¿Qué significa nacionalizar la banca?

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Qué significa nacionalizar la bancaEsta consigna, una de las fundamentales de nuestro programa, es un complemento absolutamente necesario de otras como dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI, nacionalizar el comercio exterior y reestatizar las empresas privatizadas. Cual es su importancia y cómo llevarla adelante

Escribe José Castillo

En la economía capitalista imperialista los bancos cumplen un rol estratégico. Concentran las mayores cantidades de recursos en sus arcas bajo la forma de depósitos (en cuenta corriente, cajas de ahorro, plazos fijos, fondos comunes de inversión e incluso otros instrumentos más sofisticados), allí está el dinero de las empresas (grandes y pequeñas) y también el de todos los trabajadores y jubilados que cobran vía cuenta sueldo y van retirando su dinero “de a poco” a lo largo del mes. Los bancos también reciben y concentran todo el dinero que ingresa por compras con tarjetas de débito o crédito, teniéndolo en su poder varios días antes de acreditarlo a los comercios. Así como innumerables operaciones comerciales entre empresas e incluso compras, ventas y transferencias de y hacia el exterior.

Esa enorme masa de dinero es utilizada por los bancos, que la ponen “a trabajar” el tiempo que está en su poder, obtienen enormes ganancias por los intereses a través de la especulación con el tipo de cambio o con diversos instrumentos a los que solo tienen acceso las entidades financieras (como actualmente las Leliq, que se las ofrece el Estado -vía el Banco Central- a siete días con tasas anuales que superan el 70%). Los bancos utilizan todo ese dinero para volcarlo a préstamos, según ellos mismos determinan. Así, tienen la capacidad estratégica de aprobar créditos multimillonarios a grandes empresas y negárselos a un trabajador o un pequeño comerciante. Las entidades financieras, al definir las tasas de intereses que cobran por los préstamos que otorgan (o las tasas de financiación de tarjetas de crédito, los descubiertos en cuentas o las simples comisiones de mantenimiento de una cuenta), también se transforman en auténticos usureros, esquilmando el ahorro popular.

Los bancos, finalmente, también son importantes en el capitalismo por su capacidad de concentrar una enorme cantidad de información estratégica: ahí están los patrimonios de las empresas y los grandes millonarios guardados bajo siete llaves con la excusa del “secreto comercial” o “la inviolabilidad de la información sobre la propiedad privada”.

¿Cómo nacionalizar?
El primer paso es la eliminación de la actual Ley de Entidades Financieras (vigente desde la época de Martínez de Hoz) y su reemplazo por otra que plantee la eliminación de todas las licencias para funcionar de los bancos privados. Todos los depósitos serán transferidos a la banca estatal, así como los archivos con información de cada cliente. Cabe mencionar que, a diferencia de lo que sucedió en innumerables crisis (como la de 2001), la banca nacionalizada respetará rigurosamente el dinero de cada trabajador, jubilado, cliente individual, o pequeño comerciante, industrial, o productor agropecuario. Esa tarea será sencilla: bastará convocar para dirigir las entidades financieras a los propios trabajadores bancarios, que tienen acceso a las claves, los sistemas y los conocimientos específicos. Las instalaciones de los actuales bancos privados, el dinero físico que eventualmente se encuentre en sus bóvedas y las redes de cajeros automáticos pasarán automáticamente a la banca estatal.

Esta nacionalización de la banca cumplirá tres funciones esenciales. En lo inmediato, terminará de cuajo con la especulación financiera, la fuga de capitales, corridas contra el dólar o cualquier otra maniobra con que los grandes capitalistas tratarán de boicotear a un gobierno de los trabajadores. En segundo término, permitirá que toda esa masa de recursos sea redirigida planificadamente a otorgar préstamos para el consumo popular, la vivienda, o incluso para financiar a tasas reducidas al pequeño productor o comerciante. Y, en tercer lugar, permitirá dar acceso a toda la información estratégica sobre las grandes empresas y sus reales “números” (patrimonios, ganancias, depósitos), estas ya no podrán evadir impuestos, poner como excusa que “no pueden” otorgar aumentos, o despedir trabajadores. El control y centralización de esa información será el primer gran paso para poder expropiar a los grandes monopolios capitalistas y empezar a avanzar hacia una economía socialista.

 

La nacionalización de los depósitos del peronismo

En dos ocasiones (1946-1955 y 1973-1976) el peronismo realizó una nacionalización parcial de la banca. Estrictamente hablando, fue una nacionalización de los depósitos bancarios, que pasaron a ser transferidos desde las distintas entidades privadas hacia el Banco Central. Este organismo (también nacionalizado en 1946) decidía el destino de ese dinero en lo que se refiere a dónde se dirigirían los préstamos y las tasas de interés que se cobrarían.

Evidentemente fue un paso adelante, ya que la enorme masa de depósitos dejó de estar manejada discrecionalmente por los bancos privados y se utilizó para otorgar créditos hipotecarios, para el consumo o para promover la industria. Pero se les permitió a los bancos que siguieran con el resto de sus negocios, y en particular a que se apropiaran del diferencial de tasas (entre lo que se pagaba a los depósitos y lo que se autorizaba a cobrar por los préstamos). Aunque acotada en sus ganancias y sometida a controles, la banca privada nacional y extranjera siguió existiendo y luego se tomaría revancha, primero a partir de 1955 y, mucho más, con la reforma financiera de Martínez de Hoz de 1977.

Cabe mencionar que los gobiernos peronistas posteriores a 1983 no siguieron esa tradición. No lo hizo por supuesto el menemismo (que hasta privatizó bancos provinciales), pero tampoco el kirchnerismo que, pese a toda su retórica, mantuvo vigente la ley de Martínez de Hoz.

J.C.