Jul 19, 2024 Last Updated 10:06 PM, Jul 19, 2024

Izquierda Socialista

Redacción de Izquierda Socialista y de El Socialista

17 horas de Plaza de Mayo a Congreso y en todo el paIs 

El 8M, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, será el segundo paro mundial de mujeres de la historia. El año pasado fue el primero, inspirado en la huelga de mujeres de 1975 en Islandia por la igualdad de derechos. Ahora nos movilizamos otra vez en más de 50 países para hacer oír nuestros reclamos. Para decirle a los gobiernos capitalistas del mundo que las mujeres trabajadoras y de los sectores populares vamos a resistir las reformas antiobreras y los planes de ajuste.


Tenemos que ser miles en las calles el 8M. Así estaremos en mejores condiciones para reclamar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, tal como lo expresamos con el #Pañuelazo frente al Congreso. Debemos seguir movilizadas contra los femicidios (en Junín hubo una pueblada) y la violencia machista que dio origen al #NiUnaMenos. Tenemos que exigirle a este gobierno que otorgue a la ley 26.485 de erradicación de la violencia hacia las mujeres el presupuesto que necesita. Tenemos que gritar bien fuerte que aparezcan las pibas secuestradas por las redes de trata, que funcionan con total impunidad gracias a la complicidad entre proxenetas, gobierno, jueces y policías.  

Que las centrales sindicales convoquen al paro
Las trabajadoras ganamos 27% menos de sueldo que los trabajadores, somos las primeras despedidas en épocas de crisis y las más afectadas por el trabajo precario, mal pago y en negro. Por estas razones exigimos a las centrales obreras que convoquen al paro general del 8M. Si no lo hacen están debilitando nuestra pelea y serán cómplices del gobierno y los empresarios, verdaderos responsables de la fragilidad de nuestro trabajo y nuestra vida. 
Las mujeres trabajadoras queremos aumento de salario y que cesen los despidos. Peleamos contra la reforma laboral y exigimos que se anule la ley previsional, que afecta a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad como son los adultos mayores, entre quienes somos mayoría las mujeres. 

Marchá con Isadora en todo el país 
Desde Isadora señalamos que Macri y los gobernadores son los responsables de la situación de las mujeres. Por eso impulsamos con toda nuestra fuerza esta jornada de lucha para que sea masiva y con un claro mensaje al gobierno: las mujeres estamos en las calles por nuestros derechos y no vamos a parar hasta conquistarlos.
Apostamos a la construcción de un movimiento de mujeres que sea independiente del gobierno, de los partidos patronales y de la iglesia, enemiga declarada de nuestras libertades.
Te invitamos a que seas parte activa de esta pelea y marches con nosotras. Seamos protagonistas del 8M en una nueva jornada de lucha internacional, antipatriarcal, anticapitalista y anticlerical.

Cuando parecía que la guerra de Siria ya no podía ser peor para una población exhausta, las masacres se están intensificando en todos los frentes. Todas las fuerzas reaccionarias se esfuerzan por destruir cualquier opción de los pueblos a vivir libres del yugo de la dictadura y a ahogar en sangre el sueño de libertad y justicia social que estalló en la revolución de 2011. Con el régimen de Bashar Al Assad restituido y blanqueado gracias al apoyo de sus aliados, Rusia e Irán, y después de haber utilizado los kurdos como fuerza de choque contra Daesh, muestran descaradamente su objetivo: liquidar esta experiencia revolucionaria.

Al norte, hace un mes que Turquía ataca el cantón kurdo de Afrin, ante el silencio cómplice de Rusia, que tiene presencia militar en el enclave y veía con malos ojos el apoyo de Estados Unidos a los kurdos. Tampoco Irán ni Estados Unidos –ni las potencias de la Unión Europea– supuestamente aliados de los kurdos han pasado de pedir al socio de la OTAN “contención”.
[…]

Asimismo, el régimen emprende una brutal ofensiva sobre Idlib y las posiciones que aún no controla en las proximidades de Damasco: Duma y los barrios de Guta Este, sometidos a un asedio feroz desde 2013 y a intensos bombardeos diarios que caen sobre una población exhausta, además del poder totalitario de grupos salafistas como Hay’at Tahir al-sham y Jaish al Islam, que han asesinado y secuestrado cientos de activistas revolucionarios. El régimen y sus aliados bombardean hospitales y en lo que va de año se han registrado ya al menos tres ataques con cloro, cuando se suponía que Al Assad había entregado todo su arsenal químico. Desde mediados de noviembre las 400.000 personas que viven en Guta han sido bombardeadas por tierra y aire diariamente por el régimen y sus aliados. En Idlib y las zonas rurales de Hamma 200.000 civiles han sido desplazados sólo durante el mes de enero. El 20 de febrero se produjo la peor masacre en un bombardeo de Al Assad, con más de un centenar de muertos en un solo día. Y tanto Turquía como Estados Unidos callan sobre las masacres del régimen.

[…] Al igual que condenamos la invasión turca en Afrin, condenamos los ataques del régimen a Guta e Idlib, que supuestamente eran zonas de “des-escalada” según los acuerdos de Astaná, patrocinados por Rusia, Irán y Turquía, que ahora callan sobre las agresiones.

[…] La ofensiva de todos los poderes regionales tiene por objetivo principal acabar de destruir los factores progresivos de la situación: la resistencia al régimen y el pueblo kurdo. En este marco pueden volver a reaparecer los intereses estratégicos por el imperialismo: los del Estado de Israel, que exige también la subordinación de Siria a su dictado en un intento de impedir que crezca la influencia iraní.

Ante este consenso contrarrevolucionario es necesario articular la solidaridad de todos los revolucionarios sirios, sean árabes, kurdos o de cualquier otro grupo, que están contra el régimen de Assad y las potencias regionales e internacionales en apoyo a la lucha por las libertades, la justicia social y los derechos de las minorías oprimidas.

Layla Nassar (Lucha Internacionalista Estado Español)

Nota Completa en www.uit-ci.org

Escribe Simón Rodríguez Porras, Dirigente Partido Socialismo y Libertad • Venezuela

Mientras se profundizan el hambre y la miseria, Maduro convocó a elecciones presidenciales fraudulentas y sigue entregando lo que queda de los recursos venezolanos al capital extranjero.

“Un trabajador me dijo que gana quincenal 200.000 (bolívares), ¿puede hacer un mercado con eso? No. Pero le llega su CLAP (caja de alimentos a precio subsidiado)”. Con estas palabras, Maduro admitía el 16 de febrero lo que todo venezolano sabe: que la mayoría de los salarios son de hambre. En realidad los bonos y alimentos subsidiados, distribuidos mediante mecanismos clientelares, escasamente atenúan la miseria salarial. El salario mínimo es de un dólar diario a la tasa oficial, o 12 centavos de dólar al tipo de cambio paralelo. Un régimen de trabajo semiesclavo. En lo que va del año comienzan a verse protestas obreras, y los saqueos en los barrios populares indican que es posible un gran estallido social, superior a las protestas del año pasado.

El chavismo intenta encubrir la superexplotación y el ajuste inflacionario apelando a una supuesta “guerra económica”, atribuyendo la inflación y la contracción de la economía a una conspiración mundial. Mercenarios intelectuales como el asesor español Alfredo Serrano Mantilla (ligado a Podemos) se cuentan entre los voceros de esta propaganda. En realidad fue el gobierno quien recortó en 80% las importaciones entre 2013 y 2017, para sostener el pago de más de 80.000 millones de dólares de deuda externa. Además, incrementó en proporciones dantescas la masa monetaria para cubrir un déficit fiscal de más del 70%, hundiendo al país en la hiperinflación. De acuerdo con las cifras oficiales, durante 2017 la liquidez monetaria se incrementó 1.485%, y este crecimiento se ha acelerado mucho más en lo que va de 2018. De mantenerse las tendencias de enero, la inflación superaría 150.000% este año.

Este ajuste criminal ha llevado a una contracción de la economía nacional en un 40% en los últimos tres años, empujando a millones de trabajadores a huir desesperadamente a través de las fronteras con Colombia y Brasil. Se ha comprometido incluso la producción petrolera, que ha caído a menos de millón y medio de barriles diarios, menos de la mitad de la producción de hace veinte años. El desastre operativo y la desinversión en la petrolera estatal PDVSA y las empresas mixtas con capitales imperialistas es tal que las operaciones se paran frecuentemente por no haber servicio de comedor. Miles de trabajadores petroleros han renunciado a sus puestos ante la miseria salarial. Sería necesario invertir unos 2.000 millones de dólares para recuperar la producción en alrededor de un millón de barriles diarios, pero el gobierno prioriza el pago de la deuda externa y los subsidios a la burguesía con dólares para importaciones.

Mientras Maduro vocifera que existe un “bloqueo” contra Venezuela, el gobierno ha entregado el 12% del territorio nacional a transnacionales mineras en el Arco Minero del Orinoco, ha impuesto una ley de promoción de inversiones extranjeras a través de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y ha generado un nuevo mecanismo de endeudamiento llamado “Petro”, bono respaldado con los yacimientos petroleros. Más saqueo semicolonial a nombre de un falso socialismo.

La farsa electoral

Maduro empleó los “diálogos” patrocinados por el Vaticano y Estados Unidos con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a partir de 2016 para cooptar, dividir e inmovilizar al bloque opositor patronal. Aprovechando las capitulaciones de la MUD, el gobierno aplastó las protestas populares de 2017 y pasó a convocar tres procesos electorales fraudulentos, y a comienzos de febrero fijó elecciones presidenciales anticipadas para abril. La mayoría de los partidos están proscriptos electoralmente, incluyendo al Partido Socialismo y Libertad (PSL), única organización de la oposición de izquierda que había legalizado una tarjeta electoral. También la mayoría de los posibles candidatos presidenciales opositores están inhabilitados y persisten las condiciones fraudulentas.

En este marco, el gobierno ha iniciado la campaña electoral inflando la retórica patriotera y escalando las confrontaciones discursivas con los países vecinos, particularmente Guyana y Colombia. El gobierno ultraderechista de Trump, a través del secretario de Estado Rex Tillerson, ha planteado que una posible salida a la crisis en Venezuela es un golpe de Estado y la aplicación de sanciones. Sin embargo, la American Fuel & Petrochemical Manufacturers, principal asociación de capitalistas de la refinación petrolera de Estados Unidos, recomendó a Trump en 2017 no aplicar sanciones petroleras a Venezuela por ser el principal proveedor de petróleo de la costa oriental yanqui.

El PSL y la Oposición de Izquierda en Lucha han repudiado la injerencia imperialista, denunciando al mismo tiempo el falso antiimperialismo gubernamental y enfatizando la necesidad de coordinar y cohesionar la lucha fundamental que libra hoy el pueblo venezolano, expresada en más de cien saqueos en el mes de enero: la lucha contra el hambre.

La revolución social triunfante era el pronóstico más importante del Manifiesto. Se haría realidad por primera vez en Rusia en 1917. Era, finalmente, “la conquista del cielo por asalto”, liderada por el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky, con los soviets tomando el poder, expropiando a la burguesía, gobernando con la más amplia democracia para los trabajadores y comenzando a construir una dirección revolucionaria mundial con la III Internacional.

Sin embargo, esas esperanzas se truncaron a los pocos años. Fue el surgimiento del estalinismo, esa burocracia contrarrevolucionaria que deformó al Estado obrero soviético que se había comenzado a construir. A la muerte de Lenin y desplazando primero y expulsando del país después a Trotsky, Stalin ejecutó un brutal proceso de represión que terminó por liquidar físicamente a la vanguardia de luchadores obreros forjados al calor del proceso revolucionario de 1917. Con su utópica y reaccionaria política de colaboración de clases y de “socialismo en un solo país”, el estalinismo terminó echando por tierra todas las conquistas de la revolución, a la vez que frenaba cuanto proceso revolucionario estallaba en el mundo. El estalinismo, y sus “hijos menores” como el maoísmo o el castrismo, además de traicionar innumerables luchas revolucionarias en el siglo XX y construir regímenes dictatoriales de partido único alejados de cualquier principio de democracia obrera, terminaron llevando a los países donde se había expropiado a la burguesía a la restauración capitalista. Quisieron apropiarse del Manifiesto Comunista, pero fueron justamente su negación.

Nosotros, los socialistas revolucionarios que reivindicamos el legado de Lenin y Trotsky, somos los auténticos herederos de aquel programa de 1848.

Escribe Mariana Morena

El 21 de febrero de 1848 se publicó por primera vez en Londres, en forma de folleto, el Manifiesto Comunista, con autoría de Marx y Engels. Europa estaba inmersa en una gravísima crisis económica, que pronto resultó en la primera oleada revolucionaria obrera del Viejo Continente. Desde entonces, siguen plenamente vigentes sus definiciones sobre el sistema económico capitalista imperialista, así como las tareas propuestas a los trabajadores del mundo para terminar con la propiedad privada y la explotación.

“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo.” Con esta frase cargada de dramatismo y muy a tono con el estilo literario de la época, Marx y Engels, dos jóvenes pensadores y dirigentes revolucionarios, daban inicio al Manifiesto del Partido Comunista, escrito en Bruselas por encargo de la organización de obreros alemanes en la que militaban, la Liga de los Comunistas, como programa oficial. Traducido a multitud de idiomas y publicado en tiradas masivas, se convirtió en uno de los ensayos políticos más influyentes de la historia.

Hacia fines de 1847 Europa se hundía en una profunda crisis económica que agravaba las penurias de millones de obreros y campesinos. Mientras, las clases ricas y poderosas temblaban frente a la posibilidad de estallidos que confrontaran el injusto orden social. Precisamente tres días después de su publicación en Londres, el 24 de febrero de 1848, cien mil obreros ganaron las calles de París, levantaron barricadas en toda la ciudad y, apoyados por la Guardia Nacional, jaquearon al rey Luis Felipe forzándolo a abdicar y exigiendo el sufragio universal, la libertad de prensa y la reducción de la jornada laboral.

Las protestas se extendieron más allá del río Rin: a comienzos de marzo estallaron revueltas en Viena y días más tarde en Berlín. La denominada “primavera de los pueblos” también alcanzó a Hungría e Italia, donde los trabajadores se alzaron por libertades democráticas y reformas sociales. Decididos a participar activamente del proceso, Marx y Engels fundaron en Colonia, un importante centro industrial, el periódico Nueva Gaceta Renana, que se publicaría hasta mayo del año siguiente, cuando la ola revolucionaria fue aplastada y se restauró la monarquía absoluta. Marx fue expulsado de Alemania y Engels enjuiciado por delito de prensa. Sin embargo, el programa revolucionario del Manifiesto Comunista atravesó triunfante ese primer ensayo revolucionario  de la clase obrera europea.

Un programa probado por la historia

El Manifiesto desarrolla una serie de ideas “que conservan todo su vigor”, como bien señalaría Trotsky en el prefacio que escribió noventa años después de su primera publicación, a la luz de experiencias revolucionarias posteriores como la Comuna de París de 1871 y la mismísima Revolución Rusa de 1917.

Una de estas ideas es la concepción materialista de la historia, que desterró todas las demás interpretaciones del proceso histórico (como la existencia de dioses o super-hombres que influyeran en el curso de los acontecimientos), y postuló que la historia de las sociedades es la historia de las luchas entre clases. En particular, el Manifiesto desarrolló las líneas generales del funcionamiento del capitalismo (que Marx describiría en forma acabada en El Capital), señalando el rol progresivo de la burguesía en sus inicios, que llevó a un desarrollo de las fuerzas productivas como nunca antes en la historia, pero advirtiendo su tendencia a empobrecer inexorablemente el nivel de vida de los trabajadores. Caracteriza al Estado como “la junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”, confirmando por lo tanto que la democracia creada por la burguesía solo está al servicio de esta clase.

Por esta razón, el Manifiesto sigue postulando que, además de organizarse sindicalmente para pelear por sus derechos como trabajadores frente a los patrones (de quienes los separan intereses de clase irreconciliables), los trabajadores deben organizarse como clase en un partido político, con independencia de todos los sectores burgueses. Ese partido tiene una tarea: tomar el poder del Estado y hacer la revolución socialista que expropie a la burguesía y encamine la transformación socialista de la sociedad. El gobierno de los trabajadores será, entonces, la única y verdadera democracia proletaria, que, junto con el propio Estado, dejarán de ser necesarios al desaparecer las clases.

Por último, y si bien fue escrito antes del desarrollo del capitalismo como sistema imperialista, el Manifiesto enfatiza el carácter internacional de la revolución socialista. Asegura que “los trabajadores no tienen patria”, y que “en resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente.” De más está aclarar la necesidad actual de la lucha de los trabajadores en todos los países y la solidaridad internacionalista en las peleas contra cada uno de los regímenes que oprimen y explotan a los pueblos del mundo.

La herramienta para avanzar con el programa revolucionario

Hoy, en todo el mundo aumentan la pobreza, la desocupación y el hambre, junto con una desigualdad brutal. El 82% de la riqueza mundial generada durante el año pasado fue a parar a manos del 1% más rico, mientras el 50% más pobre –unos 3.700 millones de personas– no se benefició en lo más mínimo. Asimismo, el imperialismo, expresión superior del poder del capitalismo, sigue masacrando pueblos, como actualmente ocurre en Medio Oriente. La propia existencia del planeta está en riesgo debido a la explotación de recursos no renovables y a la contaminación que ocasionan las grandes multinacionales. No queda más que terminar con esta barbarie.

Los socialistas revolucionarios seguimos reafirmando la vigencia del Manifiesto Comunista como programa para la revolución socialista mundial, mientras luchamos por la construcción de una alternativa política independiente para los trabajadores y sectores populares, tanto en cada país como apostando al fortalecimiento de una dirección internacional. “Que las clases gobernantes tiemblen ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!” Seguimos fieles a esta arenga revolucionaria que ilumina la larga y heroica historia de lucha de la clase obrera.

Isadora

Nuestro semanario. En el que te acercamos el reflejo de las luchas del movimiento obrero, las mujeres y la juventud, además un análisis de los principales hechos de la realidad nacional e internacional.

Es una herramienta fundamental para fortalecer a Izquierda Socialista y al Frente de Izquierda.

La suscripción del periódico impreso nos permite también seguir editándolo, ya que nos financiamos con nuestros propios aportes y del de los suscriptos.

 

Suscribite a la versión Impresa

Más Leídos

Asonada militar frustrada en Bolivia

Asonada militar frustrada en Bolivi…

03 Jul 2024 El Socialista N° 585

Pacto de Mayo en Tucumán / Milei firma “el acta de la dependencia”

Pacto de Mayo en Tucumán / Milei f…

08 Jul 2024 COMUNICADOS DE PRENSA

Después de la Ley Bases / Un gobierno en crisis

Después de la Ley Bases / Un gobie…

03 Jul 2024 El Socialista N° 585

Loan: la desaparición que indigna a un país

Loan: la desaparición que indigna …

03 Jul 2024 El Socialista N° 585