La campaña electoral va entrando en sus últimas semanas. El gobierno peronista del Frente de Todos, por lo menos tal lo que muestran las encuestas, no parece levantar luego de la paliza que sufrió en las PASO. Lo que se llamó “el plan platita” no funciona. En realidad, porque resultó una mentira. Se anunció que “se había escuchado el mensaje de las urnas” y que “ahora sí, se le iba a poner plata en el bolsillo a la gente”. No sucedió. Los salarios y las jubilaciones siguen perdiendo, y cada vez más, frente a la inflación. La desocupación sigue siendo un flagelo creciente en los barrios populares. Y la miseria permanece en el escandaloso porcentaje de arriba del 40%. Encima, si hubo alguna modificación en el gobierno tras las PASO, fue la incorporación de impresentables como Juan Luis Manzur o Aníbal Fernández.
En estos últimos días, el Frente de Todos aumentó sus discursos contra el FMI. Ya no sólo lo hizo Máximo Kirchner y La Cámpora. Hasta el propio presidente Alberto Fernández llegó a decir que “no íbamos a arrodillarnos frente al FMI”. Pero se trata de una mentira absoluta. Porque inmediatamente después vimos al presidente de la Nación y sus ministros tomando un avión rumbo a Europa, justamente para “arrodillarse” ante el FMI. Pero el único objetivo de esa gira era, justamente, avanzar con el acuerdo con el Fondo y el mayor ajuste consecuente. Claro que, a la vez, buscaban alguna “foto” o declaración que les permitiera seguir vendiendo espejitos de colores. No lo lograron con el Papa, y ni siquiera fueron recibidos por Joe Biden, que apenas se dignó darle la mano en la cumbre del G20. Finalmente, sacaron de la manga una supuesta inversión extranjera “limpia y ecológica” en hidrógeno verde. Seamos claros: ni generará los puestos de trabajo que se prometen, ni será limpia y ecológica. Resultará, si se llega a poner en marcha, un nuevo negocio al servicio de pulpos transnacionales para saquear nuestra riqueza.
No resulta extraño que, con todo esto, el gobierno esté preocupado porque teme que le costará muchísimo remontar la elección el 14 de noviembre. Y, dentro de esa realidad, está la probabilidad de que vuelva a verificarse una “fuga” de votos por izquierda, hacia el FIT Unidad.
Es que si el gobierno no despierta entusiasmo (más bien lo que prepondera es la bronca), son millones los trabajadores que tampoco ven la salida en Juntos por el Cambio. No solo porque fueron quienes, hasta hace apenas dos años, ajustaron y hambrearon al pueblo. Sus propuestas actuales, con la flexibilización laboral a la cabeza, apuntan a seguir garantizando las ganancias de los grandes empresarios y quitarle derechos a los trabajadores.
El repudio a ambas fuerzas patronales permitió, en las PASO, el crecimiento de expresiones de ultraderecha como Milei en CABA y en menor medida Espert en la provincia de Buenos Aires. Pero el repudio a lo que llaman la casta política se va derritiendo día a día: ya antes, Milei había dicho que Patricia Bullrich no pertenecía a dicha “casta”. Ahora lanzó elogios hacia Macri. No nos debe llamar la atención: apenas pasen las elecciones, Milei y Espert votarán con Juntos por el Cambio y también el Frente de Todos el acuerdo que se cierre con el FMI.
Es por todo esto que resulta muy importante el resultado que logremos obtener como FIT Unidad.
El Frente de Izquierda ya hizo excelentes elecciones en las PASO, disputando la posibilidad de lograr diputadas y diputados en la provincia de Buenos Aires, CABA y Jujuy. Y tuvo muy buenos porcentajes en otras provincias. Posteriormente, realizó una muy buena elección en Neuquén Capital, obteniendo un nuevo concejal.
Por eso tenemos un enorme desafío en estos días que quedan. Hay que seguir peleando el voto en cada lugar de trabajo, estudio, con nuestros familiares, amigos y vecinos. Continuar constituyendo comités de apoyo. Difundir nuestras propuestas y, a la vez, ir creando la “cadena del voto”: que aquel que dice que nos va a votar, salga a decirlo, y a buscar otras personas que también lo hagan. Conseguir fiscales para defender nuestros votos el domingo 14, para lograr que luchadoras y luchadores entren al Congreso y a las legislaturas. Vamos entonces, con Nicolás del Caño, Romina del Plá, Juan Carlos Giordano, Mónica Schlottahuer, Rubén Pollo Sobrero y Graciela Calderón en Provincia de Buenos Aires; con Myriam Bregman, Gabriel Solano, Mercedes Trimarchi, Mercedes de Mendietta y Pablo Almeida en CABA; con Liliana Olivero en Córdoba; con Alejandro Vilca en Jujuy; y con las restantes candidatas y candidatos del FIT Unidad en todo el país.
Después de las elecciones tendremos enormes desafíos. Estará planteado para el pueblo trabajador cómo enfrentar el mayor ajuste que se viene, de la mano del acuerdo con el FMI. Por eso es fundamental fortalecer al Frente de Izquierda Unidad. Lograr que siga habiendo diputadas y diputados de izquierda en el Congreso Nacional y las legislaturas provinciales. Así estaremos más fuertes para dar la pelea, por el futuro de los trabajadores, la juventud, las mujeres y las disidencias. Porque estará planteado más que nunca el dilema: deuda y FMI o salario, trabajo, educación, salud y vivienda.