Mercedes Trimarchi, diputada provincial electa de Izquierda Socialista -FIT por la provincia de Buenos Aires, estuvo en Brasil junto con nuestro partido hermano CST-PSOL, recorriendo varias ciudades para socializar la experiencia de la lucha del movimiento de mujeres de la Argentina por el aborto legal e intercambiar experiencias con las mujeres brasileñas que están impulsando la pelea por sus derechos en su país. La gira se inició en el estado de Río de Janeiro, donde se realizó un panel de debate con la participación de más de 400 estudiantes (foto) en el auditorio de la Universidad Federal Fluminense en Volta Redonda. La gira siguió en el norte, en la ciudad de Belem, donde se llevó adelante una actividad de intercambio con las mujeres en lucha y culminó con una rueda de conversatorio en la ciudad de Belo Horizonte.
M. B.
Escribe Mechi Beauvoir
A días de la media sanción del proyecto de legalización del aborto, el papa Francisco ha mostrado el carácter machista y reaccionario de la Iglesia Católica. Comparó el aborto con el genocidio nazi: “El siglo pasado, el mundo entero estaba escandalizado acerca de lo que hicieron los nazis para purificar la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero ahora con guantes blancos”. Una verdadera atrocidad.
Sus declaraciones fueron más allá, al reivindicar la familia heteronormativa y patriarcal diciendo que “la familia humana a la imagen de Dios, hombre y mujer, es la única”.
Los dichos del Papa no son más que una muestra de la crisis de la Iglesia Católica ante el fracaso de las presiones para bloquear la media sanción del aborto. Crisis que se manifiesta por abajo en los pañuelazos de las secundarias en las escuelas católicas y la imposibilidad de movilizar a los sectores antiderechos. La Iglesia ha sido una de las grandes derrotadas de la marea verde. En este contexto toma fuerza una tarea central: la separación de la Iglesia y el Estado. Es que el Estado argentino no sólo paga millones en sueldos para los obispos, sino además subsidia a las escuelas católicas, que se oponen a la educación sexual. Contra los intentos de la Iglesia Católica de obstruir nuestro derecho a decidir, seguiremos en las calles hasta imponer que “la mujer decide, el Estado garantiza y la Iglesia no se mete”.
El pasado 13J fue noticia el voto negativo de Luis Contigiani, el único diputado nacional del Partido Socialista (PS) y uno de los más fervientes opositores al proyecto de legalización del aborto. Contigiani llega a la Cámara de Diputados por la profunda crisis del Partido Socialista, que ante el riesgo de perder la provincia en manos de PRO, optaron por resguardar a todas sus principales figuras, entregando la cabeza de lista a un ex radical.
El gobernador Lifschitz -firmante del pacto fiscal con Macri-, fue directamente quien puso a Contigiani para encabezar la lista de diputados nacionales en 2017, por su trayectoria como secretario de Agricultura en la gestión de Bonfatti y como ministro de Producción durante su mandato. “Los principales dirigentes del socialismo sabían cuál era mi posición en este aspecto”, dijo el propio Contigiani.
El PS asegura tener en su programa la legalización del aborto, pero en el momento histórico en que la ley se votó, su único representante votó en contra. Durante los meses de debate previo a la votación, el PS intentó lavarse la cara jactándose de no tener una mujer muerta por abortos clandestinos en la ciudad de Rosario en los últimos seis años, aunque gobiernan hace veintinueve. Lo que no dicen, es que no fueron sus políticas públicas las que lograron esos resultados, sino años de organización de los profesionales de la salud de la ciudad quienes lucharon por crear las consejerías en salud sexual y reproductiva. De más está decir que en el Hospital de Emergencias, solo las mujeres movilizadas durante varios meses logramos que tengan que garantizar los abortos no punibles, ya que todos sus médicos de obstetricia eran objetores de conciencia.
El proyecto del socialismo fracasó hasta para garantizarnos un derecho democrático tan necesario para las mujeres. Por eso seguimos insistiendo en construir un movimiento de mujeres independiente de los partidos que gobiernan. Quedó demostrado cuando solo el bloque del Frente de Izquierda votó completo por la ley de aborto legal, seguro y gratuito.
Mariana Bernasconi
Escribe Mercedes Trimarchi Dirigente de Isadora y diputada de Izquierda Socialista
Diana Sacayán fue una referente de la comunidad travesti a la que mataron de trece puñaladas en su departamento de Flores en octubre de 2015. Su cuerpo fue encontrado atado de pies y manos. Tras varias audiencias, el pasado 18 de junio se conoció la sentencia que fue contundente: Gabriel Marino recibió la condena máxima por homicidio agravado por odio de identidad de género, es decir travesticidio. Un fallo histórico y sin precedentes.
Son pocos los casos de asesinatos de travestis que llegan a juicio y solo cuatro han tenido condena, muy bajos en relación con el tipo de crimen. Recordemos que las personas travestis, transexuales y transgéneros son altamente discriminadas y excluidas desde temprana edad de los ámbitos educativos, de salud y luego del trabajo formal.
Se ven expuestas a muchas formas de violencia: física, simbólica, psicológica, sexual y económica. Esto es lo que lleva a que en la Argentina su esperanza de vida sea de 35 años. Entre las causas principales de muerte están los travesticidios y el sida. A pesar de los últimos avances en materia legal, como la ley de matrimonio igualitario (2010) o la ley de identidad de género (2012), las personas trans siguen siendo altamente estigmatizadas y criminalizadas. Un informe elaborado por el CELS de 2017 señala que en las cárceles de la provincia de Buenos Aires, ocho de cada diez travestis están presas sin condena.
Quién era Diana Sacayán
Diana fue una defensora de los derechos humanos, activista travesti impulsora de las leyes de identidad de género y la del cupo laboral para las personas trans. A sus 39 años, llevaba dos décadas de militancia social. En 2001 creó el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), una organización dedicada a promover la inclusión educativa, laboral y sanitaria de las personas de la diversidad sexogenérica. Nació en Tucumán, de una familia humilde que se trasladó a la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere, siendo ella todavía muy chica. Orgullosa descendiente del pueblo diaguita, asumió su identidad travesti a los 17 años y desde su adolescencia fue víctima de detenciones y persecuciones policiales por contravenir el Código de Faltas de la Provincia de Buenos Aires, que criminalizaba al travestismo.
En 2012, Diana se convirtió en la primera travesti en postularse como Defensora del Pueblo por La Matanza, logrando integrar la terna final. Logró ver un mes antes de su asesinato la sanción de la Ley de Cupo Laboral travestitrans en la provincia de Buenos Aires, que al día de hoy sigue sin reglamentarse.
Desde Izquierda Socialista acompañamos a la familia de Diana durante el juicio y celebramos la condena a cadena perpetua por travesticidio. Fue triunfo de la movilización de las organizaciones sociales, políticas y de la diversidad sexogenérico que, junto al movimiento de mujeres, viene avanzando en su organización y masividad, tal como se vivió el pasado 8M, que se suma al logro que significó la liberación de Higui, el año pasado. Este jueves 28 de junio vamos a participar de la tercera marcha nacional contra los travesticidios y transfemicidios que en Buenos Aires será de Plaza de Mayo a Congreso a las 18. Solo luchando y en las calles lograremos nuestros derechos.
Escribe Malena Zetnik
La histórica vigilia realizada entre el 13 y el 14 de junio en apoyo a la legalización del aborto dejó bien claro que las mujeres estamos dispuestas a conquistar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Ahora viene la pelea para que se apruebe el proyecto en la Cámara de Senadores, que ya fijó fecha de tratamiento para el 8 de agosto, después del receso invernal. Es la pelea que estamos dando con Isadora, Izquierda Socialista y todo el Frente de Izquierda, siendo parte de las actividades convocadas por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, como el pañuelazo federal del martes pasado que fue coordinado en más de cien ciudades de nuestro país.
Un millón de personas salimos a las calles en todo el país y pasamos la noche reclamando que se le dé media sanción al proyecto de ley originalmente presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y que llegó a la Cámara baja con algunas modificaciones, como la inclusión de la figura de objeción de conciencia. El entusiasmo de la movilización trascendió fronteras y hoy se están comenzando a activar campañas por la legalización del aborto en Chile, Brasil, Perú y México, entre otros países de la región.
El tenor de los discursos de los diputados ante la votación dejó bien en claro que la media sanción se conquistó gracias a los años de lucha y a los meses en las calles, escuelas, barrios y lugares de trabajo, en donde la marea de pañuelos verdes fue ganando el debate sobre la importancia de que las mujeres puedan decidir sobre sus propios cuerpos y su maternidad, porque el aborto clandestino solo es más muerte para las mujeres jóvenes y pobres.
La fuerza de la vigilia frente al Congreso y en muchísimas plazas del país fue el empuje decisivo para que todos los bloques políticos, desde Cambiemos hasta el kirchnerismo, que desde hace años miran para otro lado frente al reclamo de las mujeres y que están en contra de este derecho fundamental como el de decidir sobre el propio cuerpo, comprendieran que no va a ser fácil sacarnos de la calle sin que logremos nuestro propósito. Así llegamos a la media sanción que se peleó codo a codo con las presiones de la Iglesia. Sin embargo, aún la pelea no está ganada, ya que falta la sanción en el Senado.
Si bien algunos senadores comenzaron a manifestarse a favor de la legalización, lo cierto es que Macri se pronunció “a favor de las dos vidas” o sea a favor del aborto clandestino, al igual que muchos senadores de Cambienos y del PJ y cerca de un 30 por ciento no se han pronunciado y se avizoran varias maniobras desde los diferentes bloques. Por ejemplo, la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, ya ha puesto en marcha un intento de dilación del tratamiento del proyecto al girarlo a cuatro comisiones. A su vez, las clínicas privadas asociadas a la Iglesia Católica, como la de la Universidad Austral, entre otras, ya han solicitado que el proyecto incluya la objeción de conciencia institucional para rechazar los derechos de las mujeres. Cabe señalar que, de aprobarse el proyecto, pero con modificaciones, debería volver nuevamente a Diputados alejando así la posibilidad de que el aborto legal sea ley.
En este marco, tenemos que ser enfáticas: todas las maniobras de Cambiemos, el PJ y demás bloques políticos son intentos claros de cerrar las posibilidades de la legalización. Por eso consideramos que es fundamental seguir en las calles. Ante las presiones del papa Francisco y los sectores privados que solo quieren controlar la vida de las mujeres y lucrar con nuestra salud, debemos responder siendo millares nuevamente en los pañuelazos, debates y vigilias. ¡Queremos el aborto legal ya!