Escribe Federico Novo Foti
En 1890, la II Internacional convocó al 1° de Mayo como jornada de lucha obrera, internacionalista y socialista, exigiendo la reducción a ocho horas de la jornada laboral. La elección de la fecha buscaba reivindicar la huelga del 1° de mayo de 1886 en la que miles de obreros y obreras estadounidenses habían parado cinco mil fábricas con esa consigna. Era también un homenaje a los “mártires de Chicago”, los obreros anarquistas y socialistas ejecutados en noviembre de 1887 como parte de la violenta reacción de las patronales y el gobierno yanqui contra aquella heroica huelga.
En nuestro país, el 1° de mayo de 1890 se reunieron tres mil trabajadores en el Prado Español (barrio de Recoleta). Los oradores, socialistas y anarquistas, tomaron la palabra y reivindicaron la jornada laboral de ocho horas, la prohibición del trabajo infantil y la suspensión del trabajo a destajo, entre otros reclamos. Gigantescas movilizaciones acompañaron los actos del 1° de Mayo en la primera década del siglo XX. En los años ´20 y ´30 el avance de direcciones reformistas en el movimiento obrero, del Partido Socialista, y del estalinista Partido Comunista, fueron transformando el 1° de mayo de una jornada obrera, internacionalista y socialista en un día “democrático”, de apoyo a los gobiernos o sectores patronales “progresistas”.
En 1947, el peronismo en el gobierno oficializó la “fiesta del trabajo y la lealtad”. Un día de festejo, bailes y desfiles. Intentaron barrer la histórica jornada internacional de lucha de la clase obrera por sus reclamos y por el socialismo.
Hoy, en pleno siglo XXI, en nuestro país y en todo el mundo, la lucha del 1° de Mayo sigue vigente. Los planes de ajuste de los sucesivos gobiernos y el FMI, al servicio de los usureros internacionales, el saqueo y las multinacionales, han provocado retrocesos en las condiciones laborales. Las “ocho horas de trabajo, ocho horas de tiempo libre y ocho de descanso” se han perdido para miles de trabajadores precarizados o en negro. Incluso, para muchos en blanco en nuestro país. Pero el movimiento obrero no ha sido derrotado, y sigue dando heroicas batallas en nuestro país y en todo el mundo. Por eso, este 1° de Mayo volveremos a gritar: ¡Plata para trabajo, salario, jubilaciones y mejores condiciones laborales, no para la deuda y el FMI! ¡Qué la crisis la paguen los capitalistas! ¡Por un gobierno de la izquierda y las y los trabajadores! ¡Por el socialismo mundial!