¿Qué es el patriarcado?
El sistema patriarcal, que lleva miles de años y ha ido cambiando sus formas, es un orden social que disciplina los cuerpos a través de restricciones a la sexualidad femenina, la imposición de la elección heterosexual y la apropiación del trabajo productivo y reproductivo de las mujeres. No obstante, ha sido tradicionalmente invisibilizado en tanto sustrato que legitima la dominación de lo masculino sobre lo femenino. Se consolidó cuando surgieron las primeras sociedades de clases y se constituyó la familia monogámica. A la mujer como objeto-propiedad del varón, se le asignaron tareas exclusivas de crianza de los hijos y limpieza de la casa, mientras que el varón-propietario guardó para sí el ejercicio de la vida económica y política. Por eso, actualmente, desde temprana edad, a las mujeres se les enseña a ser pasivas, mansas, bellas, amables y a bajar la cabeza, para que nos puedan insultar, manosear, golpear, violar y hasta matar, sin que ello resulte sorprendente o, incluso, repudiable.
¿Y el capitalismo?
Vivimos en un mundo capitalista y eso significa que la sociedad está dividida fundamentalmente en dos clases, los trabajadores (asalariados) por un lado y los capitalistas (empresarios, banqueros, etcétera) por otro. Es decir, los explotados y los explotadores, respectivamente. Reconocer esa división antagónica de la sociedad nos sirve para colocarnos siempre del lado de los explotados, sin excepción, y para luchar para cambiar esta realidad que lleva a la miseria y a la pobreza a la mayoría de la humanidad.
Pero no sólo luchamos contra la explotación, sino contra todas las formas de opresión y discriminación. Y no sólo porque son injustas, sino porque en el capitalismo, explotación y opresión, se combinan para aplastar doblemente a los oprimidos. Así es como los capitalistas, aprovechándose de las situaciones de opresión, logran aumentar sus ganancias precarizando aún más a los trabajadores oprimidos: por ejemplo, los negros en Estados Unidos, los bolivianos en Argentina y las mujeres en el mundo entero.
En el caso de las mujeres, opresión y explotación se combinan provocando que la mujer, que es oprimida en el hogar, también es explotada como “ama de casa” por su trabajo no remunerado en las tareas de reproducción. Y la mujer que es explotada en el trabajo asalariado -al igual que sus compañeros varones- también es oprimida particularmente recibiendo un menor sueldo, discriminación, acoso laboral, etcétera.
Nuestra pelea es contra el capitalismo y contra el patriarcado
Entonces, los femicidios no son hechos aislados, sino que son una expresión del sistema capitalista y patriarcal que nos necesita dóciles para que seamos dominadas. Los discursos sociales que se han escuchado en estos días como “también matan a los varones” o “las mujeres también son violentas” no son más que parte de los discursos legitimadores de la violencia estructural en la que vivimos y que reacciona cuando las mujeres nos movilizamos y decimos basta.
Las acciones que venimos protagonizando las mujeres en nuestro país y en el mundo entero que vienen creciendo, como las marchas contra los femicidios y la violencia machista #Ni una menos, #Vivas nos queremos, son parte de una oleada de luchas contra esta violencia. Por eso nos preguntamos: ¿los femicidios se terminan solamente con mejores programas sociales de los gobiernos? Claramente, no. Los gobiernos patronales son los principales defensores del sistema capitalista y patriarcal y utilizan todos los medios para perpetrar la situación actual de las mujeres. Por eso no podemos esperar nada de ellos. Como lo ha demostrado la historia de las mujeres, cada avance, cada conquista de nuestros derechos e incluso su sostenimiento como sucede en muchos países con el derecho al aborto, se conseguirá con la movilización permanente de las mujeres. Podemos lograr conquistas parciales como lo han sido el derecho al voto o el divorcio y hoy exigimos presupuesto para las leyes contra las violencias de género, pero tenemos que luchar con rabia hasta lograr nuestra liberación definitiva de toda opresión y explotación contruyendo un mundo socialista.