Un reciente informe de la ONG Oxfam muestra que los grandes capitalistas se quedan con más del 80% de la nueva riqueza creada cada año por el trabajo de toda la humanidad.
Además, el informe señala que esto no es producto de la inteligencia, la capacidad o el esfuerzo de esos multimillonarios. Por empezar, una tercera parte de la riqueza de los capitalistas fue heredada y esto seguirá siendo así: “En los próximos veinte años los quinientos hombres más ricos del mundo traspasarán más de 2,4 billones de dólares a sus descendientes, una cantidad superior al PBI de la India, un país con 1.300 millones de habitantes”.
El informe de Oxfam también señala que los monopolios generan grandes beneficios para sus propietarios y accionistas “por el clientelismo y por la capacidad de los intereses privados de manipular a los gobiernos y las políticas públicas”. Es lo que vemos en la Argentina con Macri y su gobierno de CEOs, donde las multinacionales, los grandes bancos, los fondos buitres y los capitalistas con grandes fortunas manejan la economía y la política al servicio de sus ganancias. Lo mismo que se da en todo el mundo.
Esto significa que la explotación, la pobreza extrema, el hambre, la miseria, los negocios que destruyen a la humanidad como el narcotráfico y las guerras promovidas por los traficantes de armas no son “desastres naturales”. Son el resultado del capitalismo imperialista, un sistema dominado por las patronales y los multimillonarios.
La única solución es precisamente terminar con el dominio de los monopolios y los capitalistas que se apropian de lo que produce toda la humanidad. La salida es que gobiernen los trabajadores, dejar de pagar las deudas externas que enriquecen a estos parásitos y expropiarlos, para así colocar las principales palancas de la economía –las fábricas, las tierras, las finanzas, la banca y el comercio exterior– al servicio de una planificación económica que priorice resolver las más urgentes necesidades populares. Para comenzar, de esa manera, a construir otro modelo, sin explotadores ni explotados: el socialismo.
Los datos de la desigualdad extrema Los informes de Oxfam revelan que el 82% de la riqueza mundial generada en 2017 fue a manos del 1% más rico de la población mundial, mientras que el 50% más pobre, unas 3.700 millones de personas, no se benefició en lo más mínimo de este crecimiento. |
Escribe Gabriel Massa
El 9 de enero, en su primera aparición pública de 2018 en un acto en Chubut, Mauricio Macri declaró: “No queremos seguir tomando deuda y obligar a que nuestros hijos y nietos la tengan que pagar”. Pero muy pocos días más tarde su gobierno anunció el lanzamiento de nuevos bonos de la deuda externa por 9.000 millones de dólares. Con esto la deuda de la Argentina, según datos del Estado y de consultoras privadas, llega a más de 351.000 millones de dólares, superando el 60 por ciento del producto del país.
Escribe Gabriel Massa
El gobierno de Macri busca vender los bonos de la deuda argentina en el mercado de Estados Unidos, colocándolos bajo jurisdicción de los tribunales yanquis con la excusa de que así se consiguen tasas de interés más bajas y plazos de repago más largos. Pero para ello Estados Unidos exige que el gobierno argentino reconozca la validez de los juicios que varios fondos buitres le siguen al país en los tribunales de Nueva York.
Los burócratas sindicales apelan a las listas únicas, a las patotas, y fundamentalmente a los estatutos proscriptivos, que les permiten mantenerse enquistados en sus sillones. Por lo que se hace más difícil postularse a secretario general en un gremio, que a presidente del país.
Escribe Miguel Lamas
La visita de Francisco a Chile ha despertado poco entusiasmo en los dos lados de la cordillera. Crecen las voces críticas por su doble discurso sobre los curas abusadores sexuales y pedófilos. “No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de la Iglesia”. Fue el primer discurso del Papa, tratando de atenuar la indignación contra la Iglesia en Chile. Discurso cínico cuando viene de participar, en Roma, del funeral del cardenal Bernard Law, encubridor de conductas aberrantes que involucran a curas de
la Iglesia Católica.