuto Docente. Quieren eliminar su régimen de ingreso y ascenso mediante concursos públicos, no controlado por poderes políticos, la estabilidad en los cargos, pilares para que la educación sea un espacio de pensamiento crítico y no una correa de trasmisión de ideologías de los sectores dominantes y del mercado.
¿Cuáles son los principales desafíos que la pandemia y la cuarentena le pusieron al sistema educativo?
La pandemia nos arrojó a un vertiginoso empleo de tecnologías para sostener en algo el derecho a la educación, en forma virtual. No estábamos capacitados, no todos contábamos con los recursos tecnológicos y mucho menos nuestros estudiantes. A pesar de la falta de recursos por parte de los gobiernos, el esfuerzo de la docencia ha sido enorme. Creo ha cumplido y cumple una tarea fundamental. La escuela en la casa ha sido y es un ordenador de la vida de los pibes, y aún de las familias. Es un sostén en momentos muy difíciles, incluso una antena para detectar posibles situaciones de abusos físicos, sicológicos o sexuales. Hay mucho por aprender aún, que cambiar. Estamos reclamando que el gobierno nacional y provinciales respeten nuestros derechos laborales de horarios, salarios, convocatorias a cargos vacantes. Seguimos reclamando por alimentos suficientes para nuestros alumnos y recursos tecnológicos para todos, incluidos los docentes.