A 42 años de aquella heroica revolución nos encontramos, en Nicaragua, con un gobierno hambreador y represor del ex comandante Daniel Ortega, que abandonó las banderas de aquella gesta revolucionaria. Reproducimos un artículo Mercedes Petit, dirigente de Izquierda Socialista/UIT-CI, sobre lo acontecido.
Después de 45 días de huelga general y sangrientos combates, el 19 de julio de 1979, Managua quedó en manos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Los restos de la Guardia Nacional escaparon en desbandada hacia Honduras. El dictador Somoza había huido en la víspera.
En Managua el pueblo asaltó los cuarteles de la Guardia Nacional somocista llevándose armas, vehículos y pertrechos.
El triunfo revolucionario conmovió a Centroamérica y todo el continente. Pese al heroísmo y los años de movilización del pueblo nicaragüense, una década después, en medio de una pobreza colosal, el sandinismo perdía las elecciones ante su ex aliada burguesa, Violeta Chamorro. Las enseñanzas dejadas por esta experiencia siguen siendo parte fundamental de los debates sobre la lucha revolucionaria en América Latina.
El triunfo revolucionario
Durante décadas, la dictadura proyanqui de la familia Somoza dominó Nicaragua. A fines de los setenta toda Centroamérica estaba conmovida por el ascenso revolucionario. La lucha antisomocista que encabezaba el FSLN era apoyada en los países vecinos. Y en octubre de 1979 cayó la dictadura de Romero en El Salvador.
Todo el pueblo nica se fue levantando contra la dictadura. En intensos combates, la zona norte (Matagalpa y León) quedó en manos rebeldes semanas antes de la caída de Managua. Allí, desesperado y sanguinario, Somoza hizo bombardear las barriadas obreras. La pelea fue calle a calle. En el frente sur la batalla se concentró en la toma de Rivas. Un país de 2.500.000 habitantes tuvo unos 50 mil caídos.
En su lucha, las masas trabajadoras liquidaron el Estado burgués nicaragüense, aniquilaron su ejército, se armaron parcialmente y comenzaron a ocupar tierras y fábricas, a fundar sindicatos y a ejercer embrionaria y parcialmente un poder político directo. Estaban en muy buenas condiciones para empezar a dar pasos en la construcción del socialismo, con todas las instituciones capitalistas semi o totalmente liquidadas. A partir de aquel 19 de julio de 1979 no había quedado un poder burgués o imperialista dentro de Nicaragua que impidiera el desarrollo multitudinario de los organismos de poder obrero y campesino o el ejercicio de la democracia obrera, y menos aún, que impidiera las expropiaciones y el comienzo de la planificación de la economía. Había que seguir avanzando en la ruptura política y económica con la burguesía y el imperialismo.
Fracasó “el socialismo con los dólares del capitalismo”
La política del FSLN fue la opuesta. Formó el Gobierno de Reconstrucción Nacional (GRN) con los principales representantes de la minúscula burguesía antisomocista. Humberto Ortega comenzó la reorganización de los milicianos armados del FSLN para reestructurar una policía y un ejército burgueses. Las expropiaciones, impuestas por el propio movimiento de masas contra los somocistas, se redujeron al mínimo. Siguió la sumisión al FMI aceptando el compromiso de pagar la deuda fraudulenta de la dictadura.
Los sandinistas tuvieron un apoyo y consejero muy importante. Fidel Castro, siete días después de la toma de Managua, les decía en un célebre discurso en la ciudad de Holguín que “Nicaragua no debía ser otra Cuba” (Juventud Rebelde, 29/7/79). Esta “economía mixta”, fue sintetizada por uno de los comandantes sandinistas, Bayardo Arce, prometiendo “construir el socialismo con los dólares del capitalismo” (La Vanguardia de Barcelona, 31/7/84).
En los ochenta, a pesar de los gestos de buena voluntad de los sandinistas, Reagan montó la invasión “contra”. El heroísmo y movilización del pueblo nica logró derrotarla. Pero la política de conciliación con los empresarios y el imperialismo y de salvaguarda del capitalismo del gobierno sandinista hizo que las condiciones de vida cayeran por debajo de Haití; máxima expresión de miseria continental.
La Brigada Simón Bolívar
La corriente internacional del trotskismo revolucionario liderada por Nahuel Moreno apoyó la lucha antisomocista formando la Brigada Simón Bolívar. Sus combatientes se reclutaron desde Bogotá. Unos pelearon en el Frente Sur dentro de las filas del FSLN, mientras que otros tomaron la ciudad de Bluefields en la costa Atlántica. Muchos fueron heridos y tres murieron en combate.
En agosto de 1979, mientras impulsaban una política independiente de formación de sindicatos, los brigadistas fueron expulsados por los comandantes sandinistas.