Dec 26, 2024 Last Updated 8:50 PM, Dec 24, 2024

A 30 años de la masacre de Tiananmen

El 4 de junio de 1989 la dictadura burocrática del PC chino reprimió brutalmente una movilización obrero-estudiantil de masas. Miles murieron y la noticia conmovió al mundo. Desde ese momento se consolidó la restauración capitalista
en China.

Escribe Diego Martínez

La movilización en la plaza Tiananmen fue el punto máximo de rebelión ante las consecuencias de un proceso de deterioro de las conquistas de la gran revolución de 1949 que había empezado hacía tiempo. Desde la década del ‘70 Mao Tse Tung inició contactos con el imperialismo yanqui. A partir de 1978, bajo la conducción del sucesor de Mao, Deng Xiao Ping, esas relaciones se profundizaron y la burocracia aceleró cada vez más el proceso de restauración del capitalismo y penetración imperialista. El pueblo chino empezó a luchar contra sus consecuencias.

El inicio de la resistencia

El descontento ante las medidas procapitalistas comenzó a expresarse en 1985 entre los estudiantes. Luego se extendió a los campesinos y al movimiento obrero. En las ciudades, la liberación de precios deterioraba notablemente los salarios de los trabajadores. Para fines de 1986 se dieron importantes luchas estudiantiles en varios puntos del país. En enero de 1987 fue destituido de su puesto como secretario general del PC Hu Yaobang, impotente frente a la rebelión.

El malestar contra el gobierno, sus reformas capitalistas y la corrupción siguió creciendo. La inflación era de 20%, comenzó el desempleo y la migración a las ciudades de los campesinos desplazados.

Se ponía en marcha una revolución contra la dictadura del régimen estalinista burgués y los avances del proceso de restauración capitalista. Los estudiantes no se movilizaban a favor del capitalismo. Por el contrario, en las marchas sonaba la Internacional y flameaba la bandera roja, insignia del comunismo. Muy pocos creían en el lema “hacerse rico es grandioso”, consigna de cabecera de la burocracia china desde 1978. Se defendían las conquistas sociales obtenidas con la revolución de 1949 pero se repudiaba a la dictadura del PC.

Se pone en marcha la revolución

El 15 de abril de 1989 murió Hu Yao Bang. El día siguiente salieron a la calle masivamente los estudiantes. Pedían por libertad de prensa y democracia. Se formó en Pekín el Sindicato de Estudiantes Autónomo. El sábado 22 de abril, con el funeral de Hu, la movilización se volvió nacional y masiva. El 25 de abril se declararon ilegales a los comités de estudiantes. Pero el 27 se sumaron también miles de trabajadores a las movilizaciones en Pekín, que llegaron a reunir 200.000 personas. Los trabajadores dialogaban con los soldados para que no repriman. Se conocieron datos de enfrentamientos entre los distintos sectores de la burocracia y de disposición de sectores de la tropa a no reprimir. El 9 de mayo, mil periodistas de los órganos oficiales publicaron un petitorio por la libertad de prensa. El 13 de mayo, mil estudiantes comenzaron una huelga de hambre en la plaza de Tiananmen, centro de Pekín. Se fueron sumando de a cientos. Así llegó a que el 17 de mayo, donde se manifestaron en Pekín un millón de personas. En otras veintiun ciudades también hubo movilizaciones. El 18 y 19 de mayo volvió a juntarse otro millón de personas, y se hicieron notar cada vez más las columnas obreras. Marcharon también soldados. Algunos de ellos se negaban abiertamente a reprimir. Así se llega a que, entre el 24 y el 25 prácticamente habían desaparecido las tropas de las calles. Solo quedaban las masas.

La masacre

Para fin de mes la burocracia logró reunificar al ejército y se preparaba para reprimir mientras comenzaba a decaer la movilización. El 2 de Junio, 300.000 personas rodearon de solidaridad a los ocupantes de Tiananmen participando en un festival. En la noche del 3 al 4 la burocracia desató una feroz represión. Por medio de una auténtica masacre lograron desalojarla. Además de los asesinados, mil manifestantes fueron apresados y otros tantos fueron enviados a campos de tortura para ser “reeducados” luego de ser tildados de “contrarrevolucionarios”. Aunque nunca se supo la cifra exacta de muertos en Tiananmen debido a que la burocracia mantuvo ese dato en secreto, cifras extraoficiales hablan de entre 3.000 y 10.000.

La masacre de Tiananmen fue una derrota del movimiento de masas, un golpe contrarrevolucionario que fue utilizado por la burocracia del PC para acelerar a pasos agigantados el retorno del capitalismo en China. En los años posteriores se acabó por completo con la planificación económica estatal, se liquidó el monopolio del comercio exterior, se legalizó la propiedad privada, se privatizó la banca y se creó una nueva burguesía china, con lo cual se consumó la transformación de China en un país y un estado capitalista.

Se despierta un gigante dormido

La contrapartida a esta restauración capitalista fueron las condiciones de superexplotación a que fue sometida la clase trabajadora. Esto fue generando cada vez más bronca, a lo que se sumó la persecución y la censura que subsisten (el uso de internet tiene fuertes restricciones en el acceso a varios portales y redes sociales de uso común en el resto del mundo). Una dictadura estalinista gobierna al servicio del capitalismo más brutal. Es por eso que vienen creciendo las protestas entre los trabajadores contra esta dictadura estalinista que gobierna al servicio del capitalismo más brutal. En 2018 hubo 1.702 huelgas (datos China Labour Bulletin). Después de años de descrédito en el socialismo una nueva generación, todavía minoritaria, vuelve a izar las banderas del marxismo en las universidades.
Los trabajadores y el pueblo chino comienzan lentamente a levantar cabeza después de aquella derrota histórica de hace treinta años. La clase obrera china se convirtió en este lapso en la más numerosa del mundo. Es un gigante dormido que si despierta puede conmocionar al planeta.


China: ¿“socialismo” de mercado?

 

El imperialismo y los grandes empresarios dicen que China hoy es un gran ejemplo de progreso. Hasta sectores de la izquierda mundial ligados al chavismo hablaron hace algunos años del gran país oriental como ejemplo de “socialismo” del siglo XXI.

Nada más alejado de la realidad. En China existe una dictadura sangrienta del Partido Comunista que la transformó en un Estado y un país capitalista en el cual se explota a millones de obreros y campesinos. En el país asiático operan 63.000 empresas transnacionales que convierten a China en el mayor exportador del mundo. Si bien este año su crecimiento económico será sensiblemente menor que el de años anteriores (6,2%) desde el año 2000 China vino creciendo sostenidamente hasta convertirse en el segundo país que produce mayor riqueza en el mundo después de Estados Unidos. Sin embargo cuando dividimos esa riqueza por la cantidad de habitantes (PBI per cápita) encontramos que China se encuentra en el puesto número 74 detrás de República Dominicana (datos FMI 2018). La enorme cantidad de riqueza que producen los trabajadores chinos es apropiada por las transnacionales y por una minoría de multimillonarios chinos. Según la revista Forbes, en 2019 hay 324 chinos que tienen una fortuna que supera los 1.000 millones de dólares. El ranking está liderado por Jack Ma, con 39.000 millones de dólares.

La contracara de estos datos son los 82 millones que viven debajo de la línea de pobreza (datos Banco Mundial 2018), los centenares de millones que no tienen empleo, los que sufren la baja en el nivel de asistencia a la salud y la educación y, fundamentalmente, los centenares de millones de chinos que cobran salarios de hambre.

La apertura salvaje hacia el mercado operada en los años ‘90 permitió la instalación de decenas de miles de trasnacionales industriales que encuentran en China salarios más bajos que en la mayor parte del mundo y con condiciones de superexplotación. Así es que 600.000 trabajadores mueren al año por exceso de trabajo. (www.abc.es, 4/7/2014). Esas multinacionales industriales se nutren del proceso de migración interna. En las últimas décadas centenares de millones de chinos se dirigieron del campo a las ciudades, expulsados por la pobreza, ocasionando que por primera vez en la historia de China desde 2011 la población urbana supere a la población rural. Esos cientos de millones no son trabajadores libres. El gobierno dictatorial del Partido Comunista les impide radicarse con sus familias en las ciudades. No pueden contraer matrimonio allí. Son extranjeros en su propio país. Es por eso que cada “año nuevo lunar” vuelven al campo a ver a sus familias. Mientras tanto duermen en los dormitorios de las grandes fábricas en las que trabajan casi como esclavos, prácticamente sin ningún derecho laboral.

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