Escribe Adolfo Santos
Simulando jugar a la guerra, como dos criaturas alucinadas, el presidente Milei y su vice, Victoria Villarruel, se subieron exultantes a un TAM (Tanque Argentino Mediano) durante el desfile militar del 9 de Julio. ¿Qué guerra se imaginan estos representantes de la ultraderecha? Seguro no es contra la entrega del país, ni contra un sistema financiero usurero de los fondos buitres o el FMI, mucho menos para derrotar la pobreza o mejorar las condiciones de vida de las masas populares.
Sus cañones apuntan a los que luchan y resisten contra una inflación que continúa corroyendo los salarios y jubilaciones, a los que claman por empleo en medio de una desocupación creciente, por alimentos y que no están dispuestos a continuar perdiendo derechos ante un gobierno patronal que tiene como una de sus principales “propuestas” el protocolo antipiquetes.
Los gestos militaristas de Milei y su vice son intencionales. Pretenden rescatar unas fuerzas armadas desprestigiadas para ponerlas al servicio de la represión. No es casual la publicación de Villarruel, hija y sobrina de genocidas, en su cuenta X (ex Twitter): “¡Gracias Presidente Javier Milei por darle a todos los argentinos el abrazo con nuestras Fuerzas que hace tanto tiempo necesitábamos!”. Desde Izquierda Socialista decimos, en cambio, que lo que necesitamos es que no haya genocidas en libertad y que sus cómplices civiles también sean juzgados.
El desfile del 9 de Julio no tuvo nada que ver con nuestra Independencia, por eso un sector importante de veteranos de Malvinas no participaron. Repudiaron la admiración de Milei por la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, la misma que provocó el hundimiento del Crucero General Belgrano en el Atlántico Sur, causando la muerte de 323 soldados argentinos.
Milei y Villarruel festejan la exposición mediática que les brindó su patético show. Sin embargo, no pueden ocultar que, a pocos meses de asumir, su gobierno va de crisis en crisis y empieza a perder apoyo. Por eso, subidos a un tanque quieren imponer una imagen: la del orden represivo de la dictadura. Pero las luchas y movilizaciones cada vez le oponen mayor resistencia en una pelea que continúa abierta. Más que nunca necesitamos de la mayor unidad para derrotar los planes del gobierno ultraderechista de Milei.