Escribe Juan Carlos Giordano, diputado nacional electo Izquierda Socialista/FIT Unidad
Milei habló recientemente en una cumbre ultraconservadora del Partido Republicano y se sacó una foto con el ultraderechista Donald Trump. En su discurso volvió a hablar “contra el socialismo”. Pero en el mundo no hay socialismo. Hay capitalismo imperialista. ¿A qué se debe entonces semejante falsedad?
Trump alabó a Milei diciéndole “Make Argentina great again” (Haz grande a la Argentina otra vez). A su turno, el presidente argentino, además de repetir su consabido ataque ultrarreaccionario contra “la agenda asesina del aborto” y su negacionismo del cambio climático, se tiró una vez más contra el socialismo. En Davos ya había dicho: “Occidente está en peligro por el avance de las ideas socialistas”. Que el socialismo es “excremento humano”. Ahora cerró su alocución diciendo “No dejen avanzar el socialismo. No avalen la regulación”.
¿Dónde hay socialismo?
Lo primero a aclarar es que en el mundo no hay socialismo, sino que está dominado por el capitalismo imperialista. Todos los países son capitalistas. La ex URSS, los países de Europa del Este, Cuba, China y Vietnam, son capitalistas. En Venezuela no hubo ni hay ningún “socialismo del Siglo XXI”, como mentía Chávez con su doble discurso. China es una dictadura imperialista, a pesar de que el Partido Comunista hable de “un socialismo a la china”. Tampoco hay una Cuba Socialista ya que, mientras el gobierno de la isla habla de “actualización del socialismo”, está aplicando un clásico y brutal ajuste capitalista.
Milei tergiversa. Lo mismo pasa con los grandes medios cuando dicen que Lula, el peronismo kirchnerista o el dictador Ortega en Nicaragua son de “izquierda”. Son defensores del capitalismo. Cristina Kirchner dice que el capitalismo es un “sistema eficiente”.
El verso del “estado opresor”
Milei dijo que el problema de Argentina es que hay “380 mil regulaciones estatales” que traban el sistema económico. El problema no sería el FMI, la inflación, ni la pobreza que creció en su gobierno al 60%, sino un supuesto estado opresor que impediría los logros del capital privado. Pero como ya explicamos en otras notas, en Argentina se privatizó todo en los años ´90 bajo el gobierno peronista menemista que Milei defiende, la deuda externa creció el doble y subió la desocupación.
Milei hace campaña contra un supuesto “estado opresor”, al que llama “socialismo”, con el objetivo de erradicar cualquier traba para facilitar aún más las ganancias de los grandes empresarios y concentrar más la riqueza en grandes grupos económicos, multinacionales y bancos. A eso llama “libertad” capitalista, para que nos sigan explotando.
Cuando Milei dice que la “propiedad privada” es sagrada, se refiere a la propiedad privada de los de arriba, porque la “propiedad” de los ingresos de una jubilada o de un trabajador, por ejemplo, es expropiada cotidianamente, a tal punto que la pérdida salarial y jubilatoria en dos meses de Milei fue la más grande en los últimos treinta años.
O avanzamos al socialismo o se va a la catástrofe
Milei critica a un supuesto socialismo para defender a este sistema capitalista explotador. Dijo en Washington “estamos en el mejor momento de la historia de la humanidad”. Pero precisamente el capitalismo sólo puede ofrecer superexplotación obrera, por un lado, y ganancias fabulosas para una minoría parasitaria de capitalistas por otro.
Sólo hay una alternativa para la clase trabajadora y la humanidad, que es luchar por acabar con el dominio capitalista e imponer un nuevo sistema económico y político. Una Argentina y un mundo socialistas, con plena democracia para el pueblo trabajador, las mujeres, la juventud, el campesinado y el pueblo pobre.
No queda otra si queremos terminar con la miseria, la degradación y desigualdad social, la destrucción ambiental y las guerras, como la invasión criminal de Putin sobre Ucrania o el genocidio del estado sionista israelí contra el pueblo palestino.
Para ello hay que imponer gobiernos de las y los trabajadores y la izquierda, para lograr un mundo sin explotados ni oprimidos, donde la humanidad progrese, haya abundancia para todas y todos, y se conquisten libertades de todo tipo. Para ello, hay que expropiar a los expropiadores.
Empezar a construir el socialismo significa quitarle el poder a las multinacionales, a los terratenientes, a las petroleras, gasíferas y bancos, planificando la economía a escala nacional e internacional en pos de satisfacer las necesidades de millones. Con un régimen de democracia obrera y popular, lo contrario al falso socialismo represor y burocrático que se conoció en la ex URSS con el estalinismo, opuesto a los primeros años de la revolución socialista de Lenin y Trotsky de 1917, conquistando el primer estado obrero y socialista.
Si ponemos los grandes medios de producción, las riquezas y resortes estratégicos en manos de la clase trabajadora, planificando la economía de una forma racional terminando con la anarquía capitalista, empezaríamos a solucionar los grandes problemas de la humanidad.
Se trata de conquistar una Argentina Socialista y abrir las fronteras nacionales para poner las riquezas de toda América Latina en pos de ello. Argentina aportando la carne, la leche y el trigo; Brasil la industria junto con Colombia el café; Venezuela el petróleo; Chile y Perú sus minerales, y así sucesivamente. Liberándonos del FMI y conquistando la Segunda Independencia.
Esta salida de fondo es la que nos guía. Contra los Milei, Trump, Bolsonaro y lo que proponen el peronismo, el chavismo o los denominados gobierno de centroizquierda o de la falsa izquierda.
O se va al socialismo, o vamos a la catástrofe. El capitalismo está en descomposición, pero no va a caer solo. Como señalaba Trotsky, lo vamos a lograr superando la “crisis de dirección revolucionaria”. Es decir, avanzando en construir el partido mundial de la revolución socialista. En eso estamos embarcados desde Izquierda Socialista, como parte de nuestra organización internacional, la UIT-CI, llamando a unir a los revolucionarios para reconstruir la Cuarta Internacional dando pelea por ello.