Mientras el presidente Maduro anunciaba un supuesto “ataque” golpista, se aumentaba en 40% el costo del pasaje del transporte suburbano y extraurbano. Ese mismo día se devaluaba la moneda y se adelantaban las vacaciones de carnaval. Por su parte, el aumento de la gasolina sería inminente, según afirmó el ministro Rodolfo Marco Torres.
Tanto el anuncio del “golpe frustrado” como el adelanto del asueto, son dos maniobras para distraer la atención del pueblo ante medidas profundamente antipopulares, que destruyen aún más los ya menguados salarios de los trabajadores.
No dudamos que en medio de la grave crisis económica, social y política que vive el país, hay elementos marginales aventureros entre las fuerzas armadas y la derecha que tramen alguna aventura golpista. Sin embargo, lo público y notorio es que el gobierno viene aplicando un ajuste sobre la base de acuerdos con Fedecámaras (Cámara de empresarios) y la MUD (la alianza de los partidos de derecha) y que toda la estructura de mando de las Fuerzas Armadas responden al gobierno y tienen a cambio toda clase de privilegios y muchos participación en el festín de la corrupción de los negocios de importación.
Este gobierno, tanto Maduro como Chávez entonces, mientras hablaban de “socialismo”, permitieron que en 15 años importadores y sus socios “boliburgueses” estafaran al estado y al pueblo de Venezuela en cerca de 260 mil millones de dólares a través de importaciones fraudulentas, que las transnacionales ganaran más que nunca en la historia. Ahora instrumenta un plan de ajuste, no contra los que estafaron y vaciaron al país, sino para hacerle pagar al pueblo trabajador las consecuencias terribles de la crisis económica. En un país que, incluso con la baja de los precios del petróleo, tiene inmensos recursos para lograr una buena situación de su población. Pero se lo siguen llevando banqueros, transnacionales, grandes empresarios y los nuevos boliburgueses surgidos del propio gobierno.
M.L.