Nov 25, 2024 Last Updated 4:28 PM, Nov 24, 2024

Izquierda Socialista

PST 2 Contratapa imagenEntre mayo de 1973 y junio de 1974 el peronismo tuvo tres presidentes. Con Cámpora se vivió una “primavera” democrática animada,
sobre todo, por la Juventud Peronista, gobierno que, tras 49 días, fue derrocado por un golpe palaciego. Entre julio y octubre hubo un
gobierno interino que abrió el paso a la presidencia de Perón quien la ejerció hasta su muerte.
Fueron trece meses de movilizaciones obreras y populares que denotaban el vigor del ascenso abierto con el Cordobazo. En contraparte, las fuerzas del Gran Acuerdo
Nacional ―los partidos patronales y la burocracia sindical― intentaban enchalecar las luchas con el “Pacto Social”, apoyándose en las esperanzas populares y, también, en la
represión: en Ezeiza se masacra a los que reciben a Perón, el propio Líder insulta y echa a la JP de la Plaza de Mayo y comienzan a actuar las Tres A, que amenazan y
asesinan militantes sindicales y de izquierda.
Este segundo tomo de la Historia del PST describe esos acontecimientos y explica la política de la única organización que supo oponerse al peronismo y, a la vez, enfrentar la política de las corrientes guerrilleras desde una posición de independencia de clase. La política y la importancia del PST suelen ocultarse. Este libro ayuda a esclarecerlas y resulta un aporte fundamental tanto para quienes buscan la verdad como para las nuevas generaciones de luchadores socialistas.

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Historia del PST 2 TAPA

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Este libro del historiador Ricardo de Titto es una muy documentada historia del partido trotskista que se fundó en 1972. Se unificaban el PRT-La Verdad encabezado por Nahuel Moreno y la corriente de Juan Carlos Coral del socialismo. El primer tomo arranca con el Cordobazo de 1969 y culmina con el triunfo presidencial del peronista Cámpora.Este libro del historiador Ricardo de Titto es una muy documentada historia del partido trotskista que se fundó en 1972. Se unificaban el PRT-La Verdad encabezado por Nahuel Moreno y la corriente de Juan Carlos Coral del socialismo. El primer tomo arranca con el Cordobazo de 1969 y culmina con el triunfo presidencial del peronista Cámpora.

Escribe: Mercedes Petit • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Izquierda Socialista invita a la charla presentación del librop organizada por editorial CEHuSEn la abundante producción de libros sobre la década de los setenta es hasta ahora muy escasa la que reconstruye de manera fidedigna y ampliamente documentada la trayectoria y actividad del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Este hecho da cuenta de la importancia de esta publicación, que seguramente dará claridad e información sobre la actividad y trayectoria de la corriente que impulsó hasta su muerte Nahuel Moreno. También será un aporte para el debate serio y documentado en relación a las políticas y metodologías que estaban en juego en aquellos años entre los luchadores y las distintas organizaciones de izquierda y revolucionarias.

Para ubicar esa trayectoria, el primer capítulo presenta un rápido vistazo sobre los orígenes de la corriente del trotskismo que llamamos el “morenismo” desde su fundación en 1943-44.

Develando nuestra historia

Dice el autor en sus palabras iniciales: “Mucho se ha escrito sobre aquellos tiempos [los setenta] pero muy poco −casi nada− sobre el gran partido socialista y revolucionario que, como embrión, se gestó en esos años. Desde una visión interesada, la escuela mal llamada `revisionista´ –toda la historiografía lo es, por naturaleza−en efecto, ha recogido con pompas y redobles el estruendo de las bombas y la magnificencia –o `inteligencia´− de las operaciones guerrilleras elaboradas en el extremo cuidado de la máxima clandestinidad y realizadas por `grupos operativos´, `batallones´ y demás creaciones artificiales que nada tenían que ver con la realidad de los trabajadores que cada mañana concurrían a su fábrica u oficina a marcar tarjeta, cumpliendo con la rutina de su gris trabajo diario.

“Muy otra es `nuestra´ historia. Los militantes de la Juventud Socialista de Avanzada o del PST se ponían contentos con entrar a trabajar a una fábrica grande –recuerdo todavía el grito de un gran amigo cuando, en plena clandestinidad, le llegó el telegrama de `la Mercedes´ para que se presente en la planta de González Catán− o por el hecho de tomar contacto con un dirigente sindical `independiente´ o con un genuino luchador peronista que empezaba a comprar Avanzada Socialista o se acercaba a una charla en el local.

“Era así de sencillo aunque sea difícil de comprender a la distancia. A los `troscos´ no nos movía un pelo el asesinato de un militar, empresario, dirigente político notable o burócrata sindical –ni que fuera el propio Rucci− aunque los detestáramos. Para nosotros no se trataba en absoluto de rencores o vendettas personales. Es más, a veces nos daban mucha bronca esas `acciones´ de `guerra de bolsillo´ que a nada conducían más que a alimentar y pretextar la represión que, por lo común, solía descargarse sobre quienes vivían en el mundo real o en quienes militaban en las fábricas y universidades. Sí, en aquellos años de la primera mitad de los setenta había militantes, como los del PRT-La Verdad y, luego, el PST, que creían en las ideas y el programa, en la política y en los trabajadores, sus acciones, sus huelgas, las asambleas obreras, el debate democrático; y otros, que creían en la eficacia de los `ejércitos´ de pequeños grupos, los secuestros extorsivos y el valor intrínseco de las balas y las bombas porque estaban convencidos de que `el poder nace de la boca del fusil´.”

El glorioso PST y el combate político con el peronismo

Desde sus orígenes, el “morenismo” tuvo un hilo conductor: insertarse en la clase obrera que comenzaba a ser ganada por el peronismo para, combatiendo posiciones oportunistas y sectarias, construir un partido revolucionario. Por eso el autor aclara que el marco fundamental de su obra está dado “por el combate político con el peronismo y todas sus alas (en particular, la encarnada por la Juventud Peronista o el peronismo `combativo´ que promovía el `socialismo nacional´) para luchar por la independencia política de los trabajadores, por la movilización como `el único camino´ –así decía una canción partidaria− y el socialismo con democracia obrera en la Argentina y todo el mundo como objetivo irrenunciable. […] Como dos caras de una misma política de impulsar la organización del activismo para la lucha −y ser animadores de la constitución de un movimiento sindical clasista− y, en otro plano, convocar a formar un polo obrero y socialista, el PST perseguía una sola estrategia: facilitar la organización y movilización independiente de los trabajadores.”

Para eso presenta así su libro: “Este trabajo es, en resumen, un aporte para develar la historia del Partido Socialista de los Trabajadores desde su embrión, el PRT-La Verdad, intencionadamente escondida y disimulada por todas las tendencias historiográficas vigentes. Tampoco de modo alguno intenta hacer las veces de registro único de esa extraordinaria experiencia política y organizativa.” Sepa el lector evaluar si se han cumplido estos objetivos.


1. Historiador y ensayista. Tiene más de veinte libros publicados sobre historia argentina y americana. Algunas de sus obras son La joya más preciada, Yo, Sarmiento y Las dos independencias argentinas. En 2012 escribió la presentación de Método para la interpretación de la historia argentina, de Nahuel Moreno, reeditado por El Socialista.
2. Además de las citas con sus fuentes que están incluidas en el texto, hay un extenso anexo documental que se puede consultar en www.historiadelpst.nahuelmoreno.org
3. Para esa trayectoria véanse los cuatro tomos de El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, coordinados por Ernesto González.


Una campaña electoral clasista y revolucionaria

El libro da cuenta de aquella polémica sobre cómo responder a la “trampa” electoral montada por Lanusse, Perón y Balbín para desviar las luchas obreras y populares iniciadas a partir de 1969 y el Cordobazo. Participando en los conflictos obreros y los “azos”, la militancia logró hacer las miles de afiliaciones a nivel nacional que permitió la inscripción legal del PST. Se pudo así postular electoralmente a dirigentes y activistas obreros y luchadores populares y el lema fue “no vote patrones, ni militares, ni dirigentes vendidos, vote candidatos obreros”.
El principal vocero y orador fue el dirigente socialista y ex diputado nacional Juan Carlos Coral. Recorrió el país hablando sin descanso en actos grandes y pequeños, en todas las tribunas. El libro recuerda su habilidad como polemista serio y afilado para responder en los medios y desarrollar la propaganda partidaria. Hubo en la televisión (en blanco y negro) un programa que impactó. Coral era el entrevistado por el periodista Raúl Urtizberea, de estilo rápido y provocador, que hacía de “abogado del diablo”. Era en horario central y con gran audiencia y se llamaba “El pueblo quiere saber”.
“Sentado en un sillón rotativo, el entrevistado respondía a un panel que lo rodeaba de modo circular. En un momento, una persona sentada a la derecha del que había preguntado antes le formula una pregunta y, para sorpresa de Urtizberea, el ingenioso Coral giró su sillón dando casi una vuelta completa de 360 grados, al revés del sentido de donde estaba el preguntador. El conductor se sorprendió y le preguntó: `Por qué hizo toda esa vuelta, Coral´. Y el candidato del partido, con una sonrisa canchera le respondió: `Es que yo siempre giro a la izquierda´.”

 

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Presentación

20190905 tapa libro chinaPor Reynaldo Saccone*

* Reynaldo Saccone es integrante de Izquierda Socialista. Estudiaba medicina cuando ingresó en 1965 al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) que encabezaba Nahuel Moreno. Colaboró en los periódicos partidarios La Verdad Avanzada Socialista. Durante la dictadura, proscripto el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), participó en organismos de oposición pública al régimen. En los ’80, fue miembro de la redacción de Correo Internacional, que dirigía Moreno. Es parte de la conducción del Sindicato de Profesionales de Salud de la Provincia de Buenos Aires, de cuya fundación participó y del que fue presidente.

 

El 1º de octubre de 1949 triunfaba la revolución en China, el país más poblado del planeta. Ese día, cayó la dictadura de Chiang Kai-shek, sanguinario gobierno del Frente Nacionalista (Kuomintang) y los terratenientes y tomó el poder el Partido Comunista chino. Lo encabezaba Mao Tse-tung, conductor del Ejército Popular de Liberación, y máximo dirigente de una multitudinaria revolución campesina que durante años enfrentó a la dominación japonesa y luego al Kuomintang en una prolongada guerra de guerrillas.

El libro que hoy presentamos trata de este colosal proceso revolucionario, el más importante del siglo XX después de la revolución rusa. No se trata de una historia de la revolución. Es una colección de textos políticos producidos al calor de los acontecimientos con el objetivo de analizar los distintos momentos de aquel proceso y su ensamble con la realidad internacional, destinados a armar programáticamente y a orientar la lucha de los revolucionarios. Una sucinta cronología, permite orientar al lector en la sucesión de hechos fundamentales de la historia del coloso asiático.

El corazón de esta publicación lo constituye La Revolución China e Indochina, el trabajo escrito por Nahuel Moreno en 1967, en pleno desarrollo de la “revolución cultural”, a pedido de Ernest Mandel, quien dirigió la edición del libro 50 Years of World Revolution 1917-1967, An International Symposium, Merit Publishers, New York, 1968.

Moreno no tenía la ventaja del historiador que analiza los acontecimientos post factum, una vez sedimentados. Por el contrario, como dirigente revolucionario debió dar respuesta a los problemas políticos, y aún teóricos, a medida que el desarrollo tumultuoso de esta gran revolución los iba planteando. Entre los nuevos desafíos teóricos que generó el proceso chino no es menor la originalidad del carácter de clase de la revolución. A diferencia de la revolución rusa de 1917, claramente hegemonizada por la clase obrera urbana, la china fue sostenida, y llevada al triunfo por el campesinado. No fue una insurrección urbana con un partido revolucionario a la cabeza y basada en soviets, (organismos democráticos de delegados de obreros, soldados y campesinos), como sucedió en Petrogrado, Moscú y otras ciudades rusas. En China se vivió una prolongada guerra civil, de guerrillas, en el campo, sostenida por un partido-ejército campesino, que concluyó liberando los centros urbanos.

Define también a la dirección maoísta y al Partido Comunista chino como stalinistas por el programa y el régimen político al interior del partido y del país. Por el programa, porque tenían la concepción de la revolución por etapas. Una primera, de unidad con la burguesía “nacional”. Otra, segunda y futura, socialista. Por el régimen político, porque trasladaban la disciplina militar al régimen interno del partido y, por añadidura, al resto de la sociedad. No hubo organismos de democracia obrera. No obstante este doble carácter stalinista, no fueron satélites de la conducción de Stalin y el Partido Comunista de la URSS. La revolución china fue diferente desde su origen con los países del este europeo. Éstos sí fueron satélites de la URSS porque al ser expulsadas las fuerzas del Reich nazi por el Ejército Rojo, la imposición de los nuevos gobiernos y la expropiación de la burguesía se realizaron bajo su directa tutela burocrática.

El triunfo de Mao y el avance hacia la expropiación de la burguesía al calor de la colosal revolución campesina abrió un debate en la IV Internacional. Por un lado, deslumbrado por el éxito revolucionario, el sector expresado por Ernest Mandel y Livio Maitán sostuvo que “quienes encabezan revoluciones triunfantes son revolucionarios”. Minimizaba el carácter burocrático de la conducción de Mao y su política stalinista de unidad con la burguesía y de “socialismo en un solo país”. Capitulaba así ante el maoísmo.

Moreno, en cambio, reivindicó con fuerza la importancia del triunfo y los avances de la revolución socialista por la ruptura con la burguesía y el imperialismo en China, y la novedosa importancia del método de la guerra de guerrillas, pero señaló críticamente el carácter burocrático del maoísmo y las limitaciones surgidas del hecho de ser un proceso campesino. Enfatizó Moreno la ausencia de democracia obrera y que la expropiación de la burguesía no se produjo porque fuera parte del programa del PC chino sino por la combinación del triunfo de la revolución y la situación internacional.20190905 contratapa libro china

La posición de Moreno se completaba criticando el enfoque de los sectarios que, basados en el carácter campesino de la revolución y las limitaciones políticas del programa maoísta, negaban el colosal triunfo que significaba el inicio de la revolución socialista en China.

Moreno, también, estudió otro hecho importante de la lucha de clases en China que fue la llamada “gran revolución cultural”. Se inició unos años después del estallido del conflicto China-URSS y abarcó grandes masas juveniles. Fue alentada por el sector burocrático de Mao, quien la dirigió contra los otros sectores de la burocracia gobernante en una lucha despiadada. Comenzó en 1966 y ya en enero de 1967 se había convertido en una movilización de masas en todo el país de tal magnitud que también comenzaba a involucrar sectores obreros urbanos. Fue entonces que el mismo Mao debió ordenar al ejército que interviniera para terminar con el movimiento. Sin embargo, recién en abril de 1969 éste pudo ser clausurado oficialmente, en ocasión del IX Congreso del Partido Comunista chino.

Moreno polemizó, entonces, con el dirigente trotskista italiano Livio Maitán. Señaló las insuficiencias de la declaración de la IV Internacional (Secretariado Unificado) sobre la “revolución cultural”. Llamó la atención sobre la necesidad de hacer una caracterización de clase exhaustiva del régimen chino. Insistía en que esa grave lucha inter burocrática reflejaba profundas presiones de clase que permitían a la tendencia burocrática de Mao-Lin Piao recostarse en el movimiento de masas para sobrevivir ante el embate de otros segmentos burocráticos.

En el último trabajo escrito por Moreno sobre China en Correo Internacional N° 13, en 1985, reseña la derechización del régimen chino y el giro hacia la conciliación con el imperialismo yanqui iniciado por Mao en los años ’70. Con su sucesor Deng   Xiaoping ese giro a la derecha se hará impetuoso y se producirá sin retorno la apertura al capitalismo.

Ese mismo número de Correo Internacional, trae una contribución de Oswaldo Garmendia, Raphael Coat (seudónimo que usé en esa oportunidad) y Eugenio Greco en que se describe el proceso de apertura a las inversiones capitalistas extranjeras y los pasos dados en el restablecimiento de la propiedad privada en el campo y la ciudad. Ese trabajo tuvo el valor de alertar tempranamente sobre el peligro de la restauración capitalista en China. Sostuvimos en ese momento que ésta no era posible sin mediar un aplastamiento político y militar de las masas por sectores burgueses. La realidad contradijo ese aspecto del pronóstico y fue la propia burocracia del PC la que gradualmente restauró el capitalismo.

El trabajo de Miguel Sorans retoma en 2008 la evolución del proceso chino. Ubica los hechos que pavimentan el camino hacia la restauración capitalista, primero y a convertir a China en una gran economía capitalista, después. Dentro de ellos, quizá el decisivo, fue el aplastamiento de las movilizaciones de millones de jóvenes estudiantes y obreros en toda China, con epicentro en la masacre de los miles y miles que ocuparon por más de un mes la plaza Tiananmen, en Pekín en junio de 1989.

Sienta la caracterización del estado chino como capitalista y su régimen como una dictadura asentada en el Partido Comunista. Cuestionando la ideología en boga sobre el progreso de la China capitalista, el trabajo abunda en datos sobre la superexplotación y miseria de las masas chinas, como, asimismo, el control dictatorial de la vida social. Señala también las innumerables luchas obreras y populares que se desenvuelven espontáneamente en todos los rincones. Finalmente, plantea que el futuro de China depende de la repercusión de la crisis económica mundial en el país, y, fundamentalmente del desarrollo de la lucha de clases.

Polemiza con el castro-chavismo, quien ve en China un camino a seguir y un soporte económico a aprovechar. Son quienes denominan “actualización del socialismo” a las medidas de restauración capitalista en Cuba, del “socialismo del siglo XXI” en Venezuela, del “socialismo comunitario” en Bolivia. Hay otro sector que –sin llegar al extremo de decir que es el “socialismo del futuro”– sostiene que China puede actuar como socio comercial, inversor productivo directo y financista en beneficio de los sectores obreros y populares. Sostienen que la alianza con la potencia asiática serviría para contra balancear el peso del imperialismo. Se olvidan del carácter de clase, capitalista, de la dictadura china y, en ese sentido, parte del capitalismo mundial.

En las Tesis Políticas Mundiales de la UIT-CI del 2013, en su capítulo VI, se avanzan en el estudio y definición de China. La restauración ha llevado a China a ser una gran potencia capitalista. Pero, como dicen las Tesis, “(...) la definición de China como país capitalista tiene sus peculiaridades”. Se trata de un fenómeno nuevo y complejo. Empezando por el hecho de que siendo capitalista, está conducido por una dictadura del PC que sigue diciendo que están “desarrollando el socialismo”. Las definiciones que el lector encontrará en los textos más actuales siempre estarán abiertos a nuevas elaboraciones, ya que toda definición puede ser superada por la realidad.

Una de las grandes contradicciones son los datos que muestran que China es la segunda potencia mundial y que, por otro lado, es uno de los más pobres. Tomando en cuenta los datos del PBI suministrados por el Banco Mundial para 2018, vemos que China alcanza los 13.608 billones de dólares, solo superada por los 20.494 billones de los EE.UU. Muy lejos, siguen Japón con 4.971 billones y Alemania con 3.996 billones. Muy distinta es la ubicación de la novel potencia asiática si tomamos en cuenta su PBI per cápita, también correspondiente a 2018. En este último caso, China queda bien atrás. Los EE.UU. alcanzan 62.850 dólares per cápita; Alemania, 47.450 y Japón, 41.340. China apenas llega a los 9470, siendo superada, entre muchos países, incluso por la Argentina que tiene 12.370 dólares per cápita.

Con este libro ofrecemos al lector nuestro enfoque sobre la importancia que tuvo a mediados del siglo pasado el triunfo de la revolución socialista en China, sus enormes logros y su posterior retorno al capitalismo de la mano de la burocracia totalitaria del Partido Comunista.

 

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El lunes 25, los trabajadores de Molino Minetti dentro de la planta, junto a cientos de trabajadores, organizaciones sociales y políticas concentrados en la puerta, impedimos un nuevo intento de desalojo tras horas de tensiones en el marco de un fuerte operativo policial. En la mañana, una importante movilización se había desarrollado en el centro de la ciudad exigiendo la reincorporación de los 150 trabajadores, el pago de las deudas atrasadas y la puesta en funcionamiento de la planta.


Los trabajadores de Molino Minetti, junto a sus familias, vienen resistiendo los atropellos de la patronal y de la justicia y la inacción del Gobierno Provincial desde hace más de seis meses. En la segunda quincena de agosto de 2019 la empresa suspendió el pago de salarios y, tras una prolongada lucha de más de tres meses, en noviembre de 2019 la patronal decidió el despido en masa sin justa causa de todos los trabajadores, sin abonar un solo centavo de lo adeudado.

Desde hace una semana rige un dictamen de desalojo por parte de la justicia patronal de Schiaretti. El jueves pasado, ya habían intentado avanzar con el desalojo de la planta, pero los trabajadores resistieron apoyados por organizaciones sociales y políticas. De este modo, la única acción concreta llevada a cabo por el Estado ha sido el aval de la justicia a las maniobras de la patronal y la disposición de las fuerzas policiales para cercar la planta en forma desmedida y con el claro objetivo de amedrentar a los trabajadores de Molino Minetti y aleccionar al conjunto de los trabajadores.

El gran ausente en toda esta situación ha sido el gremio que en sus contadas apariciones no aportó ninguna solución o respuesta a las necesidades de los trabajadores. Por el contrario, intentó enfriar el conflicto dándole tiempo a la patronal para continuar con las acciones injustas y arbitrarias que finalmente llevó adelante. Lo mismo sucede con la CGT que mantiene el aislamiento del conflicto.

Hacemos responsable no solo al gobierno de Schiaretti sino también al gobierno nacional de Alberto Fernandez. En un país en donde lo que se discute el problema del hambre, una empresa productora de trigo y harina no tiene ninguna razón para no estar funcionando y produciendo alimento para los millones de argentinos.

Desde Izquierda Socialista, que venimos apoyando a los trabajadores, hacemos un llamamiento al conjunto de las organizaciones de trabajadores, políticas, de Derechos humanos y a los vecinos a fortalecer la presencia en la planta

¡No al desalojo! Cese de la presencia policial en el predio y sus inmediaciones
¡Que la empresa proceda al pago inmediato de todo lo adeudado y restitución de todos los puestos de trabajo! Puesta en funcionamiento de la planta
Que el Gobierno Provincial y el nacional se hagan cargo de solucionar el conflicto
Que el gremio de molineros y el conjunto de los gremios provinciales y nacionales se hagan eco del conflicto llamando desde la CGT a un gran paro nacional y un plan de lucha en apoyo a los trabajadores de Minetti

 

 

 

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