Mónica Schlotthauer: diputada nacional de Izquierda Socialista/FIT Unidad.
Pablo Almeida: delegado general de ATE Ministerio de Economía y legislador electo de Izquierda Socialista/FIT Unidad.
Rubén "Pollo" Sobrero: secretario general de la Unión Ferroviaria seccional Oeste y dirigente de Izquierda Socialista/FIT Unidad.
Escribe Prensa UIT-CI
11/7/2024. El 11 de julio se cumplieron tres años de las grandes movilizaciones de 2021 con las que el pueblo cubano demostró el descontento contra la política hambreadora que impone la dictadura del Partido Comunista a través del gobierno de Díaz Canel.
Entonces miles salieron a las calles a protestar contra un plan de ajuste del gobierno que se llamó “Tareas de Ordenamiento”. Las consecuencias fue el aumento de la escasez que llevó a que el pueblo cubano hiciera colas interminables para conseguir comida o medicamentos, mostrando el deterioro del servicio de salud, que antes era de primer nivel.
El gobierno de Díaz Canel y el Partido Comunista de Cuba (PCC) dijo que las protestas eran “orquestadas y financiadas desde los Estados Unidos”. Esto no era cierto. Desde ya que el imperialismo quiere utilizar las protestas a su favor. Pero las causas de fondo de las protestas estaban en la política ajustadora aplicada en enero 2021, por el gobierno cubano que profundizó la desigualdad social. Las protestas populares del 11J fueron totalmente genuinas. La gente salió a las calles porque ya no aguanta más la pobreza, el grave deterioro de su nivel de vida. Desde ya que el imperialismo tiene su cuota de responsabilidad en la crisis social cubana por su histórico bloqueo. Pero el bloqueo, que siempre repudiamos y combatimos, es solo un elemento, pero no la causa fundamental de la grave situación social que padece el pueblo cubano.
El bloqueo, instaurado en los años ’60, fracasó por la resistencia del pueblo cubano y el apoyo en el mundo a la revolución cubana. Hoy en día es muy limitado y parcial. Desde hace décadas Cuba tiene relaciones comerciales y políticas con casi todos los países del mundo. Tal es así que desde los años ’90, de la mano de Fidel y Raúl Castro, se fue facilitando la inversión privada extranjera a través de empresas mixtas con las multinacionales, en especial de la Unión Europea y Canadá. El PCC, siguiendo el camino marcado por China, restauró el capitalismo en la isla(1). Esta es la triste verdad. Ese es el verdadero marco económico social que explica el inédito estallido social del 11 de julio de 2021.
Lo que hizo prender la mecha no fue una “conspiración imperialista” sino el brutal ajuste que aplicó el gobierno cubano en enero de ese año. El salario mínimo mensual pasó de 500 pesos (20 dólares) a 2.100 (87 dólares), pero los precios de los alimentos, el gas, la luz y el transporte se incrementaron muy por arriba del aumento salarial. En esos meses se desató una mayor inflación y comenzó la especulación capitalista con el dólar, lo que derivó en una devaluación de hecho que terminó de licuar el salario, ya de por sí miserable. Lo cual produjo una mayor escasez.
Todo esto terminó estallando el domingo 11 de julio en el pueblo de San Antonio de los Baños, a 38 kilómetros de La Habana, y se extendió rápidamente a otras ciudades y a la misma capital. Miles salieron a las calles a reclamar por comida, medicamentos y a repudiar al gobierno y su ajuste.
Desde el 11 de julio de 2021, miles de personas fueron arrestadas y otras tantas judicializadas. Al día de hoy 297 personas están privadas de la libertad, con condenas de varios años de prisión(2). La persecución y el amedrentamiento es una moneda corriente, como sucede con las intelectuales Alina Bárbara López y Hernández y Jenny Pantoja, quienes son encarceladas cuando se movilizan pacíficamente en Matanzas(3).
A pesar de la creciente criminalización, que aún sostiene presos y judicializados a decenas de activistas, intelectuales y artistas; la movilización continúa. El descontento se manifestó en las movilizaciones contra los apagones y la falta de energía eléctrica como sucedió en septiembre y octubre de 2022, luego de cortes de luz de más de 30 horas producto de la falta de inversión y mantenimiento en el sistema eléctrico. En marzo de 2024, y al grito de “corriente y comida”, cientos de mujeres y niños se movilizaron contra la falta de energía y contra los planes hambreadores en Santiago de Cuba y otras localidades como Granma y Bayamo.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) apoyamos la movilización del pueblo trabajador de Cuba y rechazamos la represión de la dictadura. Exigimos la inmediata libertad de todas las presas y presos y la inmediata anulación de los juicios. Llamamos de la más amplia solidaridad internacional con las movilizaciones que, lejos de “ser organizadas por el imperialismo” –como afirma el gobierno para desplegar la represión-, son legítimas expresiones del hartazgo del pueblo cubano que no se está dispuesto a pagar la crisis.
Los socialistas revolucionarios apoyamos el derecho a la movilización y rechazamos la criminalización y represión de la protesta impuesta por el gobierno. Las luchas deben continuar hasta derrotar a la dictadura que, en nombre de un falso socialismo, aplica un ajuste capitalista contra el pueblo trabajador. ¡Libertad ya a los presos políticos!
Como aporte a las enormes tareas de lucha y solidaridad anunciamos la próxima publicación de una segunda edición digital del libro «Cuba 11J. Perspectivas. contrahegemónicas de las protestas sociales», coordinado por el joven historiador Alexander Hall Lujardo(4). Esta nueva publicación será editada de manera conjunta por la red Marx21 (Corriente Socialismo Internacional-IST) y la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI), sumando un artículo sobre el ayer, hoy y mañana de Cuba, de Miguel Sorans y Pablo Almeida, dirigentes de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI(5).
Esta y otras iniciativas son un aporte para la difusión de las luchas sociales en la isla, como así también un aporte al debate para la organización y la construcción de una alternativa política de la izquierda anticapitalista y socialista revolucionaria de quienes hoy buscan derrotar al ajuste capitalista y la represión de la dictadura del partido comunista cubano. Para que la crisis no la paguen los trabajadores, ¡Por el camino del Che Guevara, retomemos la pelea por una Cuba verdaderamente socialista con plena libertades democráticas para el pueblo trabajador!
Referencias:
1 – Ver artículos de Mercedes Petit referidos al tema en Correspondencia Internacional Nº 30 y 31
2 – «Argentina: El FIT-U se reunió con el embajador de Cuba por los presos políticos»
3 – ¡Libertad ya a las intelectuales cubanas Alina Bárbara López Hernández y Jenny Pantoja!
4 – Ver entrevista al autor en “En Cuba existe un colapso energético y una crisis sistémica multidimensional”
5 – Miguel Sorans. Dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores – Cuarta Internacional (UIT-CI). En 1979, integró la Brigada Simón Bolívar, que combatió en Nicaragua, junto a los sandinistas contra la dictadura de Somoza. Encabezó la toma de la ciudad-puerto de Bluefields en la Costa Atlántica. Escribió, junto a Simón Rodríguez Porras, el libro “¿Por qué fracaso el chavismo?”, editorial Cehus. Escribe en El Socialista (www.izquierdasocialista.org.ar) y en Correspondencia Internacional (www.uit-ci.org). Pablo Almeida. Dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina. integrante de la UIT-CI, y Legislador electo en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en la Ciudad de Buenos Aires. Es delegado General de las y los trabajadores del Ministerio de Economía, nucleados en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Como integrante de la UIT-CI formó parte de una delegación en la caravana internacional qué en julio de 2022, desde Costa Rica, intentó ingresar a Nicaragua exigiendo la libertad de las personas detenidas por enfrentar a la dictadura de Daniel Ortega. Siendo legislador en 2021 viajó a Cuba para fortalecer los vínculos con distintos sectores de la Izquierda Crítica.
Escribe Adolfo Santos, dirigente de izquierda Socialista/FIT Unidad
Este martes 9 de julio, mientras se desarrollaba el desfile militar organizado por el gobierno ultraderechista que encabeza Javier Milei, el diputado libertario por la provincia de Buenos Aires Agustín Romo, publicó en su cuenta X (ex twitter): “Qué lindo ver un acto patrio con bandas militares, granaderos, el ejército, la fuerza aérea y los héroes de Malvinas. Al fin dejamos atrás los desfiles de travestis, comunistas y faloperos”.
Miente Romo. El desfile fue repudiado por sectores de ex combatientes de Malvinas y organizado por un gobierno que reivindica a Margaret Thatcher, asesina de nuestros soldados en el Atlántico Sur. Y el desfile militar nada tuvo que ver con la lucha por la Independencia de nuestro país, que conmemoramos ese día. Las profundas heridas generadas por la dictadura militar al servicio de una política pro imperialista aún no se han cerrado, ni se cerrarán en cuanto haya genocidas en libertad y sus cómplices civiles no sean también juzgados.
El diputado Romo pretende contraponer un desfile militar a las movilizaciones de importantes sectores populares. Intenta volver a imponer el orden represivo de la dictadura a manifestaciones como las de las y los trabajadores que protestaron contra la votación de la Ley Ómnibus, los paros generales, o la masiva marcha de la comunidad educativa el 23A en defensa de la educación pública. Sus dichos reaccionarios pretenden frenar a las comunidades LGTBI+ que luchan contra la discriminación y por sus derechos o impedir que las desocupadas y desocupados marchen por trabajo y comida. Es un tiro por elevación contra las masivas marchas del 24M.
No es una novedad que los ultraderechistas del gobierno ataquen de forma discriminatoria y ofensiva a quienes no comulgan con sus ideas. Es el método que utilizan para descalificar a quien piensa diferente en la tentativa de callarlo y para deslegitimar toda protesta social. El propio Romo, cuyo único mérito es haber sido divulgador digital de la imagen del ultraderechista Javier Milei, declaró en una entrevista que esa forma de comunicación “sirve para imponer tu candidato o matar al adversario”. O sea, imponer tu idea y acabar con la de tu oponente.
Esta vez, Romo junto al gobierno ultraderechista pretende reconstruir la imagen de unas fuerzas militares desprestigiadas, relacionadas con la represión, desapariciones y muertes, desacreditando las manifestaciones populares que reclaman por derechos sociales, trabajo, comida, salarios y jubilaciones o que se pronuncian contra la discriminación.
Lo de Romo es una muestra, que expresa la postura de un gobierno que ataca permanentemente a la clase trabajadora y sectores populares no solo con insultos y agravios, sino intentando quitar derechos y deteriorando permanente las condiciones de vida. Por eso, es necesaria la más amplia unidad para repudiar de plano las declaraciones de este representante de estas posturas y también para derrotar los planes de hambre y miseria del ultraderechista Milei y el FMI.
Escribe Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista, de Argentina, y de la UIT-CI
En la segunda vuelta de las legislativas del 7 de julio, se produjo la gran sorpresa, la ultraderecha de Marine Le Pen que esperaba ganar las elecciones y pretendía lograr la mayoría absoluta para llegar al gobierno, sufrió una inesperada y contundente derrota electoral. El golpe recibido fue muy grande. En boxeo se diría “cayó a la lona”. Pasó de un primer puesto, de la primera vuelta, a quedar en tercer lugar.
El primer lugar, lo obtuvo la izquierda del Nuevo Frente Popular (NFP), que, según los resultados oficiales definitivos hasta ahora, ha logrado 182 diputados en la nueva Asamblea Nacional, donde tenía 153. En segunda posición quedó la oficialista Ensemble (Juntos) de Emmanuel Macron con 168, muchos menos que los 250 que tenían. Y tercero, el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen, que ya se creían ganadores, con 143 diputados.
De esta forma se les atragantó el festejo a la ultraderecha francesa y mundial. Se le atragantó no solo a Marine Le Pen y su candidato Jordan Bardella, a quien ya veía como primer ministro, sino también a la Meloni de Italia, a los Bolsonaro, Milei, a los fachos de Vox del estado Español, a los de Chega de Portugal y al mismo facho, racista y misógino de Trump.
La alegría se trasladó a miles y miles de trabajadoras y trabajadores y jóvenes que festejaban en las calles de Francia, en especial en la Plaza Stalingrado de Paris, que rememora la gran batalla de la Segunda Guerra Mundial donde empezó a ser derrotado Hitler y el Tercer Reich. Allí estaban la juventud con las banderas palestinas y carteles de repudio al genocidio del estado sionista de Israel. Allí estaban miles de las y los que habían protagonizado las huelgas y marchas masivas, en 2023, contra la reaccionaria reforma previsional de Macron.
Justamente fue su vuelco masivo a votar, lo que dio por tierra el posible triunfo electoral de la ultraderecha. La segunda vuelta tuvo una participación récord de 67,1%.
En las elecciones para el parlamento de la Unión Europea (UE) del 9 de junio, se había expresado un voto castigo a los gobiernos capitalistas, tanto de centro derecha (Macron) como de centro izquierda (la socialdemocracia del estado español o Alemania). Se expresó con una gran abstención y un alto voto equivocado a sectores de derecha liberal (Alemania) y de la ultraderecha (Francia e Italia). En Francia ya se daba como un hecho que la ultraderecha iba a consolidar esa tendencia con lo que se vaticinaba como “triunfo histórico” de Marine Le Pen. Su fracaso dio por tierra con ese pronóstico y mostró que la clase obrera francesa y su juventud combativa y pro palestina, no están derrotadas.
También frenó o relativizó la tendencia electoral hacia la ultraderecha, la elección del Reino Unido del 4 de julio. Allí el Partido Laborista (PL), la centroizquierda inglesa, barrió con 14 años de gobierno de los conservadores herederos de Margaret Thatcher. Fue la derrota electoral más dura del Partido Conservador en su larga historia de gobiernos imperialistas. Sabemos que el Partido Laborista es parte de una centroizquierda que ya ha gobernado al servicio de la burguesía imperialista británica, con Tony Blair, entre otros. Pero lo importantes es que millones de trabajadoras y trabajadores ingleses castigaron a la derecha conservadora con un voto castigo, en este caso al PL, no a una variante de ultraderecha, reflejando en forma distorsionada las grandes huelgas que fueron protagonizando entre 2022 y 2023. En enero del 2024, por ejemplo, se produjo una histórica huelga de médicos.
En Francia el otro gran perdedor, además de la ultraderecha de Le Pen, es Macron y su gobierno de centro derecha, por más que logró salir en segundo lugar. Ya en las europeas y en la primera vuelta, no pasó del 20 por ciento. Pagando así la política antiobrera, antipopular y represiva de su gobierno como la reforma de las pensiones, violencia policial, persecución a los migrantes y apoyo al genocidio de Israel al pueblo palestino.
Desde la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI) también sabemos que muchas y muchos votantes al NFP lo hicieron con la nariz tapada, para parar a Le Pen y a la ultraderecha, Esa coalición de centroizquierda, de izquierda reformista, no es parte de la solución sino del problema, algunos de los miembros que hoy figuran en sus listas han estado en el gobierno o incluso han sido presidentes como François Hollande, del Partido Socialista (PS) gobernó para las multinacionales y los grandes empresarios contra la clase trabajadora. Tal cual lo hacen otros supuestos gobiernos de izquierda como en el estado español el de Pedro Sánchez (PSOE) o el alemán de Olaf Scholz (PS). Por otro lado, los demás integrantes del NFP, junto al PS, como la Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Melenchon, el Partido Comunista (PC) y las direcciones de las centrales obreras, no fueron hasta el final en 2023 en la lucha por derrotar a Macron y su reforma previsional. Se negaron, por ejemplo, a convocar a una huelga general.
Ahora quieren utilizar su triunfo electoral para pactar con Macron ir a un gobierno compartido, reclamando tener el primer ministro. O sea, integrarse a un gobierno capitalista (“cohabitar”). La historia ya ha demostrado, en la misma Francia (con François Mitterrand-PS, presidente de la República Francesa desde 1981 hasta 1995), que los gobiernos de conciliación de clases terminan aplicando los mismos planes de recorte y ajustes contra el pueblo trabajador.
Desde la UIT-CI, como corriente internacional de izquierda trotskista, creemos que la única salida para las y los trabajadores de Francia, es preparase para continuar la lucha y sus movilizaciones. Tanto para derrotar definitivamente el peligro de la ultraderecha como para enfrentar al gobierno de Macron y sus futuros aliados, que seguirán intentando aplicar nuevos ataques al nivel de vida de las masas y la juventud.
Las elecciones no cerrarán la grave crisis política burguesa que existe en Francia. Será imprescindible volver a las movilizaciones en defensa de salarios y de las pensiones, contra las leyes de migración, en defensa de los sectores públicos como la salud y la educación y en defensa del pueblo palestino.
Desde la UIT-CI llamamos al voto crítico, en la segunda vuelta, a los candidatos del NFP para parar a la ultraderecha. Y en las circunscripciones en las que la elección era entre Macron y Le Pen propusimos el voto nulo o la abstención. Estuvimos codo con codo con esos compañeros y compañeras que han salido a las movilizaciones y al voto contra Le Pen y la ultraderecha. Ahora es necesario avanzar hacia la conformación de un reagrupamiento de fuerzas, en especial las que se reclaman del trotskismo, para construir una alternativa política anticapitalista y socialista, tomando la experiencia del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT-U) de Argentina. Una nueva alternativa unitaria, de independencia política de clase, al servicio de las luchas, que levante un plan económico obrero y popular de urgencia ante la crisis y que luche en la perspectiva de un gobierno de los y las trabajadoras.
08/07/2024
Esta semana se realizó una asamblea en el Hospital Mercante de José C Paz en repudio a la persecusión sindical que están sufriendo cuatro integrantes del cuerpo de delegados. Las compañeras Norma Jaime, Paola Trejo, Silvia Mistchenco y el compañero Diego Gonnet fueron sancionados por la dirección del hospital que responde al gobierno de Axel Kicillof. Incluso a Mistchenco y a Trejo las intentan derivar a otro hospital en San Fernando.
Estas cuatros compañeras forman parte de la combativa lista negra de ATE y desde hace años vienen enfrentando el vaciamiento, la desfinanciación y los continuos intentos de municipalizacion del hospital. Además de pelear contra la precarización laboral y por mejoras en los salarios.
Esta es la razón por la cual la dirección kirchnerista del hospital busca descabezar el cuerpo de delegados y aplicar un brutal ajuste en el nosocomio provincial, de la misma manera que Milei ajusta a nivel nacional.
Para ello, cuenta con la complicidad de la burocracia de ATE. Que a nivel nacional no lucha consecuentemente para enfrentar y revertir los despidos en el estado. Y que en José C Paz, sin la presencia de delegados pero con policías, rompió y cambió la cerradura del cuarto gremial y se alineó de forma clara con las políticas de la dirección del hospital.
Desde Izquierda Socialista junto a otras organizaciones del Frente de Izquierda participamos de las asamblea y nos pusimos a disposición para impulsar acciones, movilizaciones, campañas y todo lo que definan, en defensa de las compañeras y compañeros de la lista negra.
•Basta de persecusión a las y los compañeros de la lista negra y cuerpo de delegados del Hospital Mercante.
* Unidad y solidaridad para derrotar a la dirección del hospital en su política persecutoria y antisindical.
* Defendamos la salud pública ante el vaciamiento y ajuste de Milei a nivel nacional, y Kicillof en la provincia de Buenos Aires.
* Plata para salud pública, no para el FMI.