Está claro: son los desvaríos de un gobierno que entró en su recta final y hace tiempo se le acabó el recurso del doble discurso. Recordemos cuando habló de “desestabilización” y “golpe especulativo” que supuestamente lo obligaron a devaluar. El tarifazo anunciado por el “marxista” Kicillof ¿también obedece a “un golpe” de las corporaciones? ¿Qué dirán los intelectuales de Carta Abierta?
El “modelo de redistribución de la riqueza” quedó hecho hilachas. La política de cerrar cuanto antes las paritarias bajo un techo salarial del 25% en cuotas, cuando la inflación de este año rondará el 40, prueba que el plan económico está hecho a medida de las grandes patronales. “Es una buena señal que haya un acuerdo con Caló por la importancia de la UOM y por ser el secretario general de la CGT”, dijo Funes de Rioja, presidente de la Cámara de la Alimentación (Copal) y representante de lo más rancio de las patronales del país. El mismo que junto al ministro Tomada y al burócrata que prestó servicios en la dictadura, Gerardo Martínez (UOCRA), representaron “al país” en la reunión de la OIT de este año.
Decir que aumentan las tarifas porque “millones han visto mejorar sus salarios en estos años”, como sostuvo el ministro de Economía, es un cachetazo a toda la clase obrera. Ese tipo de mentiras se produjo la rebelión en Buenos Aires -y paros en varias provincias-, con heroicos 17 días de huelga que, si no fuera por la burocracia de Baradel, hubiera terminado en un gran triunfo (ver páginas 8 y 9).
El gobierno ya no puede encubrir que eligió el camino de profundizar un ajuste ortodoxo, clásico, el mismo que aconseja el FMI para el mundo. Devaluación, bajos salarios, privilegios para las multinacionales (11.000 millones de dólares para “indemnizar” a Repsol), pagos al Club de París, fondos buitres y demás zánganos de la deuda externa, tarifazos, jubilaciones miserables… La lista sigue. Estas son las razones por las cuales el próximo 10 de abril habrá un parazo nacional. Contra Cristina y los gobernadores. Es decir, contra el oficialismo y la oposición patronal. Ya que los Massa, De la Sota, Binner, Alfonsín, Carrió, Sapag, bailan el mismo minué que el gobierno nacional. Están con el ajuste, el robo salarial y en seguir entregando el país a las multinacionales, banqueros, a Chevron, la Barrick y al imperialismo. Todos son socios de un modelo de entrega y corrupción que ahora, para muchos, devela su verdadero rostro. La denuncia de la petrolera imperialista British Petroleum de haber pagado una coima para quedarse en 2007 con la exploración por 40 años del yacimiento Cerro Dragón, que involucra a los “recaudadores” Julio de Vido y al ex gobernador kirchnerista y ahora diputado del Frente Renovador de Sergio Massa, Mario Das Neves, muestra que todos meten la mano en la lata, sean del color que sean. Si a esto le agregamos que el propio Hermes Binner ha dicho “no hay problema que nos comparen con la Alianza” -refiriéndose al gobierno de De la Rúa-Chacho Alvarez-Cavallo echado por el Argentinazo de 2001-, el cuadro se termina de pintar acabadamente. Con estos políticos patronales, sean oficialistas u opositores, no hay salida.
El gobierno apuesta a que siga la “calma cambiaria”, a “bajar las expectativas inflacionarias” y a dar “previsibilidad” a la economía con los techos salariales. Usando a los trabajadores como variable de ajuste. Pero lo que se espera para los próximos meses es más tembladeral, no calma. Especialmente en los reclamos obreros y populares. Por más que los burócratas firmen paritarias entre cuatro paredes o en la Casa Rosada, cada vez se alejan más de sus bases, las cuales, fogoneadas por la inflación y la plata que alcanza cada vez menos, le seguirán escupiendo el asado al gobierno, a las patronales y a los dirigentes traidores. El paro general arrancado por la bronca obrera y popular que crece, el ajuste cada vez mayor del gobierno, la aparición de los despidos y suspensiones como en la Renault de Córdoba, harán que el ascenso de la clase obrera se siga expresando. Con desbordes, organismos que coordinen las luchas, autoconvocados, como ocurrió en docentes bonaerenses. Una dura pulseada que seguirá en todo el 2014. O gana el gobierno, los empresarios y los burócratas sindicales. O ganan los trabajadores, haciendo pagar la crisis a ellos. Esa es la pelea en curso.
En ese sentido el paro general es un gran desafío para todos los trabajadores. Un importante round que hay que ganar desde ahora. La clase obrera nuevamente se va a rebelar nacionalmente ante los salarios de pobreza y el hartazgo de un gobierno que miente para seguir gobernando para las grandes patronales. ¡Llamamos a parar el 10, que el paro sea activo y, fundamentalmente, el inicio de un plan de lucha nacional!
Además, los luchadores y la izquierda tenemos dos desafíos más. Seguir impulsando una coordinación del sindicalismo combativo como lo viene promoviendo el encuentro encabezado por el “Pollo” Sobrero, el “Perro” Santillán y más de 4.000 dirigentes sindicales el pasado 15 de marzo en Atlanta (ver páginas centrales). Y en fortalecer una alternativa política de los luchadores y la unidad de la izquierda con el Frente de Izquierda, como lo venimos impulsando desde Izquierda Socialista. La excelente elección del FIT en Mendoza de este domingo indica que hay un giro electoral hacia la izquierda de amplios sectores de trabajadores y de la juventud. Un indicio que millones no se dejen tragar el verso de los partidos patronales y están apostando a que los cambios del país, esta vez, vengan por izquierda.