May 17, 2024 Last Updated 1:34 AM, May 17, 2024

Izquierda Socialista

Escribe Adolfo Santos

Los burócratas sindicales de la CGT, que no han movido un dedo para defender a los trabajadores frente a las pérdidas salariales, los despidos y las suspensiones, ahora preparan un “gran acto” de apoyo a las políticas del gobierno nacional para el 17 de octubre. El motivo del acto, según los propios burócratas, sería impedir que “la derecha gane las calles” y contrarrestar el impacto de las marchas que este sector viene realizando contra el gobierno del Frente de Todos.

Para ello, el “consejo directivo de la CGT, de forma unánime, decidió que el acto sería virtual”, desde el edificio de la central de Azopardo 802, o sea, a puertas cerradas. El centro de la convocatoria no es para movilizar a los trabajadores contra los ataques del gobierno y las patronales y para exigir la recuperación salarial y la defensa del empleo. Los dirigentes cegetistas anunciaron que esperan la participación de gobernadores, intendentes y legisladores provinciales y nacionales y tener como invitado de honor al presidente Alberto Fernández. Será un acto para respaldar el ajuste del gobierno peronista y los gobernadores.

Es lo opuesto a la gesta del 17 de octubre de 1945, cuando los trabajadores desbordaron las calles iniciando un proceso que, aunque dirigido por un movimiento nacionalista como el viejo peronismo, se resistía a entregar el control de la economía al imperialismo norteamericano y significó el inicio de importantes conquistas por parte de la clase obrera. Hoy, diferente de aquel proceso, apoyar al actual gobierno peronista es apoyar las políticas de ajuste exigidas por el FMI, de sometimiento al imperialismo y sus multinacionales y del saqueo que practican los usureros mediante el mecanismo de una deuda fraudulenta que el gobierno paga a costa del sacrificio del pueblo trabajador.

Una dirigencia sindical al servicio del gobierno y las patronales

Si bien la burocracia sindical y su principal organización, la CGT, nacieron aupadas por el peronismo, que las cooptó para colocarlas al servicio del gobierno y poder controlarlas, nunca como hoy están tan lejos de los trabajadores. Durante toda la cuarentena su actividad se centró en reuniones con las patronales, representadas en la UIA, y con el gobierno. Lejos de exigir el cumplimiento de la legislación que prohibía despidos y suspensiones, pactaron pérdidas salariales con la UIA e iniciaron negociaciones para discutir medidas de flexibilización laboral para “proteger el empleo”, todo bajo la bendición del gobierno peronista.

A cambio de estos “servicios”, se reunieron con el presidente para pedirle una legislación que favorezca el aumento de los aportes para las obras sociales, una de sus principales fuentes de financiamiento. El vicepresidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, ya se manifestó contrario a aumentar el aporte patronal para ese fin. Eso significa que entre la burocracia y el gobierno planean resolver el déficit de las obras sociales desde el bolsillo del trabajador, que ni siquiera fue consultado. Para devolver estos favores, organizan actividades de apoyo al plan del gobierno, como el acto del próximo 17 de octubre, o el “abrazo simbólico a la residencia de Olivos” realizado el sábado 27 por la regional norte de la CGT, con el lema “en defensa de los que nos defienden” y para “evitar que continúen erosionando a este gobierno nacional y popular”. ¡Una vergüenza!

Organizar la lucha para defender el salario y el empleo

Según datos del Indec y de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el segundo trimestre de 2020 la mitad de las personas que tienen trabajo percibieron una remuneración de 27.000 pesos, mientras que el ingreso promedio de los ocupados fue de 31.868 pesos, muy lejos del costo de la canasta familiar básica calculada por ATE/Indec de 72.207 pesos. Un salario que también quedó desfasado de la inflación con una caída de casi 20% si lo comparamos con el segundo trimestre de 2019. También en este período la desocupación subió de forma alarmante ampliando la desigualdad social y los niveles de pobreza e indigencia. Es el resultado de las políticas aplicadas por el gobierno “nacional y popular” que apoya la CGT.

Repudiamos la actitud propatronal de la central obrera y su apoyo al plan de ajuste del gobierno que pretende resolver la crisis haciéndosela pagar a los trabajadores. Necesitamos de forma urgente organizar la lucha por aumento real de salarios, como están haciendo las enfermeras y otros sectores, no como viene negociando la burocracia sindical con sumas fijas a la baja. Junto con el Plenario del Sindicalismo Combativo exigimos la reapertura de paritarias libres para poder recuperar las pérdidas provocadas por la inflación y defender nuestras conquistas. Para eso es necesario romper con el FMI, suspender los pagos de la deuda fraudulenta e imponer un verdadero impuesto a las grandes empresas y fortunas, tal como lo plantea el FIT-Unidad, como parte de un plan económico alternativo para resolver las urgentes necesidades del pueblo trabajador.

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Escribe Mónica Méndez, secretaria de Organización y Finanzas de la Cicop

En todo este período del coronavirus ha quedado demostrado que solo con la lucha hemos conseguido avances en favor de la salud de la población y de nuestra protección individual, obligando a las patronales estatales y privadas a adoptar medidas y mejorar los protocolos de seguridad. Hemos denunciado hasta el cansancio el deterioro de los hospitales y de la salud pública en general, al que han llevado las políticas de los sucesivos gobiernos patronales en favor de los mercaderes de la salud privada. Ese es uno de los principales motivos por los que, a pesar de los tremendos esfuerzos de los trabajadores de la salud, estamos lamentando tantas víctimas.

Consecuentes con esto, necesitamos darle continuidad a las movilizaciones que se vienen realizando en todo el país. Apoyamos la Jornada Nacional de Lucha autoconvocada para el día 1° de octubre. Para fortalecer esa movilización, y las muchas que van a seguirla, necesitamos realizar asambleas en los lugares de trabajo, generando instancias de coordinación locales y nacionales para llevar al triunfo nuestra lucha, que es por el reconocimiento profesional de la enfermería, aumento de salarios, desprecarización laboral, licencia para los trabajadores en riesgo y más presupuesto para la salud. En ese camino, enfrentamos los planes de ajuste ordenados por el FMI aplicados por los gobiernos de Alberto Fernández y de los gobernadores peronistas, radicales y de Cambiemos.

Superamos la barrera de los 700.000 contagios y los 15.000 muertos

La pandemia no da tregua. Aunque las autoridades del gobierno del Frente de Todos informan que en el AMBA las estadísticas muestran una línea de meseta, los números continúan muy altos. Preocupa que no se haya conseguido revertir la curva ascendente, ya que ahora los contagios aumentan de forma alarmante en el interior del país y el sistema de salud está al borde del colapso. Los últimos datos indican que pasamos la barrera de los 700.000 contagios y superamos los 15.000 muertos.

Son números muy altos después de seis meses de una cuarentena prácticamente levantada por el propio gobierno, que insiste en su tesis de que la circulación viral es responsabilidad individual de cada uno. Pero es el gobierno el principal responsable del fracaso de la cuarentena. Permitió junto a las grandes patronales la apertura apresurada de sectores económicos, la mayoría de las veces sin aplicar rígidos protocolos de funcionamiento. También es responsabilidad del gobierno peronista no haber realizado testeos masivos desde el comienzo y el seguimiento de los contagiados para acompañar su evolución, como no dar recursos económicos suficientes a los sectores de trabajadores autónomos y en negro que debieron romper su aislamiento social para garantizar su sustento. Por eso no se consigue invertir la curva.

Estas cifras son peores si consideramos que existen casos que han quedado por fuera de las estadísticas. Es lo que demuestra el “sinceramiento” efectuado por el gobierno peronista de la provincia de Buenos Aires de Kicillof, donde se habían dejado de registrar 3.583 muertos, algo que debería ser actualizado a nivel nacional, lo que seguramente acrecentará el número total de víctimas. Lo grave es que en estos días se han disparado las cifras en el interior, llegando a superar el número de contagios del AMBA. Córdoba, Santa Fe, Salta y Mendoza colocaron el alerta. Por primera vez en un corto período, el interior, con 5.852 positivos, totaliza el 53% de los casos, superando al AMBA, que con 4.480 casos registró el 43% con el sistema de salud colapsado en varias ciudades.

Los trabajadores de la salud muestran el camino

En este marco, el gobierno no hizo todos los esfuerzos suficientes para superar la pandemia y quienes más sufren las consecuencias son los propios trabajadores de la salud. Por eso fue tan fuerte la jornada de lucha desarrollada el 21 de septiembre por el sector de enfermeras y enfermeros. Como muy bien expresó ese día nuestro compañero Pablo Candia, delegado de Cicop del hospital Posadas: “El gobierno privilegia los intereses de las corporaciones privadas de la medicina y a los trabajadores de la salud pública nos deja abandonados [...] El aumento de camas de terapia intensiva no basta, porque faltan recursos humanos para atenderlas […] Denunciamos también que las ART no cuidan la salud de los trabajadores, otorgan el alta a compañeros sin estar recuperados totalmente. Exigimos aumento salarial ya, basta de precarización. Incorporación de personal […]”

La jornada del 21S fue nacional y una importante referencia de la lucha en defensa de la salud pública. Lamentablemente, además de luchar contra las medidas del gobierno nacional y de los provinciales, recibiendo palos como los que nos propinó Larreta, de Cambiemos, en CABA, hemos tenido que enfrentar las traiciones de la burocracia sindical, por eso las luchas han sido autoconvocadas, independientes de los aparatos sindicales burocráticos. Fue el caso de Misiones, donde han tenido que enfrentar a las burocracias de ATE y UPCN, cómplices de la destrucción de la salud pública que apoyan gobiernos que siguen las instrucciones de organismos internacionales como el FMI. En esa provincia, la mayor parte del presupuesto de salud del gobierno peronista va a parar a manos privadas, mientras que la salud pública recibe las sobras, aunque tiene que atender a la mayoría de la población. Por eso una enfermera con veintiocho años de servicio recibe miserables 30.000 pesos de salario y, de conjunto, todavía no cobraron el bono de 5.000 pesos. Ese es el panorama de una de las primeras líneas del combate al Covid-19.

Estamos superando la marca de un millón de muertos por la pandemia en todo el mundo. En su mayoría las víctimas han sido del pueblo trabajador y parte de ellas hemos sido los propios trabajadores de la salud. Junto con el apoyo a la lucha por medidas de asistencia económica para los sectores más vulnerables, un IFE de 40.000 pesos, exigimos un aumento salarial inmediato para el sector de salud que cubra la canasta familiar calculada por ATE/Indec de 72.700 pesos, más medidas de protección personal, licencias para los trabajadores en riesgo y testeos masivos. Y la centralización de todo el sistema de salud, público y privado. Para cumplir con estas demandas exigimos un verdadero impuesto a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa.

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Escribe Alejandro Solis

Tras anunciar, y volver a anunciar, que lo peor de la pandemia ya pasó, las cifras no cerraban y el gobierno de Kicillof tuvo que “sincerar” la dimensión del número de muertos en estos meses. 

El nuevo valor supera las doce mil víctimas fatales, 40% más de las que informaba la semana pasada, lo que modifica también las estadísticas nacionales.

Ahora entran en cuestión todos los números, nacionales y provinciales, donde el Frente de Todos intenta continuar con las acusaciones cruzadas con Larreta, de Cambiemos, sin asumir el error.

Los 3.583 muertos no solo reflejan un problema de conteo o registro, como dicen los ministros, sino que la sensación popular (en el AMBA todos conocemos contagiados), de que los casos son muchos más que los que se comunican, es real.

Al gobierno no le dan los números de la pandemia para seguir sosteniendo la política de los grandes empresarios y las multinacionales de abrir todos los lugares de trabajo sin importar la salud de las y los trabajadores.

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Sigue la lucha por la vivienda en la localidad de Guernica, municipio de Presidente Perón. Miles de familias ocupan terrenos a la espera de una solución al tema habitacional, mientras permanece vigente la orden de desalojo. El lunes 28 se realizó una multitudinaria marcha a La Plata en apoyo a la toma. La tensión aumentó cuando el gobernador Kicillof no los recibió ni propuso alguna solución a través de sus funcionarios para resolver el conflicto.

El gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires, ambos del Frente de Todos, apuntan al desalojo y desoyen el desesperado reclamo por vivienda de parte de sectores socialmente vulnerables. Peor todavía, han determinado un esquema represivo para impedir el ingreso de chapas, maderas, colchones y abrigos, dejando en el mayor desamparo a familias enteras que en los últimos días tuvieron que enfrentar, en condiciones precarias, lluvias y tormentas aumentando su sufrimiento.

Desde Izquierda Socialista y el FIT-Unidad repudiamos estas acciones represivas y violentas por parte de las fuerzas de seguridad de la provincia de Buenos Aires y exigimos del gobierno peronista encabezado por Axel Kicillof una solución inmediata al drama que viven estas familias. Nos sumamos a las crecientes expresiones de solidaridad con esta lucha por acceso a la tierra para los trabajadores y los sectores populares y al amplio programa de movilización que será realizado esta semana, incluyendo “un abrazo solidario y la resistencia pacífica para enfrentar la represión”, que se llevará a cabo entre el miércoles 30 y el jueves 1° de octubre.

Para saber más sobre la situación de esta lucha, El Socialista entrevistó a los compañeros Leandro y Tomás, que forman parte de la toma.

ES–¿Cuál es la situación de la toma?

–Hace seis meses que estamos en esta toma, no dos como dicen en la televisión. La TV está mintiendo bastante. Dijeron que a los policías los golpeamos y les tirábamos piedras, nada que ver con la realidad. Lo que dicen en la TV es cualquier cosa, están editando cualquier cosa, hace dos semanas que no vienen.

ES–¿Cómo tomaron el hecho de que hayan prorrogado el desalojo?

–Lo vemos como un triunfo. Igual hay que seguir peleando, seguro la van a seguir estirando, es un tema político, los terrenos no tienen dueño.

ES–¿Qué expectativas tienen de que  desde la municipalidad, la provincia o del gobierno nacional?

–Todos queremos las tierras, no queremos que nos den plata para que nos vayamos. Lo que queremos es que nos den plazos para pagar los terrenos, que no sea gratis, que nos den una oportunidad, porque es muy difícil acceder a una tierra.

ES–¿Cómo decidieron ser parte de la toma?

–Perdimos el trabajo el año pasado, en una empresa de albañilería. Nos estamos arreglando con changuitas, con el tema de la pandemia se nos hace muy difícil pagar el alquiler y por eso nos echaron del lugar por dos meses sin pagar y tuvimos que instalarnos acá. Hay policías que agarraron terrenos y pagan gente para que se queden.

ES–¿Cómo se organizan?

–Nosotros nos quedamos en los terrenos haciendo ollas populares, merenderos. A los delegados les toca organizar las movilizaciones. Nosotros nos quedamos acá, no tenemos a dónde ir, y si nos sacan vamos a volver al otro día. No somos agresivos, pero si nos atacan vamos a defendernos.

ES–¿Qué opinan del negocio inmobiliario de los countries?

–Solo una parte pertenece a los countries, este sector no tiene papeles. El problema es que no nos quieren de vecinos, priorizan la gente de plata. Encima el gobierno no está haciendo nada, Kicillof dijo que iba a comprar 9 hectáreas solamente para la gente de Guernica, pero no alcanza, somos miles de familias.

ES–¿Tienen trabajo?

–Nada, si salen changas compramos carne para la olla popular y compartimos todo.

Mientras conversábamos con los compañeros Leandro y Tomás se incorporaron a la charla las compañeras Mirna, Mabel y Claudia.

ES–¿Cómo están viviendo la posibilidad de un desalojo violento?

–Estamos pasando momentos difíciles. Con la tormenta del fin de semana a muchas personas se le voló la carpa y a todos nos entró agua, todavía estamos secando. Recibimos donaciones y estamos preocupados de que nos rompan las pocas cosas que tenemos.

ES–¿Qué opinan sobre la postergación de la fecha del desalojo?

–Nos da la esperanza de que ganemos, fue un triunfo, pero hay que ver qué va a pasar. Ahora están con el censo, pero no sé qué opinar. Nos pidieron los números de teléfono y ahora los están usando para llamar a cada uno, individualmente, para apretarnos.

ES–¿Por qué decidieron realizar esta acción?

–Nosotros estábamos viviendo en la parte de atrás de la casa de nuestra mamá, yo tengo tres hijos y ella uno, estábamos en una casita de 6 por 3 donde no podemos construir más. Ponemos dos camas y no hay lugar para nada. Teníamos que incorporarnos a esta lucha porque más adelante los terrenos van a aumentar y no vamos a poder comprar.

ES–¿Cómo ven que en una provincia como Buenos Aires, donde hay tanto espacio desocupado, los trabajadores no puedan acceder a un terreno para construir su vivienda?

–No hay planes de vivienda para la gente que tiene muchos hijos y no tiene un buen salario. Nos tildan que los de las tomas somos vagos y queremos todo de arriba, no es así, nosotros queremos un plan de pago que podamos cumplir. La realidad es que hay una gran demanda de vivienda para la gente humilde y es una deuda pendiente, donde los políticos nunca hicieron nada. Mucha gente se anotó para la vivienda y no tienen nada. Capaz que nos vienen a proponer eso y no cumplen.

ES– Entonces, le reclaman al gobierno que proponga una forma de financiamiento.

–Estamos ilusionados con el lugar, seguro que vamos a pagar porque queremos que sea nuestro, hay mucha gente viviendo acá, es una realidad que no pueden tapar, un plan de vivienda es una deuda de los políticos para los que menos tienen, es un derecho que estamos exigiendo.

ES–¿Cómo se organizan en las movilizaciones?

–Un sector marchó hoy a La Plata, nosotros nos quedamos acá porque hay amenazas de que quieren meter gente con los aprietes.

ES–¿Ustedes están recibiendo algún plan?

–Solamente la asignación universal, yo soy mamá soltera y me sacaron el IFE porque al papá de mi hijo lo pusieron en blanco y me quedé sin ingresos.

ES–¿Tienen confianza de que las autoridades del gobierno les ofrezcan alguna solución?

–Muy poquita, aunque la confianza es lo último que se pierde. Igualmente la gente va a salir y va a volver a entrar. La mayoría estamos de acuerdo en resistir la toma. Con todos los vecinos ya hablamos para quedarnos hasta el final, y si nos sacan volveremos porque no tenemos a dónde ir.

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Escribe Claudio Funes

El déficit habitacional del país alcanza a casi cuatro millones de familias, aproximadamente un tercio de la población. Los sectores más empobrecidos, unos 1,5 millones, necesitan una nueva vivienda. El resto habita en casas con distintos déficits, construidas con materiales inadecuados, sin servicios o en condiciones de hacinamiento. 

La toma de Guernica es una impresionante postal del drama de los sin techo.

Para comprender el problema en su real magnitud debemos hacer cuentas: una vivienda del tipo Procrear, de 51 metros cuadrados (módulo inicial, sistema constructivo tradicional), tiene un costo de 19.861 dólares, más de 2,6 millones de pesos (con dólar ahorro a 132 pesos, 390 dólares el metro cuadrado).

El presupuesto nacional para el año 2021 destina al rubro Vivienda y Urbanismo una suma que supera los 1.165 millones de dólares. Para cualquier trabajador es un monto enorme, fantástico. Pero ubiquemos las cosas en su preciso lugar.

El monto asignado al pago de la deuda externa supera en más de cuatro veces al destinado al rubro Vivienda y Urbanismo.

Como dijimos, las viviendas faltantes son 1,5 millones, para poder construirlas, a 19.861 dólares cada una, se necesitarían 29.800 millones de dólares.

Esto significa que el gobierno del Frente de Todos, en caso de ejecutar el presupuesto y destinarlo totalmente a construcciones, edificaría en 2021 58.657 viviendas. A este paso le tomaría más de veinticinco años poder resolver el gravísimo déficit para la parte de la población más vulnerable.

Esto sin tener en cuenta que “cada año, al menos de 2000 en adelante, la Argentina genera alrededor de 210.000 nuevos hogares, de los cuales 35.000 no llegan a lograr un techo para vivir. Solo para ilustrar, desde 2000, el país generó cada 365 días una ciudad similar al tamaño de Olavarría, que estaría habitada por argentinos sin casa” (La Nación 3/3/18). Y tampoco, al resto de los pobres que hoy habitan en casas con distintos problemas habitacionales como señalamos más arriba.

El gobierno peronista de Alberto Fernández sigue embarcado en confundir al pueblo trabajador y a los sectores populares con su doble discurso. Hace anuncios rimbombantes y no da soluciones al pueblo trabajador.

El 14 de mayo pasado anunció un plan para la reactivación de la economía que abarca la construcción de 5.500 viviendas y el otorgamiento de 200.000 microcréditos para la compra de materiales y la reparación 43.000 viviendas. El denominado “plan Marshall” es un una aguja en un pajar comparado con la magnitud de la catástrofe habitacional.

Los anuncios continuaron. El 5 de agosto, luego de cerrar la negociación con los acreedores internacionales y para refrescar su doble discurso ante las tomas de tierras, Fernández comunicó el relanzamiento del Procrear junto con un plan de acceso al suelo. La nueva etapa prevé otorgar 300.000 créditos para mejoramiento, refacción y ampliación y la construcción de 44.000 viviendas. Procrear se complementará con el Plan Nacional de Suelos, que creará bancos de tierra urbanizada (con servicios) que se venderán para “facilitar” el acceso a la vivienda. Todas medidas para continuar favoreciendo a los grandes propietarios de tierras, los especuladores inmobiliarios y los bancos.

Estos anuncios recuerdan a los de Néstor Kirchner en 2004 y 2005, que prometían la construcción de 420.000 viviendas. Pasados los gobiernos de Néstor y Cristina se construyeron menos de la mitad, 197.986, apenas 15.838 al año, dejando un déficit de 3,5 millones de viviendas. Otra estafa al pueblo trabajador.

Por esto reafirmamos que todos los gobiernos patronales, radicales, peronistas kirchneristas o de PRO, han agravado la crisis habitacional. Todos tienen responsabilidad.

Las tomas en Guernica son producto de la desesperación de gente que no tiene recurso alguno para acceder a un crédito, mucho menos hipotecario. ¿Cómo hacen para comprar un terreno urbanizado y luego construir? No son solo los de Guernica, son millones los que padecen este drama.

En la Argentina existen 4.400 villas o asentamientos, alrededor de 1.600 se encuentran en el conurbano bonaerense. Más de la mitad se formaron antes del año 2000 y casi un cuarto del total son posteriores a 2010. De conjunto, ocupan una superficie total de 330 kilómetros cuadrados, una extensión mayor que la de la Ciudad de Buenos Aires, con 203 kilómetros cuadrados.

A este cuadro le debemos sumar que en el segundo trimestre ya había 1.300.000 trabajos menos, cuatro millones de personas más que se hundieron en la pobreza, que alcanzó el 44,7%, y un millón en la indigencia.

Con este panorama, es evidente que con el Procrear y el  Plan Nacional de Suelos no se les da una solución a los sectores más empobrecidos.

Nuestra propuesta

Para resolver el problema de la vivienda, desde Izquierda Socialista proponemos, en lo inmediato, la utilización de espacios como albergues comunitarios para garantizar el techo a las miles de personas que duermen a la intemperie o en casillas.

También la confiscación de tierras y viviendas ociosas (en CABA hay 138.328 propiedades “ociosas”, 10% del total) de millonarios y su cesión, junto con la entrega de subsidios para la compra de materiales para la construcción.

Como medida de fondo, peleamos por un programa de urbanización y vivienda que dé solución a las casi cuatro millones de familias. ¿Cómo hacerlo?

El FIT-Unidad presentó en el Congreso un proyecto de ley que grava las grandes fortunas de millonarios, terratenientes, multinacionales y bancos. Con este impuesto se recaudarían 15.000 millones de dólares por año, al que se le debe sumar el no pago de los 5.100 millones de dólares de deuda externa, solo en 2021. Son más de 20.000 millones de dólares. Así se podría financiar un plan económico alternativo, obrero y popular. Con los que se podrían construir un millón de viviendas en un año, a los valores arriba explicados (20.000 dólares por unidad).

Sumémosle que, a la resolución de la crisis habitacional, se le sumarían los puestos de trabajo genuinos que se crearían en las propias obras de la construcción de viviendas, más otras, como movimientos de tierra, excavaciones, tendidos de líneas de energía, alcantarillado, redes cloacales y pavimento. Acá está la auténtica salida a la crisis de la falta  de viviendas en nuestro país.

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