Tras la primera oleada revolucionaria, inaugurada por la revolución rusa [...] la burguesía y el imperialismo lanzan su contraofensiva política. Incapaces de detener la revolución [...] a través de la democracia burguesa, por métodos pacíficos, la burguesía apela a los métodos de guerra civil para derrotar a la clase obrera. [...] aparece un nuevo tipo de régimen político, antes inexistente: el fascismo en Italia y el nazismo en Alemania.
El fascismo o régimen contrarrevolucionario burgués imperialista se caracteriza por utilizar métodos de guerra civil contra la clase obrera, las masas y su vanguardia. Para hacerlo, forma un movimiento popular contrarrevolucionario amplio, con base en la clase medía y los desclasados, a quienes moviliza y arma contra el proletariado. Cuando llega al poder elimina las libertades políticas y las instituciones de la democracia burguesa. Su objetivo central es aniquilar la democracia obrera y sus organismos: sindicatos, partidos obreros de masas. Pero sólo lo puede lograr terminando también con el conjunto de los derechos e instituciones democrático burgueses: parlamento, partidos políticos, libertad de prensa, etcétera.
[...] Es absolutamente totalitario y reprime despiadadamente toda oposición y toda libertad.. [...] Es una dictadura bárbara, [...] de lo más moderno y concentrado del capitalismo: los monopolios imperialistas. No busca reinstaurar el feudalismo, sino defender el capitalismo imperialista aplastando con métodos de guerra civil la revolución obrera. Es la primera y monstruosa expresión de la inexorable marcha del capitalismo hacia la barbarie si no triunfa el socialismo.
* Extracto de Nahuel Moreno en Revoluciones del Siglo XX, capítulo IX, La contrarrevolución: los nuevos regímenes.