"Mató a su mujer frente a sus hijos y prendió fuego la casa", "Las muertes por aborto aumentaron el 51,1% en el país", "Mujeres de Pilar crean un foro para luchar contra la violencia obstétrica en hospitales y salas del distrito", "Su marido la prendió fuego y la echaron del empleo por faltar" son sólo algunos de los cientos de títulos que muestran que en la sociedad capitalista todos somos objetos. Para peor, al capitalismo lo complementa la cultura patriarcal que percibe a las mujeres como objetos que son propiedad del género masculino. Así, aquellas que no hacen lo que el macho espera, son maltratadas, violadas y hasta asesinadas. Por eso no nos confundamos: los violentos y femicidas no son locos ni enfermos, son perfectamente funcionales a esta sociedad capitalista, machista y patriarcal que necesita a las mujeres dóciles y dominadas para poder explotarlas más.
La violencia y los malos tratos abarcan los ámbitos físicos, psicológicos, simbólicos, sexuales, económicos y/o patrimoniales. La violencia más extrema termina en femicidio (el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres).
El movimiento de mujeres obtuvo un gran triunfo cuando en 2009 se sancionó la ley 26.485: la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollan sus relaciones interpersonales, pero se convierte en poco más que letra muerta cuando no está del todo reglamentada, cuando no propone penas concretas ni apropiadas para los violentos, cuando las medidas que propone no se cumplen y cuando tiene un presupuesto paupérrimo.
Las salidas que los gobiernos nos dan frente a las situaciones de violencia son: llamar a la línea 144 –que está sobresaturada y solo brinda información- y el botón antipánico que raramente funciona adecuadamente pues se activa cuando la mujer ve a su agresor y muchas veces, la llegada de la policía ocurre cuando es demasiado tarde. Otra vez somos las víctimas las que tenemos que estar con miedo, suplicando protección mientras los victimarios gozan de impunidad.
Actualmente sabemos que hay un femicidio cada 30 horas, pero esa cifra sale de los datos que el Observatorio de Femicidios Adriana Marisel Zambrano -La Casa del Encuentro- se recopila en base a los casos que salen en los medios de comunicación, pues ningún gobierno (sea nacional, provincial o municipal) realiza estadísticas sobre el tema.
Estos gobiernos ejercen violencia no sólo al ocultar las cifras, sino que también lo hacen al mantener el aborto en la ilegalidad (por ello las mujeres no podemos decidir sobre nuestros propios cuerpos... ¡sobre cuándo ser madres y cuándo no!). Por eso mueren al menos 500 mujeres por año, siendo la principal causa de muerte de mujeres gestantes. Estos gobiernos ejercen violencia al no garantizarle un abogado gratuito a una mujer en situación de violencia -como lo hicieron con Karina Abregú-, ejercen violencia cuando no atienden a una mujer en un distrito en el que no vive, cuando no se las asiste médica y psicológicamente, cuando no se les garantiza trabajo digno y vivienda segura. Entonces, las víctimas son víctimas una y otra vez y los mismos gobiernos que deberían protegerlas no hacen más que darles la espalda constantemente.
Cuando nos encontramos con una mujer víctima de violencia, lo primero es escucharla, acompañarla y estar presentes. En las parejas, muchas veces la violencia se instala gradualmente a través de un proceso donde los primeros actos como los celos o maltratos verbales son naturalizados hasta por la propia sociedad que dice "te cela porque te quiere" o "algo habrás hecho para que se enoje y reacciona así". Y se reproduce en todas las instituciones por las que atravesamos: en la salud con la violencia obstétrica, en el trabajo con el acoso y la violencia laboral, en los medios de comunicación que nos cosifica como dejándonos solo la opción entre ser la "princesa", la "madre ideal" o la "femme fatale". Por eso nos cuesta reconocerla, rechazarla y denunciarla.
La cultura machista que responsabiliza a las víctimas de los maltratos y vejaciones, refuerza el silencio. Pero es fundamental que rompamos con él como lo demostró el 3 de junio. Desnaturalizar los maltratos en todo ámbito, hablar, denunciar y organizarnos es fundamental para terminar con la violencia. Y solo depende de nosotras. Como lo han demostrado los miles de casos de mujeres que llegaron a la luz, el gobierno no tiene políticas serias para terminar con la violencia (¡invierte 0,80 centavos por mujer!), la policía mayoritariamente revictimiza a las mujeres que denuncian y la justicia patriarcal garantiza la impunidad dejando libres a golpeadores y femicidas mientras que las mujeres quedan indefensas sin ayuda psicológica, sin abogados y sin recursos. Pero esto no es por casualidad ni por desidia. Nos quieren sumisas y disciplinadas porque patricardo es un pilar muy importante del capitalismo para garantizar también nuestra súper explotación de las mujeres. Por eso tenemos que organizarnos como mujeres y como trabajadoras.
Las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda te invitamos a que te acerques, te organices con nosotras y te sumes a nuestras campañas e iniciativas. Solo la organización y la movilización de las mujeres garantizó la libertad de las hermanas Jara, la condena por femicida al asesino de la Trabajadora Social Roxana Iglesias y está acompañando en la búsqueda de justicia a Karina Abregú. Vamos de verdad porque seamos ¡Ni Una Menos!
Hace tres meses un grupo de Mujeres de Izquierda Socialista tomamos contacto con Karina y su familia. Ella se encontraba deprimida en una cama abandonada por la desidia de la justicia y los gobiernos nacional, provincial y municipal luego de sufrir un intento de femicidio por parte de su ex pareja, Javier Albornoz.
Mientras el femicida goza de plena libertad, sigue trabajado y se va de vacaciones, para Karina las cosas son muy distintas. Desde el momento de su internación la empresa Intermedic Sudamericana srl o Staufer SA, para la que Karina trabajaba hacia veinte años, dejó de pagarle el sueldo y seis meses después fue despedida sin ningún motivo. Por estar en negro no se pudo solicitar el seguro de desempleo. Sin obra social y sin sustento económico, comenzó la odisea de su familia para que Karina reciba el tratamiento médico adecuado en lo que es una gran odisea.
Hace tres meses nos pusimos a trabajar con la familia. Entendiendo que Karina tenía una importante necesidad económica, de salud y de justicia, emprendimos la tarea de solicitar la atención a las instituciones del estado que deben asistir y sostener a Karina en su recuperación. Presentamos cartas a los intendentes de Merlo y Malvinas Argentinas. En la Municipalidad de Merlo, tuvimos que pagar para que nos reciban la nota y todavía no tenemos respuesta. Sí nos recibió la Dra. Susana Bagnato, Secretaria de Salud Pública, quien solo nos brindó algunas muestras gratis y con faltante de pastillas de la medicación que Karina necesita. Otra nota se entregó en la Secretaria de Minoridad y Familia de Merlo y no hubo ninguna respuesta.
En el Municipio de Malvinas Argentinas, dos veces ingresamos una nota al intendente y al área de salud. Solo llamó a Karina un asistente administrativo del área de salud quien solicitó las recetas de la medicación para ver si podían conseguirla (!?). Prometieron mandar una asistente social para sondear otras necesidades de Karina, pero nunca llegó.
En el marco de la importante movilización "Ni una menos", tanto los partidos patronales como gobierno nacional salieron a tratar de capitalizar y adjudicarse la lucha de las mujeres que estaban en el Congreso. Primero vino una reunión con el Consejo Nacional de la Mujer que le ofreció a Karina una máquina de coser para "solucionar el problema laboral". Claro que Karina no puede mover adecuadamente los brazos producto de las quemaduras. Luego llegó la citación de Karina y su familia en la Casa Rosada: una gran decepción lamentablemente anunciada. No solo no fue atendida por ninguna personalidad política, sino que tampoco le dieron ninguna ayuda. Solo recibió una cátedra de cómo realizar el trámite del subsidio por incapacidad -trámite ya iniciado por la familia y demorado por la burocracia administrativa- y materiales para que se construya una casa en el terreno de su hermana.
El recorrido de Karina, al que hay que sumarle las denuncias previas al femicida Javier Albornoz por los actos de violencia reiterada, demuestran con claridad la responsabilidad política del gobierno nacional, el gobierno provincial y los gobiernos municipales en la situación actual que está viviendo. No solo hicieron caso omiso a las denuncias previas, sino que ahora revictimizan a Karina negándole la atención en salud adecuada y los medios básicos para sobrevivir dignamente. Otra muestra clara del doble discurso que legitima la impunidad de Albornoz. Pues mientras Karina sigue golpeando puertas, el femicida espera el juicio en libertad y sigue amenazándola de muerte.
Pelear por justicia para Karina es pelear por justicia para otras miles de mujeres. Por eso te invitamos a sumarte a esta campaña de solidaridad a la que ya se sumaron miles de personas colaborando en las alcancías, firmando el petitorio que exige cárcel para Albornoz y atención integral para Karina, y movilizándose próximamente para ponerle fin a la impunidad.
Escriben: Nahuel Fernández y Rosario De Mendieta Conducción del CECSo
Tras la histórica jornada del 3 de junio las mujeres han dado un paso adelante en denunciar a femicidas y violentos. El lunes 8 de junio en la asamblea del centro de estudiantes de Ciencias Sociales de la UBA un grupo de compañeras militantes de la Juventud de Izquierda Socialista denunciaron a Maximiliano Ruiz por acoso, amenazas de muerte y violencia física. A partir de ello surgieron muchas otras estudiantes que denuncian haber sufrido acoso por parte de este violento, incluso hechos que se remiten a muchos años atrás. El denunciado ha llegado al punto de intentar quemar un local de Izquierda Socialista en el barrio de Almagro rompiendo la vidriera y quemando un mueble.
En todo el país, más de 500 mil personas se movilizaron contra la violencia machista, y centenares de miles más replicaron la campaña por las redes sociales. El reclamo fue contra los femicidios, se exigió presupuesto para la atención a las mujeres y se responsabilizó al gobierno nacional, a los gobiernos locales y a la justicia por la impunidad de femicidas y golpeadores.
Escribe: Malena Zetnik
Todos al Congreso el 3/6 contra los femicidios
#Ni Una Menos, el gobierno es responsable
Karina Abregú (foto) estará presente en la marcha de este miércoles. Karina es sobreviviente de un intento de femicidio. Su ex marido la golpeó, la roció con alcohol y prendió fuego. Tiene el 55% del cuerpo quemado y fue despedida de su trabajo. Karina exige justicia; cárcel para Gustavo Javier Albornoz; que el estado se haga cargo de su asistencia médica, psicológica y económica, y protección para ella y su familia.
El pre candidato a vicepresidente en la fórmula con Jorge Altamira, Juan Carlos Giordano, será parte de la marcha. Acompañará a Karina y a Mujeres de Izquierda Socialista, junto a decenas de organizaciones contra este flagelo