La ferroviaria que lucha por el cupo de mujeres maquinistas
Mónica Schlotthauer es la delegada de la Comisión de Mujeres del ferrocarril Sarmiento. Su meta es lograr la presencia femenina en las todas las escalas operarias.
Nota original: http://entremujeres.clarin.com/genero/ferroviarias-maquinistas-cupo_femenino-Monica_Schlotthauer_0_1426657561.html
Si las taxistas ganaron sus paradas en buena ley y las mujeres piloteando aviones o al volante de un colectivo son una realidad (aunque a cuentagotas). Entonces, ¿por qué no pensar en las maquinistas de trenes o "motorwoman"?
Esa es la meta que desde el último 8 de marzo está sonando fuerte en la comisión femenina del tren Sarmiento, el grupo "Mujer Bonita es la que lucha", y que cuenta en cada paso con la mirada de la delegada Mónica Schlotthauer, una de las impulsoras del grupo.
"Mi sueño, y el del resto de "Mujer Bonita...", es que las mujeres tengamos presencia en todos los escalafones de operatoria del tren", dice a Entremujeres esta militante de siempre- como se define- que en 2016 ocupará una banca rotativa como diputada provincial por el Frente de Izquierda.
Con 52 años y ocho en ferrocarriles, cuenta orgullosa que pertenece a la primera camadas de empleadas ferroviarias y que de a poco fue armando con sus compañeras un reducto femenino en un ambiente ocupado en un ciento por ciento por hombres.
"En 2007 empecé a trabajar en la estación Retiro. Yo estaba encargada de limpiar los vestuarios de los guardas y de barrer los andenes en Retiro. Tenía todos los días más de cinco horas de viaje. Pero no me importaba. Sentía que al fin lograba un trabajo seguro", resume con una energía imparable.
Esa tarea también le permitió descubrir el universo que rodea a los trenes. "Tiene un montón de cosas fantásticas. Es una industria, un mundo. Me fascinó conocer cómo se cambian las vías, las señales, los talleres, la atención al pasajero. Yo me crié cerca del tren y eso me da un poco de nostalgia. Como dice la canción de Pappo: yo soy feliz debajo del ferrocarril. Tampoco dejo de pensar que es el medio de transporte más económico y una palanca para el desarrollo del país. Será que de vieja valoro más cosas", completa divertida.
Siempre en movimiento
Hasta ese momento Mónica estaba trabajando en una fábrica textil -con jornadas extendidas a 14 horas y francos rotativos-. Un puesto que había conseguido en 2003, recién llegada al país después de varios años en Venezuela. "Me fui en un bajón argentino, en los 90. Y al poco tiempo me agarró la crisis allá. La pasé muy mal. Tenía que rebuscármelas como pudiera. Había un desabastecimiento total. Para dar un idea, ni siquiera había toallitas higiénicas. Por suerte, una amiga me consiguió un pasaje gratis. Por eso pude volver", resume.
Esos años seguramente la fortalecieron. Y seguramente también le sirvieron para remarcar el interés por defender los derechos de las mujeres que ya tenía claro. "A los 19 años entré a trabajar en un hospital privado y enseguida fui delegada gremial. Ahí me di cuenta de la cantidad de mujeres que tienen que mantener a sus hijos solas y de los abusos que se generan por su situación. Cuando no te queda otra, no te importa no tener francos o pasar días y días en el hospital".
Además, uno de sus orgullos familiares es que su abuela fue delegada textil. "Era recontra peronista. Quedó viuda muy joven y tuvo que salir a trabajar".
Las mujeres copan los trenes
De la primera reunión de mujeres, en 2009, a los últimos encuentros hay casi un abismo. "Eramos 14 chicas. Queríamos hacer un asado, pero nadie sabía. Para el último día nos juntamos 80 y ya tenemos quien prenda el fuego y se ocupe de la carne", compara.
El pedido inicial fue por más capacitación, para acceder a los puestos de las especialidades. La ecuación es más que simple: "si estamos en los cargos más bajos, también tenemos los peores sueldos", argumenta. Las respuestas en contra no tardaron en llegar: les decían que querían privilegios y que las podían arreglar con francos de más (los antiguos "días femeninos"). "Creo que pudimos demostrar que no es eso lo que buscamos".
De a poco, "las mujeres bonitas del tren" sumaron lugares como guardas -una especie de jefas del tren- y banderilleras. Y ya dieron varios pasos para acceder como maquinistas -el trabajo con más responsabilidad y mejor remunerado del escalafón. Hay 22 interesadas y van rebatiendo los argumentos en contra, hasta con denuncias por discriminación en el Inadi. "Nos dijeron que ninguna mujer había pedido ese cargo anteriormente y presentamos el caso de una mujer salteña que hizo juicio y tiene un fallo de la cámara provincial".
El tema del estrés postraumático, por los posibles accidentes, fue la siguiente desventaja presentada desde la conducción. "Pero está demostrado en psiquiatría que no hay diferencias en la recuperación entre hombres y mujeres. Es más, en algunas situaciones la mujer puede disociarse mejor del dolor".
Su sueño, de todas maneras, es seguir en el andén y jubilarse como guarda. "A mí me encanta el contacto con la gente. Eso no lo quiero perder". Y, por supuesto, que las mujeres ferroviarias dejen de ser una excepción.