Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Cristina Kirchner publicó un documento de 33 páginas titulado “Argentina en su tercera crisis de deuda”. Miguel Pichetto, el dirigente peronista que gobernó con Macri y ahora formó un bloque parlamentario “amigable” con Milei, lo elogió. Dijo “es un puente hacia el gobierno, a la búsqueda de acuerdos y a la modernidad”. Mientras, sigue el debate sobre la “estrategia” del peronismo de no poner palos en la rueda a Milei.
Muchos opinaron sobre el documento de Cristina. Desde nuestro partido dimos una primera impresión al respecto (ver "Cristina y su documento sobre la deuda externa/¿El peronismo no tuvo nada que ver?"). Es importante seguir sacando conclusiones. Si Pichetto lo reivindica, tiene que llamar la atención a quienes puedan seguir creyendo que el peronismo kirchnerista es una alternativa favorable para el pueblo trabajador y la juventud.
El peronismo pagó la deuda y pactó con el FMI
Cristina señala en su documento que el gran problema de los últimos 40 años es la deuda externa. Estamos de acuerdo. Siempre dijimos que la estafa de la deuda externa que se originó en la última dictadura militar mediante un genocidio es ilegal, ilegítima y fraudulenta. Que esa plata fue para hacer grandes negociados capitalistas y con el FMI. Que es un mecanismo de explotación y dependencia feroz con el imperialismo. Por eso hay que desconocerla y no pagarla. Pero todos los gobiernos hicieron lo opuesto, incluido el peronismo. Cristina lo intenta ocultar.
Cristina solo responsabiliza a la dictadura militar y al macrismo, y salva a Alfonsín diciendo “no supo o no pudo” resolver el tema, cuando fue quien la reconoció sin que hubiera registros contables. Pero desde 1983 la deuda se pagó, incluso en los 28 años en que gobernó el peronismo con Menem, Duhalde, Néstor, Cristina y Alberto Fernández. El kirchnerismo en particular, en lugar de aprovechar la rebelión popular del Argentinazo que impuso el no pago, en sus 12 años de gobierno (2003-2015) pagó de contado al FMI y dejó un endeudamiento de más de 200.000 millones de dólares. Luego, el peronismo de Alberto y Cristina (2019-2023) reconoció el endeudamiento de 45.000 millones dolares de Caputo y Macri y pactó con el FMI.
Cristina le hace guiños a una reforma laboral
Muchos creerán que esto no es cierto. Pero está escrito: “Resulta ineludible discutir seriamente un plan de actualización laboral […] las formas de contratación laboral deben ser revisadas mediante la actualización de los convenios colectivos de trabajo”, señala el documento. Es más, Cristina llama a corregir lo que denomina “privilegios” de dichos convenios, los que se lograron con enormes luchas obreras. Un guiño para las grandes patronales y el gobierno de Milei que intenta avanzar con la flexibilización laboral.
También Cristina llama a debatir sobre “la escuela pública” y las razones por las que “sectores medios y medios bajos hacen un esfuerzo para enviar a sus hijos a escuelas de gestión privada para que tengan clases todos los días”. De esta manera, vuelve a culpar a los paros docentes por la pérdida de clases, cuando los paros son en defensa del salario y contra la destrucción de la escuela pública y las clases se pierden por la falta de infraestructura e inversión de los distintos gobiernos. Recordemos que Cristina viene criticando a la docencia por trabajar solo “cuatro horas” y tener tres meses de vacaciones.
Por otro lado, mientras miles gritan en las marchas “la patria no se vende”, Cristina llama a una “integración de las empresas del Estado bajo una asociación pública y privada virtuosa”, es decir, donde el Estado se hace cargo de las pérdidas y los privados se la llevan en pala. También escribió a favor de un “un régimen de incentivo a las grandes inversiones”, es decir más beneficios y premios para las multinacionales, mineras y petroleras.
¿Reconstruir el peronismo o al Frente de Izquierda?
Un relato periodístico de estos días describe la actuación de la dirigencia peronista de Unión por la Patria, Cristina y Máximo. “Siguen creyendo que no es momento de confrontar de lleno con Milei porque corren el riesgo de que los acusen de poner palos en la rueda”; “Está convencida [Cristina] de que no debe atacarlo porque cree que son los sectores afectados los que deberían ir expresando su descontento. Su hijo, el diputado Máximo Kirchner, piensa de manera similar” (Página12, 12/2). Otros pasajes dan cuenta de que la política de la cúpula peronista es apostar al desgaste de Milei e ir preparando la “estrategia” electoral, viendo quiénes serían las figuras para un recambio en 2027, entre Kicillof, Quintela u otras, entre las cuales se postula también Grabois.
Quieren dar la idea de que hay dos modelos, el de Milei (de ajuste y represión) y el modelo peronista denominado del “campo popular”, como dice en sus columnas semanales Carlos Heller, diputado de Unión por la Patria. Un supuesto modelo de “distribución de la riqueza, inclusión social, Estado presente”, como lo venden, tratando de tapar el desastre del gobierno anterior que generó el caldo de cultivo para la asunción del utraderechista Milei.
El periodista Eduardo Aliverti se pregunta sobre el documento de Cristina: “¿Se diría que Cristina giró a la derecha? ¿En serio? ¿Qué parte nos perdimos de todas las veces que subrayó la construcción de un capitalismo con raigambre industrial y tecnológica?” (Página 12, 19/2).
En resumen: el peronismo pagó la deuda externa, quiere la reforma laboral, le hace guiños a Milei y deja correr su brutal ajuste mientras millones ya hicieron un paro general obligando a que cayera la Ley Ómnibus. Defiende un “capitalismo” supuestamente bueno y eficiente como dice Cristina. Esas son las coordenadas de un peronismo al que llaman a reconstruir, pero todo esto muestra que el peronismo no va más. Por eso hay que superar al peronismo por izquierda fortaleciendo al Frente de Izquierda Unidad, como postulamos desde Izquierda Socialista, para luchar verdaderamente por los cambios de fondo que necesita el pueblo trabajador.